Capitulo 3
Recuerdo de Mario:
Esto sucedió hace ya tres semanas. Luigi llevaba un tiempo haciendo planes sobre que iba a hacer para asistir a la universidad, pues esta quedaba en la ciudad capital, lejos de su hogar. Estaba hecho un manojo de nervios, pues una solución al problema antes mencionado era mudarse, pero al hacerlo se quedaría completamente solo y aún no se sentía listo para ello.
Mario, por su parte, no se metia para nada en las cosas de su hermano. Él era amable y jugueton con Luigi, pero con las demás personas era frío y sarcástico, alejandolos fácilmente. No tenia amigos, y no creia necesitarlos. Su vida se habia convertido en un infierno desde aquel accidente.
Y una noche, se encontraba en la cocina buscando algo de comida. Una vez que encontró un poco de pollo y unos panes, tomó el resto de ingredientes necesarios para un sandwich y se lo preparó, sentandose a la mesa para disfrutarlo. De repente, su mamá bajó hasta la cocina y se quedó viendolo. Mario trataba de ser serio con su mamá, pero siempre terminaba mostrandole su lado amable.
Antonella : Hola hijo.
Mario (serio) : Hola mamá, pense que estabas dormida.
Antonella : Fui a tu cuarto a darte las buenas noches, pero no estabas así que pense que estarías comiendo algo.
Mario : Supongo que soy predecible.
Su mamá se acercó a la mesa y se sentó a la par de Mario.
Antonella : Hijo, yo ... he intentado decirte esto antes, pero nunca encontraba el momento para hacerlo. Sin embargo, debo decirtelo, especialmente ahora que solo estamos los dos.
Mario dio una mordida a su pan y volteo a ver a su mamá, asintiendo con la cabeza.
Antonella : Creo que ... deberias ir a la ciudad capital con tu hermano.
El joven de rojo dejó su pan en el plato y terminó su bocado, pero antes de que pudiera responder su mamá lo tomó de las manos y continuo hablando.
Antonella (tono suplicante) : Solo piensalo, por favor. Desde ese condenado día has sido diferente, dejaste de ser aquel niño activo y feliz para convertirte en una persona fría y sin amigos, no se que pasó, solo se que te cambió para siempre. Y no se que es lo que salías a hacer con tu padre, pero eso no te ayudo en lo absoluto, yo más creo que te perjudicó aún más. Yo ... quiero que vuelvas a sonreír, que vuelvas a tener amigos, y esta puede ser tu oportunidad. Tu hermano se siente asustado, y si vas con él lo ayudaras a sentirse más cómodo.
Mario : No lo se ... lo que sugieres es más fácil decirlo que hacerlo.
Antonella : Puede ser un nuevo inicio. Nadie te conocerá, y podras hacer nuevos amigos, incluso, podrias conseguir una novia. Solo ... piensalo.
Su mamá le sonrió y soltó sus manos, para después subir al segundo piso. Mario se quedó sentado, pensando en aquellas palabras...
De vuelta al presente:
Mario se sentó en la cama, con un único pensamiento en su mente.
Mario (en su mente) : 'Un nuevo inicio. Creo que ... podria intentarlo. Las chicas que viven aquí son en definitiva muy atractivas, creo que ... podria intentar ligar con una de ellas. Aunque tendre que esforzarme mucho, hace años que no socializo con alguien que no sea mi hermano, creo que le pedire consejos sobre como ser amable más tarde.'
Decidido a "empezar de nuevo", Mario salió de su habitación y cerró la puerta de esta. Al ver el pasillo se fijó en la puerta sin estampa que quedaba a la par del baño.
Mario : 'Tal vez Rosalina este allí ... creo que debería disculparme con ella.'
Él avanzó hasta dicha puerta y tocó suavemente. A los segundos esta se abrió, y Rosalina se quedó parada del otro lado, viendolo fijamente. Ya no traia la gorra de antes, por lo que su pelo estaba totalmente suelto.
Mario (mete las manos en sus bolsillos) : Em ... bonitas habitaciones ¿no?
Rosalina : Sí, muy ... espaciosas.
Mario : Aunque me gustaría remodelar mi habitación un poco, para sentirme más como en casa.
Rosalina : Igual yo.
Ambos se quedaron en silencio unos segundos.
Mario : Oye yo ... quería pedirte perdón por lo que pasó a la entrada de la casa. Yo estaba alterado por el posible engaño y temía que algo malo fuera a pasar. No soy muy bueno tratando con otras personas.
Rosalina (sacude la cabeza) : No pasa nada, yo entiendo. No debí ser tan misteriosa respecto a mi procedencia. Y ... quiero que sepas que no provengo de este reino, y sería complicado decirte de donde soy.
Mario levantó la mano, dando a entender que no era necesario seguir hablando.
Mario : No es necesario que digas más. Yo entiendo.
Rosalina : Bien ... em ... creo que seria bueno empezar de nuevo ¿no crees?
Mario : Tal vez, aunque ya sabes mi nombre.
Rosalina : Puedo hacer de cuenta que lo olvide.
Mario (sonrie) : Dudo que eso funcione así.
Mario volteo a ver, recordando la reunión que tenian pendiente.
Mario (ve a Rosalina) : Yo ... ire a la reunión para conocer a nuestras compañeras.
Rosalina : ¿Me esperas? Solo tengo que ordenar unas cosas.
Mario : Claro.
Ella entró de nuevo en su habitación y cerró la puerta. Mario se quedó apoyado en la pared con las manos en los bolsillos, esperando pacientemente a su nueva compañera. Ella, por su parte, se encargó de dejarle muy claro al destello que se quedara en la habitación y no saliera por ningún motivo. Una vez aclarado eso, ella salió de su habitación y comenzó a caminar al lado de Mario.
Rosalina : Oye, mencionaste que tu hermano va a estudiar medicina.
Mario : Así es.
Rosalina : ¿Y tu? Dijiste que lo acompañas, pero dudo que vengas a hacer nada.
Mario : Mi padre me sugirió un lugar donde podran darme trabajo.
Rosalina : Oh ... pero ¿porque no vas a estudiar?
Mario : No es lo mío. Me distraigo muy fácil en clase y no tengo el don de la magia.
Rosalina : Pues, no hay muchos trabajos en la capital que acepten estudiantes graduados solo de la secundaria.
Mario : Ya vere que hago.
Mientras hablaban pasaron cerca de la habitación de Luigi y su puerta se abrió cuando estaban frente a la misma. El pasillo era grande, por lo que no los golpeo la puerta. Luigi vio a su hermano y luego a Rosalina, quien lo saludó sacudiendo su mano en el aire. Él se quedó parado donde estaba, incomodando a su hermano y a la rubia.
Rosalina : Em ... creo que ... los dejare solos. Los veo en la reunión.
Mario (suspira) : En verdad lo siento.
Rosalina : No pasa nada. Yo se lo que es sentirse así al conocer nuevas personas.
Ella siguió de largo hasta las gradas, dejando a los hermanos solos.
Mario : ¿Y bien, ya vas a hablar?
Luigi (cierra la puerta) : Lo siento, sabes que las chicas bonitas me ponen nervioso.
Mario (suspira) : Pues ya debes vencer ese nerviosismo, porque vamos a vivir aquí.
Luigi : ¿¡Que!?
Mario : No hay otro lugar que no cobre renta Luigi, y los precios en la capital son estúpidamente absurdos. Esta es nuestra mejor oportunidad, y no creas que yo me siento agusto con la idea.
El hermano de verde entendió que Mario también estaba haciendo un sacrificio al quedarse. Él no era muy social o amable con otras personas.
Luigi (suspira) : Bien, hare mi esfuerzo.
Mario (pone su mano en el hombro de Luigi) : Perfecto. Ahora, vamos a ver que nos cuentan las chicas.
Ambos comenzaron a caminar juntos, Mario con las manos en los bolsillos y Luigi con las manos libres a los lados de su cuerpo.
Luigi : Oye hermano, cuando la princesa Peach me llevó a mi habitación vi que la puerta de tu habitación estaba cerrada y ... estabas con otra chica.
Mario : Ah, sí, estaba con Pauline. Ella se ofreció a enseñarme de mejor manera la habitación.
Luigi : Oh ... jeje, perdón por la pregunta.
Mario (sonrie) : No pasa nada, se que en ese tipo de situaciones la curiosidad es muy fuerte. Debes saber que yo jamás te mentiría.
Luigi : Lo se. Um, y otra cosa. Esta chica, Rosalina ... ¿te gusta?
Mario : No.
Luigi : Es que ... estabas coqueteando con ella.
Mario (se detiene y lo ve fijamente) : ¿En serio?
Luigi : ¿No te diste cuenta? Le tomaste la mano y le diste un beso, le dijiste que era bonita, inocente y tierna. Y dejando a un lado que amenazaste su vida, diría que te has portado algo cercano.
Mario : Pues ... decidí que es momento de empezar de nuevo, dejar al Mario desagradable en el pasado y ser una mejor persona. No tengo mucha experciencia socializando, así que ... no, no me di cuenta.
Luigi (le da palmadas en la espalda con una sonrisa) : Jejeje, me alegra que quieras cambiar, hermano. Y tranquilo, con el tiempo aprenderas a socializar, solo ... trata de no ser muy, muy amable y de no lanzar muchos cumplidos. Se puede malinterpretar.
Mario : Entendido. Espero que sigas dandome clases.
Luigi : Con gusto.
Ambos sonrieron y continuaron su camino a la sala.
Pauline:
Una vez que salió de la habitación de Mario decidió bajar a la sala junto a sus amigas. La actitud fuerte y directa de Mario le habia parecido interesante. No estaba de acuerdo con el plan de que alguien las protegiera, pues no consideraba que estuvieran en peligro. Sin embargo, si algo llegaba a pasar, estaba más que segura de que estaban en buenas manos.
Una vez que llegó a la sala se sentó en el sillón grande justo a la par de Daisy, y luego Peach se sentó en el sillón individual cerca de ellas, corriendolo para que quedara de frente al sillón grande.
Peach : Bien, ya estamos completos.
Daisy : Y ahora sí vas a decirnos que pasó en la habitación del chico, Pauline.
Pauline : ¿Disculpen?
Peach : Es más que obvio que algo pasó, así que dinos ... ¿que hicieron?
Pauline (las ve a ambas) : Pues ... tuve que decirle la verdad sobre porque los engañamos.
Las dos princesas se recostaron en sus sillones.
Pauline : Pero solo él lo sabe, y le dije que no se sorprendiera cuando digas otra historia Peach.
Daisy : ¿Y porque le dijiste?
Pauline : Me amenazo.
Daisy (se pone recta en el sillón) : ¿¡Que hizo que!?
Pauline : Tranquila Daisy, no me lastimó. Y creo que estamos en buenas manos con él.
Daisy : Yo jamás accedí a esto.
Peach : Pero tus padres...
Daisy (la interrumpe) : Mis padres pueden decir lo que les salga del trasero, yo no necesito una niñera.
Pauline : Creeme, Mario no es del tipo que haria eso ... al menos no por lo que pude percibir.
Peach : Además dudo que ellos puedan encontrar otro lugar donde quedarse.
Daisy (suspira) : Bien, pero no quiero que ninguno ande detras de mí.
Peach : Claro, lo podras dejar en claro cuando nos presentemos. Y bien (mira a Pauline) eres la más lista Pauli ¿que hacemos?
Pauline : Mmmm ... creo que lo mejor sera decir parte de la verdad.
Daisy : ¿Parte?
Pauline : Sabemos que Rosalina era requisito para traer a Mario, pero no sabemos porque. No quiero confundirla.
Peach : Entiendo. Les decimos lo de que estan aquí para protegernos, pero nos inventamos algo para Rosalina.
Pauline : Exacto.
Daisy : ¿Y que te hace pensar que Mario no de lo dira a ella?
Peach : Bueno, no creo que se lleven muy bien. Cuando los vi afuera de la casa, ella estaba contra la pared y él parecía enojado, dudo que haya sido porque se quieren.
Pauline : Pues tu eres la que sabe de relaciones, así que te creo.
Daisy : Bien, usemos esa hipótesis entonces.
Peach (sonríe) : Pues, problema solucionado. Y ahora diganme ... ¿que les parecen los hermanos?
Pauline (arquea una ceja) : Pues ... Mario se ve rudo y bastane directo.
Peach (rie suavemente) : No me refería a eso Pauli. Ya sabes ... como chicos.
Pauline : Em ... pues ... no sé.
Daisy : Aún es temprano para hablar ¿no crees?
Peach : Pues yo creo que Luigi es lindo ... y Mario es algo atractivo, especialmente si es tan fuerte como Pauli cree.
Pauline (algo roja) : Pues, sí ... Mario se ve ... interesante.
Daisy (mueve los ojos en señal de desesperación) : Chicas, concentrense.
Peach : Puede que tu no estes interesada en tener pareja Daisy, pero yo sí. Y ya que vamos a vivir en la misma casa, no es mala idea aprovechar.
Pauline : Pero Peachy, ¿que diran tu papás? ¿ya no recuerdas como terminó tu última relación?
Peach : Por eso hay que aprovechar que nuestros padres no nos vigilan en esta casa. Además, ya soy adulta y puedo enamorarme de quien me plazca, sea un príncipe o no.
Daisy (se deja hundir en el sillón) : Tu sabras amiga, tu sabras.
Las chicas se quedaron esperando hasta que los tres nuevos huéspedes bajaron finalmente.
Peach (se levanta del sillón) : ¡Vengan, sientense!
Daisy se levantó y tomó un sillón grande para moverlo. Mario se acercó a ella para ayudarla, pero ella se negó.
Daisy : Puedo hacerlo sola.
Mario (se aleja del sillón) : Como quieras.
Daisy siguió moviendo el sillón con algo de dificultad, sorprendida por la respuesta de Mario. Normalmente los hombres respondían un millón de excusas para ayudarla, pero él ... la dejó después de la primera oración.
Una vez que dejó el sillón a 90 grados con el otro, Peach, ella y Pauline se sentaron en dicho sillón en ese orden. Luigi, Mario y Rosalina se sentaron en el sillón que quedaba frente a las televisiones en ese orden.
Peach : Muy bien, ya que estamos todos aquí sere yo quien empiece. Me llamo Peach y soy la princesa de este reino. Tengo 18 años y voy a estudiar para ser chef. Es algo que quiero hacer pues me aburre estar todo el día en el castillo haciendo nada.
Daisy : Ya saben mi nombre, y soy la princesa de Sarasaland. Estoy aquí para convertirme en la mejor deportista del mundo. Practico deportes extremos como BMX, escalar montañas, paracaidismo, entre otros, además de boxeo y artes marciales mixtas. Tengo 18 años y si uno de ustedes dos, Mario y Luigi, se mete en mi espacio personal o me sigue a algún lado, yo misma le rompere los huesos.
Luigi tragó saliva y Mario simplemente sonrió.
Daisy : ¿Puedo saber que es tan gracioso, Mario?
Mario : Pues que eres una princesa única en tu clase, es todo. Y tranquila, no eres mi tipo de todos modos.
Ella se quedó callada, nuevamente por no esperarse esa respuesta.
Pauline (en su mente) : 'Vaya, Daisy jamás se habia quedado callada, ella siempre tiene algo que responder. Mmmm ... muero de curiosidad por saber como terminara esto y ver quien es más sarcástico y rudo, ella o Mario.' (Hablando) Bien, ya saben mi nombre y pues, tengo 18 años y soy hija del alcalde de Nueva Donk. Estoy aqui para estudiar ... política, y poder ser mejor alcaldesa.
Mario y Rosalina notaron dejadez en su voz y algo de decepción, entendiendo que eso no era lo que ella quería hacer.
Peach : Bien ... les toca a ustedes.
Rosalina : Em ...
Mario (se acerca y le susurra) : Si confias en mí, creo que lo mejor es decirles algo sobre nosotros. Ya nos diran porque nos engañaron, estoy seguro.
Él volvió a alejarse, dejando a Rosalina pensativa. No tenia muchos motivos para confiar en él ... pero tampoco para desconfiar de él. La habia ayudado hasta este punto, y solo dejó de ser amable cuando ella intentó pasarse de lista con él. Así que suspiró y habló.
Rosalina : Pues, yo tengo 18 años también y vine a estudiar magia. Soy de ... em ... un reino algo alejado de este.
Peach : ¿Magia? ¡increíble! Jamas habia conocido a alguien con el don.
Daisy (le susurra a Pauline) : ¿Tu crees que por eso quisieron que se quedara con nosotros?
Pauline (susurra) : Es probable, creo que hay que ver si podemos sacarle algo más.
Daisy (se aleja de Pauline y habla en voz alta) : Bien Rosalina, dices que vienes de un reino lejano ... ¿de donde?
Rosalina (nerviosa) : Em ... no sabria decirte con exactitud, soy mala con la geografía.
Pauline : Puedes decirnos el nombre.
Rosalina : Bueno ...
Mario (interrumpe) : Ella viene de una pequeña ciudad en los límites del reino, el nombre es algo complicado de pronunciar.
Rosalina volteo a ver a Mario, quien le sonrio levemente.
Rosalina (viendo a las tres chicas) : Es cierto, tengo un origen bastante humilde.
Peach : Tranquila, aquí no juzgamos a nadie.
Daisy y Pauline se quedaron calladas, pues no confiaban en la respuesta.
Daisy : Y ¿puedo saber porque Mario sabía?
Rosalina : Se lo dije cuando veníamos para acá, nos ... conocimos un poco durante el camino.
Daisy volvió a recostarse en el sillón y Pauline no dijo nada. Seguian sin creer del todo la respuesta, pero era lo mejor que tenian de momento. Si insistían se veria muy sospechoso, y parece que Mario defiende a Rosalina, por lo que iniciar una pequeña batalla entre personas en la casa no era una buena opción.
Pauline : Bien ... y ¿ustedes que nos dicen, Mario y Luigi?
Mario volteo a ver a su hermano, quien respiró profundamente y comenzó a hablar sin ver a las chicas a los ojos.
Luigi : Yo tengo 18 años y con Mario somos hermanos mellizos. Yo vengo a estudiar medicina y viviamos en una pequeña casa en una región cercana al bosque del reino junto a nuestros papás.
Mario : Así es, y yo tengo también 18 años y vine aquí acompañando a Luigi, además de venir a trabajar en un lugar que mi padre me recomendó.
Peach : Ya veo (apoya su cabeza en sus manos y sus brazos en sus piernas) y ¿que tipo de trabajo sería ese?
Mario : Pues ... aún no lo tengo muy claro. Mi padre solo me dijo que sería un trabajo en el que me iría muy bien.
Peach : Espero que así sea.
La princesa del reino se sentó erguida en el sillón.
Peach (suspira) : Bien, ya que nos presentamos creo que ... es hora de decirles porque los engañamos. Veran, en tu caso Rosalina, dijimos la verdad. Para cuando nos respondiste, aún no habiamos invitado a Mario y a Luigi. Y a ustedes los invitamos porque nuestros padres querían a alguien que nos protegiera al estar lejos de casa, y pues pensamos que ustedes serian buenos candidatos.
Mario no tuvo que fingir sorpresa, pues esperaba oír algo más falso todavía. Luigi se recostó en el sillón y se quedó viendo al techo, y Rosalina también se recostó en el sillón.
Peach : Espero que sepan perdonarnos.
Mario : Pues ... em ... no vine aquí a cuidar a otras personas.
Daisy : Es solo una formalidad. No necesitamos que nos cuide nadie.
Mario : Pues si ese es el caso, no veo porque estar enojado. Nos quedaremos ¿verdad hermano?
Luigi (perdido) : ¿Eh? ... ¡ah! ... em ... sí.
Mario : ¿Y tu, Rosalina?
Rosalina : No creo conseguir otra casa, así que me quedaré.
Peach (se levanta del sillón) : ¡Que bien! ... yo ire a la cocina a preparar algo por si alguien quiere ir. Se levanta la sesión.
La chica de ojos azules y pelo rubio se dirigió a la cocina como habia dicho, y Rosalina fue detras de ella. Pauline y Daisy se quedaron en la sala, y Luigi y Mario fueron a sus respectivos cuartos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top