Capitulo 12
Apreté la toalla en mi cuerpo acercándome al guardarropa, Jeff no perdió de vista ninguno de mis movimientos.
– Oye, de verdad, deberías dejar de subir ventanas, podrían pensar que eres un ladrón, y deja de mirarme, estoy... un poco gorda.
Bastante diría yo, esta panza tiene sus ventajas y desventajas.
– Estás preciosa, embarazada te ves muy sexy.
Como estaba dándole la espalda me di el lujo de sonreír.
– Sí tú lo dices...
Embarazada o no, utilizaría mi ropa interior de encaje, después de todo ni siquiera se sentía y seguía sintiéndome yo misma.
– ¿Podrías... esperar afuera mientras me cambio?
– ¿Por qué?
– Pues porque no estamos juntos y no suelo cambiarme frente a las personas.
– Me cubriré los ojos, lo prometo.
Los cerró, pero esa sonrisa coqueta no me daba ninguna seguridad.
– Está bien, no los abras.
Dejé caer la toalla, poner mi sostén no resultó ninguna dificultad, pero las bragas... demonios, la panza me molestaba, no alcanzaba a agacharme lo suficiente y subir las piernas para poder meter los pies.
– Quizás si lo hago sentada.
– ¿Qué te sucede?
Probablemente sintiendo el colchón hundirse.
– No puedo ponerme las bragas, debo practicar ser una embarazada solitaria.
– ¿Julian hacía esto?
– Sí, él o cualquiera de los gemelos.
– Deja que te ayude.
– No, yo puedo sola.
No recordaba que esto fuera tan difícil, es como en la película de "Cómo ser soltera" en la que la protagonista tuvo que recordar hasta como quitarse el vestido ella sola.
– Cass por favor, no voy a mirar, lo juro.
– Bien, está bien, me rindo.
Soltando las bragas, lo vi caminar hasta quedar frente a mí, tomó la ropa interior, me ayudó a meter cada pierna en estas, colocándome de pie, me sujeté de sus hombros permitiendo que deslizara estas por mis piernas hasta dejarlas en su lugar.
– Listo – sonrió–¿Lo ves? No fue tan terrible.
"Lo terrible es lo que le haces a mi cuerpo sin darte cuenta" pensé.
– Intento ser pudorosa, antes no podía.
– Lo sé... yo... solo quería ayudar.
Los bebés en mi vientre comenzaron a patear, parecían estar felices de que los dejara estar cerca de su papá.
Cassandra... ya te jodiste.
– ¿Quieres tocar? Están pateando.
– ¿Lo dices en serio? – feliz, tomó asiento a mi lado posicionando su mano caliente en mi vientre– Vaya... que buenas patadas – acercándose– hola bebés, soy su papá, mi nombre es Jeff Parker, supongo que debí presentarme antes pero no sabía de la existencia de ustedes – acariciando– su mamá y yo estamos comenzando a hablar sin gritarnos así que esto va por buen camino, les prometo que haré todo lo posible para que seamos una familia muy pronto.
– No les des falsas esperanzas, no des por hecho nada, no sabemos... lo que va a pasar.
– Lo sé, solo... quería que ellos supieran que intentaré conquistarte otra vez.
Sonriendo.
– No has cambiado mucho –levantándome de la cama antes de que perdiera el autocontrol– pensé que ibas a ser prácticamente otra persona cuando volví a verte con ese traje y en un Jeep.
– Supongo que maduré, he cambiado en muchas cosas Cass, de hecho... ya no bebo, me costó mucho rehabilitarme, fumo de vez en cuando solo cigarros, ya no me drogo tampoco – sonrió– ¿Quieres que te ayude?
Viéndome con la ropa entre las manos.
– Puedo vestirme hacia arriba sola, pero... está bien, te agradecería si me ayudaras con los zapatos y los pantalones.
– Te aconsejo llevar un cambio de ropa, uno elegante que usarías en caso de que varias personas nos reconocieran.
– ¿Por qué?
– Uno siempre debe estar preparado.
Encogiéndose de hombros.
– Bien... llevaré ropa de cambio entonces.
Buscando un poco más de ropa, me senté sobre la cama dejando que Jeff me ayudara a vestirme, debo admitir que podía hacerlo sola pero me gustaba sentirme mimada, era uno de mis grandes defectos.
– Bien, creo que estás lista ¿Lo estás?
– Deja que me maquille un poco, parezco muerta.
– Sí... hablando de eso, creo que estás más pálida de lo que recuerdo, en la visita con el medico deberíamos comentar eso.
– Está bien, recuérdalo porque puede que yo lo olvide, no suelo preocuparme mucho de mí.
– Para eso estoy yo, no te dejaré sola.
Sentada en el tocador, lo observé breves segundos, luego seguí con lo mío, no sabía que responder ante eso.
– Ahora sí que estoy lista.
– Tomé este bolso grande, metí tus cosas adentro.
Caminando hasta mí, tomó mi maquillaje metiéndolo dentro sin delicadeza alguna.
– Hay... neceseres ¿Sabías?
Señalándole el mío vacío sobre el tocador.
– Error de novato, no suelo estar cerca de maquillaje de chicas.
¿Qué hay de Melanie?
– Bien, cómo digas.
– ¿Nos vamos?
Tomando mi abrigo ayudándome a pasar los brazos como todo un caballero.
– Gracias, está bien, vamos ya.
– Perfecto, el día está frío así que es mejor que lleves esto – tomando mi bufanda– y esto también – colocando el gorro sobre mi cabeza– ahora sí, vamos ya.
– Eres demasiado sobreprotector.
– Es que no quiero que te enfermes.
Bajando las escaleras directo a la puerta principal, abrió esta para mí, me despedí de los pequeños que seguían descansando en completa calma y entonces salí, puse llave a la puerta siguiéndolo luego a... un auto negro bastante moderno.
– ¿Y este auto?
– Lo renté.
Encogiéndose de hombros.
– ¿Cómo que lo rentaste? ¿Y tu Jeep?
– Claramente no está aquí.
– ¿Por qué?
– ¿Por qué haces tantas preguntas?
– ¿Por qué respondes a la mía con otra pregunta?
– Porque me gusta molestarte – sonrió poniendo en marcha el vehículo– deberías ponerte el cinturón, de hecho deberías haber subido atrás.
– Olvido a veces que estoy embarazada... ya qué ¿Iremos muy lejos?
– Mmm.... Sí y no.
– ¿Qué tipo de respuesta es esa?
Abrochando el cinturón.
– Ya lo verás.
Sonriendo como un niño pequeño.
– Jeff... ¿Dónde vas a llevarme? Lo digo en serio.
– Dije que aclararía todo y es lo que voy a hacer, por lo mismo, necesito que des un salto de confianza, nada te pasará estando conmigo, lo juro.
– Si me dices eso me suena al antiguo Jeff con sus malditos secretos de Player, Katherine, las carreras, peleas clandestinas, sangre, mentiras, castigos, Oficiales...
– Respira, tranquila – posó su mano sobre mi muslo, no me di cuenta de que estaba hiperventilándome– no hay nada de eso, todo en mi vida ahora es... normal, dejé todo lo ilegal atrás, quería cambiar y ser mejor para regresar por ti, para estar a tu altura.
– ¿Mi altura? Yo era una puta Jeff, aún con tus cosas ilegales eras mejor que yo.
– Nadie es mejor que tú Cass, sobreviviste a ese infierno y saliste victoriosa.
– Es que Jeff, es lo que no entiendes, yo no quiero pelear más, quiero... paz, quiero vivir en paz, salir del maldito infierno en el que estaba es difícil, vivía envuelta en llamas todo el tiempo, es difícil apagar el incendio.
– Cariño, tú eres el maldito incendio, tú iluminas cada lugar al que entras, das calor a las personas que morían de frío, aportas ese lado salvaje que todos necesitamos para sentirnos vivos, eres la maldita tormenta ¿Cómo es que no te has dado cuenta?
Sonreí.
– No has perdido ese toque.
– ¿De qué hablas?
– De la habilidad de hacerme sentir que soy extraordinaria.
– Para mí lo eres, desde que te conozco has sido mi motivación.
– Me gustaría tanto creerte...
– Tiempo al tiempo cariño, me ganaré tu confianza, es mi meta de ahora, por eso, responderé a cada duda que tengas con total sinceridad.
– Si es así... – es ahora o nunca– ¿Melanie fue tu novia alguna vez sí o no?
– Sí, lo fue cuando rompimos y comencé a vivir en la casa fraternidad, un par de días, solo quería olvidarte y al mismo tiempo hacerte daño, pero no me sentía satisfecho, no eras tú y eso me jodía.
– ¿Qué hay de ahora?
– Claro que no, ya sabía que jamás funcionaría, somos amigos, ella me ayudó en la rehabilitación.
– ¿Por qué dijo que era tu novia cuando nos encontramos en la feria de Nueva York entonces?
– Porque ella quería alejarte de mí, ella me vio realmente mal y sabía que quería rehabilitarme por ti, sabía que quería regresar por ti, creía que tendría una oportunidad si te sacaba del camino por completo.
Doblando hacia una verja, Jeff tecleó algo en su móvil, segundos después esta se abrió conduciendo otra vez hasta un hangar enorme deteniéndose frente a una fila de aviones.
– ¿Qué hacemos aquí?
– ¿No viajamos similar la última vez que estuvimos en Nueva York?
– ¿Por qué recuerdo solo el automóvil?
Alarmada.
– No te sentías bien, te dormiste así que te cargué hasta el avión, dormiste las cinco horas de vuelo cargada en mi hombro, luego te volví a subir en el auto, ya me estabas preocupando porque no despertabas, pero al final lo hiciste, ni siquiera te enteraste del viaje, me sorprende tu capacidad de sueño.
Vaya... no lo recordaba así, supongo que estar con Jeff, a pesar de todo, me da paz y transfiere confianza.
– Bueno... eso ya pasó, pero no recuerdo ni mierdas, debí estar muy cansada luego de la prueba esa de paternidad prenatal, la cosa ahora es ¿Por qué quieres ir a Nueva york? Se supone que solo iríamos por un café.
– Exacto, pero lo haremos allá, conozco un lugar muy bueno, tranquilo, cómodo, sin molestas personas hostigándonos por nuestros libros, es un lugar ideal.
– Ya qué, no tengo nada más que hacer.
Entre más tarde llegara a casa, mejor, me costaba mucho conciliar el sueño cuando dormía sola.
– Gracias por acompañarme.
– No es nada, agradece a los aviones de la empresa, les dije que necesitaba aclarar un par de cosas sobre nuestros libros para que la entrevista fuera exitosa, esto le conviene a la editorial.
– Mezclar negocios con la vida personal no es bueno.
– Pero tú lo vales.
Sonriendo.
Saliendo ambos del auto, colocó su chaqueta sobre mis hombros, sostuvo mi bolso y caminamos juntos al avión donde el piloto y su copiloto nos esperaban, subimos ambos a este hermoso y cómodo privado sentándonos uno frente al otro, apagamos los móviles, abrochamos nuestros cinturones y en segundos ya estábamos sobre el cielo que comenzaba a mostrar diferentes tonalidades.
– Qué bello es el atardecer desde el cielo.
– Más hermoso es tu sonrisa mientras lo ves – soltando su cinturón– ¿Quieres algo de beber?
No noté el pequeño bar en el rincón derecho del avión, en el otro extremo, algo más atrás, estaba el baño.
– Un té, hace algo de frio –soltando mi cinturón– por favor.
– Claro, pondré a calentar el agua.
– Jeff ¿Qué habrías hecho si yo... si no estuviera embarazada? Si mi estadía como Oficial se extendiera al menos unos dos años ¿Qué habría pasado con nosotros?
– Te habría esperado Cassie, habría visitado a tu abuela... como lo hice estos meses, para que te hablara bien de mí, llamaría a tu padre para darle detalles sobre tus cosas favoritas, así podría mimarte cuando regresaras, si el tiempo se extendía... yo reconstruiría la casa que perdiste por mi culpa, iría a dejarle flores a tu madre cada semana para que no se sintiera sola, seguiría trabajando, intentando ser mejor para ti, buscaría la manera más romántica de enamorarte otra vez porque probablemente ya me habrías olvidado al fingir que Julian era tu esposo, y si conseguía mi objetivo, fuera el tiempo que fuera, te pediría que fueras mi esposa – observándome– todo lo que quiero es vivir una vida contigo.
No llores Cassandra, no llores Cassandra, no llores Cassandra.
– Vaya... a pesar de ser... tú, tenías todo planeado.
– Yo sabía muy bien lo que quería, el tiempo que tardaría en conseguirlo era algo sin importancia, el amor que siento por ti Cass es... más grande que cualquier otra cosa.
– ¿Por qué me amas? ¿Por qué yo y no otra chica?
– ¿Por qué dices? – dio media vuelta cuando el hervidor se apagó, comenzando a preparar mi té– Cass, te lo he explicado muchas veces, eres mi luz, mi ángel guardián, la única persona que me vio a mí, no a mi reputación, no a todo lo que podía hacer de manera clandestina, me ayudaste a superar todos los malditos traumas que tenía, espantaste los demonios que me atormentaban, eres lo mejor que pudo haber llegado a mi vida ¿Aun así vas a preguntar por qué te amo?
Acercándose, puso el té frente a mí, para él, una gaseosa con hielo.
– Esto va a ser un viaje... incómodo.
– ¿Por qué?
Subiendo una pierna sobre la otra de aquella forma tan varonil que hacía estremecer mi cuerpo.
– Porque... – Bebiendo de mi té, buscando una respuesta– porque tú y yo no podemos compartir espacio.
– ¿Eso por qué?
Inclinándose hacia mí coqueto.
– Mejor dime dónde vas a llevarme, demasiado misterio no me gusta.
– Te lo diré entonces – bebiendo de su vaso– a mi departamento, es la mejor forma de que averigües todo lo que ha estado molestándote.
La sensación de calor abrazador escaló desde mis pies hasta la cabeza.
– ¿Cómo sabes lo que me molesta? Yo no he dicho nada.
– Te conozco tan bien que sé que no confías en mí sobre todo por la noche en la que escuchaste a Melanie llamarme cariño, podría contarte todo, pero no me creerás hasta que estemos ahí.
– No necesitas demostrar nada, nosotros no somos pareja.
Necesitaba aparentar que no me importaba, pero la curiosidad solo quería husmear por cada rincón en busca de evidencia para alejarme por siempre de él como debería haber hecho apenas lo vi en la feria del libro en Nueva York.
– No lo somos ahora, pero en un futuro próximo... me gustaría que fueras mi novia, quiero que seas mi mujer.
Esa mirada intensa y oscura me obligó a removerme en el asiento buscando una nueva posición, esto de las hormonas estaba jugándome una mala pasada, no era normal que me sintiera caliente y deseosa... ¿O sí?
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
HOLA MIS AMORES BELLOS, APROVECHANDO QUE TENGO BASTANTE TIEMPO LIBRE, ESTOY INTENTANDO ACTUALIZAR LO MÁS RÁPIDO QUE ME DAN LOS DEDOS. ESPERO QUE LES GUSTE ESTE NUEVO CAPITULO, UN POCO DE JEFFSANDRA QUE ME REVOLUCIONA LAS HORMONAS.
UN BESOTE PARA TODAS MIS MENTIROSAS PELIGROSAS.
NOS LEEMOS PRONTO.
LAS AMO.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top