Capítulo 16
Vicky y Xavi se habían quedado de pie, uno frente al otro, sin decirse nada mientras Esme y Sabrina se alejaban.
—Yo... —dijo Vicky—, te he extrañado mucho —afirmó.
Xavier sonrió. Vicky se veía hermosa, más bella que nunca, pero él se sentía bien. En todas las veces que había imaginado un reencuentro con ella, jamás habría creído que resultaría así, tan natural, como si viera a una vieja amiga, a una que en realidad quería mucho.
—Así que habrá boda —mencionó con una sonrisa, Vicky asintió.
—No se iba a sentir perfecto si tú no estabas —añadió.
—Aún no sé si me quedaré hasta el sábado...
—¿Por qué? Quédate, por favor... tú más que nadie debe estar allí, Xavi.
—¿Y eso? —inquirió él.
Vicky caminó hasta una banca cercana y le hizo un gesto para que la siguiera, se sentó y él lo hizo a su lado.
—Porque te debo todo lo que soy, Xavi, y me siento feliz, me siento plena... solo me faltas tú...
—Me alegra mucho saber que eres feliz, pero no me debes nada, de verdad, Vick... todo lo que hice lo hice por lo que sentía por ti —susurró y se asombró de que el verbo le hubiera salido en pasado, sonrió—. Tú has hecho mucho también, no fue hasta que tú creíste en ti que lograste levantarte... yo siempre confié en ti.
—Incluso cuando yo no lo hice, Xavi, y no lo olvido. Puedes creer que todos estos años no te he pensado, pero no ha sido así, solo quería respetar lo que me habías pedido y aguardar a que tú me buscaras, pero nunca lo hiciste... Y ahora, ha pasado mucho... y quizá... todos te queremos de regreso —susurró.
Xavi suspiró.
—Yo ya no soy aquel chico, Vick...
—Quiero creer que, si has cambiado, ha sido para mejor, no soportaría saber que te he dañado tanto...
Él no respondió, la verdad era que no, no se sentía mejor.
—No es tu culpa...
—¿Es tu novia? —inquirió mirando hacia Esme y Sabrina—, Esme me dijo que había una chica en tu departamento el día que fue... ¿es la misma?
—Es la misma, pero no es mi novia, es solo una amiga —dijo él—. Yo ya no tengo novias...
—¿Desde cuándo? —inquirió ella temiendo la respuesta.
—Desde ti —admitió.
—Ay, Xavi... eso no es justo... Sé que te rompí el corazón... no creas que lo olvido, pero yo quiero que seas feliz, quiero que te sientas como yo me siento...
Xavier sonrió.
—Soy feliz, estoy bien, tranquila —susurró—, tengo un buen trabajo, soy arquitecto... acabé la carrera y estoy trabajando bien, tengo un departamento... amigos...
—Pero tú siempre fuiste muy romántico, siempre soñador... yo sé que tú anhelabas un amor... me lo habías dicho muchas veces...
—Yo anhelaba un amor, tú lo has dicho, pero ese amor no me pertenecía a mí, y no te preocupes, acabé entendiéndolo... Ahora mis anhelos han cambiado, solo eso —comentó—. No debes sentirte mal, tampoco estás en deuda conmigo ni tengo nada que perdonarte.
—Voy a rezarle a Dios entonces —dijo Vicky—, siempre lo he hecho, siempre te tengo en mis oraciones, pero ahora lo haré con más fuerza... voy a pedir por ti para que él te mande a la mujer que te pueda dar un amor que sí te pertenezca.
Xavi sonrió.
—Eres cristiana, ¿cierto? —inquirió él—. Te convertiste... ¿Cómo él?
—Sí —respondió ella con una sonrisa dulce—, Dios es nuestro pilar.
Xavier asintió.
—Me alegro de que hayas encontrado todas tus respuestas, Victoria, de verdad me alegro. Tú sabes que yo no soy religioso, pero si ese Dios en el que crees existe, Él sabe todo lo que yo te quise...
—Y yo te quiero, Xavi, te quiero como siempre te he querido, eres una de las personas más importantes de mi vida, aunque ya no estés presente en todo, aunque hace mucho no compartamos nada... Quisiera poder arreglarlo, quisiera que formaras parte y yo formar parte, quisiera que tú me permitieras estar para ti cuando lo necesites... Sé que no te amé como lo deseabas, pero ¿qué puedo decirte? Te pido perdón por haberte fallado —dijo ella con lágrimas en los ojos.
Xavier la miró, se veía dulce, fuerte y hermosa. Y él se sintió orgulloso de ella, de la persona en la que se había convertido.
—No llores —pidió—, ya has llorado suficiente —susurró—, no quiero verte así... Tú nunca me fallaste, no pidas perdón por no haberte enamorado de mí, sobre el corazón no se manda...
—¿Cómo te sientes? ¿Me odias? —quiso saber ella.
—No, no podría odiarte jamás, Vick, lo sabes... —dijo él y también sintió ganas de llorar—. No me siento mal, de hecho, me siento mejor de lo que esperaba, Sabri dijo que era importante cerrar las cosas que hemos dejado abiertas, y creo que este cierre me está haciendo bien...
Vicky sonrió.
—Cuando nos despedimos aquella vez me pediste que te prometiera que sería feliz, ¿lo recuerdas? —quiso saber ella.
—Sí.
—Soy feliz... pero necesito que tú también lo seas...
—Ya te dije que lo soy...
—No, tú sabes a qué me refiero.
—Vicky, ¿quieres que te diga que seré feliz para que te sientas mejor contigo misma? —inquirió él.
—No, no digas eso... —cerró los ojos como si buscara las palabras, como si pensara qué decir—, a pesar de todo te conozco, Xavi, puedo verte...
—Ya no soy el mismo.
—Sí, eso es lo que me dijo Esme que dirías, pero no es así, sí eres el mismo... y yo lo sé, puedo leer en tus ojos que te has cerrado a todo y eso no es justo para ti.
Él sonrió.
—No vamos a llegar a nada con esta conversación, Vicky, lo importante es que tú estás feliz y vas a casarte, yo estoy bien, créeme, mucho mejor de lo que pensé... me hace bien verte bien y me quedaré a tu boda. Intentaré mantenerme cerca de ustedes, de ti y de los chicos, pero no me exijas más de lo que puedo dar...
—Está bien —asintió ella.
—Estamos bien, de verdad que sí —susurró—, mírame —pidió y ella lo hizo—, te he extrañado también y ya veremos cómo nos volvemos a involucrar uno en la vida del otro, ahora disfruta de tu boda, de tu momento... ¿sí?
Ella sonrió.
—Mañana tendremos una cena, Leo, Esme, las chicas, Alex y yo... nuestra despedida de solteros —rio—, ¿quieres venir? Trae a la chica contigo... —susurró.
—Se lo diré...
Quedaron un rato en silencio.
—¿Puedo darte un abrazo, Xavi? —inquirió ella.
—Claro que sí —respondió él.
Ella se tiró a sus brazos como lo había deseado desde que lo vio y él la envolvió.
—Gracias, por tanto, Xavi, te quiero... mucho.
—Yo también te quiero, Vicky... y soy feliz por ti —admitió él.
Les traje un capítulo más a pedido de ustedes :)
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