¿Qué sentido tiene llorar
si nadie atiende a mis lamentos?
¿Qué sentido tendría pecar
y acabar a las puertas del cielo?

De qué vale recordar,
si los recuerdos son de hielo.
Y se derriten cuando llega
un corazón de fuego.

Y si yo quiero morir
de qué me sirven los días.
Si tengo ticket de ida,
¿por qué de vuelta tendría?

Déjenme sola atada de manos.
Lleno el estómago con ácido blanco.
Déjenme sola a morir en silencio.
No escucho ruido, no hay nadie de hecho.

Y si al final de la semana
nadie fuera a cerrar mis párpados,
entonces no les culparía a ustedes
pensar que llevo muerta años.

Vístete de blanco gaviota
y desfila feliz por el prado.
Recuerda mi nombre gaviota,
si algún día pierdes algo.

Y cuando sola tú estés,
sin plumas en un mar lejano,
recuerda gaviota, aquí dentro
siempre tendrás un espacio.