Capitulo 17

Jeff y yo salimos de ese lugar aún sorprendidos por la enorme noticia que lanzó sin previo aviso. Conocer a la persona que salvó a mis amigos fue todo un placer, claramente el hombre pidió que se mantuviera en secreto, muchos fanáticos de La Academia podrían seguir sueltos, nadie sabía de qué podrían ser capaces si se llegaba a saber quien fue el hombre que destruyo sus enfermizos planes.

– Dos niñas... ¿Puedes creerlo?

Jeff aún no lograba superar el resultado de la ecografía.

– Estoy tan emocionada como tú, de verdad creí que serían niños, pero dos pequeñas corriendo por ahí, será muy divertida nuestra vida desde ahora.

– Lo será, y ahora... ¿Iremos a comprar vestiditos? De verdad tengo muchas ganas de salir de compras contigo.

Oír a Jeff hablar sobre "Vestiditos" era bastante tierno.

– Al centro comercial entonces, tenemos un par de horas aún.

En cuanto terminé de hablar, mi móvil comenzó a sonar con insistencia, creí que se trataba de Allison otra vez, pero estaba equivocada, se trataba de Julian.

– Dame un momento.

Asintió concentrándose en la ruta.

– Hola desaparecido ¿Cómo van las cosas con mi bella amiga?

– Todo de maravilla con Camille, es una chica impresionante, creo que esta vez si puede ser el final feliz que he esperado.

– Me alegro de que encontraras a la chica indicada amigo mío, iré a verlos pronto ¿Está bien?

– Em... de eso mismo quería hablarte.

– ¿Qué pasa?

– Ya no vivo donde tu abuela, estoy viviendo en casa de Camille, decidimos que si queremos hacer que esto funcione, deberíamos probar el vivir juntos un tiempo, para conocernos mejor y bueno... está funcionando muy bien.

– Vaya... me alegro mucho por ustedes, sé que harán que esto funcione.

– Yo también lo pienso, pero Camille me ha impuesto una condición, ella está insegura, no cree que yo ya no estoy enamorado de ti.

– Pero eso fue hace mucho tiempo, Camille no sabe lo suficiente sobre nosotros.

– Ella cree que te amo aún, además hablamos todos los días, te envío textos, me preocupo de tu estado, ella se siente insegura.

– Que estupidez, el que hablemos todos los días es porque estamos acostumbrados a pasar el tiempo juntos y ahora con la distancia es un poco extraño no hacerlo ¿Debería hablar con ella?

– No lo creo, está un poco molesta contigo.

– Somos amigas joder ¿Cómo se molesta por una estupidez así?

– Las mujeres son muy extrañas Cass, hay veces que no las comprendo.

– Dile que estoy con Jeff otra vez, dile que tendremos niñas, que las criaremos juntos.

– Espera, me estás diciendo que están juntos otra vez.

– Así es.

– Y tendrán niñas – marcó la última palabra– ¿Tendré sobrinas?

– Tendrás sobrinas – reí– así es, me hice la ecografía hoy.

– Que monada... estoy muy feliz, lo digo en serio.

– Gracias Julian, pero ahora dime de qué condición hablaba Camille, estoy segura de que llamaste para hablar sobre eso.

– Sí... es sobre eso, pero yo no estoy de acuerdo, ella no confía en mi palabra.

– Las mujeres somos muy inseguras, sobre todo cuando hubo alguien más en el pasado.

– Cass, ella quiere que pase dos meses sin hablar contigo para demostrarle que es ella quien me gusta, dos meses son demasiado, lo sé, pero es que ella me gusta mucho, es una chica estupenda, yo creo que es la indicada, de verdad, lo siento.

– Dos meses.

– No te enojes, es malo para las niñas.

– ¿Dos meses sin hablarnos? ¿Lo dices en serio? ¿Tú estás loco?

– Ella me dijo que no te avisara porque te enojarías con ambos, pero yo pensé que sería más feo desaparecer.

– Ambas cosas son feas Julian, ambas, pero allá tú, quédate con Camille, cásate con ella si te da tanto gusto, no puedo creer que estén haciendo esto.

– Sí... sobre eso... ella quiere que nos divorciemos...

La rabia recorrió mi cuerpo, este hombre se estaba pasando.

– ¿Sabes? Cuando te conocí creí que eras mejor persona, pero me equivoqué, vas de un lugar a otro esperando que alguien te diga que hacer, ahora me dejas a mí, que soy tu mejor amiga, tu hermana, que así lo decías, me cambias por Camille, una chica extraordinaria, alguien a quien yo consideraba mi amiga, ambos me están apuñalando de frente – apretando mi puño– ¿Sabes qué? Haz el maldito tramite de divorcio, envíame los documentos, te firmaré todo lo que quieras, ya no me interesa.

– Cass... no te enojes así, eres importante para mí, por eso parte del trato es que si lo cumplo nos iremos a vivir a Londres contigo, porque no quiero dejarte, lo hago para que sigamos juntos, si no lo hago ella querrá quedarse aquí, en España.

– Me has dejado en claro cuales son tus preferencias, ni te molestes en venir a conocer a las niñas porque no pienso abrirte la puerta, envía los documentos a casa de Ali y los demás.

Jeff estacionó el auto, ya habíamos llegado.

– Cass... nena...

– No me digas nena, estoy muy enojada contigo. Llámame cuando decidas ponerte los pantalones, cobarde.

Corté la llamada sumamente molesta.

– ¿Todo bien entre Julian y tú?

– Digamos que Camille probablemente le dice hasta qué usar y cuando salir de casa, es un idiota.

– ¿De verdad vas a divorciarte de él?

– Me enviará los documentos probablemente –suspirando– de verdad no esperaba esto.

– Los hombres somos idiotas, perdemos la cabeza cuando conocemos a la indicada, hacemos todo para que funcione.

– ¿Dejarme de hablar por dos meses te parece justo?

– Bueno... yo no lo haría, si tú me pidieras hacer eso con Ali te diría que es mi amiga y que podríamos encontrar otra forma de arreglar las cosas, Julian se equivocó, probablemente por miedo a perderla.

Bajando ambos del auto.

– Estoy enojada, muy enojada, quiero comer algo dulce.

Sonrió entrelazando mis dedos con los suyos, luego besó mi coronilla.

– Compraremos un chocolate caliente ¿Está bien? Llamaré a Julian, hablaremos de hombre a hombre, quizás es lo que necesita, a mí me hicieron entrar muchas veces en razón, necesitará de alguien ahora.

– Gracias, eso me tranquiliza más. Dos meses es demasiado tiempo, nadie sabe qué puede pasar en dos meses.

– Tranquila, todo saldrá bien ¿De acuerdo?

– Está bien, confiaré en ti – me detuve– Quiero orinar.

– ¿Qué? ¿Ahora?

– No sabes la vejiga pequeña que tengo ahora.

– Está bien, ve tranquila mientras yo voy por tu chocolate caliente.

– Eso me suena a un buen plan.

Besó mis labios t cada quien se dirigió a su destino.

Luego de orinar, lavé mis manos y observé mi reflejo en el espejo, a pesar del frío tenía mis mejillas rosadas, me sentía muy a gusto ahora, hace años no me sentía así.

– Se me congelan las manos, necesito ese chocolate caliente.

Apenas salí del baño, choqué con una persona terminando sentada en el frío suelo.

– Lo siento, no lo vi.

– Sí, laméntalo ¿Me extrañaste?

Levanté la cabeza reconociendo esa voz, ese cabello rubio, aquellos ojos claros.

– El oficial nazi.

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