14. Bendita Tortura
En silencio escribo de ti por los portales de mi alma, todo entre
señales y acertijos para que nadie sepa nada. Somos un secreto mal escrito por las bocas ajenas, un amor pintado con pinceles de engaños, los colores gastados por lienzos equivocados, palabras cortas como los encuentros y oraciones largas como los espacios que nos separan hasta volver a escaparnos. Nos queremos a prisas, nos amamos a ratos. Si nos hemos visto antes, no me acuerdo, solo te olvido cuando no podemos vernos.
Somos dos copas de vino, unos cuerdos sin sentido, con los ojos blancos y el pudor perdido; cristales empañados, demonios encendidos, la inseguridad jugando con fuego, el miedo enredado por cada sitio, un viaje hasta el infierno, sintiendo el cielo de los arcángeles caídos. Somos un problema sin solución, el disfraz de una mirada escondida, una tormenta que corta la respiración, la gota de sudor recorriendo el pudor, dos delincuentes engañando al amor, puntos y aparte con signos de interrogación.
Susurremos nuestros nombres despacio, escapemos antes que el sol se convierta en otro testigo, como la luna, de nuestro maldito engaño, de esta bendita tortura. Cortemos con un cuchillo la vergüenza, amarremos los miedos debajo de las sábanas, escondamos las mentiras entre almohadas y gritos de esperanzas. Dos entre cuatro, una cuenta mal sacada. Estos son los payasos en una función de circo sin espectadores, un amor engañado y otro perdido, dos secretos en la oscuridad jugando a los escondidos, buscando sus refugios en un amor prohibido. Labios clandestinos, amores intervenidos, nunca fueron dos, siempre fueron compartidos.
Guardemos nuestras sonrisas debajo de aquella roca, junto al árbol de los sentimientos fallidos, cerca del río, donde descansan los pecados de aquellos ángeles perdidos por el delito, exhaustos de buscar amor
entre los demonios malditos, lejos de los cazadores de brujas, cerca de las estrellas, que besan a la luna, mi musa, mi locura, en mi piel donde
pertenecen todas tus dudas, en la brisa de la primavera, mientras
crecen las rosas que se esconden en el frondoso bosque. Junto a ti,
llévame siempre, aunque no me pertenezcas, al filo de la gloria, donde quiero escribir todas nuestras historias.
**Perdían la cabeza cuando no podían encontrarse**
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