Capítulo 28

Y de pronto una nueva rutina se había instalado entre ellos, y lo único que deseaban era pasar tiempo juntos. A veces salían a caminar, sobre todo cuando Xavi quería tomar fotos, otras, se quedaban en la casa de cualquiera de los dos a cenar o a ver alguna película. Y, a pesar de aquella noche donde ella se durmió en el sofá, eso no volvió a suceder. Los dos, intrínsecamente, se obligaban a ir a sus casas a la hora del descanso. Los dos sabían cuando cortar la tensión o cuando desviar la conversación de frases con doble sentido.

Era divertido, era excitante, era atractivo, era simple y complejo, era interesante y natural, cómodo... pero también era peligroso.

Un mes había pasado desde que habían vuelto de aquel viaje, Sabrina estaba en su casa, era jueves y acababa de terminar su jornada laboral. El sonido del chat llamó su atención y se dispuso a leer a las chicas.

«Ya tengo todo listo para lo de fin de año». Comentó Tefi en el grupo.

«¿Conseguiste lugar?». Preguntó Belén.

«Sí, alojamiento en el hotel Estrella de Cabo Azul para el 31 y el 1 de enero. Hay fogatas en la playa y cena en la terraza esa noche. Si alguien quiere quedarse más días me avisa, pero con tiempo, porque están a full con lo del lanzamiento del hotel nuevo y ya casi no quedan lugares».

«¿Cuántas habitaciones conseguiste?». Preguntó Vicky.

«5 Dobles: una para ti y tu brasilero, una para Esme y su león, una para Belén y Oscar (si es que no terminan para fin de año), una para Sabri y para mí, y una más para Xavi... por si quiere llevar a alguien».

«Xavi va a llevar a Sabri, tarada». Dijo Belén.

«Sabri se va con Xavi o sin él, ella es parte del Aquelarre y tenemos que hacer nuestros rituales de inicio de año para apartar las malas vibras». Respondió Tefi.

Sabrina leía la conversación y sonreía.

«Y Oscar y yo no vamos a terminar todavía para esas fechas, puede ser que me aburra por febrero». Comentó Belén.

«Ese chico te trae muerta, deja de querer confundirnos». Dijo Esme.

«¿Qué color de ropa interior vamos a usar?». Preguntó Vicky.

«Roja, yo quiero amor y pasión». Añadió Tefi.

«Mejor dinero, que sea amarilla». Zanjó Belén.

«Yo prefiero salud, que sea verde». Pidió Esme.

«Con dinero compras salud y amor». Insistió Belén y todas rieron.

—Hola. ¿Qué haces? —dijo Xavi cuando ingresó, ella le había dejado la puerta abierta pues habían quedado en comer en su casa y él llegaría en cualquier momento de la oficina—. Hace mucho calor afuera —añadió sacándose la camisa.

—Hablo con las chicas —respondió ella—, o, mejor dicho, leo de qué hablan.

—¿Qué dicen?

—Están decidiendo qué color de ropa interior debemos usar en año nuevo —rio.

—¿Se supone que deben usar todas del mismo color? —inquirió divertido.

—Así parece... —respondió ella—.

Él solo negó.

«¿Están para una videollamada cortita? Quiero contarles algo». Pidió Esme.

Todas respondieron que sí y al minuto siguiente ella había enviado un link. En aquellas alturas Sabri ya sabía que cuando alguien tenía algo importante que decir o algún problema, hacían una reunión corta. Casi siempre entraban todas, incluso aunque estuviesen trabajando... era solo unos minutos y era la manera que tenían de darse apoyo. A Sabrina le encantaba.

Ella se puso los auriculares e ingresó de inmediato.

—¡Hola! —saludaban todas.

—Chicas... esto es algo que aún no lo he comentado, pero Leo y yo decidimos buscar un bebé —comentó con emoción Esme.

Las chicas se pusieron a chillar tanto que Sabri necesitó alejar los auriculares de su oreja.

Las felicitaciones iban y venían mientras Esme contaba que se encontraba muy emocionada con la idea.

—¿Te emociona la idea de ser madre o el proceso de práctica hasta lograrlo? —inquirió Tefi.

—Deja de hacer que Esme se ponga más roja de lo que ya es —pidió Vicky con diversión. Esme era un poco tímida cuando de esos temas se trataba y Sabrina lo había notado.

—Felicidades, Esme —dijo entonces ella, que casi nunca hablaba porque nunca tenía muy en claro qué decir, pero que disfrutaba mucho de las conversaciones.

—Gracias, Sabri —respondió ella.

Xavier, que la había escuchado felicitar a alguien, se acercó a ella y se puso detrás para mirar su pantalla.

—¿Qué hace Xavier sin camisa en tu casa? —preguntó Tefi.

Sabri lo empujó y él se rio, volviendo a la cocina.

—Ahhhh qué calladito te lo tenías. Cualquier cosa yo me quedo sola en una habitación y él contigo, ¿eh? —dijo la muchacha.

—No hace nada, solo ha venido a cocinar, solemos comer juntos a la noche, cuando no hay nada que hacer —comentó.

—Son como un matrimonio, qué ternurita —dijo Belén.

Vicky y Esme reían con diversión mientras Sabrina no sabía dónde meterse de la vergüenza.

—¿Es en serio, Sabri? Ahora que ya nos conoces bastante, ¿no nos vas a contar la verdad? ¿Qué tan amigos son? ¿Amigos especiales? —preguntó Belén.

—Ya les dije la verdad —respondió Sabrina y suspiró—, no sé qué más podría decirles...

—¿Y sigue llevando chicas? —preguntó Esme.

—No... ha cumplido su promesa —dijo ella y sonrió.

—Esa sonrisita —comentó Tefi.

—Déjenla, no sean así con ella —defendió Vicky.

—¿Así cómo? —preguntó Tefi—. Somos así con todas... tendrá que acostumbrarse.

—¿Qué va a cocinar? —preguntó Belén.

—No lo sé, hará cualquier cosa con lo que haya en mi refrigerador...

—¿Cocina bien? —quiso saber Esme.

—Sí, y le gusta... yo odio... —admitió.

—Se complementan, que lindo —añadió Tefi—. Te gusta, ¿verdad? ¡Admítelo, perra! —exclamó Tefi con un grito que casi dejó sordas a todas.

Sabrina se moría de la vergüenza, pero las chicas se reían y ella ya estaba acostumbrándose a las extravagancias de ese grupo. No perdía nada con aceptarlo, no podía ya negarlo, y confiaba en ellas. Sentía una especie de cosquilla en el estómago, como si fuera a tirarse en picada de una gran altura.

—La verdad es que sí —afirmó.

Los gritos hicieron que tuviera que sacarse los auriculares de nuevo, pero se sentía bien, divertida, emocionada y algo arriesgada.

—Basta... ya, está ya lo admití —dijo entre risas divertidas—. Pero no pasa nada, no pasará nada... solo somos amigos y no vamos a cruzar ese límite porque ambos sabemos que no terminará bien —dijo ella casi en un susurro para que él no la oyera.

—¿Por qué? —preguntó Esme.

Sabrina se levantó y fue a cerrar su puerta.

—Porque él no quiere enamorarse ni tener novia —dijo apenas.

—¿Y eso? Las cosas pasan y ya —comentó Tefi—, yo creo que él siente algo también, sino no estaría todo el día encima de ti, además, te ha traído aquí... eso a mí me da qué pensar.

—Sí, yo opino igual —añadió Belén—. No sé qué clase de chico es él hoy, pero el Xavier que yo conocí era uno lindo... para mí que también le gustas.

—¿Nunca te ha dicho nada? —preguntó Vicky—. ¿Algo que te hiciera pensar que él también siente cosas?

A Sabrina hablar de eso con Vicky le parecía de lo más extraño, pero no fue suficiente para que se callara, puesto que era la primera vez que se animaba a exteriorizar lo que sentía con personas que no fueran sus anónimos oyentes.

—Es confuso —admitió—, dice muchas cosas... pero yo... Ay, chicas, muero de la vergüenza...

—Nosotras no sabemos qué significa esa palabra —dijo Tefi con una sonrisa que a Sabrina le pareció dulce—. Puedes confiar... ¿cierto chicas?

—¡Cierto! —respondieron al unísono.

—Está bien —suspiró—. La verdad es que él se pasa haciendo comentarios subidos de tono, cosas que me dejan qué pensar... pero yo también los hago y así nos enredamos en un juego de ir y venir de palabras, pero es solo eso, nunca pasa a más, ni él ni yo...

—¿Por qué? —preguntó Esme.

—No sé, yo porque no lo quiero perder —rio nerviosa—. Y él lo dejó en claro... no quiere una relación...

—¿Y por qué no te diviertes y ya? —inquirió Tefi.

—Porque... pues no, es imposible... seguiríamos viéndonos... sería complicado, tampoco sé ser así... —admitió.

—Además ella está enamorada, Estefanía —regañó Esme—, y cuando una está enamorada no puede solo jugar al gato y al ratón.

—¿Ella es el gato o el ratón? —quiso saber Tefi con diversión.

—Agh, eres imposible —se quejó Esme.

—Y me amas así —admitió la muchacha—. Pero volviendo a Sabri, yo que tú daba el primer paso...

—No... tengo miedo —admitió y luego suspiró—. Chicas... yo no soy así como ustedes...

—¿Así como? —preguntó Belén.

—No sé... —bajó la vista—, ya les había contado un poco de mí y de lo mucho que me cuesta relacionarme con los demás —admitió—. Ustedes me han permitido ser parte de esto y es la primera vez que me pasa, es estúpido, lo sé, a nuestra edad... pero esa es mi realidad... y mi vida social se reduce a él, y ahora, a ustedes... No voy a hacer nada que ponga en juego todo esto que es tan hermoso.

—A ver —dijo Belén—. ¿Lo que me estás diciendo es que no te arriesgas con Xavier porque temes perdernos a nosotras?

—No lo sé, no lo había pensado así, pero ahora que hablaron de la fiesta de año nuevo, se me pasó por la mente —suspiró—, ¿y si él y yo no nos hablamos más para esa fecha?

—¡Te vienes igual! —zanjó Tefi—. Nosotras ya te aceptamos a ti, con él o sin él, ya lo he dicho antes —añadió.

—No lo sé... se sentiría raro...

—¿Acaso no es raro esto? —preguntó Esme—. El día del parque me preguntaste cómo era que podía ser amiga de la ex de mi marido, ¿lo recuerdas?

Sabri asintió y las demás se echaron a reír.

—¿Y recuerdas qué te dije? —preguntó ella.

Sabrina avergonzada también asintió.

—¿Qué pronto lo sabría? —dijo entonces y las demás se largaron a reír incluso más.

—¿Ya sabías que a ella le gustaba Xavi en ese momento? —preguntó Belén.

—No con certeza, pero los vi separarse cuando nosotras llegamos. Se miraban de una manera... y ella tenía sus manos en su rostro, le estaba dando fuerzas. Además, se veía preocupada por él... era solo unir cabos...

—Awww, Esme eres lo más —dijo Tefi y fingió besar la pantalla de su ordenador.

—Lo sé —rio Esme con alegría—. El caso, Sabri, es que aquí tenemos una regla: las chicas somos primero. Amamos a nuestros novios o esposos, pero prometimos que nunca ningún chico sería motivo de separación para nosotras. Nos tenemos las unas a las otras y sabemos, por experiencia propia, que la vida es dura y que solas podemos, pero acompañadas es mejor.

—Esme es nuestra líder —dijo Tefi—, es pura bondad, es la que nos mantiene unidas, las que nos recuerda que todavía hay gente buena en el mundo.

—Vicky es la guerrera —añadió Belén—, la que nos recuerda que somos fuertes y que podemos salir de cualquier tormenta que atravesemos.

—Tefi es la alegría —dijo Vicky—, la que siempre le encuentra el lado divertido incluso a las peores desgracias y saca un poco el peso de la carga.

—Y Belén es amistad incondicional —comentó Esme—, la que nos va a ir a buscar a la cárcel o nos ayudará a esconder el cadáver si matamos a alguien.

Todas sonrieron y Sabrina no pudo evitar preguntar, incluso con su vergüenza, incluso con su ansiedad a flor de piel, incluso con el temor inmenso al rechazo.

—¿Y yo? ¿Por qué me eligieron? ¿Por qué a mí? —quiso saber.

—Tú eres confianza, Sabri —dijo Vicky y la observó como si con su mirada azul pudiera atravesar la pantalla y llegar a ella—, yo también te vi sostener la cara de Xavi en tus manos y darle una mirada de aliento antes de que él se reuniera conmigo. No sabía quién eras ni qué sabías, pensé que eras su novia y esperé que me miraras con odio o rencor, pero cuando nos presentaron, tú me miraste... solo me miraste, no había nada en tus ojos, solo curiosidad... Y las chicas me conocen, saben que lo que más me ha costado en la vida es aprender a confiar... pero al verte allí, supe que él confiaba ciegamente en ti, por eso te había traído, y supe que nosotras también podíamos hacerlo, porque toda tú das esa impresión de ser alguien en quien una puede confiar.

—Y nosotras necesitábamos alguien así —añadió Esme—, incluso aunque no lo supiéramos, porque a veces necesitamos recordarnos a nosotras mismas que todavía es posible confiar.

Sabrina sonrió, le parecía raro que eligieran justo esa palabra para describirla, justo cuando confiar era también su mayor dificultad.

—Y por eso tienes que saber, que lo que damos recibimos —añadió Tefi—, y tú también puedes confiar en nosotras. Así que déjate de tonterías y ni se te ocurra faltar en año nuevo, mira que si no vienes pagas igual —añadió y todas se echaron a reír.

—Ahora me despido, chicas —dijo Esme—, tengo que ensayar una canción que vamos a lanzar en estos días y Leo me está llamando.

—Sí, ya creo yo que es una canción lo que ensayarás —dijo Tefi divertida.

Esme le hizo un gesto y salió de la llamada.

—¡Bye, locas! —se despidió Tefi y luego Belén.

—Ey —llamó Vicky justo antes de que ella se fuera también—. Solo quería decirte que, si él sigue siendo un poco, solo un poco del Xavi que yo conocí, también siente algo por ti...

—Gracias... —respondió Sabrina, aunque no muy convencida.

—De verdad, Sabri, solo confía, sucederá lo que sea mejor para ambos —añadió—. Que estés bien —respondió.

—Y tú...

Y luego salió de la video llamada.

Los ojos se le llenaron de lágrimas y en eso Xavier entró para avisarle que estaba lista la cena.

—¿Qué sucede? —preguntó y ella negó—. No, dímelo —pidió.

Ella levantó la vista para verlo y él corrió a arrodillarse a sus pies, ella estaba sentada en la silla frente a la laptop.

—¿Te dijeron algo? Las voy a matar —añadió y ella sonrió.

—No, solo dijeron cosas lindas...

—¿Entonces?

—Es que tengo miedo —susurró.

—¿De qué? —quiso saber él.

Ella suspiró.

—Solo abrázame, ¿sí? —pidió.

—Todo lo que tú me pidas —respondió él y la envolvió en sus brazos.

Ella recostó su cabeza en su pecho y dejó que algunas lágrimas más se escaparan. Quizás era que se sentía muy abrumada, o a lo mejor estaba demasiado feliz, o también podía ser que admitir que estaba enamorada frente a las chicas la hacía sentir muy vulnerable, o a lo mejor estaba triste porque sabía que él no quería ir a más con ella, o quizás era que solo necesitaba un abrazo de él.

Xavier la besó en la frente.

—Yo estoy aquí —susurró—, todo estará bien...

O quizás era que sabía que un día podía no estar y eso le dolía antes de que sucediera.

—No me hagas caso, estoy un poco vulnerable...

—Pero las chicas se portaron bien contigo, ¿cierto? —inquirió él—, si no me lo dices y llamo a Esme.

—No, ellas son geniales... quizás es eso... yo nunca pensé merecer...

—Shhh —dijo él y cubrió sus labios con su dedo índice—, tú mereces todo, lo mejor, lo más perfecto... Y en esta historia tú eres la protagonista, ¿lo recuerdas? Y ellas son el grupo de amigas que siempre soñaste, las que siempre quisiste...

—¿Y tú? —preguntó ella en un susurro apenas audible.

—Yo... yo soy tu ángel de la guarda —añadió.

Ella no contestó, en ese momento se sintió protegida y eso le agradó.

Me gustó mucho escribir este cap, espero lo hayan disfrutado.

Yo sé que algunas me preguntan por la relación que tenía Tefi en Ni tan bella ni tan bestia... bueno, la respuesta es que en mi cabeza esto pasó antes de que Esme tuviera a Rosita, así que también puede ser que Tefi rompiera con su chico un tiempo... y luego regresaran... Es cuestión que me siente a revisar las tres historias para organizar los tiempos... recuerden que todos son borradores :)

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