16. El Culpable

Nunca puse todos mis sentidos, fui detrás de ti como un niño perdido  entre sus labios y el corazón partido. Te acercas y tragas tus palabras,
no pides explicaciones pero necesitas una excusa. No eres tú, no soy yo, mucho menos alguien más entre tú y yo. Nunca me refugié en tus sentimientos, jamás te pedí perdón, esta vez fui yo quien rompió el corazón. El error no era tuyo pero la culpa fue mía, siempre buscando guerra y desplomando todas tus emociones. Nunca te di esperanzas y solo llené de dudas tu cabeza hasta romperte en miles de piezas. Desarmé tus verdades y arreglaste mis antecedentes amorosos pero  nunca me enamoraste, en tus brazos encontré el invierno mientras buscaba el verano en otras manos, perdí el espacio que terminó dejando un abismo entre mi boca y sus labios.

No todas las preguntas tenían sus respuestas e incluso a veces ni me  interesaba pero me atabas con tus palabras y las mías venían confundidas y lastimadas. Desahogué mis penas en la herida  equivocada, el premio gordo al error más flaco, falso e ilusionado, sediento con agua en el desierto, el fuego apagado, un poco  desencantado, feliz pero nunca enamorado. El diablo me pedía paz
mientras los ángeles ocultaban mis deseos más oscuros, juré no lastimar a nadie como mismo me lastimaron, sentencié mis pecados antes de que alguno de estos te hicieran daño. Lo siento pero créeme cuando digo que nunca me olvidaré de quererte tanto.

Ahora estoy solo sin ti, me duermo en la cama donde tratabas de dominar todos mis demonios, los cuales hicieron alejarte de mí. Un
corazón roto duele más que la soledad, no tuve piedad, siempre
culpando a los demás y también fui el error de alguien que apostó
todo por mí, con sus manos intentó vestir mis miedos pero nunca se
lo permití. La culpa en mi espalda pesa tanto como los errores cometidos, olvidé recordarte cuando ya te habías ido. Pido treguas por
cada uno de mis pecados, bandera blanca por mis batallas innecesarias. Crié mentiras hasta que la verdad me arrancó los ojos,disfracé a mis lobos de corderos, cometí errores con ciertos arrepentimientos, descuidé mis sueños y en las noches atacaron los remordimientos. Desperté perdido; cuando abrí mis ojos ya era tarde, no había nadie, no estabas tú. Por cada espina que puse en tus rosas, terminé sin tu amor. Esta vez el culpable fui yo.


**Los buenos también se pueden
equivocar**

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top