CAPÍTULO 26


El viajero caminaba por el sendero que se extendía frente a él, su mirada perdida en el horizonte. Amber lo seguía de cerca sin decir palabra alguna. El aire estaba cargado de una extraña energía que parecía envolverlos a ambos en una atmósfera de desánimo y melancolía.


¿Qué te pasa? -preguntó Amber con tono preocupado-. Pareces muy deprimido.

El viajero suspiró y bajó la mirada, como si no quisiera enfrentarse a la realidad. -No lo sé -respondió con sinceridad-. Me siento cansado y desmotivado. No sé si este viaje vale la pena.

No digas tonterías -replicó Amber con decisión-. Tú sabes que tenemos que llegar a Mondstandt. Allí solucionaremos el mal entendido.

Pero ¿y si no lo encontramos? ¿Y si todo esto es en vano? -se lamentó el viajero.Antes de que Amber pudiera responder, un ruido atrajo su atención. Una máquina alta y corpulenta se acercaba hacia ellos, expandiendo sus brazos largos y oxidados. Era un guardián de las ruinas.


¡Cuidado! -exclamó Amber mientras alistaba su arco.El viajero reaccionó con rapidez y sacó su arma de la funda, preparado para el combate. El guardián de las ruinas los atacó sin piedad, lanzando golpes certeros y ágiles que obligaron a los viajeros a retroceder.


El guardián de las ruinas se abalanzó hacia el viajero dispuesto a acabar con él de una vez por todas. Pero el viajero no se dejó amedrentar, alzó su espada y bloqueó el ataque del enemigo. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que estaba en desventaja en cuanto a fuerza bruta.

Fue entonces cuando decidió usar su habilidad elemental dendro. Invocó unas raíces que surgieron del suelo y se enredaron alrededor de las piernas del guardián, inmovilizándolo. Mientras tanto, Amber aprovechó la distracción del enemigo y disparó una flecha con su arco, llamando su atención hacia ella.

El guardián se volvió hacia Amber y se lanzó hacia ella. A pesar de su habilidad con el arco, Amber no era una guerrera experimentada y no pudo esquivar el ataque. La espada del enemigo la rozó, causándole una herida en el brazo, pero no la detuvo.

Mientras el guardián se concentraba en Amber, el viajero aprovechó la oportunidad para acercarse a él y asestarle un golpe mortal con su espada. El enemigo cayó al suelo, vencido.

¿Estás bien? -preguntó el viajero mientras ayudaba a Amber a levantarse.

Sí, estoy bien -respondió ella con una sonrisa temblorosa-. Gracias por salvarme.

El viajero llevó a Amber a una cueva cercana para curar su herida. Aunque se veía serio y concentrado en la tarea de sanarla, no podía evitar preocuparse por ella. Sabía que no era el momento de mostrar debilidad, así que se esforzó por mantener su semblante impasible.Mientras trabajaba, Amber se dio cuenta de que el viajero no estaba siendo completamente sincero con ella. A pesar de su apariencia fría y seria, ella podía sentir que había una preocupación genuina detrás de su máscara.


Gracias por ayudarme -dijo Amber con una sonrisa.El viajero asintió sin decir nada. Continuó curando su herida con movimientos expertos, sin mirarla directamente a los ojos.


Sé que no quieres demostrar que te preocupa, pero realmente lo aprecio -dijo Amber con voz suave.


El viajero la miró por un momento, sorprendido de que ella pudiera percibir sus verdaderos sentimientos. Pero luego volvió a su trabajo, decidido a no permitir que sus emociones lo distrajeran.


Después de un rato, la herida de Amber había sido curada y se sentía mucho mejor. El viajero se levantó y comenzó a empacar sus cosas, indicando que era hora de partir.


¿Estás lista para seguir adelante? -preguntó el viajero, tratando de volver a su postura seria.


- Sí, estoy lista -respondió Amber, sintiendo una extraña sensación de calidez en su interior.Aunque el viajero intentara ocultarlo, ella sabía que todavía había bondad en él. Sabía que se preocupaba por ella, aunque no lo demostrara abiertamente. Y eso la hizo sentir segura y protegida mientras continuaban su viaje juntos.


Cuando el viajero y Amber salieron de la cueva, se dieron cuenta de que era de noche. El cielo estaba oscuro y las estrellas brillaban en la distancia. El viajero sabía que no era seguro viajar en la oscuridad, así que decidió que debían quedarse allí por la noche.

Deberías quedarte aquí -dijo el viajero a Amber-. Iré a cazar algunos jabalíes para la cena.

¿Estás seguro? -preguntó Amber, preocupada por dejarlo solo en la oscuridad.

No te preocupes por mí -respondió el viajero seriamente-. Recuerda que soy un buen cazador.

Amber asintió, sabiendo que no podía detenerlo. Mientras el viajero se alejaba en busca de comida, ella se sentó a la entrada de la cueva y observó las estrellas. La noche era hermosa, pero también estaba llena de peligros.

Después de un tiempo, el viajero regresó con un jabalí recién cazado. Encendió una fogata y comenzó a cocinar la carne con habilidad. Amber se sentó a su lado y observó cómo preparaba el plato.

Esto sabe muy bien -dijo Amber después de probar un pedazo de carne.

Me alegra que te guste -respondió el viajero con una leve sonrisa que pudo verla Amber quien empezó a reírse.

Durante la cena, Amber recordaba sus aventuras anteriores. Recordaba los peligros que habían enfrentado y los lugares que habían visitado. A pesar de que habían pasado por momentos difíciles, también habían tenido momentos de alegría y emoción.

Me gusta estar contigo -dijo Amber de repente.

El viajero se sorprendió por su declaración, pero también se sintió reconfortado. Sabía que no era una persona fácil de tratar, pero Amber siempre había sido su amiga leal y confiable.

Me gusta estar contigo también -dijo el viajero con sinceridad.

La noche pasó rápidamente mientras hablaban y comían juntos. A pesar de los peligros que les rodeaban, se sentían seguros y protegidos el uno con el otro. Y eso era lo más importante para ambos.

Al días siguiente luego de una larga caminata, el viajero y Amber finalmente llegaron a la entrada de Mondstandt. El viajero se sintió aliviado al ver el lugar que había sido su hogar en el pasado, pero también se sintió un poco nervioso. No sabía cómo serían recibidos después de haber sido exiliado.


¿Estás bien? -preguntó Amber, notando la expresión preocupada en el rostro del viajero.

Sí, solo estoy un poco nervioso -respondió el viajero-. No sé cómo serán las cosas aquí después de lo que pasó.

- No te preocupes, estaré contigo -dijo Amber con una sonrisa tranquilizadora.


Al ver la confianza que le brindaba Amber, el viajero se sintió un poco mejor. Se echó al pasto y comenzó a mirar el cielo.


- Sabes, Amber, quizás pueda volver a ser el viajero de antes -dijo el viajero con una sonrisa en el rostro.


- ¿De verdad lo crees? -preguntó Amber emocionada.


- Sí, después de todo lo que ha pasado, he aprendido que no debo permitir que el dolor y la ira me dominen -respondió el viajero.


- Me alegra que lo hayas entendido -dijo Amber con una sonrisa.


El viajero se levantó y se acercó a Amber. La miró directamente a los ojos y le agradeció por haberlo ayudado a enfrentar el malentendido.


- Quiero agradecerte, Amber, por haber estado a mi lado. Gracias por ayudarme a encontrar el camino de vuelta a mí mismo -dijo el viajero con una sonrisa sincera.


- Siempre estaré aquí para ti -respondió Amber con una sonrisa igualmente sincera.Juntos, el viajero y Amber entraron en Mondstandt con la esperanza de que pudieran encontrar la paz y la felicidad en su hogar una vez más.


Ambos emprendieron el camino hacia la ciudad pero desde lo lejos se veía una extraña figura que estaba esperándolos recostado en la entrada.

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