Capitulo 15
Luego de aquel nostálgico y caliente beso, primero romántico, enfocándonos en las sensaciones y recordar la piel contraria, sin darnos cuenta, fue subiendo de nivel, caricias poco discretas, ropa perdiendo calor en el piso, mi espalda pegada a la cama, húmeda, deseosa de más, y él, con una erección más grande que el Empire State, tomamos la primera decisión responsable y adulta desde que nos conocimos, parar.
Jeff se levantó disculpándose mil veces, recogió su ropa del piso, llevaba únicamente su bóxer cubriendo aquel cuerpo que recordaba un poco más moreno, me besó una última vez deseándome buena noche, tomó un par de mantas y se fue al sofá. ¿Quién lo diría? ¿Este es el mismo Jeff caliente que yo conocía? Ese no se hubiese detenido, sinceramente no quería que lo hiciera. Ahora comprendía a qué se referían las embarazadas cuando mencionaban las hormonas, estas malditas están gritando sexo, lo quiero ahora, lo quiero ya, pero el hombre que no era mi hombre, aún, quería respetarme, era lindo viniendo de él, pero yo estoy muy excitada ahora.
– Será complicado dormir así...
Abriendo las mantas, acurrucándome bajo estas, hacía un frío que pelaba, agradecía que los cuartos pudieran regular su temperatura.
Cinco minutos después, me dormí.
Otra cosa más que me dan de obsequio las hormonas, mi cuerpo no responde como se lo pido, puedo estar excitada en un momento y al minuto siguiente descansar sobre los acogedores y suaves brazos de Morfeo, no tengo una explicación lógica para esto, La Academia no enseña sobre el embarazo.
Gracias a mi vejiga pequeña y la sed inexplicable, me levanté de la cama arrastrando las piernas, oriné más que una yegua en celo, lavé mis manos, tomé aire y en puntillas regresé a la cama pensando si era correcto salir por un poco de agua a la cocina, Jeff dormía cerca y no quería despertarlo...
– Mierda, Gabriel.
Como si mi manager se hubiese acordado de mí, su imagen vino a mi cabeza en segundos, tomé el móvil enviándole un mensaje sobre dónde estaba y con quien, también mi ubicación en tiempo real para que me creyera, Jeff y yo llegaríamos juntos a la entrevista, así él no tendría que pasar por mí mañana por la mañana.
Su respuesta fue inmediata ¿Por qué estaba despierto a las tres de la mañana?
De: Gabriel Torres.
Fecha: diciembre 20 de 2019 03:04 AM
Para: Cassandra Scott.
Asunto: Recibido.
Gracias por enviar ese mensaje, estoy por trabajo en Nueva York, esperaba mi vuelo para ir por ti, ya que estás en la ciudad, regresaré a mi hotel para dormir un poco, nos vemos mañana, por favor no llegues tarde. Deben estar ambos a la 01:30 PM, me contactaré con el manager del señor Parker.
Pobre Gabriel... me sentía culpable, debí avisar antes, así, él también estaría durmiendo ahora.
De: Cassandra Scott.
Fecha: diciembre 20 de 2019 03:06 AM
Para: Gabriel Torres.
Asunto: lo siento mucho.
Lamento no avisar antes, fue un viaje no planeado, estaremos los dos a esa hora, lo primero. Que pases buena noche y lo siento otra vez.
Dejé el móvil nuevamente sobre la mesa de noche, la garganta me raspaba, ni siquiera podía tragar saliva, estaba muy sedienta.
– Al diablo, seré muy silenciosa.
Levantándome de la cama, caminé de puntillas hasta la puerta del cuarto, la abrí cuidadosa, saliendo de este con el mismo sigilo. Paré al pasar junto a Jeff, la luz del exterior iluminaba escasamente su cuerpo, estaba encogido, sus dientes castañeaban cada cierta cantidad de segundos, tenía frío. Pasé por su lado, abrí el refrigerador, tomando la bendita botella de agua, quité la tapa y bebí de largos sorbos dispuesta a llevarla conmigo hasta el cuarto.
Pasando nuevamente junto a Jeff, debatí internamente, nadie puede dormir bien si pasa frío, yo odio sentir frío, personalmente no me deja dormir, por eso adoro cuando no estoy sola, el calor de la otra persona me reconforta y tranquiliza.
– Oye... despierta, Jeff.
Abrió los ojos rápidamente, incorporándose de golpe.
– ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Pasó algo?
Sonreí enternecida.
– Tranquilo, está todo bien – dando un apretón a su hombro, lo había asustado– vine por un poco de agua, te vi y se nota que estás pasando frío, compartiremos la cama, es suficientemente grande para los dos.
– ¿Estás segura de eso? N-no es que no quiera, yo solo intento respetarte.
La gravedad hizo lo suyo en cuanto se puso de pie.
– ¿Cómo no ibas a tener frío si duermes en bóxer Jeff? Hay viejas costumbres que no se te quitan.
Sonriendo.
– Bueno... es que odio la ropa para dormir.
Rascando su nuca. De nuevo esa expresión nerviosa.
– Vamos a la cama ya, mañana tenemos un largo día de trabajo.
– ¿Tienes una feria del libro aquí el jueves?
– Así es, debo estar ahí a las diez AM.
– ¿Por qué no te quedas conmigo? – siguiéndome al cuarto– Así no tendrás que hacer viajes innecesarios.
– No es mala idea ahora que lo dices, mañana iré a comprar algo de ropa.
– El sábado es la visita al medico – viendo como abría las mantas para acostarme– estoy nervioso... siento que tuvimos un avance, iremos como padres esta vez, no como enemigos.
– Eres el padre Jeff, siempre lo has sido – dando palmadas al espacio vacío a mi lado– esa vez... ambos no estábamos preparados para encontrarnos, fue muy difícil de asimilar.
Hasta que por fin decidió meterse a la cama.
– ¿Me odias?
– Odiar es un sentimiento muy feo, no siento eso por ti, jamás lo hice.
– ¿Me amas entonces?
– Creí que ese tema... lo habíamos superado.
– Soy una persona muy insegura Cass, tengo miedo de despertar y que las cosas regresen cómo eran.
– Recuerdo que... yo dije eso cuando decidimos comenzar algo entre nosotros hace más de dos años – sonriendo nostálgica– ¿Quién diría que las cosas cambiarían tanto?
– Era un idiota en ese entonces, no sabía que me enamoraría de ti, no sabía que... serías tan importante en mi vida.
Ambos recostados de lado, viendo directo a los ojos del contrario.
– Después por qué la gente me cuestiona el por qué sigo enamorada de ti después de todo lo que hemos vivido, las personas no conocen este lado de ti, no saben la maravilla de hombre que se pierden.
Acercándome un par de centímetros, quería sentirlo.
– Cass, nunca dejé de amarte – acercándose otro par de centímetros– dejé atrás todos mis malos hábitos, estoy listo y dispuesto a hacerte feliz.
Pude verlo de reojo mirar mi anillo de bodas y de compromiso, no pensaba quitármelos ni divorciarme hasta que viera que sus acciones, promesas y palabras coincidieran.
– Yo... estoy lista para dejarte entrar a mi vida una vez más, pero Jeff, te lo advierto, si me lastimas una vez más, desapareceré de tu vida, esta vez para siempre, porque no soy solo yo quien sufrirá, tengo pequeños angelitos que dependerán de la estabilidad de su mamá.
– No les faltará un padre, te lo juro – acortó la distancia abrazándome, que bien se sentía su calor– dejé atrás esos tiempos, no más Jeff destructivo, lo prometo, solo... regresemos a cómo éramos antes, una pareja, reconstruiré tu casa, viviremos ahí con nuestros bebés, pediré mi transferencia a Inglaterra, te ayudaré a dar forma a todos tus anhelos, seremos una familia.
– Ya... estoy reconstruyendo mi casa, pero si todo sale bien entre nosotros... me gusta la idea de ser una familia.
– Mañana, luego de la entrevista, iré a pedir la transferencia a la empresa, si todo sale bien, en una semana debería estar de regreso en Londres.
– Ali y Nate regresarán de su luna de miel, así que yo regresaré al departamento que compré con Julian, ellos querrán decorar el cuarto para el bebé, podemos vivir ahí mientras terminan la casa, y otra cosa, tengo una academia de baile, contraté profesores, Julian se hace cargo de la propaganda, yo de las finanzas, comenzarán las clases el lunes.
– Vaya... tienes todo planeado ¿Qué pasará con Julian?
– Está en España, se puede decir que mi amiga, Camille, no sé si la recuerdas, es su novia, no sé si regrese.
– La recuerdo –suspiró– él no debió dejarte sola.
– Él quería venir conmigo, prácticamente lo obligué a quedarse. Hemos pasado tanto tiempo juntos que no sabemos vivir sin el otro, es bueno pasar un tiempo separados, nos ayudará a retomar nuestras vidas.
– Es una buena idea pensándolo de esa manera, así... no interferirá en nuestra reconciliación.
– Solo espera un poco, yo quiero ver que pasará cuando los chicos se enteren, partiendo por Ethan y Jake.
– Me preocupa más Jake, él casi no quiere hablarme, pero sé que lo convencerás.
– Debes demostrar que cambiaste, así todos te perdonarán.
– Con que tú me creas... el resto no importa tanto, lo solucionaremos en el camino.
Inspirando profundo.
– ¿Me estás oliendo pervertido?
Me alejé un poco viéndolo divertida.
– ¿Te dije alguna vez lo tranquilizador que es dormir contigo?
– Cariño, lamento informar que será de todo menos tranquilizador ahora, estos bebés, se mueven mucho por la noche, los sentirás.
– Ven aquí, deja que sienta cómo es ser un padre por hoy – pegando mi espalda a su pecho, rodeó mi vientre– te prometo que seré el hombre que tú y mis hijos necesitan.
– ¿Me amas?
– Más que a nada en la vida.
Ni siquiera titubeó.
Mamá... ¿Estaré haciendo lo correcto?
A la mañana siguiente, el aroma a huevos y pan tostado me despertó, me moví solo un poco, dispuesta a salir de la cama, pero Jeff no tenía los mismos planes, besó la parte trasera de mi cuello, fortaleciendo su abrazo.
– Buenos días.
Su voz ronca me recibía.
– Buenos días ¿Vez como si fue mejor idea dormir aquí que en el sofá?
– Tenía mucho frío – rio con ese tono grueso que erizaba mis vellos, cuanto lo extrañé– Gracias por despertarme.
Iba a responder una cursilería, pero mi estómago quiso hablar primero.
– Vaya... alguien tiene hambre.
Mi rostro se calentó en señal de vergüenza.
– No es broma lo de comer más cuando estás embarazada, intento equilibrar ejercicio y alimentación, así conservo mi figura.
– Seas como seas nena, eres preciosa – besó mi nunca una vez más antes de incorporarse– Vamos a comer entonces, pero es temprano, te lo advierto, Melanie debe estar haciendo el desayuno para irse a trabajar después.
– Vamos a acompañarlos entonces, tengo demasiada hambre ¿Me prestas tu cepillo de dientes?
– Tengo unos cuantos nuevos, pero si quieres el mío, por mí no hay problema.
Siguiéndome al baño.
– Tomaré uno nuevo entonces.
Sonriendo traviesa al ver su decepción.
Mirándonos en el espejo, recién levantados, escasa vestimenta, lavando nuestros dientes, yo embarazada y feliz, con un poco de humedad en los pezones gracias al calostro, parecíamos una pareja normal y corriente.
¿Podrá funcionar esta vez?
– ¿Qué dices si salimos temprano? Compramos ropa para ti, almorzamos algo, me gustaría visitar tiendas de bebés, quiero comprar cosas para mis hijos, ya sabes, una pareja de padres haciendo sus cosas en Nueva York.
– ¿No crees que es un poco extraño?
– ¿Qué cosa?
Quitó el cepillo de dientes de su boca observándome con notable confusión ¿Cómo podía ser tan ingenuo para algunas cosas?
– Que nosotros no peleemos, que dejemos de sentirnos sofocados en el mismo espacio, dormir en la misma cama, hablar sobre el futuro... hace unos días ni siquiera quería saber sobre ti.
– No sabes cuanto agradezco que dieras este voto de confianza hacia mí – escupió la pasta, enjuagó, secó y me observó otra vez– soy la misma persona que conociste en el pasado, pero pulí todos mis defectos, todos los que te hicieron entristecer en el pasado. Las cosas van a cambiar entre nosotros ahora – acarició mi cabello– todo será mejor, te lo juro.
Quité el cepillo de mi boca, este hombre tenía una especie de hechizo, pero esta vez, no se trataban de manzanas envenenadas, o sueño eterno... nada de eso, eran algo bueno, esperaba que lo fuera.
– Es la ultima oportunidad Jeff – escupí la pasta, enjuagué y tomé la toalla entre sus manos para secar mi rostro– espero que lo nuestro por fin rinda frutos, sino... el destino sería muy hijo de puta conmigo, ya me jodió bastantes años de mi vida.
– Haré que tu mamá se sienta orgullosa de su yerno, lo juro.
– Mi mamá odiaba a todo el mundo – sonreí– no te preocupes de eso.
– Quizás yo le hubiese agradado.
Colocándose la bata colgada tras la puerta.
– Uy... no lo sé – tomé su mano llevándolo conmigo hasta el cuarto– ni siquiera sé si yo le agradaba del todo.
– Era tu madre, debió amarte.
– Yo la amaba – saliendo del cuarto– fuera como fuera, siempre será así, mantengo los buenos momentos en mi cabeza, así, mi corazón no se envenena. Pasa lo mismo contigo, por eso jamás te odié, siempre que te veía me recordabas lo feliz que me hacías, por eso me odiaba a mí, por no poder olvidarte.
– Vaya... que acaramelados se ven hoy ¿Tuvieron buena sex-platica?
– No hubo sexo Melanie – sonrió acercándose a la mesa, había dos puestos vacíos para nosotros– solo hablamos, muchas cosas.
– Lo intentaremos otra vez, y debo decir que es gracias a ti, me llevaste al límite, me acorralaste, fue justo lo que necesitaba.
– Pues de nada, valió la pena. Descubrí que tú y yo podríamos llegar a ser muy buenas amigas.
– No tengo dudas sobre eso, lo comprobé ayer. Lamento el golpe que te di... otra vez.
– Sin rencores, me lo merecía – encogiéndose de hombros– además, no dejó marcas, así que no pasa nada.
– ¿Quieres té?
– Por favor – sonreí sentándome en la mesa– si puedes hacerlo cargado sería genial.
– Está bien.
– Vaya... no fue mala idea traerte aquí después de todo, Jeff estaba vuelto loco, el pobre se comía la cabeza pensando en qué excusa darte para poder traerte aquí.
– Me dijo que iríamos por un café, yo le creí, gracias – recibiendo la taza de té– y luego estábamos frente a un avión, terminé aquí, me dijo que sería muy tarde para regresar así que podía quedarme en su casa, es muy buen mentiroso, entre mentira y mentira, caí, y terminamos reconciliados.
– Pero eso es bueno ¿No lo crees?
– Dante, deja de hostigarla, estamos bien, no hagas que se plantee el haberme perdonado.
– ¿Miedo amigo?
– No tienes idea, Cass es la mujer de mi vida, no quiero perderla.
Sonreí enternecida.
– ¿Los despertamos? Intentamos no hacer demasiado ruido.
– Fue más bien el aroma, los huevos huelen delicioso junto al pan tostado, mi estómago me despertó.
– Es temprano aún, podrías regresar a la cama después, debo terminar un par de diseños, usualmente no me levanto a esta hora, son las siete treinta de la mañana.
– Los mortales como nosotros, nos levantamos siempre a esta hora – Dante comía con rapidez– tenemos mucho trabajo en la editorial, es un buen trabajo.
– ¿En qué te especializas tú?
– Finanzas, veo los números de la empresa, ventas, ingresos, egresos, la cantidad de ejemplares de cada título, todo. Somos bastantes así que nos dividimos el trabajo, pero me vuelve loco.
– Vaya... suena a un trabajo bastante complicado ¿Te gusta lo que haces?
– Me divierte mucho, a pesar de que sea complicado, siempre aprendes algo nuevo, mantiene mi cabeza activa, amo lo que hago.
Golpeando su pecho con el puño, al parecer se había ahogado por comer tan rápido, Jeff tuvo que golpearle la espalda mientras Dante levantaba un brazo y bebía su café con rapidez.
– ¿Estás bien?
– Sí, suele pasarme, tengo prisa – levantándose con premura– fue un gusto concerté Cassandra.
– Dime Cass, nos veremos para la cena, me quedaré aquí hoy y mañana también, tenemos una feria del libro, después de eso regresaré a casa.
– Tenemos que ir a visitar al doctor, el control de los siete meses.
Habló con orgullo.
– Felicidades hermano, espero sepan pronto que será.
– Estoy ansiosa, estos pequeños no han querido mostrarse, quizás al ver a su papá y su mamá juntos, nos den ese regalo.
Acariciando mi vientre.
– ¿Quién sabe? Puede que sea este el día.
El chico se despidió de todos, tomó su maletín, y con una tostada entre los labios, salió disparado por la puerta.
– Cassandra ¿Crees poder venir a darme una mano en dos semanas?
– ¿A qué te refieres?
– Hago los diseños de una importante firma, la temática es el matrimonio, hay modelos de todo tipo, colores, razas, tamaño, todo. Pero embarazadas... hay solo una, y no se verá parejo si no tengo otra modelo ¿Puedes ayudarme? Por favor, por favor, por favor.
Juntando sus manos.
– Pero yo no sé modelar, puedo arruinar todo.
– ¿Cómo qué no?
Jeff alzó una ceja.
– Cierto. Maldita Academia – rodé los ojos– no tengo nada que hacer después de todo, estaré ahí.
– Muchas gracias, me salvas la vida. Se lo haré saber a mi jefa – levantándose de la mesa, bebió su café de un trago– tomaré tus medidas por la tarde.
– No hay problema.
– Esta chica, vale oro, además, es famosa ¿Sabes lo bien que me hará que use mi ropa? – besó mis mejillas– fantástico, esto es fantástico, te debo una grande, traeré algo delicioso para la cena – tomando todas sus cosas– ¿Dulce o salado?
– Dulce – mi estómago rugió, sí que tenía hambre– si es de chocolate, mejor.
– Chocolate entonces – asintió– nos vemos más tarde.
– Nos vemos.
– Adiós Melanie.
– ¡Adiós cariño!
Cerró la puerta tras de ella, se veía feliz.
– Bueno, al menos sé que no volveremos a querer sacarnos los ojos entre nosotras otra vez.
– ¿De verdad vendrás a Nueva York en dos semanas?
– Así es, le dije que sí, estoy comprometida con la causa.
– No sé si... podré acompañarte, depende del día que sea, no creo que me den permiso para viajar de la empresa si soy recién llegado, el jefe de Londres era mi profesor, regresaré al lugar donde hice mi práctica, me insistió en que no me fuera y aún así lo hice, estará molesto conmigo.
– No te preocupes señor trabajador – besé la comisura de sus labios– puedo venir yo sola ¿Sabes quién más está solo?
– ¿Quién?
Ladeando la cabeza.
– Tú tonto – acercando mi silla– nosotros estamos solos – tirando de la cinta de su bata– Ups... se soltó.
Intentando parecer inocente.
– Cass... tú sabes que adoro el sexo, y he estado en una abstinencia terrible –abrazando su cuerpo– pero estás embarazada, no quiero lastimar al bebé.
– No te preocupes por eso, el doctor nos dijo que el liquido amniótico lo protegía, solo hay que hacerlo en una posición cómoda.
– Intento respetarte Cass, me haces las cosas difíciles...
– No tengo sexo desde la ultima vez que te vi, las malditas hormonas me hacen querer tener sexo todo el tiempo, y como no tenía pareja, comía helado y lloraba viendo estúpidas comedias románticas, me compré un vibrador, pero se me cansa la mano, quiero mi sexo A-H-O-R-A.
Señalando.
– ¿Sabes? Siento que estoy a punto de ser violado.
– ¿No quieres tener sexo conmigo? ¿Es porque estoy gorda cierto? Sigo siendo sexy, tengo más curvas que antes solamente – cruzándome de brazos– ¿Es porque estoy fea? ¿Qué esperas? Acabo de despertar ¿Quién se arregla para levantarse?
– Ay Cass – negó sonriente– eres preciosa – llevando su mano a mi cintura– ¿Cuándo me he negado yo a tus curvas? Me encantas nena, embarazada o no, sigues siendo la mujer más bella que he visto.
– Pero no quieres tener sexo conmigo ¿De qué me sirven las palabras bellas si no quieres tener sexo conmigo? – levantándome de la silla– ¿Qué parte de "Quiero sexo todo el tiempo" no entiendes?
– Eso es demasiado sexo en una frase.
– Quítate la bata.
– ¿Qué?
– Quítate la bata. Quítate toda la ropa, es temprano, quiero mi sexo ahora, me da igual el maldito preservativo, ya estoy embarazada después de todo, después nos bañamos y a salir como la pareja de padres que somos.
– Realmente me siento violado ahora.
Levantándose, titubeo un poco antes de quitarse la bata.
– Aún veo tu bóxer cubriéndote el pene.
– Ya voy jefa, ya voy.
Terminando de desnudarse.
– Si quieres estar conmigo Jeff, tendrás que darme todo el sexo que no tuvimos, así que ve preparando al amigo, porque con suerte descansará cuando vayas a trabajar.
– Bueno... si el doctor dice que no pasa nada, eso no me molestaría en real...
– El doctor dijo que puedo tener sexo joder, he ido a seis citas antes, sola y acompañada, así que puedo tener sexo – quitándome su camiseta– No te veo despertando al amigo.
– A la orden jefa – llevó su mano a mi brasier, desabrochándolo con maestría– ahora sí, adoro la vista – llevando su mano izquierda a su miembro comenzando a estimularlo– están más grandes Cass... ¿Sabes? El doctor dijo que podías tener sexo, vamos ya a la cama, allí estarás más cómoda.
– Este si es el Jeff que me agrada.
Estiró su mano rodeando uno de mis pechos, lo apretó solo un poco cuando el maldito calostro hizo aparición.
– Yo no he desayunado...
Sonriendo con picardía.
– Pensé que habías perdido tu calentura característica, estaba asustándome, amaba eso de ti.
– Me usas por mi sexo, que mal Cassandra, que mal.
Negando divertido.
– Has sido mi mejor sexo, porque lo hago con amor – tirando de las bragas fuera de mi cuerpo– tendrás que quitarme tú los calcetines, no puedo.
– Has sido mi mejor sexo también – acomodándome en el centro de la cama, tiró de los calcetines– Y no sabes cuando extrañé esto, pero te juro, sigo sintiendo miedo, no quiero lastimar a los bebés.
– Jeff...
– Bebés – acercándose a mi vientre– mamá y papá van a tener un poco de diversión de adultos, así que duerman un poco, no escuchen estas cosas – repartiendo besos– tenemos que ponernos al día, su madre quiere dejarme seco.
– Ese es mi plan, así que comienza a trabajar, sumarás puntos.
Sus besos descendieron hasta mi monte de venus, separó mis piernas y sonrió pícaro.
– Ganaré muchos entonces, porque te haré el mejor oral de tu vida.
– Comienza a trabajar bebé – apoyando mi cabeza en la cama– y que sea rápido, me ahogo si estoy demasiado tiempo de espaldas.
– Me encanta cuando eres demandante.
– Usa esa lengua para otra cosa Don Juan.
– Si señora – besó mi sexo– es un placer volver a compartir la cama con usted.
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HOLA MIS NENAS BELLAS, HOY LES TRAJE UN CAPITULO LARGO PORQUE SÉ QUE LAS HICE ESPERAR DEMASIADO, TENGO UNA BUENA EXCUSA, LA UNIVERSIDAD LITERALMENTE NO ME DEJA RESPIRAR, TODO EL DÍA Y TODOS LOS DÍAS, TENGO TRABAJOS PARA PODER CERRAR EL SEMESTRE, COMO SABRÁN, LA SITUACIÓN EN CHILE NO ESTÁ MUY BIEN, PERO LOGRAREMOS SURGIR COMO SIEMPRE LO HACEMOS, EL PUEBLO TENDRÁ LO QUE NECESITA.
UN BESOTE PARA TODAS MIS MENTIROSAS PELIGROSAS, GRACIAS POR TANTO.
LAS AMO, NO SABEN CUANTO.
NOS LEEMOS PRONTO.
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