Capitulo 4

Pauline y Daisy se quedaron discutiendo entre ellas.

Daisy : Así que Mario y Rosalina no son amigos ¿eh?

Pauline : A mi también me sorprendió que él saliera a defenderla.

Daisy : ¿Segura que no le dira la verdad sobre porque esta en esta casa con nosotras?

Pauline : No sé, aunque confío más en el que en Rosalina. Se ve que ella nos esta ocultando de donde viene a propósito.

Daisy : Lo se, pero forzarla a hablar es mala idea, especialmente por Mario.

Pauline : ¿Le tienes miedo?

Daisy (molesta) : ¡Claro que no! Yo no le tengo miedo a nadie, es solo que ... crear tensiones entre nosotros al primer día de vivit juntos no me parece la mejor idea.

Pauline : Vaya, primera vez que piensas antes de actuar.

Daisy : Bueno, de los errores se aprende. Como sea, Peach preparara el almuerzo así que me quedare aquí un rato.

Daisy procedió a recostarse en el sillón, por lo que Pauline se paró y se fue de allí. Daisy se quedó pensativa, y su mente estaba fija en Mario ¿quien es? ¿porque el rector y el jefe de la policía lo conocían? Y ¿porque actua tan distinto a las otras personas que ha conocido? Realmente no esperaba toparse con alguien como él, alguien que no la trate como una princesa, como un objeto de cristal que puede romperse en cualquier momento. Tal vez ... hasta puedan llegar a ser amigos...

Recuerdo de Daisy:

Era el día en que veria la casa que Peach habia conaeguido para las tres. Solo ella y sus dos mejores amigas, la diversión estaba asegurada. Ya no ser vigilada constantemente por sus padres, ya no tener que usar estúpidos vestidos que parecían un horno portatil y ya no tener que moderar su comportamiento y su vocabulario. Por fin era libre ... o eso pensó.

Esa tarde, y luego de ordenar las cosas en sus habitaciones, sus padres y los de sus amigas entraron a la casa acompañados de un toad café un poco viejo, con bigote blanco y lentes, además de una pequeña esfera negra con forma de estrella. Les pidieron a ellas que se sentaran en la sala y comenzaron a hablar. Parece que el toad se llamaba Toadsworth, y era el jefe del departamento de policía. La estrella se llamaba Polari y era el rector de la universidad. Estaban allí porque sus papás habian decidido que el requisito para dejarlas estar en esa casa es que alguien fuera a protegerlas. Ella no estuvo de acuerdo, pero sus amigas no la apoyaron en esa ocasión. Molesta, salió de la sala y se dirigió a la cocina, siendo seguida por Peach.

Peach (llegando) : ¿Daisy ... estas bien?

Ella no respondió, por lo que Peach comenzó a acercarse.

Peach (frente a Daisy) : Por favor amiga ... mírame a los ojos por lo menos.

Daisy comenzó a mover su cabeza poco a poco hasta que la vio a los ojos. Peach estaba triste y preocupada.

Peach : Se que te molesta esta condición...

Daisy (la interrumpe) : ¡Es que es absurdo! Mis papás siempre me joden la vida, pero esta vez pueden irse a la mierda ¡ya soy una adulta y yo decido que hacer con mi maldita vida!

Peach (la sostiene de los hombros) : Lo se, pero si no aceptas no podras estar con nosotras, y sin ti ... no seria lo mismo. Hemos sido mejores amigas desde el prescolar, y tu siempre has estado para apoyarme, eres como mi hermana Daisy.

Daisy (seria) : Si eso es verdad ¿porque no estuviste de mi lado al oponerme a esta idea?

Peach : Porque no es nuestra desición Daisy, es de nuestros papás. Aunque nos hubieramos negado las tres nada habria cambiado. Por favor, acepta la condición ... por Pauline ... por mí.

Daisy vio a su mejor amiga a los ojos, viendo un pequeño brillo en estos. Peach podía ser muy segura de si misma, pero siempre quería estar junto a su mejor amiga para sentirse mejor. Poco a poco se fue calmando.

Daisy (suspira) : Bien, aceptare, pero bajo una condición.

Peach : Lo que sea.

Daisy : No quiero que este "guardian" me siga a todos lados.

Peach : Tranquila, prometo que entre Pauline y yo lo convenceremos de eso.

Daisy : Bien.

Fin del recuerdo.
Pauline:

La chica de pelo negro subio las gradas al segundo nivel y fue hasta la habitación de Mario. Gentilmente tocó a la puerta, y luego de unos segundos él apareció del otro lado de la misma al abrirla.

Mario : Hola.

Pauline : Hola ... em ... ¿podemos hablar?

Mario (sonriendo) : Claro.

Él se hizo a un lado, dejando entrar a la futura alcaldesa en su habitación.

Pauline : Oh, y manten la puerta cerrada, es un asunto serio.

Mario : Entiendo.

Él volvió a cerrar la puerta. Pauline se sentó en su cama y observó todo lo que estaba en el suelo: una laptop, ropa y un set de pinturas, un pincel y unos lienzos.

Mario : Disculpa el desastre, pero aún estoy organizando mis cosas.

Pauline (sonrie) : Tranquilo, yo entiendo. Aunque me llama la atención que tengas lienzos y pinturas.

Mario (se sienta a la par de ella en la cama) : Pues, uno de mis hobbies es pintar.

Pauline : Vaya, pues me gustaría ver una pintura tuya algún día.

Mario : Por supuesto jeje. Ahora, regresando al tema original ... ¿de que quieres hablarme?

Pauline se quedó seria y tragó saliva antes de hablar.

Pauline : Es sobre ... Rosalina.

Mario : Tranquila, no le dire la verdad sobre porque ella esta aquí. No quiero iniciar una pequeña guerra entre nosotros al primer día de haber empezado a vivir juntos.

Pauline : Bien, pero no solo es sobre eso de lo que quiero hablarte. Em ... quisiera saber ... ¿porque la defendiste cuando no quiso decir de donde venía?

Mario (la ve fijamente) : No se de que hablas.

Pauline : Sí sabes de que hablo. Si de verdad se conocieron en la estación y viniero a pie, tuvieron como tres horas para conocerse. No pareces una persona que confíe fácilmente en otros, y creo que tu tampoco sabes mucho de ella ¿verdad?

Mario se levantó de la cama y caminó un poco hacia la pared, quedandose de espaldas a Pauline.

Mario : ¿Insinuas que no puedo confiar en ella?

Pauline (se levanta de la cama) : Tal vez.

Mario (se voltea) : Esta bien, tienes razón, no se de donde viene, pero eso no me importa. Todos guardamos secretos aquí y tu y tus amigas saben bien de eso ¿verdad?

Pauline : Yo ...

Mario (se acerca a ella) : Y no trates de decirme en quien confiar y en quien no. De lo que he podido conocer de ella, se ve que es una buena persona. Tal vez me termine traicionando, quien sabe, y por eso me dedicare a investigar que la hace tan especial y porque el rector la quería aquí también. Pero de momento, confío más en ella que en cualquiera de ustedes tres.

Mario se alejó de Pauline y caminó hasta la puerta, abriendola.

Mario : Creo que ya terminamos esta conversación.

Pauline, sorprendida y algo molesta, caminó hasta la puerta y salió de la habitación, tras lo que escuchó la puerta cerrarse. Un leve pensamiento zurcó su mente.

Pauline (en su mente) : '¿Que tiene ella que yo no tenga...?'

Rápidamente deshechó el pensamiento, sonrojandose un poco.

Pauline (en su mente) : '¿Que estoy diciendo? ... Mario puede confiar en quien él quiera, no debería molestarme que no confíe en mí, apenas y nos conocimos ... todo a ... su ... tiempo.'

Rosalina:

Ella siguió a Peach hasta la cocina, quedandose parada a pocos pasos de la mesa. Peach sacó un delantal rosado con estampado de corazones y se lo colocó, para después recoger su pelo en una malla de cocinera. Sacó unas ollas y unas verduras de la refrigeradora y se puso a cortarlas.

Peach (ve a Rosalina y sonrie) : ¿Que pasa Rosalina?

Rosalina : Um ... nada. Yo ... solo vine a ver que ibas a hacer. Trato de conocer a todos aqui jeje.

Peach : Que bueno, ¡ese es el espíritu! Y dime ... ¿te importa si te llamo Rosa?

Rosalina : No, para nada.

Peach : Y bien Rosa, creo que ya conoces a Mario.

Rosalina : Em ... sí, hablamos un poco.

Peach : Ya veo. Y ¿como es él?

Rosalina : Pues ... no podria dar una descripción acertada, no lo he conocido lo suficiente como para hacerlo ... ¿porque?

Peach (se hace la desinteresada) : Por nada, es solo que a él lo eligieron para protegernos y pense que sería bueno saber un poco más de él.

Rosalina : Entiendo, pero ¿no les dijeron nada sobre él?

Peach : Solo que es muy valiente y fuerte.

Rosalina (desvia la mirada) : Pues eso sí es cierto ... al menos lo de que es fuerte.

Peach (llena una olla de agua y hecha unas verduras) : Dime Rosa ¿sabes cocinar?

Rosalina : No, yo ... yo no pude aprender ...

Una de las memorias de Rosalina llegó a su mente en ese instante...

Recuerdo de Rosalina:

Ella estaba aún en su casa antes del observatorio, en la cocina. Era una niña de 7 años y estaba a la par de la estufa llorando, pues se habia quemado al tocar una olla. De repente, su fallecida madre llegó a donde ella estaba y se puso de cuclillas para poder hablarle cara a cara. Iba vestida con un pantalón negro y una camisa blanca de botones, llevando además un delantal celeste. Sus ojos eran celestes y llevaba su pelo rubio arreglado en una trenza que caía por su hombro derecho.

Mamá (toma el rostro de Rosalina) : Mi niña ¿que pasó?

Rosalina (llorando) : ¡Es que *snif* yo quería ayudarte a hacer la comida y *snif* toque la olla y me quemeeeee!

Mamá (en un tono dulce) : Awww, mi pequeña, ya todo esta bien.

Ella tomó la mano de Rosalina y le dio un pequeño beso, para después acariciarla un poco.

Mamá : ¿Te sientes mejor?

Rosalina (se seca unas lágrimas) : Sí ... un poco.

Su mamá le sonrió y ella no pudo evitar sonreír también.

Mamá : Debes tener cuidado con los objetos calientes ¿esta bien? Quedate lejos de la estufa a menos de que este yo contigo ¿de acuerdo?

Rosalina (asiente) : Sí mamá.

Regresando al presente:

Peach (preocupada) : Em ... Rosa ... ¿estas bien?

Rosalina (reaccionando) : ¡Eh! ... ¿di ... disculpa?

Peach : Que si estas bien ... porque ... empezaste a llorar.

Rosalina llevó una de sus manos a su rostro y se dio cuenta de que efectivamente estaba llorando. Rápidamente se secó las lágrimas.

Rosalina : No ... no es nada, tal vez solo me entró una basurita. Creo que me ire a mi cuarto ¡fue un gusto Peach!

Rosalina salió corriendo en dirección al segundo nivel.

Peach : ¡Rosa espera!

Rosalina fue corriendo rápidamente a su habitación y entró en ella, cerrando la puerta nuevamente. Una vez dentro se calmó un poco, caminando hasta su cama y sentandose en ella. Sacó su guitarra de su funda y comenzó a tocar unas notas, pues cuando se sentía triste al recordar a su mamá siempre tocaba algo para relajarse. Al cabo de unos minutos decidió dejar la guitarra y su estómago rugió, pues se acercaba la hora del almuerzo.

Rosalina : Jeje, creo que ya tengo hambre ... ¿y tu pequeño?

Ella no recibió respuesta alguna.

Rosalina (se levanta de la cama) : ¿Destello, porque no me respondes?

Ella caminó unos cuantos pasos hasta llegar a la gorra que traía, la cual estaba en su mesa de noche, y la levantó. Grande fue su sorpresa al ver que el pequeño destello ya no estaba allí.

Rosalina (alterada) : No, no, no ... ¿¡donde te metiste!?

Mario:

Una vez que Pauline se fue de su habitación, el joven de rojo se dejó caer en su cama.

Mario (en su mente) : '¿Quien se cree ella que es? Diciendome en quien puedo confiar y en quien no cuando la única razón por la que se la verdad es porque la amenaze para que me la dijera.'

En ese momento escuchó pequeños toquesitos en la puerta de su habitación.

Mario (en su mente) : 'Argh ... ¿y ahora quien sera?'

De mala gana decidió levantarse y caminó hasta la puerta, sorprendiendose por lo que vio del otro lado. Se trataba de una pequeña bolita de color crema con forma de estrella rechoncha que flotaba cerca de su rostro.

Destello (sacude su manita) : ¡Hola!

Mario (sorprendido) : Em ... hola.

Destello : Em ... ¿puedo pasar?

Mario : Pues ... no.

Destello : Awwww, por favor, quiero hablar contigo. Vengo con Rosalina.

Mario : ¿Que?

Destello : Venía metido en su gorra y me quede en la habitación pero me aburrí de esperar y quise venir a hablar contigo.

Mario : Y ¿ella se va a enojar?

Destello (sacude la cabeza) : Es raro que mamá se enoje.

Mario (confundido) : ¿¡Mamá!?

Destello : Puedo explicarlo.

Mario se quedó pensativo unos momentos. Vio más de cerca a la pequeña creatura y decidió que algo así de tierno, abrazable y lindo no podía ser un arma letal de destrucción.

Mario (suspira) : Bien, puedes pasar.

El pequeño destello dio unas vueltas en el aire y lanzó unos tiernos soniditos de alegría, lo que causó que Mario sonriera. Él lo dejó pasar, y el pequeño fue a sentarse a su cama. Mario cerró la puerta y se sentó a la par del destello.

Mario : Bien, primero dime ¿que se supone que eres?

Destello : Soy un destello. Nosotros somos la fuente de la vida en este universo, pues nuestro destino es convertirnos en planetas y galaxias donde en el futuro habra vida.

Mario : Espera ... ¿estas diciendo que la Tierra fue una vez un ser como tu?

Destello : Es probable. Nuestro cuerpo se convierte en polvo cósmico que después se reacomoda para formar planetas y galaxias. Sin embargo, nuestra mente, que es la que nos da nuestra personalidad, queda dormida para renacer nuevamente en otro destello. De esa manera perpetramos la vida en el universo pero no morimos.

Mario : Interesante, y dime ¿cuanto tarda este proceso?

Destello : Depende. Hay destellos glotones que con comer cientos de trozos de estrellas se convierten en nuevas galaxias en cuestión de segundos. Otros tardan incluso milenios antes de transformarse.

Mario : Y tu ¿que tanto has vivido?

Destello : En mi vida actual he vivido 8 años terrícolas, pero antes de eso viví unos 200 años terrícolas.

Mario : Guau, y eso en años destello ¿cuanto es?

Destello : No creo que haya conversión directa, pero mamá dice que soy como un niño.

Mario : Y ¿puedes decirme porque llamas "mamá" a Rosalina?

Destello : Porque ella es mi mamá y la de todos mis hermanos. La encontré cuando buscaba a mi mamá y ella se ofreció a ayudarme a encontrarla. Viajamos por distintos lugares y ella siempre cuidó de mí. Se sentía triste a veces por haber perdido ella también a su mamá, así que trate en lo posible de que ya no estuviera triste porque no quería verla llorar. Ella se convirtió en nuestra mamá y vive con nosotros junto a nuestro abuelo y nuestro tío.

Mario : Mmm ... ya veo. Y ¿donde viven?

Destello : En el espacio, en una casa hecha a base del cometa en el que me convertí en mi vida pasada.

Mario se quedó pensativo unos segundos. Tal parece que Rosalina oculta muchos secretos y sorpresas.

Mario : Una última pregunta ... ¿tienes nombre?

Destello : No, mamá no nos ha puesto nombre. Somos demasiados para eso.

Mario : Tiene sentido. Supongo que tendre que llamarte solo destello entonces.

Destello : Así es, y creo que ya hemos hablado bastante de mí, así que ¿porque no me dices algo de ti?

Mario : Em ...

Destello : Vamos, lo que sea, como por ejemplo ¿para que son esas cosas cuadradas blancas?

Mario (mira a los lienzos) : Pues, son para pintar en ellos, es uno de mis pasatiempos.

Destello (comienza a aplaudir) : ¡Que bien, que bien! ¿Puedes pintar algo para mí?

Mario : Aún no termimo de ordenar mi cuarto, así que me temó que no, lo siento.

Destello (desilusionado) : Ahhhh...

Mario (sonrie) : Pero si consigues el permiso de tu mamá puedes venir aquí cuando este pintando algo, y tal vez puedas ayudarme.

El destello se levantó de la cama y comenzó a dar vueltas mientras emitía soniditos de la emoción.

Destello : ¡Sí, sí, sí, quiero ayudar!

En ese momento se escucha que alguien toca a la puerta de la habitación, por lo que Mario se levantó y fue a abrirla. Del otro lado se encontró a una agitada Rosalina, cuyo rostro denotaba preocupación.

Rosalina : Ho ... hola Mario. Veras, yo ... yo estoy ... estoy buscando algo y ... y pense que tu ...

Mario : Tranquila, destellin esta conmigo.

Rosalina (sorprendida) : ¿Disculpa?

Mario se hizo a un lado de la puerta, dejando que el destello avanzara y se colocara frente a su mamá con la cabeza baja.

Destello (apenado) : Hola ... mamá.

Rosalina empuñó las manos y se puso roja del enojo, pero luego su rostro se fue suavizando y fue aflojando los puños, para finalmente tomar al pequeño destello y darle un fuerte abrazo.

Rosalina (aliviada) : Me tenías muy preocupada pequeño...

Destello : Lo siento mami, perdón por escapar de la habitación.

Rosalina (se separa del abrazo) : Creí haberte dicho que no te separaras de mí.

Destello : Dijiste que no saliera de la casa sin ti, y pues ... sigo en la casa.

Rosalina (suspira) : Tienes razón, debí ser más específica. (Mira a Mario) Lamento mucho que viniera a molestarte.

Mario (sonrie) : De hecho fue todo lo contrario, disfrute mucho de su presencia. Me entere de algunas cositas por allí ... y la verdad no me importaría que volviera a visitarme.

Destello : ¡Es verdad mami! Hablamos un poco y resulta que ... em ... ¿el señor Mario?

Mario : Puedes usar solo mi nombre.

Destello : Bien, pues, resulta que Mario pinta cosas, y me dijo que un día podia venir a ayudarlo con una pintura.

Rosalina (sorprendida) : ¿Pintas?

Mario (se apoya en el marco de la puerta) : Sí, un poco.

Destello : Entonces mami, ¿puedo venir, puedo, puedo, puedo...?

Rosalina (lo interrumpe) : Pues ... si a Mario no le molesta, por mi esta bien.

El pequeño destello volvio a flotar dando vueltas de la felicidad y se acercó a Mario, dandole un abrazo.

Destello : ¡Nos vemos luego Mario!

El pequeño salió flotando hacia el cuarto de Rosalina, pero ella se quedó parada frente a Mario. Sintió como su rostro se calentaba un poco y puso sus manos al frente de su cuerpo, comenzando a jugar con sus dedos.

Rosalina : Y ... ¿de que cositas te enteraste?

Mario : Pues, del ciclo de la vida en el universo, y ... un poco de tu pasado, así como en donde vives.

Rosalina (baja la vista) : Oh.

Mario : Oye ... yo ... no quiero sonar pesado, pero si algun día quieres hablar con alguien ... em ... mi puerta siempre esta abierta.

Ella levantó la vista y vio a Mario sonreir levemente, tras lo que ella también sonrió.

Rosalina (le tiende la mano) : ¿Amigos?

Mario (le da la mano) : Amigos.

Ambos se soltaron las manos y Rosalina se fue caminando hacia su habitación, mientras que Mario regresó a la suya y volvió a cerrar la puerta. El destello se juntó con Rosalina cuando ella pasó cerca de él.

Destello : ¿Porque te quedaste junto a Mario?

Rosalina : Para saber que le dijitse, y porque ... ahora somos amigos.

Destello : ¡Lo sabía!

Rosalina : ¿Disculpa?

Destello : Sabía que se llevarían bien.

La pareja entró a su habitación, en donde estuvieron hasta que Peach los llamó a todos a almorzar.

Destello : ¡Que bien, ya tengo hambre!

Rosalina : Ya lo creo, pero no vas a bajar conmigo.

Destello : Awww, ¿porque?

Rosalina : Porque ellas no saben que te traje conmigo y porque no puedes comer algo que no sean trozos de estrella.

Destello : Rayos, debi pensar en eso antes de venir. Entonces ... ¿morire de hambre?

Rosalina (rie suavemente) : No, traere algo de comida y con mi varita la transformare en trozos de estrella. Esperame (le da fuerza a la palabra, remarcandola) AQUI.

Destello (asintiendo) : Sí mamá.

Ella sonrio y salió de su habitación, dejando al pequeño destello recostado sobre la cama.

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