11. Los Chicos Buenos

La noche se hizo larga, desde mi ventana noto a las personas pasar,  caminar sin mirar, veo dos enamorados discutiendo sin parar, amigos de regreso a casa, un televisor cargado de noticias falsas. Esta noche recordé mis errores, me senté y escribí una carta para mi futuro, me prometí no pintar mis metas con recuerdos del pasado, decidí vivir el presente antes de quedar paralizado en el tiempo. Pensé mucho más de lo que debía, aposté por quienes no me querían, desde mi habitación no podré ver el futuro pero puedo estar seguro de que me garantizo inmortal en el tuyo.

Dicen que los cuerdos no se enamoran y los locos mueren de amor, no hay sentidos sin antes sentir pasión, que los malos dejan marcas en la piel y los chicos buenos no se venden bien. Y realmente me gustaría creer en cómo sería todo si fueras tú quien estuviera sentado en la mesa con mis padres o gritando junto a mi hermano sobre el fútbol y sus detalles, presentándote a mis amigos y convirtiéndote en un amor inolvidable. Pienso en lo feliz que serías ahora si fueras tú quien se  durmiera contando cada letra de mi nombre en tu piel, si vieras a mis  ojos rendirse pensando en ti o verte escribiendo canciones para mí. Te convertiste en el eslabón perdido de mi curiosidad, me buscaste y no te devolví mi perfil, escapé en mi tren, dejé tu corazón deshabilitado, nadie quiere los productos rotos y buscamos refugiarnos en los errores equivocados, evitando lo bueno y facturando lo malo.

Nunca he pedido que me salven, no pretendía tus rescates, he corrido  solo y tal vez por eso no vi cuando pasaste o ignoré hasta ver cómo te  alejé cuando querías acercarte. Congelé mis sentimientos con tus  mensajes, de vez en cuando cierro los ojos y vienes a visitarme; en mi
imaginación siempre me besaste, solo en sueños me tocaste. Nadie  sabe de amor hasta que lo pierde y las personas van y vienen, todos llevan sus locuras amarradas con sus cuerdas, cada uno ama y odia a  su manera, algunos perduran y olvidan, otros recuerdan hasta de cuando terminan.

Alguna vez supiste cuándo era el camino correcto, siempre supe cuán inolvidables son los indefensos que terminan como lobos en bocas de
corderos disfrazados, lo indescifrables que son esas ratas tan venenosas como serpientes, que hay amores irremplazables y desamores eternos, y pues siempre se recordarán mal a los chicos buenos y los malos recuerdos dejan marcas permanentes en los cuerpos.


**Fuiste la mejor compañía para sanar mis heridas**

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