Duermen los gatos en la noche de septiembre.
Algunos duermen por hoy y algunos duermen por siempre.
Los grillos han decidido nunca dejar de cantar.
Y un cadáver de latón es llevado a sepultar.

Bajo el roble de vitrales y botellas de cristal.
Bajo el halo de una luna que te arranca la verdad.
Medianoche para aquellos que hoy esperan el final.
Nadie duerme ya en septiembre, si septiembre muerto está.

Caen flechas desde el cielo, llueven astros en el mar.
Y los barcos en fogata brillan lejos al final.
Las farolas crean islas, las ventanas faros son.
Y un corredor nocturno del que nadie más habló.

Aún quedan muchas horas caminando en el abismo.
Mil minutos son mil muertos y mil gritos mil suicidios.
Cuando llegue la mañana ya no habrán arrepentidos.
Esta es la última nana que canto antes de ir contigo.