CAPÍTULO 57

CON LUMINE

Lumine, tomando la apariencia de Aether, llegó a la reunión donde se encontraban los líderes de cada nación y los arcontes. La sala estaba llena de expectación y tensión mientras todos esperaban escuchar el plan que Lumine tenía preparado.

Lumine: (con voz decidida) Queridos líderes y arcontes, gracias por reunirse aquí. Como saben, nuestra misión es enfrentar a la Diosa Desconocida y liberar a este mundo de su control. He ideado un plan que podría funcionar, pero necesitamos actuar con precisión y trabajar juntos.

Jean: (seria) Lumine, confiamos en tu liderazgo. Por favor, cuéntanos el plan en detalle.

Lumine: (respira profundamente) Bien. El plan consiste en que los arcontes se mantengan ocultos hasta que yo llame a la Diosa Desconocida. En ese momento, ella vendrá a mí y aprovecharemos su vulnerabilidad para atacarla y debilitarla.

Ningguang: (asiente) Entiendo. Una vez que esté debilitada,  los arcontes, la sellaran para evitar que siga causando estragos en este mundo.

Ayato: (intrigado) ¿Y cómo lograremos atraerla hacia ti, Lumine?

Lumine: (sonriendo) Para ello, necesitaré usar  la ilusión para hacerle creer que he recuperado mi lealtad. Una vez que esté lo suficientemente cerca, atacaré con todas mis fuerzas.

Candace: (seria) Es un plan arriesgado, pero si funciona, podríamos liberar a este mundo de la influencia de la Diosa Desconocida.

Lumine: (asiente) Exactamente. Pero debemos estar preparados para cualquier eventualidad. Por eso, contaremos con la presencia de Eula, Keqing, Kuki, Dehya, Gia, Alia y Tartaglia para brindarnos seguridad durante la confrontación.

Eula: (firme) Estaremos listos para proteger a Lumine y asegurar que el plan se desarrolle sin contratiempos.

Keqing: (determinada) También aseguraremos que la zona esté completamente asegurada y libre de interferencias externas.

Lumine: (agradecida) Gracias a todos por su apoyo. Esta batalla será difícil, pero juntos podemos lograrlo. Ahora, es momento de prepararnos y coordinar nuestras acciones. Cada uno de ustedes tiene un papel crucial en esta lucha. Confío en que, unidos, podremos derrotar a la Diosa Desconocida y traer la paz de vuelta a este mundo.

Los arcontes asintieron con determinación y aceptaron las indicaciones de Lumine. Cada uno se preparó para dirigirse a sus respectivas ubicaciones y estar ocultos en la sala donde se llevaría a cabo el enfrentamiento con la Diosa Desconocida.

Venti desapareció entre las brisas del viento esperando pacientemente el momento oportuno para actuar.

Zhongli, con su paso tranquilo y seguro empezó mantener su presencia oculta.

Focalors, con su misteriosa esencia acuática, se sumergió manteniendo su guardia y su mirada atenta a cualquier señal de la Diosa.

Nahida, la arconte de Sumeru, se escondió en las sombras.

Ei, con su velocidad sobrenatural, desapareció en los rincones de la habitación.

Cassandra, en Natlan, se envolvió en su armadura dorada y desapareció esperando la señal.

Zarina, la astuta arconte de Snezhnaya, se ocultó entre las sombras, con su mirada fija en la entrada de la sala, lista para usar sus habilidades para enfrentar cualquier peligro.

Con los arcontes en sus posiciones ocultas, la sala estaba preparada para el enfrentamiento final con la Diosa Desconocida. La seguridad estaba garantizada con la presencia de Eula, Keqing, Kuki, Dehya, Gia, Alia y Tartaglia, quienes estarían alerta para cualquier eventualidad.

Lumine, adoptando la apariencia de Aether, llamó a la Diosa y le informó que todos los líderes estaban reunidos y listos para ser capturados. La Diosa apareció y, creyendo que se trataba de Aether, lo felicitó con entusiasmo. Sin embargo, en lugar de mostrarse complacido, Lumine, manteniendo la apariencia de Aether, se acercó a la mesa con una mirada desafiante.

Lumine (como Aether): La Diosa ha caído en nuestra trampa, todos los líderes están reunidos y listos para capturarla.

Diosa: ¡Oh, Aether, felicidades! No esperaba menos de ti. Parece que finalmente comprendiste tu lugar en este mundo.

Lumine (como Aether): Tu tiempo ha llegado a su fin. Ha llegado el momento de que desaparezcas.

Diosa: ¡Jajaja! ¿Crees que puedes detenerme? Tus intentos son inútiles. Es hora de que todos los líderes desaparezcan. - La Diosa comenzó a reírse de manera siniestra, llenando la sala de un aura de maldad. Invocó unos cubos rojos aterradores que flotaban amenazadoramente frente a los líderes, llenándolos de temor

Lumine (como Aether): ¡No tan rápido! (Ataca a la Diosa, haciendo que vuele hacia la pared) ¡Ha llegado el momento de poner fin a tu reinado de terror!

Justo cuando la Diosa se disponía a lanzar los cubos hacia los líderes, Lumine, en su disfraz de Aether, actuó con rapidez y la atacó sorpresivamente, arrojándola con fuerza contra la pared. La Diosa quedó momentáneamente aturdida, pero pronto se levantó, como si el impacto no hubiera tenido efecto alguno.

Diosa: ¡Maldito Aether! ¡Me has traicionado!

Lumine (mostrando su verdadera forma): Tu amado Aether ya no está aquí. Su espíritu ha sido liberado de tus garras. No podrás hacerle más daño.

Diosa (llorando): No... no puede ser. ¿Dónde está? ¿Dónde está mi amado guerrero? ¿Qué le has hecho? ¡Dímelo!

Lumine: Aether ya no está bajo tu control. Ha recuperado su libertad y ahora lucha a mi lado. Juntos, nos enfrentaremos a ti y pondremos fin a tu reinado de terror.

Diosa (con rabia y tristeza): ¡No puedes hacer esto! ¡Yo lo amo! ¡Aether, regresa a mí!

Lumine: Tus engaños y manipulaciones han llegado a su fin. Aether ha encontrado la verdad y se ha liberado de tus cadenas. No puedes retenerlo más.

Diosa (llorando desconsolada): ¡No puedo permitir que me arrebaten a mi amado guerrero! ¡Te enfrentaré con todo lo que tengo!

Lumine: Estoy lista para enfrentarte. Pero debes entender que Aether ha encontrado su propio camino. Ya no es el juguete de tus oscuros designios. Prepárate, porque esta batalla decidirá el destino de todos.

Lumine, mientras se enfrentaba valientemente a la Diosa, llamó a los arcontes para que prepararan el sello necesario para contenerla. Con voz firme y decidida, les dio instrucciones claras y concisas.

Lumine: ¡Arcontes, es hora de actuar! Preparad el sello y mantenedlo listo. Necesitamos contener a la Diosa y poner fin a su reinado. No podemos permitir que siga causando más caos y destrucción.

Los arcontes, conscientes de la gravedad de la situación, respondieron a la llamada de Lumine y se pusieron en acción. Cada uno desplegó sus habilidades divinas para canalizar la energía necesaria y formar el poderoso sello.

Venti: El viento sagrado nos guiará en esta tarea, sellaremos su poder oscuro.

Zhongli: La piedra y la tierra se unirán en un pacto eterno para retener su esencia maligna.

Focalors: Las olas del océano la envolverán, sellando su furia desenfrenada.

Nahida: La sabiduría de Sumeru guiará nuestro camino. La luz sellará su oscuridad.

Ei: La electricidad de Inazuma se unirá en una descarga inquebrantable para contener su malicia.

Cassandra: La energía ancestral de Natlan sellará su voluntad retorcida.

Zarina: El hielo de Snezhnaya cubrirá su maldad con un frío indomable.

Mientras los arcontes se concentraban en la formación del sello, Lumine continuó enfrentándose a la Diosa, utilizando su fuerza y destreza para mantenerla distraída y evitar que interfiriera en el proceso.

Lumine: ¡No permitiré que sigas causando más dolor y sufrimiento! Tu reinado de terror llega a su fin. Los arcontes te sellarán y te detendremos de una vez por todas.

La Diosa, furiosa y desesperada, intentó resistirse, pero Lumine no se amilanó. Siguió luchando con determinación, sabiendo que el destino de Teyvat estaba en juego. Mientras tanto, los arcontes trabajaban incansablemente, canalizando su poder divino en el sello que sellaría la oscuridad de la Diosa.

AHORA CON AETHER

Aether, tras presenciar el enfrentamiento entre Lumine y los arcontes contra la Diosa, sintió una oleada de angustia y determinación. Sin embargo, su intento de defender a la Diosa fue interrumpido de manera abrupta por una poderosa patada de Eula, quien lo lanzó hacia atrás con fuerza desmedida. Aether, tambaleándose y luchando por ponerse en pie, miró a Eula con ojos llenos de incredulidad y dolor.

Aether: ¡Eula, detente! ¡No entiendes lo que está sucediendo! Ella... ella no es lo que parece.

Pese a sus palabras, Aether se vio obligado a enfrentarse a los ataques de Eula, Keqing, Kuki, Dehya, Gia, Alia y Tartaglia. Utilizando la lanza que había conseguido de uno de los soldados de la Geoarmada, Aether se defendió con todas sus fuerzas, intentando repeler los ataques que le llovían. Sin embargo, su desventaja era evidente, y cada corte que recibía le hacía moverse con mayor dificultad.

Aether: ¡Por favor, escuchadme! La Diosa... ella no es nuestra enemiga. Hay algo más oscuro que la controla. Debemos ayudarla, no atacarla.

A medida que los ataques continuaban y Aether luchaba con todas sus fuerzas, su expresión reflejaba una mezcla de determinación y tristeza. Sabía que debía hacerles entender la verdad, pero en ese momento, parecía que su poder había menguado de forma drástica, lo que dificultaba aún más su tarea de proteger a la Diosa y explicar la situación a los demás.

Aether: ¡Por favor, escuchadme! Debemos unirnos y buscar la verdadera causa de todo esto. La Diosa necesita nuestra ayuda, no nuestro ataque. ¡Entendedlo!

Aether, a pesar del agotamiento y los cortes en su cuerpo, se aferraba a la esperanza de poder convencer a Eula, Keqing, Kuki, Dehya, Gia, Alia y Tartaglia de la verdadera naturaleza de la Diosa y de la amenaza que enfrentaban. Sin embargo, sus palabras parecían caer en oídos sordos, ya que ninguno de ellos detenía su ataque ni mostraba señales de comprensión.

Aether: ¡Por favor, escuchadme! No estoy mintiendo. La Diosa está siendo controlada por fuerzas oscuras, ¡debemos ayudarla!

Eula, con su mirada determinada, continuó atacando con ferocidad, sin prestar atención a las palabras de Aether. Keqing, Kuki, Dehya, Gia, Alia y Tartaglia seguían adelante con sus embates, sin mostrar señales de duda o vacilación. Aether sintió una mezcla de frustración y tristeza al darse cuenta de que sus compañeros no estaban dispuestos a creer en su palabra y estaban decididos a enfrentar a la Diosa sin escuchar su versión de los hechos.

Aether: ¡Lo entiendo, es difícil de creer! Pero si continuamos así, estaremos luchando contra una aliada y permitiendo que el verdadero enemigo siga aprovechándose de ella.

Sin embargo, sus palabras fueron ignoradas una vez más. Aether se encontró solo en su intento de proteger a la Diosa y hacer frente a sus compañeros, que ahora eran sus adversarios. A medida que el combate se intensificaba, Aether se enfrentaba a una situación desesperada en la que su habilidad para persuadir y cambiar la situación se veía limitada por la falta de receptividad de los demás.

Aether: ¡No puedo rendirme! Aunque esté solo en esto, seguiré luchando por lo que creo. Espero que algún día entendáis la verdad y podamos unirnos para enfrentar juntos a la verdadera amenaza.

En medio del frenesí de la batalla, Aether fue blanco de un feroz ataque coordinado por Dehya, Eula, Kuki y Keqing. Los impactos de las armas se clavaron en su cuerpo, uno tras otro, provocando un intenso dolor que lo hizo gritar en agonía.

Aether: ¡Ahhhh! ¡Basta! Por favor... ¡escuchadme!

Sin embargo, sus súplicas cayeron en oídos sordos. El dolor se intensificaba a medida que cada herida le recordaba la traición de sus antiguos aliados. Aether luchaba por mantenerse en pie, su resistencia y determinación puestos a prueba. A pesar del dolor y la traición, no renunciaba a su objetivo de proteger a la Diosa y de convencer a sus compañeros de la verdad.

Aether: ¡La Diosa... está siendo manipulada! No debemos... luchar entre nosotros... debemos unirnos...

Sus palabras se entremezclaban con los gritos de dolor, mientras luchaba por resistir el embate de sus compañeros. Aether sabía que necesitaba encontrar una manera de hacerles entender la verdad, pero en medio del caos de la batalla, parecía una tarea casi imposible.

Con cada golpe y cada herida, Aether sentía cómo su energía menguaba y su visión se nublaba. Aunque se encontraba en una situación desesperada, se negaba a abandonar su misión. Con una última reserva de fuerzas, intentaría una vez más...

Aether: ¡Por favor, escuchadme! La Diosa no es nuestra enemiga... ¡está siendo controlada! Debemos... unirnos para salvarla y enfrentar al verdadero enemigo.

Sus palabras se desvanecieron en el aire mientras la intensidad de la batalla seguía en aumento. Aether sabía que su tiempo se agotaba y que necesitaba encontrar una forma de detener la lucha antes de que todo se desmoronara. Aunque el dolor se apoderaba de su cuerpo, no se rendiría. Continuaría luchando, esperando que algún día sus compañeros comprendieran la verdad y se unieran a él en la lucha por la liberación de la Diosa y la protección de Teyvat.

Aether luchaba desesperadamente mientras Dehya, Eula, Kuki y Keqing coordinaban un ataque brutal en su contra. Dehya, con su mandoble en alto, descendió con fuerza y precisión hacia la pierna izquierda de Aether, clavando la hoja con fiereza. El dolor punzante se propagó por su cuerpo, haciéndolo retorcerse de agonía.

En ese preciso instante, Eula aprovechó la abertura y lanzó un poderoso golpe con su mandoble hacia la pierna derecha de Aether. La hoja se hundió en su carne, arrancando un grito desgarrador de dolor. Aether se tambaleó, luchando por mantenerse en pie mientras la sangre manaba de sus heridas.

Mientras tanto, Kuki, hábil con su espada, se abalanzó y apuntó directamente hacia la mano izquierda de Aether. Su hoja penetró con precisión, cortando la piel y dejando un rastro de sangre a su paso. Aether soltó un grito ahogado, sintiendo cómo su agarre se debilitaba.

La implacable Keqing no se quedó atrás. Con una velocidad y destreza asombrosas, clavó su espada en la mano derecha de Aether, asegurando su control sobre él. El dolor era insoportable, y Aether cayó de rodillas, luchando por mantener la compostura.

La combinación de estos ataques certeros tenía como objetivo dejar a Aether incapacitado, y parecía que estaban logrando su cometido. El dolor se entrelazaba con la frustración en los ojos de Aether, quien se encontraba indefenso ante la ferocidad de sus antiguos aliados.

Los cuatro atacantes se mantuvieron firmes, observando con una mezcla de satisfacción y determinación cómo Aether se retorcía de dolor en el suelo. Parecían convencidos de que habían cumplido su misión de neutralizarlo y mantenerlo bajo control.

Sin embargo, a pesar del dolor agonizante y la sensación de derrota, Aether se negaba a rendirse. Con una voluntad inquebrantable, miró fijamente a sus atacantes, sus ojos brillando con una determinación resuelta.

Con cada paso cojeante, Aether sentía cómo el dolor se intensificaba en su cuerpo maltratado. Cada espada clavada en sus extremidades era una herida abierta que le recordaba la gravedad de la situación. Sin embargo, su determinación no flaqueaba. Sabía que el tiempo se agotaba y que debía actuar rápidamente para salvar a su amada Diosa.

A medida que se acercaba al lugar donde los arcontes estaban listos para lanzar el sello, la tensión en el ambiente se volvía palpable. Los líderes y los arcontes observaban con incredulidad y asombro a Aether, quien se esforzaba por llegar a tiempo.

Finalmente, Aether se plantó frente a la inminente catástrofe. Miró a su Diosa en el suelo, indefensa y a punto de ser sellada para siempre. Un nudo en su garganta amenazaba con sofocarlo mientras luchaba contra el dolor y la debilidad.

Con manos temblorosas, Aether se quitó una a una las espadas que lo atravesaban, sintiendo cómo la sangre manaba de sus heridas. La agonía parecía multiplicarse con cada movimiento, pero él no flaqueó.

Mirando fijamente a los arcontes, Aether alzó su voz con todas sus fuerzas. "¡Deténganse!", exclamó, su tono cargado de desesperación y convicción. "Ella está siendo controlada. Hay una forma de salvarla".

Los arcontes, sorprendidos por las palabras de Aether, dudaron por un instante. Sin embargo, la duda fue rápidamente reemplazada por la determinación de cumplir con su deber de proteger a Teyvat.

"No puedes detenernos, Aether", respondió Eula, su voz resonando con frialdad y resolución. "El peligro que representa la Diosa es demasiado grande".

Aether miró a Eula y a los demás con ojos llenos de tristeza y esperanza. "Por favor, escúchenme", rogó. "Ella no es la verdadera enemiga. Hay una fuerza oscura que la controla y debemos encontrar una manera de liberarla".

Los arcontes intercambiaron miradas y sus expresiones reflejaban conflicto. Aether sabía que no tenía mucho tiempo. Necesitaba convencerlos de su verdad antes de que fuera demasiado tarde.

Aether, con su cuerpo maltrecho y agotado, se esforzó por levantarse y miró hacia donde yacía su amada Diosa, a punto de ser sellada. Los arcontes estaban alineados, listos para lanzar el sello que los liberaría de la influencia maligna. Aether sabía que no había tiempo que perder.

Aether: (con voz entrecortada por el dolor) No me detendrán... (cojea hacia la Diosa)

Finalmente, llegó a su lado y la abrazó, protegiéndola con su propio ser. En un gesto desafiante, se inclinó y selló sus labios en un beso apasionado.

Lumine: (desde la distancia) ¡Aether, ten cuidado!

En ese preciso momento, el sello que estaba destinado a atrapar a la Diosa se estrelló contra el brazo izquierdo de Aether. Una intensa explosión de luz envolvió la sala, cegando a todos los presentes. La Diosa recuperó su conciencia y, al ver a Aether herido por protegerla, sus lágrimas comenzaron a fluir.

Los arcontes, atónitos y conmovidos, se acercaron rápidamente a Aether y la Diosa. La tristeza se reflejaba en sus rostros, pues comprendían la verdad detrás de las palabras de Aether. Era un sacrificio desinteresado, un acto de amor y lealtad hacia la Diosa.

Diosa: (llorando) Aether... ¿por qué? ¿Por qué te sacrificaste por mí?

Aether: (débilmente) No podía dejar que te hicieran daño... Estaré bien...

Venti: (conmovido) Aether... Has demostrado tu valentía y sacrificio más allá de cualquier duda. Eres un verdadero héroe.

Diosa: (sosteniendo a Aether) Mi amado guerrero, gracias... No puedo expresar mi gratitud.

Aether: (con una sonrisa débil) Juntos, superaremos cualquier obstáculo... No hay nada que temer.

(Varios arcontes y líderes de las naciones se acercan a Aether y la Diosa, expresando su respeto y apoyo)

Zhongli: Aether, has demostrado tu amor y coraje. Estamos contigo en esta misión.

Diosa: Nunca olvidaré tu sacrificio... Nunca.

Aether: Esta es solo la primera etapa... Unidos, restauraremos la paz en Teyvat. No dejaremos que el mal prevalezca.

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