Capitulo 13
Su mirada intensa subió mi temperatura en segundos, de hecho ya no quería té, si seguía bebiendo comenzaría a sudar y le daría indicios de lo nerviosa que me ponía compartir espacio con él.
– Debería encender el móvil ya, quizás tenga mensajes o llamadas.
– Sí, probablemente Julian está haciendo un escándalo sin ti, ese idiota... ¿Por qué no está contigo?
– Porque no es su obligación hacerlo.
– Es tu esposo.
– ¿Y qué? En ninguna parte dice que debe pasar las veinticuatro horas conmigo.
– Creo que escogí mal tema de conversación, no quiero que discutamos Cass... yo solo...
Mi móvil comenzó a sonar interrumpiendo su frase, era Julian, tan oportuno como siempre.
– Dame un momento.
Levantándome del asiento, me alejé un poco observando por la ventana, entonces contesté.
– Hola cariño ¿Cómo están las cosas allá?
– Aquí muy bien preciosa, primero dime ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?
– No tontito, solo has tus cosas, aquí estoy muy bien – observando de reojo a Jeff, estaba muy atento– no me duele nada, mi única queja es con esos gemelos del demonio, la casa era un asco, estuve horas limpiando y ordenando.
– No deberías hacer fuerza, el ajetreo es malo para el embarazo.
– No estoy lisiada Julian, además, bien sabes que mantenerme quieta me vuelve loca.
– Es que si te pasa algo me muero Cass... sobre todo porque no podré estar ahí para socorrerte.
– Hace mucho tiempo las princesas dejaron de ser damiselas en peligro, puedo rescatarme sola, no te preocupes por eso cariño.
– ¿Dónde estás ahora? ¿Comiste algo?
– No he comido... pero lo haré en un par de horas más.
– ¿Cómo que en un par de horas? Cass, respeta tu horario de comidas, y por favor come, no le hace bien a los bebés que no comas.
– Comeré, te lo prometo, pero... es que ahora voy en un avión, no estoy en casa.
– ¿Cómo que en un avión? ¿Hacia dónde?
– Rumbo a Nueva York... con Jeff.
El mencionado sonrió con superioridad, le encantaba joder a Julian.
– ¿Qué haces con él? Disculpa... no es problema mío, es que me preocupas, se hará tarde ¿Dónde te quedarás?
– No lo sé – encogiéndome de hombros– estábamos hablando, no sé cómo accedí, después estaba en su auto y en un pestañeo ya estaba arriba del avión, tenemos muchas cosas que hablar, y en cuanto a eso ultimo... ya veré como regresar, sabes que soy precavida.
– ¿Si pasa algo...Me llamarás cierto? Digo... si algo cambia, si algo no sale bien.
– Te llamaré pase lo que pase, ahora tú... disfruta tu día, estamos en contacto.
– Adiós preciosa ¿Te quiero mucho lo sabes?
– Yo también te quiero mucho Julian.
– Nuestro dicho... no puedo quitármelo de la cabeza, es extraño no compartir cama contigo, verte en las comidas, ayudarte con los zapatos... te extraño ¿Sabes?
– Pronto, muy pronto cariño "Donde tú vayas, yo estaré" – recitando nuestro mantra personal– si decides quedarte allá yo... yo aquí no tengo nada, en cuanto terminen las promociones y el trabajo en terreno con el libro, tomaré el primer vuelo hacia España, allí comenzaremos una nueva vida.
– Eso estaría genial, pero Cass, toda nuestra vida está allá, nuestras cosas, nuestras familias, nuestros amigos... Jeff está ahí también, ambos sabemos que no quieres dejar todo, amas allá.
– Ya veremos qué pasará en el camino, ahora, quiero que te olvides de mí y disfrutes el maldito día ¿Oíste? España es un lugar hermoso.
– Lo haré, saldré con Camille hoy luego de su turno en el trabajo.
– Envía mis saludos, semental – reí, que ingeniosa era Camille a la hora de poner apodos– dale un par de besos a mi abuela de mi parte también.
– Lo haré, ahora preciosa... hablamos más tarde.
– Hablamos cariño, besos.
– Cuídate mucho.
Corté la llamada sonriéndole al móvil, este chico estaba muy a gusto ahí, dudo mucho que quiera regresar, y eso está bien.
– ¿Quieres ir a vivir a España?
Preguntó en cuanto me dejé caer en el asiento frente a él.
– Fue... una idea loca, pero no la descarto, en España vive mi abuela, mi padre podría cambiarse ahí también.
– ¿Qué hay de mí?
– Puedes... puedes ir a ver a nuestros hijos cuando te apetezca.
– Sabes que eso es casi imposible con los horarios de oficina.
– Jeff... no es que vaya a hacerlo de un día para el otro o que sea un plan confirmado, es una idea, además, Julian tiene razón, es prácticamente una locura, todas nuestras cosas, nuestras familias y amigos están acá, si me voy a España sería de cobarde.
– ¿De qué huirías?
– De ti.
Solté sin pensar.
– ¿De mí? ¿Y eso por qué?
Estúpida boca que no se ponía de acuerdo con mi cerebro.
– Porque tienes el poder de destruirme y volver a juntar las piezas rotas con facilidad, yo... yo me amo mucho como para volver a caer en ese círculo vicioso.
Amor propio, eso es Cassandra, amate porque eres increíble.
– No hay circulo vicioso cariño, ya no más, lo que menos quiero es lastimarte, yo dejé esos días atrás, si me permites acercarme – sincero– podré demostrar que estoy siendo sincero.
– No puedo alejarte porque nuestros hijos siempre nos mantendrán unidos, así que... ya veremos qué pasará en un futuro.
– Gracias por no cerrarte a la idea.
– De nada – suspiré– ¿Qué dices si vemos una película para acortar el tiempo? – sentándome a su lado, bajé la pantalla en el muro del avión casi frente a su asiento, para ver, tendríamos que estar muy juntos– dame una temática.
Quitándome el gorro y la bufanda, aquí hacía calor, no estaba segura de si el culpable era la calefacción o... Jeff.
– Una película de romance, tú amas el romance.
No me ataques con recuerdos por favor.
– Pero a ti no te gustan mucho, te aburrirás.
– ¿Ya qué? Puede que encuentre ideas para reconquistarte.
Sonreí negando, este chico no se rendiría.
– En ese caso... podemos ver "El combate", tiene romance, también acción, chicos malos, peleas clandestinas, chicos sin camiseta... es una buena película.
"Tú y el protagonista no se parecían en nada, a pesar de todo me recordaba a ti" pensé.
– Comenzaré a ver más películas solo para poder discutir contigo, veamos esa entonces.
Presioné la lupa buscando la película en este extenso e infinito repertorio hasta dar con ella, presioné play, acomodándome luego en el asiento.
– Creo que... así estarás más cómoda.
Quitando el brazo que separaba nuestros asientos, y cómo yo no soy tonta... me acerqué hasta rozar su cuerpo.
– Gracias, ahora veo mejor.
– No es nada, para mí es un placer.
Esa sonrisa de galán seductor aceleró mi pulso otra vez.
Este sería un viaje muy largo.
Casi en la mitad de la película, pude notar como Jeff estiraba su brazo tras mis hombros, parecía estar al pendiente de la película, pero he notado como desvía la mirada hasta mí en un par de ocasiones, admito que estoy bastante nerviosa, las hormonas me tienen vuelta loca, solo quería tocarlo, algo así como... un último adiós.
– Esta parte me gusta mucho, el chico a pesar de todo es un romántico.
– Y la chica muy bondadosa, ayudó a su madre y también a su hermano, me recuerda a ti.
No estoy loca, él también se identificó con esta película.
– Todo el mundo merece un final feliz, además, yo... ayudaría a tu madre una y mil veces más, ella se merece el cielo.
– Susan ha cambiado mucho y eso te lo debo a ti, yo ni siquiera tendría relación con ellos de no ser por lo entrometida y taimada que eres, mi padre seguiría golpeándola sin yo tener idea, Alice también estaría siendo golpeada y mi hermano... seguiría siendo controlado por él para proteger a su madre.
– Me alegra que hables de Ethan así, es buen chico al igual que Jake.
– No sé como pude llegar a odiarlo tanto, ambos teníamos una vida de mierda, pero yo era demasiado egoísta para darme cuenta.
– Eso es solo porque no te dabas la oportunidad de dejar que te quisieran. Muchas personas querían acercarse y tú no los dejabas, eso fue lo que cambió y mejoró todo en tu mundo.
– Es que tú me enseñaste a querer otra vez – en sus ojos podía ver la lucha interna– Cass, no lo aguanto más, que estés tan cerca y yo no pueda tocarte.
Hizo el ademán de ir por mi mano, pero se detuvo, estaba esperando mi permiso.
– Jeff... no confundamos las cosas, esto es solo... una reunión para no ser tan hostiles cuando compartamos espacio.
Formando puños con ambas manos, reprimiéndome.
– Yo lo sé, pero me es tan difícil mantenerme lejos de ti.
– Solo... solo veamos la película, eso ayudará a distraernos, aún nos quedan muchas horas por delante, yo no sé como regresaré a casa después de esto.
– Es fácil, no regresarás. Nos iremos juntos a la entrevista, te quedarás en mi departamento conmigo, por eso te pedí un cambio de ropa un tanto más elegante – guiñándome un ojo– ¿Soy un genio no?
– Jeff... no dormiré en la misma cama que tú.
Se entristeció.
– No esperaba eso...
– La película... está en la mejor parte, mejor veamos eso antes de que iniciemos una discusión.
– Sí... – suspiró– supongo que será mejor.
Luego de esa película, vimos una de terror en la que sí terminé sujetando su brazo con fuerza, ocultando mi rostro un par de veces, soy una miedosa cuando se trata de terror, y después, para aligerar el ambiente porque juro que ni siquiera quería levantarme al baño sola, me aterraba quedarme encerrada y que algo apareciera tras de mi reflejado en el espejo, prefería no arriesgarme, así que al final terminamos viendo un poco de comedia, así sostuvimos nuestros estómagos partiéndonos de la risa hasta que el dichoso avión aterrizó.
– Está lloviendo.
Ya abrigada y fuera del avión, cerré mis ojos disfrutando de las gotas de agua que caían sobre mí, esta época siempre era mi favorita.
– No vayas a enfermar nena, vamos al auto ya.
Abrió un paraguas rodeando mis hombros con su brazo, él llevaba mi bolso.
– Aquí tenías tu jeep – viéndolo estacionado en el hangar– eres bastante confiado, viajar tan lejos sin saber si aceptaría.
– Rezaba para que así fuera – abrió la puerta trasera para mí colocando su mano sobre mi cabeza para que no me golpeara al subir– solo quiero que me creas.
– Hay muchas piezas que no están en su lugar aún.
Cerró subiendo frente al volante.
– ¿Cómo qué? Dímelo nena o jamás podrás obtener respuesta a tus preguntas.
– Por ejemplo, tu dices que ibas a volver – colocándome el cinturón de seguridad– pero cambiaste el número, no querías que tus amigos te contactaran, eso para mí es indicio de comenzar desde cero.
– Si mantenía contacto con ellos llamarían constantemente para que regresara y yo necesitaba mejorar, necesitaba terminar mis estudios y conseguir un trabajo, para eso debía dejar de ser un alcohólico y si me quedaba en esa casa donde cada pared, cada rincón me recordaba a ti... no era sano, para nadie. Tú sabes lo violento que me pone el alcohol sobre todo cuando algo me molesta.
– Bueno... eso tiene sentido, pero dime, qué tal la idea de comprar un departamento en Nueva York, eso para mí quiere decir que no ibas a regresar.
Ahora sí que lo había atrapado, no podía contradecir esto.
– Dame un par de minutos para explicar eso, la respuesta está en el departamento.
– ¿No quieres darme un adelanto?
– Cualquier tipo de adelanto, para ti, sonaría a mentira, así que espera un poco, diez minutos como mucho.
– Diez minutos es demasiado.
Hice una mueca acariciando mi vientre, estos pequeños monstruitos estaban moviéndose demasiado.
– ¿Estás bien?
Observándome por el retrovisor.
– Si, está todo bien, solo que estos pequeños se mueven demasiado y estoy algo cansada, viajé muchas horas para llegar a casa, luego limpié como por tres horas para que la casa volviera a parecer casa y no corral de cerdos, y después llegaste tú subiéndome a un avión otra vez. Te juro que estoy muerta.
– Lo siento... no pensé en eso, fue muy inconsciente de mi parte ¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor?
– Una camiseta tuya y unas pantuflas, quiero ropa holgada para poder descansar, las costuras de la ropa me están matando ¿Me creerías si te digo que mi piel se volvió más sensible con el embarazo? Además, los pezones me duelen todo el tiempo, tengo frío en las extremidades, no puedo dormir durante las noches con comodidad, yo estaba acostumbrada a dormir abrazada a mi almohada, de frente, con una pierna ligeramente más levantada que la otra, ahora no puedo, solo de lado porque la panza molesta bastante, y lo odio porque no me molesta realmente, adoro mi panza, adoro que no me dejen dormir con sus movimientos, son una cosita adorable que me robará la vida y no puedo con la espera, ansío que llegue ese momento.
– Te compraré una almohada para embarazadas – sonrió– dicen que son muy cómodas y ayudan a encontrar la posición perfecta para que descanses por las noches, he estado investigando y dicen que al final del segundo trimestre y principios del tercero, no sería una novedad que comience a salir el calostro, quizás por eso te duelen los pezones, puede que eso comience a pasar, hay unas cremas especiales para la piel de las embarazadas, son más humectantes, cuidan la piel, hay unos gel de ducha también, compraré de esos.
– Puedo hacerlo por mí misma Romeo – reí– eres adorable cuando hablas de los trimestres, los pezones y el calostro, jamás en la vida te habría imaginado así.
– Seré padre ahora, hay que hacer un par de ajustes para ser una ayuda en vez de... una molestia. Y por favor deja que compre esas cosas para ti, me haría mucha ilusión.
Sonreí enternecida, esta faceta de Jeff no la conocía... y me gustaba.
– Está bien, agradeceré mucho ese gesto... gracias por investigar todas esas cosas Jeff, no me detuve a pensar en nada de eso, supongo que para eso están los futuros padres.
– Pues claro, para ayudar a las jóvenes madres a enfrentar la montaña rusa que es el embarazo.
Dobló directo hasta unos estacionamientos subterráneos en un hermoso condominio, desde aquí parecía costoso.
– ¿Aquí vives?
Estacionó el jeep y corrió a abrir mi puerta antes de que pudiera desabrochar mi cinturón.
– Así es, te gustará más cuando subamos al recibidor ¿Un piso por las escaleras es demasiado?
– No, puedo con eso, no te preocupes, mi cardio sigue siendo fantástico.
– Está bien, así saludaré al guardia de turno, tengo un par de cosas que preguntar.
– Está bien.
Tomó mi bolso, bloqueó el vehículo y comenzamos a caminar codo a codo hasta el famoso recibidor. Asientos de cuero, costosas mesas de vidrio y mármol, ventanales enormes que daban una vista estupenda de la ciudad, flores por todas partes, libros, revistas y periódicos en un estante perfectamente organizado... vaya... si que me gustaba aquí.
– Rixon ¿Qué tal amigo?
Saludó al joven guardia como si fueran íntimos amigos.
– Parker ¿Qué tal el trabajo? ¿Día agotador?
– Ni que lo digas, pedí permiso para salir antes, tenia un par de cosas que hacer en Londres.
Guiñándome un ojo.
– ¿Quién es la hermosa señorita?
– Es... ella es Cass, la madre de mis bebés, seré padre pronto de gemelos o gemelas – acariciando mi vientre, parecía realmente feliz– tiene seis meses.
– ¡Vaya! ¡enhorabuena amigo! Dos a la vez – silbó– eso es para aplaudirte, felicidades a ambos.
– Gracias Rixon, estamos muy felices – respondí– un gusto conocerte.
– Un gusto para mí también señorita.
– Rixon, amigo ¿Ha llegado alguien?
– Nadie aún, eres el primero Parker.
– Eso es bueno – tomando mi mano– nos vemos entonces, que tengas buen turno.
– Y ustedes buena velada.
Nos despedimos caminando directo a los ascensores, el edificio desde afuera parecía bastante alto.
– ¿En qué piso vives?
Ya dentro.
– Presiona el doce nena.
– Si viviera en el piso doce no podrías entrar por la ventana.
Sonreí, presionando el número.
– ¿Quién dijo eso? Podría convertirme en SpiderMan un día de estos o en Tarzán y trepar por las paredes.
– Nunca me aburre tu ingenio, de hecho, extrañaba tu sentido del humor.
– Podrías no extrañarlo y... quedarte conmigo.
– Sabes que no puedo, tengo planes en Inglaterra y no quiero atarme a nadie ahora.
– Es una idea, estaré esperando el momento en el que aceptes, no declinaré a la idea.
Las puertas se abrieron, siete departamentos en este piso ¿Cuánto le habrá costado? El lugar parecía carísimo.
– Aquel es el mío.
Señaló.
Caminamos los escasos metros, buscó la llave entre sus cosas, la introdujo en la cerradura dando un leve giro, entonces se abrió.
Demonios... muchas camas, sofás, paredes, baños, donde las cosas podrían descontrolarse.
Cassandra Blake/Scott, controla tus hormonas y mantén las manos lejos de su cuerpo, no es tan difícil, solo... sigue odiándolo.
– Bien... este es mi departamento ¿Quieres ponerte cómoda antes de que hablemos sobre lo importante?
– Por favor, los zapatos están matándome.
– ¿Quieres ayuda?
– ¿Por favor?
– No hay problema, sígueme.
Todas las puertas estaban cerradas así que no podía curiosear mientras nos acercábamos a la puerta numero dos donde al parecer se encontraba su cuarto. Cama amplia, sabanas y edredón negro, muebles oscuros, una televisión curva gigante y bajo esta una Xbox ¿Quién lo diría? También había pequeños autos de juguete de colección, parecían clásicos, y en su mesa de noche, descansaba una fotografía nuestra en un hermoso cuadro de cuero negro a juego con la habitación, él no me había olvidado.
– Que... Lindo cuarto.
– No soy bueno con las decoraciones, pero gracias.
– Es muy bonito, lo digo en serio.
Sentándome sobre la cama, esperé paciente a que sacara una camiseta, calcetines y un par de pantuflas.
– Bueno... aquí es la parte donde te ayudo a quitarte la ropa.
Parecía nervioso, sus manos temblaban ligeramente al igual que su labio inferior, no era la única que pensaba cosas extrañas cuando estábamos los dos solos entre cuatro paredes.
– Sí, yo puedo con la ropa de arriba.
Estaba cansada, así que mis movimientos fueron bastante lentos, suéter, camisetas, polo, abrigo... Dios... iba demasiado abrigada.
– Levanta los brazos.
Así lo hice, dejé que deslizara su camiseta por mi cuerpo, en instantes me abordó su olor, cuantos recuerdos...
– Leggins ahora, levanta tu hermoso trasero por unos segundos nena.
– Está bien.
Colocándome de pie, deslizó los leggins fuera de mi cuerpo, quitó mis zapatos y calcetines colocándome uno de los suyos, me quedaban bastante largos, luego sus pantuflas.
– Que alivio... te juro que ya me estaba matando toda esa ropa.
– La camiseta te queda más corta de lo que recuerdo.
Observándome ya de pie dispuesta a salir del cuarto.
– Es la panza, pero aún así cumple su función y no se me ve nada, es bueno que seas alto Jeff.
– Es bueno que tú seas muy baja Cass, así mi ropa te queda de vestido.
Sonreí.
– Puede que sea así también.
– Ahora nena... a lo que nos concierne, ven a la cocina un momento.
– Está bien...
Serio.
Eso me daba un poco de inseguridad.
– Esto es lo que quería mostrarte.
– ¿Post it en el refrigerador?
– Léelos.
– Está bien.
– "Dante Cariño, dejé tu cena lista en el refrigerador, solo debes calentarla, y por favor, esta vez, quítale la tapa has roto tres lunch ya, besos. Melanie" ¿Quién joder es Dante?
– Sigue leyendo linda.
Apoyando su peso en la barra del desayuno.
– "Jeff Cariño, a ti también te dejé almuerzo cerdo mal agradecido, aún estoy enojada contigo así que menos porción para ti al menos hasta que te disculpes, Melanie"
– Espera... ¿Ella les dice cariño a ambos? ¿Por qué te hace el almuerzo? Entonces sí vivía aquí, Ethan tenía razón y tú eres un mentiroso.
Cruzándome de brazos, me sentía una idiota.
– Ese es el tema cariño, Melanie vive aquí, es cierto, pero no vivimos solos, con nosotros vive mi amigo de la fraternidad Dante, el plan inicial era viajar solo nosotros dos, pero con el tema de mi rehabilitación, Melanie se vino con nosotros, este lugar es arrendado por lo que puedo irme cuando se me pare el culo y lo que escuchaste la otra noche, de esa mujer llamándome cariño, fue en una de sus noches de fiesta, yo te llamé para hablar contigo, sentí ruidos y salí a ver que pasaba, era ella abrazada al váter mientras vomitaba, así que como puedes ver, no hay nada entre ella y yo.
– Espera... ¿Me estás diciendo que vives con dos personas más y no tienes ningún tipo de amorío con esa rompe hogares?
– ¿Rompe hogares?
Alzó una ceja divertido.
– Responde la pregunta.
– Si señora – dejó de sonreír– vivo con ambos y Melanie es solo una amiga que utiliza este lugar para dormir en ocasiones, los fines de semana siempre se queda con sus conquistas.
– ¡Parker! ¡Ya llegué! – escuché la puerta principal cerrarse– Rixon dijo que llegaste hace pocos minutos, tengo hambre ¿Comemos ya?
Un chico castaño, de traje, corbata y maletín en mano apareció en nuestra visual.
– Hola Dante, creí que llegarías más tarde.
– Yo a ella la conozco – pasó de él completamente parando frente a mí– eres Cassandra ¿No? Jeff siempre habla de ti, a Melanie le sale vapor por las orejas cada vez que te menciona, sobre todo por el papelón que hizo en la firma de libro – carcajeo– Dante García a sus servicios.
Estiró su mano hasta mí.
– Cassandra Scott, un gusto – sonreí– Jeff estaba hablando de ti justo en estos momentos.
– ¿Interrumpo algo porque usted va ligeramente vestida y...? – se detuvo en mi vientre– ¡Rayos amigo! No me contaste que serías padre.
– No te veo hace días por las horas extra de trabajo, por eso te decía que necesitaba una noche de copas contigo, Cass y yo vamos a tener gemelos, tiene seis meses, la traje aquí para que viera que no estoy con Melanie, esa loca le mete ideas en la cabeza, yo solo quiero conquistarla otra vez.
– Donde hubo fuego, cenizas quedan.
Comentó animado el castaño.
– Se toma la escoba y se barren – la puerta principal se cerró– o es lo que dicen ¿A quién estoy aconsejando?
Se detuvo en el instante preciso en que nuestras miradas chocaron, analizó mi vestimenta de pies a cabeza sin dar crédito.
– ¿Qué hace esta zorra en mi casa?
– No es tu casa, es de todos.
Respondieron al unísono.
– Da igual, yo vivo aquí y ella no me agrada, así que ¿La sacas tú de buenas maneras o me entrometo yo y lo hago a patadas?
– Si no te agrado pues te lo aguantas querida, y cuida tu vocabulario, porque si yo soy zorra, tu eres una maldita perra mueve culos que busca comerse mis babas mientras ruega por las migajas, hablando de eso, creo que me quedan un par de galletas en mi bolso, te encantan mis sobras después de todo ¿Las traigo para ti?
Acortó la distancia, estaba furiosa.
– ¿Ya naciste con esa boca o es algo que las mamás Liars les transmiten a sus bebés bastardos?
De esta no se salvaba.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
!HOLA MIS BEBÉS HERMOSAS! EN MI PAÍS SON LAS 2:38 DE LA MAÑANA Y YO AQUÍ SIN PODER DORMIR, LLEGUÉ HACE POCO A MI CASA Y NO ME PODÍA IR A LA CAMA SIN DEJARLES UN NUEVO CAPITULO QUE A MÍ ME DEJÓ CARDIACA ¿QUÉ PASARÁ ENTRE CASS Y MELANIE? JEFF DESPUÉS DE TODO SÍ TENÍA RAZÓN, LA CUESTIÓN AHORA ES ¿CREER O NO CREER?
NOS LEEMOS PRONTO PRECIOSAS, UN BESOTE PARA TODAS.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top