Capitulo 19

Pestañeé repetidas veces sin dar crédito a lo que escuché, por más que intentaba hacer funcionar mi cabeza y unir las palabras con mi boca, esto simplemente no pasaba, no entendía que estaba pasando.

– ¿Qué dijiste?

– ¿Quieres casarte conmigo? – arrodillándose, sacó una hermosa caja de terciopelo azul de su bolsillo ¿Cuándo la compró? – eres la mujer de mi vida, eso está más que comprobado Cass, después de todo lo que vivimos, estamos aquí otra vez – abriendo la caja enseñándome un hermoso anillo con una enorme piedra en el centro– juntos, dispuestos a tener un futuro en común, te amo Cassandra Blake, te amo.

Así que lo decía en serio, no fue producto de mi imaginación. Qué tal si...

Levanté mi mano pellizcando mi mejilla, eso dolió.

– ¡Aush!

– ¿Qué haces?

Sonriendo.

– Pensé que estaba soñando, es que... nunca creí que fueras un hombre que quisiera casarse.

– Es que antes de ti, jamás, me sentí como tú me haces sentir cuando estamos juntos, una persona con proyectos y planes, con metas, alguien que siente, que quiere ser mejor, tú me haces una mejor persona, tú me haces feliz Cassandra.

– Y tú me haces feliz a mí – de reojo pude ver a la futura pareja espiar, pero no debía preocuparme de eso ahora– sé que es pronto para decidir que has cambiado, que quizás estoy apresurando las cosas, pero te conozco tan bien Jeff Parker que sé que no me mientes cuando dices todo lo que me estás diciendo, me amas, y eso es más que suficiente, sé que estás haciendo tu mejor esfuerzo, por eso cariño... sí quiero casarme contigo, quiero ser tu esposa Jeff ¡Sí!

Quitando el anillo de la caja, lo deslizó por mi dedo sonriendo nada más que eufórico, se levantó del piso abrazándome con delicadeza, posando sus labios sobre los míos, besándome con esa característica pasión suya, sintiendo su lengua caliente entrar en contacto conmigo, con sus labios temblorosos, aún nervioso por el terrorífico momento que acaba de pasar.

– ¿Segura? Dijiste que sí, dijiste que quieres ser mi esposa.

Él solo quería asegurarse.

– Claro, dije que quiero ser tu esposa señor Parker – jugueteando con la corbata de su traje– vamos a hacer las cosas bien ahora, no más secretos, no más dolor, no más distanciamientos estúpidos.

– Todo saldrá bien, lo sé, ya no somos los mismos de antes.

– ¡se van a casar! Lo siento, pero es que amo las bodas ¿No amas las bodas Dante?

– Acabas de arruinar el momento Melanie – sonrió este acercándose a ella– estábamos bien escuchando a hurtadillas.

– Melanie acabas de romper nuestra burbuja, otra vez.

Sonrió mi hombre sin soltarme.

Creo que ya es hora de quitarme los anillos que comparto con Julian, tres anillos en un dedo es... incómodo, y poco respetuoso, es como estar comprometida con dos hombres a la vez, soy una mujer normal ahora, no una Liars come hombres.

– Llamaré a Julian, le diré que firmemos un documento de mutuo acuerdo, no podremos separarnos en al menos un año luego de comprobar que ya no vivimos juntos, y ya sabes, un montón de papeleo, pero lo haremos lo más rápido.

– ¿Y si solo lo demandas? Será más rápido, en un mes, frente al juez ambos firmarán y adiós a su matrimonio.

– ¿Cómo voy a demandarlo? No sería justo para él.

– Una demanda que diga que fueron obligados a hacerlo, todo el mundo lo sabe ya, lo dijiste en la entrevista, no será difícil separarse.

– Bueno... en eso tienes razón, de hecho, lo llamaré ahora.

Buscando mi móvil en el bolso.

– ¿Ahora? ¿Justamente ahora?

Parecía emocionado, me gustaba mucho ver esa expresión en su rostro.

– Claro, arreglaremos esto ahora.

– Pero allá son cerca de las dos de la mañana, debe estar dormido.

– Tienes razón – pensando rápidamente– entonces le dejaré un mensaje, lo verá cuando despierte.

Tecleando con rapidez.

– Vaya... realmente vas a casarte cariño, estoy muy feliz por ti.

– Felicidades a ambos.

Acercándose, ambos nos abrazaron a uno y luego al otro expresando sus buenos deseos, pero Melanie tenía razón, realmente íbamos a casarnos, iba a hacer vida de casada, una verdadera relación, con mimos, jugaría a la casita, tendría hijos, trabajaría en lo que me gusta, tendría todo el tiempo del mundo para hacer mis cosas, no tendría que rendir cuentas a nadie, no temería más, podría pasar tiempo con mis amigos... oh demonios... realmente está pasando.

– Llamaré a mi papá – besando su mejilla– estaré en el balcón.

– Calentaré la pizza con los chicos mientras ¿Quieres té?

– Cargadito por favor.

– Lo sé cariño, ve tranquila a hacer tus llamadas.

Sonriendo, caminé hasta el balcón, abrí la mampara y salí cerrando tras de mí para que no escapara el calor de la casa, solo entonces busqué el contacto de Alan para contarle las buenas noticias.

– Hola hija ¿Cómo te trata la vida? ¿Dónde estás ahora? Vi unos videos tuyos en internet, me preocupé muchísimo ¿Sigues en Nueva York?

– Hola papá – sonreí– lamento no llamar antes, tuve un día de locos, pero estoy completamente bien, le di su merecido a ese Oficial, irá a prisión a si que no volverá a molestarme. Sigo en Nueva York por cierto, estoy quedándome con Jeff.

– Vi que están juntos otra vez – su tono de voz era bastante pícaro– Me alegro mucho, ese chico siempre estuvo a tu alrededor, estoy feliz de que lograran superar sus diferencias.

– Así es papá, estamos muy contentos y tengo dos buenas noticias que darte.

– Cuéntame cariño ¿De qué se trata?

– La primera es que fui al doctor para saber que serán los bebés.

– ¿Qué dijeron? Comenzaré a preparar todo desde hoy, todos sus regalitos, seré un abuelo muy cool.

– Papá – reí– ya nadie ocupa la palabra cool – apoyándome en la barandilla– serán dos niñas papá, tendré dos bebés preciosas.

– ¡Dos niñas! ¡Tendré dos niñas! – a lo lejos pude escuchar un "Felicidades señor" quizás estaba trabajando aún para poder dejar todo cerrado antes de viajar de regreso a Inglaterra– serán las consentidas del abuelo, comenzaré a comprar regalos para ellas mañana.

– No te pases papá, recuerda que viajarás en avión y tendrás que pagar mucho sobre equipaje.

– Tienes razón... –probablemente estaba mordiendo su pulgar mientras pensaba, era una manía que heredé de él– entonces me iré antes a Londres, así podré comprar todo lo que se me venga en gana ¿Cuándo regresas hija?

– Malcriarás a estas niñas – sonreí– estoy segura de que tendrán al mejor abuelo del mundo.

– Recuperaré el tiempo perdido contigo cariño y al mismo tiempo, aprovecharé todo mi tiempo con mis nietas.

– No me cabe duda papá.

– Cariño ¿Cuándo regresarás a Londres?

– Mañana viajaré con Jeff, tengo la ecografía de los ocho meses, así aprovecho de hacer un chequeo completo a mi cuerpo.

– Bien pensado hija, cuéntame cómo sale todo después, por cierto ¿Cuál es la segunda buena noticia?

– Ah eso – sonreí feliz– lo que pasa es que estoy con Jeff ahora ¿Sabes? Y hemos hablado de muchas cosas... y bueno, en algún punto de la conversación él se arrodilló y... ¡Me pidió matrimonio! ¡Vamos a casarnos!

– ¡por fin! ¡Yo sabía que ese muchacho se pondría los pantalones! – celebró– que bien hija, te felicito, por fin la familia estará completa.

– Gracias papá, por alegrarte por mí, estaba un poco asustada por la reacción que tendrías.

– Me gusta mucho ese muchacho para ti, siempre estuvo para protegerte y entiendo sus razones para alejarse, después de todo soy hombre, entre hombres entendemos nuestra extraña neurona funcional.

Reí.

– Ay papá, gracias por apoyarme siempre.

– Para eso estamos los padres cariño, para apoyar a nuestros hijos, darles todas nuestras fuerzas para que consigan todo lo que se propongan, y yo quiero que seas feliz, esa es mi meta de papá, se que junto a ese muchacho lo serás, porque se nota a kilómetros que te ama y haría cualquier cosa para hacer las cosas bien y cambiar si es necesario para adaptarse a la nueva tú, por mí parte cariño está totalmente aprobado.

Gracias a las malditas hormonas de embarazada, comencé a llorar como si no hubiera mañana mientras le contaba los últimos días con Jeff, lo emocionado que estaba cuando supo que eran niñas y lo ilusionado que paseaba por el centro comercial deseando comprar vestidos a sus hijas, los planes que teníamos de vivir en Londres y la reconstrucción de la casa, le conté todo lo que queríamos hacer, teníamos muchos planes por concretar por delante.

Cuando por fin pude terminar de llorar, corté la llamada con papá, disfruté un poco más del clima frio de Nueva York observando a las personas caminar con premura por las calles desde el alto edificio, pensando en que por fin las cosas malas se habían terminado para mí, enfrenté mi mayor miedo hoy, salí invicta y sin ningún rasguño, lo que me hace pensar que puedo hacer todo lo que me proponga, ya no hay barreras, eso es lo que más feliz me pone, por fin podré ser feliz junto al hombre que amo, después de tanto tiempo...

Entré nuevamente viendo a todos reír y compartir en la mesa, Jeff y Dante llevaban sus ropas normales para andar por casa y no esos deliciosos trajes que convierte a los hombres en la octava maravilla del mundo, así que aproveché que no me prestaban atención para ir hasta el cuarto, ponerme ropa cómoda y volver a la mesa con todos, moría de hambre.

– Ya estás aquí – besó mi sien– calentaré el agua ¿Pizza vegetariana?

– Desde el cuarto podía olerla, es de las mejores pizzas que he probado.

– Es un negocio familiar, son pizzas hechas con amor, el mejor ingrediente.

Aclaró Melanie.

– Definitivamente son pizzas con amor, están deliciosas –Tomando un gran trozo llevándolo a mi boca– extrañaré la pizza de Nueva York.

– Siempre pueden venir a visitarnos.

– ¡Pero claro! Y ustedes deben ir a nuestra casa cuando esté terminada.

– Iremos, lo prometo, tenemos que conocer a las niñas, por cierto ¿Han pensado en nombres?

– Yo... he pensado en nombres para niña y niño – admití– tuve muchos meses para planearlo.

– Cuéntanos.

Melanie emocionada, apoyó el rostro en sus manos y estos los colocó sobre la mesa.

– Si eran niños, les pondría Aiden y Noah, y si eran niñas, me gusta Emma y Leah, pero ahora que Jeff y yo estamos juntos, creo que debemos decidir el nombre de las niñas juntos.

El mencionado acercó su silla acariciando mi vientre.

– Emma y Leah me gustan mucho, así se llamarán nuestras pequeñas ¿Les gusta nenitas?

Las bebés patearon, levanté la cabeza para ver a Jeff.

– Al parecer sí les gusta.

– Decidido entonces, Emma y Leah.

El clic y flash nos hizo salir de nuestra burbuja viendo a Melanie con su móvil levantado.

– Había que retratar esta escena, esperen un poco.

Corrió hasta su cuarto y regresó con una cosa parecida a una cámara fotografía de color celeste pastel, presionó un par de botones y de la cámara salieron tres imágenes, Jeff arrodillado pindiendome matrimonio, nosotros abrazados luego de dar el sí, y la de ahora, con sonrisas cómplices mientras Jeff acariciaba mi vientre.

– Y te compré algo Cassandra – extendiendo las fotos hacia mí– yo dije que cuando tuviera un bebé, llenaría un libro como este – sacando un libro grueso y grande que decía "Nuestra aventura" – aquí podrían poner estas imágenes como el inicio de su esperada historia de amor, o si tienen fotos anteriores las ponen también, ya saben, es un gran recorrido el que han hecho, merece ser relatado incluido con Leah y Emma en él, las fotos de sus ecografías, su mechón de cabello, una huella de su pie y su mano también, obvio – hablando rápidamente, se notaba mucho que le apasionaba este tema– fotos de las bebés, ecografías, todo puede ir en este libro, es mi regalo para ustedes.

Entregándomelo.

– Melanie – viendo las paginas, la tapa, los detalles– es precioso, de verdad muchas gracias, no estoy acostumbrada a que me den regalos, esto lo atesoraré por siempre y haré lo que me estás diciendo ahora, escribiré y enmarcaré cada momento en este libro, será muy especial verlo cuando seamos viejitos y sigamos siendo tan felices como ahora.

– No es todo el regalo, yo también quiero hacer el mío – sacando una caja envuelta en papel de regalo plateado entregándoselo a Jeff– para que retraten sus recuerdos en cualquier parte.

Abriéndolo con rapidez, Jeff vio dentro una cámara como la que tenía Melanie con mucho papel fotográfico en el pack, esta era gris.

– Gracias hermano – se levantó abrazándolo y dándole palmadas como solo los hombres saben hacerlo– te lo agradezco mucho, Cass y yo lo aprovecharemos mucho.

Celebrando por todas las cosas buenas de hoy, decidimos sacarnos una foto todos juntos e imprimirla con nuestro nuevo regalo, iría también a nuestro libro de aventuras, nuestro circulo de amistades cada vez era más grande, y valía la pena conservar a estas personas a nuestro alrededor.

El tiempo pasó volando, nos encontrábamos ya en Londres, fuera de la casa de los chicos para retirar mis cosas, las llevaríamos hoy mismo al departamento, pero Jeff estaba muy nervioso por la reacción que tendrían todos, hace mucho tiempo que no hablaban.

– ¿Puedo usarte como escudo humano?

– No te harán nada, no seas tonto, somos amigos.

Arrastrándolo hasta la puerta principal.

– De todas maneras – tocó el timbre escondiéndose tras de mí– nadie sabe, Allison podría patearme las pelotas.

– No lo dudo, pero se te pasará en algún momento.

– ¿Y si después no me funcionan porque Allison me dejó estéril? No podremos buscar al niño después.

– ¿Quieres tener más hijos conmigo?

– Por supuesto ¿Tú no? Yo siempre he soñado con una familia grande.

– Tiempo al tiempo cariño – sonriendo– quien diría que eras un chico que pensaba en el matrimonio y los hijos.

– Contigo todo nena, todo.

La puerta de la casa se abrió, Ali me recibió con un fuerte abrazo gritando incoherencias, todo lo que entendí fue un gran ¡Te extrañé!

– Yo también te extrañé amiga ¡Que gordas estamos!

– ¡Ni que lo digas! Pero conseguí un bronceado maravilloso ¿Cómo te trata el embarazo?

– Bastante bien ¿Y a ti?

– Bien también, solo me jode al momento de dormir Jacob no me deja, patea mucho ¿Tus niñas también?

– Emma y Leah se mueven toda la noche, son un torbellino.

– Menudo jaleo que tendrán en la guardería estos críos.

Reímos, estaba feliz de volver a verla, como la extrañé.

– Vaya, viniste con visita.

Hasta que se percató de Jeff.

– Ali no lo mates, él está arrepentido de desaparecer así, solo escúchalo ¿Sí?

– Creo que debe darles una explicación a todos, por cierto, tienes visitas.

Abriendo la puerta completamente para dejarme ver a Camille y Julian sentados en el sofá con los chicos.

– ¿Qué joder haces aquí?

Mirando a Julian.

El mencionado se puso de pie rápidamente caminando hasta mí.

– ¿Sorpresa?

Formé un puño con mi mano pegándole directamente en las pelotas.

– ¡Sorpresa!

Moviendo las manos irónica, se lo merecía.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top