5. Azul Desteñido

La primera vez que te vi, el rojo vino se desbordaba por las escaleras, a la salida del teatro tus ojos escapaban por la puerta. Entonces encontré tu mirada indiscreta sobre el azul de mi corazón. ¿Más que amigos, más que novios? La duda de si puede ser o no. Comienza una larga charla a raíz de una pregunta absurda, acompañada de las dudas y esa curiosidad que nos abruma. Derretido ante mis ojos y tu silencio gritando –Me dejas conocerte-, pasé de ser amigo a convertirme en un
interés complaciente. Recuerdo aquella invitación absurda a una fiesta para dos, los mensajes por horas, solicitando servicios y jugando a juegos inéditos sin beneficios ni derrotas. Éramos dos desconocidos buscando reparar nuestras almas rotas.

La primera cita fue un café más caro que el perfume más barato del  mundo. Un día especial aquel 5 de diciembre “sin señalar”, encantado
de conocerte y volverme a enamorar. Los nervios marchando por nuestra columna vertebral, historias del pasado y un futuro a punto a empezar. Sacudimos el polvo, la primera noche y era tuyo, la primera madrugada y tu amor era mío; el reloj marcaba las 4:00am cuando nos quedamos dormidos. Largas caminatas de regreso a casa, así pasan los días como mismo siguen las noches. La historia detrás de los clips y kas pequeñas notas escondidas dentro de tu mochila, guardaste la primera detrás de tu celular, nunca lo vas a olvidar, siempre lo voy a recordar. Tu cigarro en las mañanas y el café al despertar; esperarme en aquel parque mientras me veías llegar, -¿Por qué eres tan lindo?, me decías; como no poderme enamorar.

Sueños a la mitad, palabras y mensajes llenos de sana intensidad. De nuestro barco tú llevas el timón y yo tiro del ancla. Miles de historias, un beso en medio de la oscuridad, donde nadie nos puede ver, en las  escaleras sin que mis padres lo puedan saber. Estamos tú y yo en  mitad de la calle, debajo de los árboles, amorosos, escondidos y  perdidos besándonos como niños enrojecidos. Los caracoles encantados y su magia se convirtieron en los amuletos con suerte de nuestro amor afortunado. – ¿Quieres venir conmigo esta noche? No podía negarlo, esos fines de semanas entre sábanas e ilusiones alumbradas, amores descalzos y el sexo salvaje de los amantes apasionados. En cada despedida mientras me iba alejando y te veía partir, mirabas hacia atrás, no querías alejarte de mí, no podía
separarme de ti.

Tentaciones oscuras, desórdenes y locuras. Pasar desapercibidos era
nuestro juego preferido, sin levantar sospechas y ocultando las reglas de nuestros delitos. Todos lo piensan pero nadie dice nada. Las miradas indiscretas en medio de las clases, mis ojos desesperados por morder sus labios, el fuego en la habitación, mensajes encantados, todos ajenos de estos locos enamorados. Escuchar tu voz al despertar es el himno de mi ciudad, me esperas al llegar, te espero al terminar. Las cartas y los mensajes sorpresas, el hilo azul tejiendo sobre un cuento tan usado, las historias creadas y las mariposas como cólicos explotando por dentro tal cual decía aquella canción, mi cactus en tu salón, tu árbol pintado en aquel cuadro colgado en mi habitación.

Tirado en la cama a tu lado y te confieso: “Quiero dentro de 50 años, sentarnos frente al mar, mirar lo que fuimos, todo lo que fue,
recordarnos siempre jóvenes, libres y enamorados”. Par de palomas
bendiciendo diciembre, viejo año con nuevos propósitos, sentarme en la mesa con tu familia fue una meta un poco atrevida. Sonreír por tus
ojos, dormir juntos, caminar tomados de las manos.

–Te amo
*Siempre
-Te Amo Mucho
*Por Siempre

Enero arranca una inseguridad mientras sigue en pie la felicidad; entre mis amigos y tus cambios de humor nos acostumbramos a ser uno para los dos. Entonces febrero llegó, serpientes y ratas comenzaron a rondar, es una estupidez este miedo de perderte, es irracional creer que todo pueda acabar. Necesitaba confiar, necesitabas seguridad, cuidar cada detalle, cada palabra para no volverme a equivocar. Un beso antes de marcharme, llorar con la certeza de que al regresar volverás a encontrarme.

Corazones separados, un viaje sin ti, amores aislados, caminas sin mí.
Pasan los días de colores a gris, flores marchitas, lluvia infinita, papeles mojados sin saber de ti. Te pierdes, no respondes, me hiciste odiar los 14 de febrero y sus desamores. Como un tonto mandando regalos para un absurdo engaño, la actuación perfecta, el show caducado. El estrés intoxicando mi corazón, las dudas sin razones, miedos e inseguridades comienzan a desteñir mi color azul. Loco por verte, arrebatado por llegar, evitar fue tu mejor opción, la peor propuesta fue tolerar. Llegada sorpresa, más obsequios en la maleta, no me esperabas, desequilibré tu cabeza. Los ojos aguantando mis ganas de llorar, tu corazón latiendo tan fuerte, el miedo colonizando cada poro de mi piel como si fuera a recibir ese tipo de malas noticias que no quieres saber.

Sentados nuevamente en el banco de aquel parque, 25 de febrero,
cuatro y trece de la tarde. Cuántas veces solíamos pasar por aquí los fines de semanas; lo que fue una nube celestial pasó a ser un infierno inmortal. Me miras y dices: “Ya no somos nada, me siento mal”. No entiendo nada, qué cambió, qué sucedió, solo tragas en seco y no dices otra palabra más que soy especial y nunca me vas a olvidar, esas típicas palabras las cuales usas cuando quieres terminar. Repito todos nuestros recuerdos en mi cabeza como una película sin final. Te escupo a la cara cada sentimiento que te dediqué sin piedad, no me
puedes mirar, no te quiero mirar. No hay oportunidad, no existen segundas partes, no hay nada más para arreglar, nuestro amor no se  puede rescatar. Aguanto las ganas de llorar, no puedo abrir el grifo de
mis ojos anunciando soledad. Vuelvo a respirar, nos marchamos sin
mirarnos con el silencio acompañándonos; llegamos al punto de separación, nuestra antigua esquina, te miro y confieso: -Te amo y no me arrepiento. Caminamos juntos por última vez, nos despedimos, mientras me alejo, volteo y te encuentro mirándome como la primera vez.

El azul desteñido, mi corazón roto, no hay colores reflejados en el río,
un mar de lágrimas y el océano vacío, el barco sin timón navegando contra los sentidos, ni rojo vino, ni clips, quedaron notas escondidas y
promesas sin cumplir. El león se perdió en la selva, un reino se sin
rey, caracoles separados de la suerte, más nunca volvieron a verse. Las
sábanas revueltas, esas noches, los besos y las huellas de los sueños.
Malditos recuerdos, sentimientos agridulces. Duele todo, duele como
terminó mi azul: desteñido, sin fuerzas, con miedo. Duele azul, dueles mucho, lo siento.

Pero el destino da vueltas y los caminos siempre se encuentran, loca ruleta todavía conservas la primera nota de un año atrás, donde aquel
amor descansa en paz. Sin embargo, presiento que reviento y todo es
cuestión de cambiar; puedo pero no quiero volverlo a intentar, no voy
a regresar atrás, cada uno hizo su vida con alguien más. Y si miro al
pasado recordaré que el mayor error que cometí fue colgarme de un
amor falso el cual anunciaba eternidad entre sus mentiras. Aprendí de mis heridas y del futuro sin ti, seguiremos con nuestras vidas y jamás te olvidarás de mí. Siempre seré un corazón azul, buscando la luz, encontrando su hogar; desde ayer nada es igual, todo es diferente, a partir de ahora teñiré mi felicidad en la suerte.


**Los recuerdos son eternos y el amor no dura para siempre**

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