Capitulo 22
Como si fueran un rayo, ambos subieron a la planta superior irrumpiendo en el cuarto, el rostro de ambos era de completa sorpresa, ni siquiera se estaban moviendo, estaban estáticos.
– ¡Demonios muévanse par de idiotas! ¡Me duele!
– Jeff me duele mucho... creo que van a nacer ahora...
Seguían sin reaccionar, tenían la intención de acercarse, pero ninguno daba más de medio paso.
– ¡Luke!
– ¡Mande señora!
Metiendo la cabeza al cuarto.
– Ve por mi bolso, está en el cuarto de las niñas en casa, toma el de Ali y llévalo contigo, los necesitaremos más tarde, ve en el auto de Nate, Logan ¡Llévanos al maldito hospital porque este par está en shock!
– ¡Gemelos al poder!
Chocaron palmas, golpearon a Nate y Jeff en la cabeza y comenzaron a correr por la casa para seguir mis órdenes. Gracias al golpe que les dieron, ambos reaccionaron acercándose, Jeff me cargó como princesa a duras penas, corriendo escaleras abajo conmigo, Logan ya tenía el auto abierto con el asiento extra extendido para que estuviéramos cómodas, ambas subimos con nuestras respectivas parejas en los asientos y Logan arrancó a toda leche colocando las luces de emergencia para que las personas supieran que algo pasaba.
– ¡Me duele carajo! ¡Me duele! – hiperventilándome– Creo que van a nacer, Jeff... me duele...
Llorando, esto dolía mucho, casi olvido cómo se sentía el dolor de cualquier tipo.
– Tranquila mi amor, pronto llegaremos al hospital, todo saldrá bien – abrazándome desde atrás, iba prácticamente recostada sobre él– todo...
– ¿Crees que eso hace que el dolor se pase? ¡Me duele! Solo me duele y ya, me está matando el dolor ¡Las niñas nacerán prematuras! ¡Dime algo que me tranquilice!
– ¡Idiota! ¿Crees que eso hace que me duela menos? ¡Haces que me duela la cabeza!
A Nate no le iba mejor, ambas estábamos sufriendo bastante, podía sentir que algo quería salir de mí, como cuando quieres ir al baño a hacer del dos, es la misma sensación, pero en vez de que sea por el trasero, esta vez es por delante, y eso me está matando.
– ¿Qué puedo hacer para ayudar? – su rostro de desesperación lo decía todo, no tenía idea de cómo ayudar– solo dame la mano y respira conmigo, como lo vimos en el video.
Se quejó un poco cuando la apreté con fuerza, de todas maneras, respiró conmigo, me dio apoyo y contención, besó mi mejilla repetidas veces susurrando palabras tranquilizadoras en mi oído, casi podría decir que estaba ayudando a distraerme, casi, porque el dolor iba en aumento y las contracciones cada vez eran más seguidas.
– ¡Un doctor! ¡Un doctor! ¡Que va a parir la loca y la loca rubia! ¡Ayuda! ¡Que están histéricas!
Juro por mi madre que golpearé a Logan cuando esté en condiciones, gracias a su espectáculo, las personas rieron de nosotras, pero también, gracias a los mismo, las sillas de rueda volaron hacia nosotras, nos separaron de los chicos y comenzaron a trabajar con nosotras.
– ¿Algo para el dolor?
Me preguntaron viendo el estado en el que me encontraba.
– No... – llorando– bueno, sí, por favor...
Desnudándome a la velocidad de la luz, me pusieron una bata blanca con puntos azules horrible, en segundos estaban inyectándome algo en la vía que no sentí cuando pusieron en mi mano derecha, una cofia en la cabeza, me dijeron que no me preocupara de nada porque mi esposo estaba llenando todos los documentos con mi información personal, entonces, fui llevada de urgencia a pabellón, las niñas nacerían ahora, serían prematuras y cómo son dos, probablemente necesiten cuidados especiales, me aterraba saber que algo pudiese sucederles.
– Jeff, estás aquí – se acercó vestido exactamente igual al doctor, inclusive llevaba una mascarilla cubriendo su boca– tengo miedo, tengo mucho miedo.
Besó mi frente aún con esa cosa puesta.
– Todo saldrá bien, los mejores especialistas están trabajando en ti ahora y estarán preocupados de las niñas en todo momento – acariciando mi cabello– Pronto conoceremos a nuestras niñas.
– Debemos comenzar, señor, póngase de este lado por favor.
Jeff se colocó del lado izquierdo inclinándose levemente para ver entre mis piernas, todos parecían interesados con lo que ahí se veía, su rostro de espanto no me tranquilizó en nada, estoy segura de haberlo escuchado decir "Es gigante" un tanto horrorizado, lo que no ayudaba en nada a mi estrés y miedo.
– Dame la mano.
– Claro cariño.
Acercándose a mí con pasos torpes dándome la mano, la cual apreté con fuerza.
– Es hora señorita, puje.
Hice todos mis esfuerzos, pujé, lloré, grité de la frustración, seguí pujando, seguí cada instrucción soportando el dolor de la mejor forma que sabía, todo valió la pena cuando escuché el primer llanto, agudo y fuerte.
– ¡Es una niña bella y saludable!
Envuelta en una sabanilla verde, se la entregaron a Jeff, el la inclinó hacia mí para poder verla, el pobre lloraba emocionado repitiendo "Eres mi hija, papá está contigo, eres preciosa mi amor" lo que me hizo llorar a mí también, era una escena muy conmovedora.
– Siga pujando señorita, queda una pequeña más, usted puede.
Seguí sus instrucciones a todo lo que podía, estaba agotada, sudada, con un sueño terrible, estuve a segundos de decir "Me rindo" cuando escuché el segundo llanto, esto era un festival de llanto, pero todos parecían emocionados, las bebés estaban bien, yo estaba bien, todo salía malditamente bien.
– Felicidades mamá.
Inclinando mi camilla, acercaron a ambas bebés para poder verlas con detenimiento, ambas eran hermosas, eran una mezcla de mí y de Jeff, una tenía el cabello castaño y tenía sus ojos grises, la otra el cabello oscuro y ojos castaños, eran preciosas, por fin podía conocer a mis bebés.
– Leah y Emma – cargando a ambas besando sus frentes mientras lloraba– Llegaron antes de lo previsto mis pequeñas diabluras.
Jeff se acercó abrazándome completamente emocionado.
– Lo hiciste bien preciosa, lo hiciste muy bien – besando mis labios– gracias por estos dos tesoros, muchas gracias...
– Retrataremos el momento – cubriéndome de cintura para abajo con las sabanas– miren a la cámara.
Felices y sonrientes, con nuestras bebés en mis brazos, nos fotografiaron, pronto nos entregarían las copias.
– Ahora señorita debemos sacar la placenta y asegurarnos de que las bebés reciban sus vacunas, pesarlas, medirlas, un chequeo completo, su marido estará en todo momento con las niñas así que usted no se preocupe por nada, más tarde las llevaremos al cuarto al que la trasladaremos, bien hecho – sonrió– ahora puede descansar.
Tomaron a las niñas, Jeff se despidió de mí besando mis labios una ultima vez y siguió a los doctores mientras comenzaba a trabajar nuevamente el equipo a mi alrededor, solo entonces me permití cerrar los ojos y descansar, mis hijas ya estaban en este mundo.
**
Dolorida cómo los mil demonios, abrí mis ojos en una silenciosa habitación completamente pintada de blanco, a mi lado Ali dormí plácidamente, en el mismo cuarto se encontraban dos sofás masajeadores en tonos Beige, probablemente para los chicos.
– Despertaste preciosa.
Nate y él iban abrazados, tal parece, ambos se felicitaban por la gran hazaña.
– ¿Cómo están las niñas? – sonriendo me acomodé con delicadeza en la cama, estaba dolorida– ¿Dónde están?
– Están con todos los otros bebés, con sus pulseras de identificación, completamente sanas y con el peso adecuado – acercándose sonrientes– Leah, la pequeña de cabello oscuro, pesó 2.500 Kg y Emma, nuestra castaña, pesó 2.600 Kg, pesan y miden normal, por lo tanto, no necesitarán incubadora, esas si que son buenas noticias.
– Gracias a Dios – respirando tranquila, ya estaba sudando al esperar lo que saliera de su boca, temía por mis niñas– que bien... mis pequeñas están bien...
– Y las inscribí en el registro civil así que, desde hoy, oficialmente, Leah y Emma Parker llegaron al mundo.
Nate se acercó sonriente abrazándome con delicadeza.
– Felicidades Cass, tus niñas son preciosas.
– Gracias Nate, felicidades a ti también – con la misma alegría– ¿Tienes fotos de Jacob? ¿Está todo bien?
– Todo estupendo, mi gordo pesó 3.500 Kg es un rubio rosadito precioso, sacó los ojos de su madre.
Enseñándome las fotografías del bebé.
– ¡Que guapo niño! Es igualito a ustedes, tiene rostro de modelo.
– A que mi Jacob es precioso.
Ali abrió sus ojos acomodándose en la cama, tenía rostro de cansancio, pero eso no le quitaba lo feliz.
– Es hermoso amiga, felicidades.
Sonriéndole.
– ¿Qué esperas Jeff? Muéstrame fotos de mis ahijadas.
– Tan mandona como siempre Ali – sacando el móvil– te presento a Leah y Emma Parker, mis princesas hermosas.
– Vaya... estas niñas son preciosas, son igualitas a ustedes dos, que bebés tuvimos eh, modelazos, todos unos modelazos.
Ni semi anestesiada dejaba de bromear la pobre, pero poco nos duró la paz, media hora después, el cuarto estaba lleno de personas, amigos, familia, peluches, globos, flores, regalos, todos ansiosos y felices, fue entonces que nos trajeron a nuestros bebés, oficialmente presentados a nuestras familias, Jake estaba más que emocionado, Leah se parecía mucho a él, quería ser su padrino y yo que no podía con la alegría, acepté entre lágrimas abrazada a mi papá, Alan no podía estar más emocionado, es más, vino con mi abuela paterna, una mujer que jamás conocí pero que prometió recuperar el tiempo perdido, espero que a mi abuela Paula, que viene ya volando para acá, no le moleste su presencia, ella dice que la única abuela maja será ella, ahora veré que tan terribles son las discusiones entre abuelas, me sentía realmente querida y acompañada en estos momentos.
**
Tres días después por fin salimos del hospital, sería nuestro primer día solos con las niñas, ambas lloraban solo cuando necesitaban algo, Jeff seguía poniéndose nervioso cada vez que tomaba a alguna de ellas, temía lastimarlas, pero no podía omitir el hecho de que era un excelente papá, me sorprende lo mucho que ha cambiado.
– Cass ¿Puedes sacarte un poco de leche? Ya casi es hora de alimentar a las niñas, quiero estar listo.
Bajando las escaleras con un montón de pañales en las manos, era sorprendente la cantidad que ocupaban unos traseritos diminutos.
– Está bien – levantándome para tomar el aparato– ¿Puedes revisar a Emma? Creo que se hizo.
– No hay problema preciosa – sacó a la pequeña de su cuna, la recostó en el sofá sobre una de sus mantas y la revisó– Vaya nenita, al parecer tienes un problema – limpiándola con habilidad, casi parecía haber nacido sabiendo cómo cambiar pañales– papá te ayudará con esto para que estés cómoda otra vez y luego comeremos algo delicioso ¿Sí? Mamá tiene una leche deliciosa, papá sabe lo que dice.
Ni siquiera ahora se le quita lo pervertido...
Eso me hacía gracia.
– Jeff... sabes que no podremos tener sexo en un tiempo ¿Cierto?
– Lo sé, por eso disfruto otras partes de tu cuerpo mientras.
– La leche es de las niñas.
– Deja un poco para el padre – observándome con esa mirada que me calienta mas que el sol en verano– Emma ya está lista – arregló su ropa y la dejó en su cuna otra vez, la pequeña dormía tranquilamente– Si no podemos tener sexo ¿Al menos puedes besarme de esa manera caliente que solo tú sabes?
– Estoy sacándome leche ahora.
Usando la máquina para llenar una de las mamaderas.
– Exacto – acercándose a mí– es exactamente eso lo que me calienta, crecieron...
Deslizando su índice por el borde de mi pecho libre excitándome.
– Jeff...
Dejé de presionar siendo seducida por sus palabras.
– No pasará nada si me das un beso caliente, puedo terminar el trabajo solo en el baño, pero necesito un incentivo.
Por arte de magia, Leah comenzó a llorar con fuerza, al parecer, también necesitaba un cambio de pañal.
– Para otra ocasión será señor Parker.
Sonrió de lado.
– Te salvas en este round, pero en el siguiente ganaré yo preciosa.
**
Dos semanas después, con las niñas ya acostumbradas en casa, Jeff tomándose sus días de paternidad, disfrutando realmente lo que es ser padres, el timbre de la casa sonó, ya que estaba desocupada, me levanté abriendo para ver quién era.
– Julian...
No lo veía desde la firma del divorcio.
– ¿Por qué no me llamaste? Me enteré por tus redes sociales que las niñas nacieron ¿Es que ya no soy nada para ti?
Parecía realmente dolido.
– ¿Quién es nena? Hace frío para las niñas.
– Pasa.
Me hice a un lado dejándolo entrar cerrando la puerta tras él.
– Es Julian.
Hablando lo suficientemente fuerte para que escuchara desde la sala.
– Ya veo... las niñas están durmiendo, necesitamos un par de cosas del supermercado – vino hasta mí– les daré espacio para que hablen –besando mis labios– no tardo ¿Necesitas algo?
– Más tampones por favor.
– Está bien, no me tardo.
Besándome una ultima vez, tomó su abrigo, las llaves del Jeep y salió de la casa.
– Ven a conocer a las niñas – llevándolo hasta la sala– ambas son muy tranquilas, ella es Leah y esta pequeña de aquí, Emma.
Sonriendo, cubrí bien los cuerpos de las bebés, a pesar del sistema de calefacción, no estaba segura de si las tenía lo suficientemente abrigadas.
– Son iguales a ustedes... preciosas bebés, felicidades Cass – sonriendo sincero– me gustaría haber estado ahí para ti cuando pasó.
– De todas formas, no podrías entrar, Jeff estaba conmigo, solo puede entrar una persona.
– ¿Seguiremos así?
– Tú lo buscaste, no vengas aquí ahora a...
– Tengo un problema Cass, estoy visitando al psicólogo para que me ayude con esto.
– ¿A qué te refieres?
– Es... extraño, no sé como decirlo – rascó su nuca– cada vez que una chica se para frente a mí yo... pierdo la cabeza, busco con desesperación algo cómo lo que tú tienes con Jeff, quiero algo así y me obligo a mí mismo a aceptar todo lo que la chica a mi lado quiere ¿Recuerdas a Jessica? – asentí– Pasó lo mismo con Camille, simplemente no es la mujer que quiero – sujetando su cabello con frustración– pensar que estuve a punto de perderte por ella... yo...
– Espera ¿Ya no estás con Camille?
– No, regresó hace unas semanas a España.
– ¿Y ahora que ella no está crees tener el derecho de venir a mí? Julian, me dolió mucho que la prefirieras sobre mí, pero eres mi hermano y la familia siempre debe mantenerse unida – acarició el tatuaje en mi antebrazo, el que compartíamos– eres el padrino de las niñas, sim embargo, estabas en vaginalandia y no quería ver a Camille, tenía muchos sentimientos encontrados, es extraño para mí verte aquí ahora...
– ¿Podemos hacer como si nada pasara? Quiero ser parte de tu vida, de la vida de las niñas, prácticamente son mis sobrinas, no quiero perderte.
Observándome con desesperación.
– Deja de poner esa cara – sonriendo lo abracé inhalando su aroma– te extrañé, no sabes cuanto te extrañé idiota – correspondiendo mi abrazo– no vuelvas a hacerme esto nunca y en cuanto a tu terapia, te ayudaré en todo el proceso, no estás solo.
Luego de un par de mimos, y lagrimas, ya que seguía sensible, nos sentamos en el sofá y le entregué a las niñas, primero Emma, luego Leah, presentándole como corresponde a los mayores tesoros de mi vida.
Me hacía muy feliz saber que Julian volvería a ser parte de mi vida, puedo decir por fin que tengo todo lo que podría querer en la vida, me siento feliz, me siento... completa al fin.
***
Tres semanas después, Jeff y yo por fin fuimos marido y mujer, un hermoso salón, un hermoso vestido, las niñas vestidas de blanco, Jacob con un divertido esmoquin de bebé a juego con el de su papá, fue algo privado y personal, solo nuestras personas más cercanas, personas felices de celebrar nuestra unión.
Luego de años viviendo constantes torturas, pensando en como dar fin a todo de una buena vez, luego de todo lo que soporté, al final vi la luz, tengo todo lo que siempre quise, amor, bebés maravillosas, trabajo que puedo controlar desde casa, un esposo magnifico, un hermano mayor, un padre, suegra y cuñados de ensueño... ¿Qué más podría pedir? Dejé de lado el peligro, caí y me sujeté antes de llegar al final del pozo para llegar por fin al juntos por siempre...
Esta es mi historia, soy Cassandra Parker, fui una Liars, y ahora soy la mejor versión de mí.
Fin.
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GRACIAS POR TODO EL TIEMPO QUE HAN DEDICADO A ESTA TRILOGÍA MIS MENTIROSAS PELIGROSAS, GRACIAS POR RECORRER ESTE CAMINO CONMIGO.
ESPERO PODER LEERLAS EN OTRAS NOVELAS.
UN BESOTE ENORME, LAS AMO A TODAS.
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