CAPÍTULO 64
Debajo de las hijas de Aether, el suelo comenzó a agitarse y levantarse, revelando unas afiladas y brillantes piedras imbuidas con los elementos Pyro, Hydro, Dendro, Cryo, Electro y Anemo. Estas piedras, lanzadas con gran velocidad y precisión, se dirigieron directamente hacia las hijas de Aether.
En ese momento crítico, Ningguang, con su habilidad geomántica, actuó rápidamente y creó un escudo protector en el coliseo. El escudo de cristal se alzó justo a tiempo, interceptando las afiladas piedras y protegiendo a las hijas de Aether de un posible daño.
La tensión en el aire era palpable, y el alivio se reflejaba en los rostros de todos los presentes al ver que las hijas de Aether estaban a salvo gracias al rápido actuar de Ningguang.
Aether se levantó bruscamente, su mirada enfurecida y su voz llena de ira. "¡Esto no se va a quedar así!", exclamó, provocando un escalofrío en las hijas que se encontraban frente a él. El impacto de su enojo fue evidente en sus rostros, y por un momento temieron las consecuencias de su furia.
Sin embargo, después de unos instantes, Aether cerró los ojos y tomó una profunda respiración. La tensión en el aire disminuyó cuando volvió a abrir los ojos, esta vez con una expresión de calma y determinación.
Con voz calmada, Aether se dirigió a sus hijas, notando el miedo en sus ojos. "Tranquilas, no tengo intención de lastimarlas", les aseguró. "Lo que quiero es demostrarles hasta dónde puedo llegar y motivarlas a superar sus límites".
Aether: (con voz fuerte y decidida) Hijas, tengo una sorpresa para todas ustedes y para todos los presentes. Hoy pelearé con todas mis fuerzas para brindarles un espectáculo inolvidable.
Isabelle: (sorprendida) ¿Papá, qué sorpresa nos tienes preparada?
Liara: (asombrada) No puedo creerlo, ¿controlas varios elementos?
Seraphina: (emocionada) ¡Wow! ¡Eso es increíble, papá!
Natalia: (determinada) Papá, lucharé a tu lado con todo lo que tengo.
Aurora: (entusiasmada) Estoy emocionada de ver tu poder en acción, papá.
Mizuki y Hikari: (asombradas) ¡Papá, nunca supimos que tenías este poder! Estamos ansiosas por verlo.
Mei y Ling: (sorprendidas) ¡Padre, esto es increíble! No puedo esperar para luchar a tu lado.
Celeste: (admirada) Papá, siempre supe que eras valiente, pero esto supera mis expectativas.
Yuuki: (determinada) Protegeré tu espalda, papá. Juntos enfrentaremos cualquier desafío.
Ai: (entusiasmada) Papá, estoy lista para pelear contigo y demostrar mi valía.
Aria: (con una sonrisa) Papá, lucharé a tu lado con todo mi corazón.
Luna y Estrella: (asombradas) ¡Papá, esto es increíble! Estamos emocionadas por enfrentarte y ver todo tu poder.
Amara: (decidida) Papá, no te preocupes, lucharé contigo y protegeré a nuestra familia.
Allegra y Fiorella: (emocionadas) ¡Papá, esto es genial! Estamos listas para enfrentarte y demostrar nuestro propio potencial.
Sakura y Haruki: (entusiasmadas) ¡Papá, vamos a luchar juntos y mostrar nuestro poder!
Luna y Sol: (sorprendidas) ¿Papá, tú también puedes controlar elementos? Estamos ansiosas por verlo.
Alia: (asombrada) Papá, esto es increíble. Estoy emocionada por luchar a tu lado.
Aether rápidamente invoca burbujas elementales a su alrededor, envolviendo tanto a él como a sus hijas en una cúpula de sorpresa y asombro. El público estalla en aplausos y vítores al ver este espectáculo inesperado.
La multitud se encuentra en un silencio expectante, asombrada por el poder y la habilidad de Aether, mientras él y sus hijas se preparan dentro de las burbujas para comenzar la verdadera batalla. Todos se encuentran emocionados por presenciar la lucha del héroe de Teyvat y sus hijas, sabiendo que presenciarán algo realmente extraordinario.
Las burbujas que envolvían a Aether y sus hijas estallan con un estallido de energía, revelando a un Aether completamente curado y revitalizado. Al mismo tiempo, las burbujas que cubrían a sus hijas también explotan, liberándolas y sorprendiendo a todos con su total recuperación.
Isabelle: (aliviada) ¡Papá, estás bien! Y mis heridas han sanado también.
Liara: (asombrada) ¡Increíble! Nuestras energías se han restaurado por completo.
Seraphina: (agradecida) Papá, gracias. Me siento mucho mejor ahora.
Natalia: (sonriendo) Papá, no puedo creerlo. Estamos todos sanas de nuevo.
Aurora: (emocionada) Papá, eres un milagro. Mi fuerza ha regresado.
Mizuki y Hikari: (felices) ¡Papá, estamos curadas! Gracias por tu poder sanador.
Mei y Ling: (asombradas) ¡Nuestras heridas han desaparecido! Papá, eres increíble.
Celeste: (agradecida) Papá, gracias por restaurar nuestra energía. Estoy lista para seguir luchando.
Yuuki: (aliviada) Papá, te has curado y nos has sanado a todas. Eres nuestro héroe.
Ai: (con gratitud) Papá, gracias por devolvernos nuestra energía. Lucharé con todas mis fuerzas.
Aria: (emocionada) Papá, gracias por sanarnos. Estoy lista para dar lo mejor de mí.
Luna y Estrella: (entusiasmadas) ¡Papá, estamos de nuevo en plena forma! Gracias por tu poder.
Amara: (agradecida) Papá, eres increíble. Mi energía ha vuelto gracias a ti.
Allegra y Fiorella: (felices) ¡Papá, estamos curadas! Eres un verdadero sanador.
Sakura y Haruki: (asombradas) ¡Nuestras heridas han desaparecido! Gracias, papá.
Luna y Sol: (agradecidas) Papá, gracias por devolvernos nuestra energía. Estamos listas para luchar.
Alia: (aliviada) Papá, te has curado y nos has sanado a todas. Eres un verdadero protector.
La multitud, impresionada por la recuperación milagrosa de Aether y sus hijas, estalla en aplausos y vítores. El asombro y la admiración se reflejan en cada rostro presente en el coliseo. El poder y la determinación de Aether han demostrado ser más allá de lo imaginable, y su habilidad para sanar y restaurar la energía de sus hijas es motivo de asombro y gratitud.
Aether sonríe, agradecido por el apoyo y la emoción de la multitud. Se siente fortalecido y listo para enfrentar cualquier desafío que se presente. La verdadera batalla está a punto de comenzar, y con el respaldo de sus hijas y el público, Aether se prepara para mostrar el verdadero alcance de su poder.
Aether retrocede con elegancia, levantando una nube de tierra que se extiende por el coliseo, envolviendo el ambiente en un velo de misterio. La multitud contiene la respiración, expectante por lo que vendrá a continuación. Con un movimiento fluido, Aether deja caer su antigua espada al suelo con un estruendo suave, simbolizando el final de una etapa y el comienzo de algo nuevo.
En un instante, una luz brillante ilumina el espacio mientras Aether extiende su mano hacia el cielo. De repente, una espada deslumbrante, adornada con detalles intrincados y centelleantes gemas, materializa en su palma. La multitud queda maravillada ante la magnificencia del arma, cuyos reflejos danzan en los ojos de los espectadores. Era el arma que le había regalado Arlechino anteriormente.
Aether busca con intensidad a través de la multitud hasta encontrar la mirada de Arlechino, una de sus esposas. Un gesto juguetón se forma en sus labios mientras envía un beso en su dirección. Arlechino se sonroja, su corazón latiendo con emociones encontradas, mientras las otras esposas, entre ellas Jean, Ningguang, Candace, Alesandra, Francisca, Kokomi, Yelan, Noelle, Ganyu, Ayaka, Nilou, March, Sofia, Yae, Lisa y Signora, observan con celos y admiración.
Jean: (con una mirada seria) Aether, ¿acaso crees que solo puedes mandar besos a una de nosotras?
Ningguang: (cruzando los brazos) Parece que has olvidado que también somos tus esposas, Aether. No deberías jugar con nuestros sentimientos de esta manera.
Candace: (frunciendo el ceño) Estoy decepcionada de que nos hagas sentir así, Aether. Deberías saber que merecemos la misma atención y afecto.
Alesandra: (con voz firme) No te equivoques, Aether. Somos tus compañeras y merecemos ser tratadas con respeto y consideración. No deberías favorecer a una sobre las demás.
Francisca: (cruzando los brazos con determinación) Si quieres besar a alguien, deberías besarnos a todas por igual, Aether. No puedes jugar con nuestros sentimientos de esta manera.
Kokomi: (con una sonrisa forzada) Aether, sé que puedes ser juguetón, pero recuerda que también tenemos corazones que se llenan de alegría o tristeza. No nos hagas sentir excluidas.
Yelan: (con una expresión seria) Aether, te adoramos y te apoyamos, pero eso no significa que puedas ignorar nuestras emociones. Trata a cada una de nosotras con la misma atención y cariño.
Noelle: (con voz suave pero firme) Aether, siempre hemos estado contigo y hemos compartido nuestras vidas juntos. No deberías hacer sentir a ninguna de nosotras menos especial.
Ganyu: (con una mirada seria) Como guardianes de tu corazón, merecemos tu amor y afecto equitativamente, Aether. No juegues con nuestras emociones de esta manera.
Ayaka: (con voz tranquila pero decidida) Aether, te amamos incondicionalmente, pero no puedes tomar nuestras emociones a la ligera. Sé considerado con cada una de nosotras.
Nilou: (con una expresión desafiante) Aether, no pienses que puedes jugar con nuestros corazones. Merecemos tu atención y afecto en igual medida.
March: (con una sonrisa irónica) Aether, siempre te has destacado por tu galantería, pero ahora debes aprender a ser igualmente galante con todas nosotras.
Sofia: (con voz serena pero firme) Aether, somos tus esposas y merecemos ser tratadas con respeto y amor por igual. No juegues con nuestras emociones de esta manera.
Yae: (con una expresión seria) Aether, aunque te amamos, no podemos ignorar nuestras emociones. Por favor, considera cómo nos sentimos antes de actuar impulsivamente.
Lisa: (con una mirada desafiante) Aether, eres un hombre afortunado de tenernos a todas como esposas, pero eso no significa que puedas favorecer a una sobre las demás.
Signora: (con una sonrisa irónica) Aether, no te hagas el desentendido. Sabes muy bien que todas merecemos tu atención y cariño por igual. No juegues con nosotras.
Arlechino (riendo y calmando a las esposas): Chicas, chicas, no se preocupen tanto. Saben que Aether las ama y les corresponderá con todo su cariño. No hay necesidad de poner esa cara intimidante, ¡dejen que disfrute de su momento en el coliseo!
El ambiente se carga con una energía intensa y un halo de tensión se forma entre las esposas, quienes se miran entre sí con expresiones desafiantes. Aether, aunque sorprendido por la intimidación de sus amadas, se regocija en el amor y la rivalidad que existe entre ellas. Sabiendo que su cariño se desborda hacia cada una, él se siente afortunado y agradecido por tener a estas mujeres extraordinarias a su lado.
Finalmente, Aether se coloca en posición de combate, sosteniendo la nueva espada con firmeza. La multitud estalla en aplausos y vítores, emocionada por presenciar el enfrentamiento entre el héroe y sus poderosas hijas. El coliseo retumba con la energía palpable de la anticipación, mientras todos se preparan para presenciar una batalla memorable que desatará el poder y la destreza de Aether, el héroe de Teivat, contra la valentía y habilidades únicas de sus hijas.
Las hijas de Aether, sorprendidas por el poder y la habilidad de su padre, se reagruparon rápidamente y se prepararon para contraatacar. Aether, con determinación en sus ojos, se mantuvo firme y listo para enfrentar a cada una de ellas.
Isabelle, la hija de Jean, se acercó velozmente hacia Aether, pero él aprovechó su habilidad electro para desplazarse detrás de ella en un destello. En un movimiento rápido, Aether invocó una ráfaga de aire que propulsó a todas las chicas hacia atrás, haciéndolas chocar contra la pared del coliseo con fuerza. El impacto dejó a todas ellas aturdidas y desconcertadas.
Sin perder tiempo, Aether transformó su espada en un mandoble flamígero imbuido en el poder del elemento pyro. Con maestría, lanzó un poderoso ataque hacia Isabelle, quien no tuvo tiempo de reaccionar y fue enviada volando por los aires, cayendo al suelo rendida y sin poder continuar la pelea. Aether observó la escena con una mezcla de satisfacción y tristeza por haber derrotado a una de sus hijas.
Mientras las demás hijas se levantaban lentamente, Aether se preparó para enfrentar los siguientes desafíos. Aunque sabía que no quería lastimar a sus amadas hijas, también comprendía que esta batalla era necesaria para su crecimiento y preparación para futuros desafíos. Con determinación en su mirada, pensó para sí mismo: "Una menos, ahora quedan 22. Esta será una batalla intensa".
La tensión en el coliseo era palpable mientras la batalla entre Aether y sus hijas continuaba. Las restantes hijas se levantaron del suelo, decididas a vengar a sus hermanas caídas y a probar su valía ante su formidable padre. Se lanzaron hacia él con ferocidad, mostrando sus habilidades únicas.
Aether utilizó su habilidad electro para moverse ágilmente entre las hijas, esquivando sus ataques con elegancia y rapidez. Invocó ráfagas de viento y corrientes eléctricas para desequilibrar a sus oponentes, lanzándolas al aire una y otra vez. Cada movimiento de Aether era preciso y estratégico, demostrando un dominio impecable de sus habilidades elementales.
Liara, con su destreza en el combate con espadas, intentó acorralar a Aether con rápidos movimientos. Pero el padre de las chicas no se dejó intimidar. En un abrir y cerrar de ojos, transformó su arma en un arco, disparando flechas cargadas de energía electro que impactaron en el cuerpo de Liara, haciéndola retroceder y perder el equilibrio.
Seraphina, aprovechando su afinidad con el hielo, creó estalactitas afiladas que se dirigían hacia Aether. Sin embargo, él mostró su versatilidad al transformar su arma en un catalizador. Conjuró llamas intensas que envolvieron las estalactitas, derritiéndolas y dispersando el hielo en el aire. Seraphina quedó desconcertada ante el contrataque inesperado y cayó al suelo.
Natalia, con su agilidad y habilidades acrobáticas, intentó confundir a Aether con sus movimientos rápidos y evasivos. Pero el padre de las chicas, siempre un paso adelante, transformó su arma en una lanza y ejecutó movimientos precisos, logrando golpear a Natalia con una embestida poderosa. La hija de Aether fue arrojada hacia atrás, sintiendo el impacto de la derrota.
El ciclo se repitió una y otra vez mientras Aether enfrentaba a cada una de sus hijas. Con cada transformación de su arma, mostraba su dominio sobre los elementos y sorprendía a sus oponentes. Aether luchaba con determinación y habilidad, demostrando por qué era considerado un formidable guerrero y líder.
El coliseo resonaba con los sonidos de los combates y los gritos de la multitud que observaba atentamente. A medida que Aether derrotaba a sus hijas una por una, la tensión aumentaba. La audiencia estaba impresionada por la destreza y el poder de su padre, pero también había un sentimiento de tristeza al ver a las hijas caer ante él.
Después de cada enfrentamiento, Aether se acercaba a sus hijas caídas y les ofrecía una mano para ayudarlas a levantarse. Aunque la batalla era intensa, su amor y preocupación por sus hijas eran evidentes en cada gesto y mirada. Aether estaba decidido a enfrentar a sus hijas con todas sus fuerzas, pero también quería asegurarse de que estuvieran a salvo y protegidas.
La batalla continuó, y el número de hijas disminuía rápidamente. Aether se mantuvo firme, enfrentando los desafíos con valentía y habilidad. A medida que avanzaba, el público se volvía cada vez más eufórico, aplaudiendo y vitoreando al héroe de Tevyat.
Finalmente, solo quedaron tres hijas en pie, mirando a su padre con determinación en sus ojos. Aether respiró profundamente, consciente de que el último tramo de la batalla sería el más difícil. Sin embargo, estaba preparado para enfrentar cualquier desafío que se presentara, dispuesto a proteger y guiar a sus hijas, incluso en la intensidad de la batalla.
Las tres hijas que habían sobrevivido a la arrolladora fuerza de Aether eran Celeste, Amara y Sakura. Cada una de ellas se levantó con determinación, conscientes de que enfrentar a su padre sería el mayor desafío al que se habían enfrentado hasta ahora.
Aether, con una sonrisa confiada en el rostro, miró hacia los asientos de los arcontes y sus ojos se encontraron con Ei. Un brillo travieso iluminó su mirada mientras invocaba otra espada, una que parecía radiar un poder inmenso eléctrico. El gesto no pasó desapercibido para Ei, cuyas mejillas se tiñeron de un suave rubor al recibir el beso lanzado por Aether.
Con una espada en cada mano, Aether se movía con una gracia y rapidez asombrosas. Cada movimiento suyo era elegante y preciso, demostrando una destreza y habilidad sin igual. Celeste, Amara y Sakura se lanzaron al ataque, pero rápidamente se dieron cuenta de que estaban luchando contra un oponente formidable.
Aether esquivaba y contraatacaba con una maestría inigualable. Su agilidad y velocidad eran deslumbrantes, y su dominio de las diferentes armas que podía invocar, ya sea una lanza, un arco, una espada, un catalizador o un mandoble, le daba una ventaja abrumadora sobre sus hijas.
Una a una, Celeste, Amara y Sakura fueron vencidas por el imparable poder de Aether. A pesar de sus esfuerzos valientes, no podían igualar la destreza y experiencia de su padre. Sin embargo, a medida que caían derrotadas, Aether se acercaba a cada una de ellas con ternura y orgullo, asegurándose de que estuvieran bien y mostrando su amor incondicional.
En medio de la intensa batalla, Yanfei, la abogada experta en leyes de Liyue, hizo su aparición en el campo de batalla. Su presencia era una señal clara de que Aether era el vencedor indiscutible. Levantando la mano en señal de victoria, Yanfei proclamó enérgicamente que el héroe de Tevyat había triunfado en el combate.
La multitud estalló en un estruendoso aplauso y ovación, admirando y vitoreando a Aether por su extraordinario desempeño en la batalla. El coliseo resonaba con el eco de las aclamaciones, reconociendo al guerrero que había defendido Teivat con valentía y poder. Aether, rodeado de sus hijas rendidas, irradiaba una mezcla de orgullo y cariño mientras los vítores resonaban a su alrededor.
Fue un enfrentamiento épico, lleno de emociones intensas y giros inesperados. Aether demostró una vez más su inigualable fuerza y habilidad, estableciéndose como un verdadero héroe en el corazón de la gente. La victoria era suya, y el coliseo se llenó de gratitud y admiración hacia el guerrero que había protegido y defendido a Teivat una vez más.
Después de la intensa batalla en el coliseo, Aether decidió dirigirse hacia la Catedral de Favonius para reunirse con sus hijas y asegurarse de que estuvieran bien. Caminó por las calles de Mondstadt, sintiendo el cálido abrazo de la multitud que aún celebraba su victoria. Los elogios y felicitaciones resonaban a su alrededor, pero su mente estaba puesta en el bienestar de sus amadas hijas.
Al llegar a la majestuosa catedral, Aether fue recibido por los caballeros de Favonius, quienes le dieron la bienvenida con alegría y respeto. Los guiarían hasta donde se encontraban las jóvenes guerreras, asegurándose de que no les faltara atención ni cuidado.
Al entrar en la sala donde estaban sus hijas, Aether se encontró con un escenario conmovedor. Las chicas estaban allí, recuperándose de la batalla, pero sus rostros irradiaban gratitud y admiración hacia su padre. Cada una de ellas se levantó y se acercó a Aether, rodeándolo con abrazos y expresando su amor y orgullo.
Isabelle, Liara, Seraphina, Natalia, Aurora, Mizuki, Hikari, Mei, Ling, Celeste, Yuuki, Ai, Aria, Luna, Estrella, Amara, Allegra, Fiorella, Sakura, Haruki, Luna, Sol y Alia. Todas estaban allí, sanas y salvas después del desafiante combate. Aether les dedicó una sonrisa llena de cariño, sabiendo que había logrado proteger a sus hijas y demostrarles su poder y amor.
Después de abrazar a sus hijas en la Catedral de Favonius, Aether se sentó junto a ellas, ansioso por escuchar lo que tenían que decir. Cada una de sus hijas se acercó a él, expresando sus sentimientos con gratitud y admiración.
Isabelle fue la primera en hablar, con los ojos brillantes y una sonrisa radiante. "Papá, nunca imaginé que fueras tan fuerte. Estoy impresionada por tu habilidad en la batalla. Gracias por mostrarnos tu poder y protegernos. Siempre estaré a tu lado."
Liara hija, con su voz suave pero firme, agregó: "Padre, has demostrado tu valía como guerrero y como padre. Aprecio tu liderazgo y la forma en que nos has guiado en el camino de la fuerza y la sabiduría. Gracias por enseñarme a nunca rendirme."
Seraphina, con su expresión determinada, dijo: "Papá, eres un verdadero héroe. Tu habilidad para controlar el elemento Electro es asombrosa. Me has inspirado a seguir mejorando y a nunca dejar de luchar por lo que creo. Estoy orgullosa de ser tu hija."
Natalia, con su espíritu enérgico, exclamó: "¡Papá, eres el mejor! Nunca había visto a alguien pelear como tú. Me has enseñado a no tener miedo y a enfrentar cualquier desafío con valentía. Gracias por ser mi ejemplo a seguir."
Aurora, con sus ojos llenos de admiración, dijo: "Padre, eres mi héroe. Tu fuerza y destreza en la batalla son increíbles. Gracias por protegernos y por enseñarnos a ser fuertes. Seguiré tus pasos y me convertiré en una gran guerrera."
Mizuki y Hikari, con sus voces en perfecta armonía, expresaron: "Aether-sama, estamos impresionadas por tu habilidad para cambiar de arma y dominar múltiples estilos de combate. Nos has mostrado la importancia de la versatilidad y la adaptabilidad en la batalla. Gracias por ser nuestro padre y nuestro maestro."
Mei y Ling, con respeto en sus ojos, dijeron: "Padre, tu dominio de los elementos y tu habilidad para luchar nos han dejado sin palabras. Gracias por entrenarnos y por enseñarnos el valor de la disciplina y la dedicación. Estaremos contigo en cada batalla."
Celeste, con una sonrisa tímida, dijo: "Aether, has demostrado una fuerza incomparable. Me has enseñado a nunca subestimar a mis oponentes y a siempre esforzarme por ser mejor. Gracias por tu guía y por ser un padre increíble."
Yuuki, con determinación en su voz, agregó: "Papá, eres un modelo a seguir. Tu habilidad para controlar diferentes armas y elementos es impresionante. Me has inspirado a entrenar duro y superar mis propios límites. Gracias por ser mi apoyo constante."
Ai, con sus ojos brillantes, dijo: "Padre, nunca había visto a alguien luchar con tanta gracia y poder. Tu dominio del combate es sobresaliente. Gracias por enseñarme a nunca darme por vencida y a siempre buscar la excelencia."
Aria, con voz suave pero llena de aprecio, expresó: "Aether, gracias por ser mi padre y mi maestro. Tu habilidad en el combate es impresionante y me has enseñado a valorar la fuerza y la bondad en igual medida. Estoy orgullosa de ti."
Luna y Estrella, con una sonrisa juguetona, dijeron al unísono: "¡Papá, eres el más fuerte! Nos has mostrado cómo el poder puede ser utilizado para proteger a los demás. Gracias por ser nuestro héroe y nuestro padre."
Amara, con gratitud en su mirada, agregó: "Padre, tu valentía en la batalla es admirable. Gracias por protegernos y por enseñarnos a enfrentar nuestros miedos. Estoy orgullosa de ser tu hija."
Allegra y Fiorella, con voz entusiasta, exclamaron: "¡Aether, eres increíble! Nos has mostrado que la determinación y la fuerza van de la mano. Gracias por tu guía constante y por ser un padre asombroso."
Sakura y Haruki, con reverencia en su tono, dijeron: "Padre, tu destreza en el combate es impresionante. Nos has enseñado a apreciar la belleza y la fuerza en cada movimiento. Gracias por ser nuestro maestro y nuestro padre."
Luna y Sol, con admiración en sus ojos, expresaron: "Aether, tu habilidad para controlar los elementos es asombrosa. Nos has enseñado a luchar con honor y a proteger a los demás. Gracias por ser nuestro héroe y nuestro padre."
Alia, con voz suave pero decidida, dijo: "Padre, has demostrado una fuerza incomparable. Me has enseñado a perseverar y a nunca renunciar. Estoy agradecida por tu amor y protección."
Aether escuchó atentamente cada palabra de sus hijas, con una mezcla de humildad y orgullo en su corazón. Sus palabras le recordaron la importancia de su papel como padre y mentor, y se comprometió a seguir guiándolas y protegiéndolas en cada paso de sus vidas.
Con un abrazo colectivo y palabras de aliento, Aether y sus hijas sellaron su vínculo familiar y su compromiso mutuo de seguir luchando juntos, enfrentando los desafíos venideros con coraje y amor. Juntos, eran una familia fuerte y unida, lista para enfrentar cualquier adversidad que el destino les trajera.
Aether estaba a punto de salir de la habitación, pero de repente escuchó voces provenientes del otro lado de la puerta. Se acercó sigilosamente y se pegó a la puerta para intentar escuchar lo que decían. Reconoció las voces de sus esposas, quienes estaban discutiendo acaloradamente sobre su actuación en la batalla.
Jean: ¡No puedo creer que no nos haya mandado un beso a nosotras, pero sí a Arlechino! ¡Es inaceptable!
Ningguang: Estoy de acuerdo. Como esposas, merecemos el mismo trato y respeto. No debería haber mostrado favoritismo.
Candace: Aether debe entender que somos sus esposas y merecemos ser tratadas de manera igualitaria. Esto no puede pasar desapercibido.
Alesandra: Es indignante. Estoy muy decepcionada. Esperaba más de él.
Francisca: ¡Exacto! Si nosotras estábamos ahí apoyándolo, también merecíamos un gesto de afecto.
Kokomi: Esperaba que Aether demostrara su amor y admiración por todas nosotras. No puedo ignorar esto.
Yelan: Es hora de que Aether comprenda la importancia de ser equitativo en su trato hacia nosotras. No podemos dejar esto pasar.
Noelle: Aether debe darse cuenta de que su favoritismo nos lastima. Todos merecemos su amor y atención por igual.
Ganyu: Estoy desilusionada. Esperaba más consideración de parte de Aether. No podemos dejar esto sin resolver.
Ayaka: Aether, debes aprender a valorar a todas tus esposas por igual. No se trata solo de un beso, sino de reconocer nuestro apoyo y amor incondicional.
Nilou: Es inaceptable que haya mostrado preferencia hacia una de nosotras. Aether debe corregir esto de inmediato.
March: No podemos dejar que esto pase desapercibido. Aether debe entender el impacto que sus acciones tienen en nosotras.
Sofia: No es solo un tema de besos. Se trata de respeto, consideración y amor igualitario. Aether debe reflexionar sobre sus acciones.
Arlechino: ¡Chicas, tranquilícense! Aether es un buen hombre y sé que puede enmendar su error. No dejemos que esto afecte nuestra relación.
Yae: Estoy decepcionada, pero también creo que Aether merece la oportunidad de rectificar sus acciones. Sigamos adelante, pero hagámosle saber lo que esperamos de él.
Lisa: Aether, como esposas, esperamos ser valoradas y apreciadas. No podemos ignorar esta falta de igualdad.
Signora: Aether, te has equivocado. Espero que puedas aprender de esto y enmendar tus errores.
Kira (Diosa Desconocida): Aether, como Diosa y tu esposa, estoy profundamente decepcionada por tu falta de equidad en la batalla. Todos merecemos ser tratados con igualdad y recibir tu amor y apoyo. No puedes mostrar favoritismo de esa manera. Espero que reflexiones sobre tus acciones y encuentres la forma de enmendar esta situación.
Aether abrió la puerta lentamente, su corazón latiendo acelerado mientras el ambiente se cargaba con una tensión palpable. Al ver a todas sus esposas con sonrisas macabras y miradas dominantes, sintió cómo un nudo se formaba en su estómago, mezcla de miedo y ansiedad. Yae, con una expresión desafiante, fue la primera en tomar la palabra, sus ojos brillando con determinación.
Yae: Oh, Aether, querido esposo, parece que olvidaste que tu atención y afecto nos pertenecen a todas por igual. ¿Por qué mostraste tanta preferencia hacia Arlechino? Quizás necesites un pequeño recordatorio sobre el poder que todas podemos ejercer.
Jean, con una mirada penetrante, se acercó a Aether y su voz resonó con autoridad.
Jean: Como líder de los Caballeros de Favonius, Aether, esperaba que tuvieras la capacidad de tomar decisiones justas y equitativas. Pero tus acciones en la batalla fueron una afrenta para todas nosotras. No puedo permitir que el favoritismo nuble tu juicio.
Ningguang, con su habitual frialdad, arqueó una ceja y habló con voz gélida.
Ningguang: Aether, tu falta de consideración en la batalla ha dejado una grieta en la base de nuestra relación. Mis esfuerzos por acumular riquezas y poder también deberían recibir tu atención y admiración. No subestimes mi influencia.
Las demás esposas, una a una, se unieron a la conversación con miradas penetrantes y palabras llenas de reproche. Candace, con voz firme y un tono autoritario, hizo oír su reclamo.
Candace: Como General de los Conquistadores del Crepúsculo, mi posición y logros merecen respeto y reconocimiento. No toleraré ser ignorada o desairada en público, Aether. Espero que corrijas tu comportamiento.
Alesandra, con una sonrisa sardónica, pronunció sus palabras con un tono desafiante.
Alesandra: ¿Así que te has dejado llevar por la belleza de Arlechino? Parece que has olvidado que tu deber es atender a todas tus esposas, Aether. Demuéstranos que todavía eres capaz de satisfacernos a todas.
Francisca, con una mirada triste pero llena de determinación, alzó la voz.
Francisca: Aether, nuestras almas están entrelazadas y nuestro amor debería ser un lazo fuerte. Sin embargo, tus acciones en la batalla han roto esa conexión. Espero que entiendas el dolor que has causado.
Kokomi, con su dulce tono de voz, pronunció sus palabras con suavidad pero con un dejo de tristeza.
Kokomi: Mi querido esposo, esperaba que compartiéramos momentos de alegría y complicidad en la batalla. Sin embargo, tus acciones han dejado un vacío en mi corazón. No puedo ignorar este dolor, Aether.
Yelan, con una expresión desafiante, dejó escapar un suspiro de disgusto.
Yelan: No olvides que soy una cazarrecompensas experimentada, Aether. Mi habilidad para rastrear y cazar a los delincuentes también merece tu respeto y admiración. No puedo permitir que me subestimes.
Noelle, con una voz tímida pero determinada, habló desde el fondo de su corazón.
Noelle: Aether, como tu fiel caballero, siempre he estado a tu lado. Pero tu falta de atención hacia mí en la batalla ha dañado nuestra relación. Por favor, comprende el impacto de tus acciones.
Ganyu, con una mirada serena pero con un destello de decepción en sus ojos, pronunció sus palabras con calma.
Ganyu: Aether, mi dedicación como secretaria de Yu Jing Construcciones también merece tu reconocimiento. No puedo ignorar cómo me dejaste de lado en la batalla. Espero que valores mi contribución.
Ayaka, con una elegancia impecable, se acercó a Aether y su voz resonó con un tono helado.
Ayaka: Aether, como princesa de la Casa Kamisato, esperaba que me trataras con el respeto y la admiración que merezco. Tu falta de consideración en la batalla ha manchado nuestra conexión. No toleraré esta negligencia.
Nilou, con una sonrisa traviesa, añadió su comentario con una voz llena de diversión y provocación.
Nilou: Aether, mi esposo, pareces haber olvidado lo emocionante que puede ser nuestra relación. Pero no te preocupes, puedo recordarte que no soy alguien a quien debas descuidar. Estoy segura de que podemos encontrar formas muy interesantes de equilibrar las cosas.
March, con su aura misteriosa y provocadora, susurró palabras cargadas de insinuación.
March: Aether, nuestro amor es un juego peligroso. Pero ten cuidado, porque cuando juegas con fuego, puedes terminar quemándote. No olvides la importancia de mantenernos a todas satisfechas.
Sofia, con una voz seductora y una mirada llena de promesas, susurró al oído de Aether.
Sofia: Mi querido Aether, me encanta cuando despiertas mi lado oscuro. Pero no puedes dejar de lado a las demás. Recuerda que todas merecemos tu amor y atención.
Arlechino, con una sonrisa pícara y una mirada desafiante, hizo su reclamo con voz juguetona.
Arlechino: Aether, no puedo negar que tu gesto en la batalla me hizo sonrojar. Pero no puedes dejar de lado a las demás. Recuerda que todas merecemos tu amor y atención.
Y finalmente, Kira, la Diosa, con una mirada penetrante y un aire de autoridad, habló con voz firme pero suave.
Kira: Aether, como Diosa y tu esposa, exijo que muestres el mismo amor y consideración hacia todas nosotras. No permitiré que mi esposo sea negligente con las demás.
Las palabras de cada esposa resonaron en el aire, dejando a Aether abrumado por la intensidad de sus demandas. Se dio cuenta de la gravedad de sus errores y comprendió que debía rectificar su comportamiento para mantener el equilibrio en su relación con todas sus esposas.
Aether estaba a punto de disculparse y revelarles una sorpresa a todas sus esposas cuando, repentinamente, se desmayó. Un silencio atónito llenó la habitación mientras todas las miradas se dirigían hacia Yae.
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