Capitulo 20

Al día siguiente, Mario fue el primero en levantarse en la mañana, tras lo que se dirigió de inmediato a la habitación de Luigi. Al entrar se dirigió a su cama y comenzó a moverlo, consiguiendo despertarlo. Luigi tenía los ojos entreabiertos y se tapó aún más con las sábanas.

Mario : Buenos días hermanito.

Luigi (tono enfermo) : Buenos ... días Mario ... ... argh, me duele todo.

Mario : A juzgar por la cantidad de cerveza que te recetaste ayer, pues es normal.

Luigi : Tengo mucha sed ... y ... siento que algo ... martillea mi cabeza ¿que ... que pasó ayer? Después de ... la quinta lata ya ... ya no recuerdo nada.

Mario : Pues seguiste bebiendo hasta ya entrada la noche y cuando regresé te subí a tu cuarto.

Luigi : Ahhhhh ... por favor dime que ... no lastime a las chicas.

Mario : Pues, Pauline dice que le jalaste el pelo.

Luigi se lamentó y se volteo, quedando viendo hacia la pared.

Luigi : Soy patético ... no merezco a nadie...

Mario : Oye, no digas eso. Sentirse triste no es malo.

Luigi : Para ti es fácil decirlo ... tu siempre fuiste bueno para lidiar con tus sentimientos.

Mario : Eso era porque los ocultaba Luigi, y creeme, eso me hacía más daño que simplemente dejarlos salir. Así que ahora vas a ir a darte un buen baño y vas a ir a la universidad. Te dare unas mentas si aún te apesta el buche a guaro.

Luigi (se cubre con las sábanas) : No quiero ... nadie se merece verme ... me quedare aquí hasta que muera.

Mario suspiró y salió de la habitación, y cuando Luigi lo escuchó caminar por el pasillo se relajó. A los pocos minutos, sin embargo, Mario entró a la habitación y sacó a Luigi de la cama, llevandolo arrastrado. El hermano de verde comenzó a gritar intentanto zafarse, despertando a todas las chicas de la casa, quienes salieron a ver que estaba pasando. Mario llegó al baño y arrojó a Luigi a la bañera llena de agua fría, quien se levantó de inmediato mientras gritaba.

Luigi : ¡¡¡Esta fríaaaaaa!!!

Mario tomó una cubeta de agua fría y se la hechó en el rostro, lo que lo botó sobre la tina y lo dejó sentado.

Mario (deja la cubeta en el suelo) : Y dime ¿ya estas despierto?

Luigi (jadeando) : Ya...

Mario : Entonces bañate y alistate, vas a ir a la universidad.

Mario salió del baño y alcanzó a ver a Rosalina riendose, quien entró rápidamente a su cuarto. Pauline se le quedó viendo y le hizo señas para que fuera a hablar con ella. Peach y Daisy estaban encerradas en sus respectivas habitaciones, pues no querían que Mario las viera.

Pauline (al tener a Mario cerca) : ¿Que fue eso?

Mario : Pues, mi padrastro es policía, y así despertaba a los bolos para interrogarlos.

Pauline : Vaya, esa no me la esperaba. Em ... yo conozco una receta que tal vez pueda ayudarlo.

Mario : ¿En serio?

Pauline : Sí, es caldo de huevo. Mi mamá solía hacerlo cuando mi papá despertaba de goma, lo cual ... bueno, era más frecuente de lo que me habría gustado. Pero no se muy bien como cocinar.

Mario (suspira aliviado) : Tu solo dime lo que lleva y yo tratare de hacerla (le da un beso en la mejilla) eres la mejor Pauline, gracias.

Mario se regresó a su habitación y dejó a Pauline parada donde estaba, sosteniendo la mejilla que le besó mientras sonreía.

El hermano de rojo se bañó en el otro baño, cuidando de que nadie le viera la espalda. Una vez que terminó decidió bajar, alcanzando a escuchar a su hermano vomitando en el otro baño.

Mario (pensando) : 'Vaya día te espera hermano, ojala que hayas aprendido la lección, ahogar las penas en alcohol es una pésima idea.'

Mario bajó las gradas y llegó a la cocina, en donde encontró una nota de Pauline con los ingredientes que iba a necesitar e instrucciones para prepararla. Se puso manos a la obra y comenzó a cocinar mientras el resto se preparaba para ir a la universidad. Pauline fue la siguiente en bajar, llegando a la cocina para ayudar a Mario. Peach y Rosalina se encontraron en las gradas al momento de bajar, y la aprendiz de hechicera bajó más rápido, evitando cualquier contacto con la princesa del reino. Al momento de entrar en la cocina, el silencio se apoderó de esta, y solo se escucharon unos "buenos días" llenos de frialdad y puro formalismo y educación.

Peach (pensando) : 'Parece que ahora Mario me odia, eso sin duda hará más difícil enamorarlo ... pero me gustan los retos.'

Mientras todos ellos estaban en la cocina, Luigi salió de su habitación y comenzó a caminar hacia las gradas, pero su cabeza le dolía. Cualquier sonido, por muy suave que fuera, le causaba molestias. Aún se sentía algo mareado y tenía una sed espantosa. Iba camino a las gradas cuando se tropezó, y se habría ido de cara por las gradas de no ser porque alguien lo sostuvo de los hombros y lo jaló hacia atrás, sosteniendolo. Ese alguien pasó el brazo de Luigi por la parte de atrás de su cuello y le sirvió de soporte.

Luigi (sorprendido) : ¿Daisy?

Daisy (levemente sonrojada) : Di algo y cambio de opinión arrojandote por las gradas (gruñe) realmente eres patético.

Ella comenzó a ayudarlo a bajar las gradas, sosteniendolo de la cintura para que no fuera a caerse. Él se iba preguntando porque ella, de todas las chicas en la casa, lo estaba ayudando, y ella iba preguntandose porque había sentido la necesidad de ayudarlo...

El día anterior:

Daisy vio a Rosalina y a Pauline subir al segundo nivel, pues ya era de noche. Desde su cuarto podía oír a Luigi cantar rancheras sobre lo cruel que era el amor, y ya desesperada decidió bajar a callarle la boca a putazos.

Al momento de entrar a la cocina, Luigi se quedó callado. Ella se quedó parada cerca de la entrada observandolo fijamente, y Luigi dejó sobre la mesa la lata que tenía en la mano.

Luigi : ¿Vienesh a burlarte de mí?

Daisy : No, solo vengo a que te hagas sho.

Luigi : Claro ... sha dejo de cantarsh.

Daisy : Gracias.

La castaña dio media vuelta y comenzó a caminar, deteniendose al escuchar una frase que jamás creyó escuchar viniendo de Luigi.

Luigi : Vash a ganarsh el torneo ... eresh muy buena, solo debesh confiar másh en ti.

Daisy dio media vuelta y se quedó viendolo.

Daisy : No necesito tu falsa amabilidad.

Luigi : No eshtoy shiendo falsho. She que entrenash con mi hermano en lash mañanash *hip*, y que no te tienesh confianza, pero sho she que puedesh hasherlo.

Daisy (se acerca a él) : ¿Porque?

Luigi (viendola fijamente) : Porque eresh la pershona más ruda que he conoshido, y she que tu nunca te dariash por venshida.

Daisy : ¿Crees que soy ruda?

Luigi : Lo creo ... y esho hashe que a vecesh me ashushtesh, pero ... creo que me gushta que sheas ashi, fuerte y valiente ... ademásh de muy bonita.

Daisy se sonrojó ante el inesperado cumplido, viendolo fijamente a los ojos. En su mente, Luigi no era más que un asustadizo y un bebé llorón, y ella se sentía muy atraída por su hermano, pero ... muy en el fondo, creía que Luigi era alguien tierno y de buen corazón, además de que nunca se había acercado a ella a decirle que por favor se comportara de forma más femenina. Ella se sentó a la par de él, tomó una de las latas, la abrió y le dio un trago.

Daisy : Oye bebé llorón ... ¿te gusto?

Luigi : No lo she. Como dije, la mayor parte del tiempo me dash miedo, pero hay momentosh ... donde me atraesh. Creo que ... me gushtan las mujeresh fuertesh.

Daisy (da un trago) : Y ... ¿que harías si te dijera que me gustas?

Luigi (ríe suavemente) : Diría que estash ebria.

Daisy se terminó la lata de cerveza y la tiró a un lado de la mesa.

Daisy : Creo que lo estoy.

Ella se levantó de la mesa y se dirigió a su cuarto, durmiendose únicamente cuando escuchó a Mario subir a Luigi a su habitación...

De regreso al presente:

Una vez que ambos terminaron de bajar las gradas, Daisy dejó a Luigi apoyado en una pared y comenzó a caminar al comedor, deseandole suerte para que llegara de pie. Luigi, aún sorprendido de que Daisy lo hubiera ayudado, comenzó a caminar lentamente al comedor, y al llegar se sentó en la silla más cercana al baño del primer nivel. Mario salió de la cocina llevando un plato hondo con un caldo humeante en el mismo, el cual dejó frente a su hermano, dandole unas palmaditas en la espalda.

Mario (se sienta junto a Luigi) : Tranquilo hermano, esto te ayudara un poco. Te acompañare a la universidad si hace falta.

Luigi (sonriendo) : Gracias hermano.

Luigi alcanzó a ver a Daisy, quien se sentó lejos de él sin cruzar miradas en ningún momento. Él comenzó a tomar el caldo, el cual le gustó.

Luigi : Esto esta rico ... ¿lo hiciste tu?

Mario : Pues, tuve ayuda. Pauline me dio la receta y Rosalina me ayudó en la cocina, es caldo de huevo.

Luigi continuó comiendo, y el resto del grupo se dedicó a su desayuno. El hermano de verde se sintió especialmente aliviado cuando comenzó a tomar agua, acabandose él solo casi dos litros de agua en el desayuno, tras lo que fue al baño a hecharse la meada de su vida. El resto se quedó recogiendo las cosas del desayuno, momento que aprovechó Daisy para acercarse a Mario.

Daisy : Y ¿vamos a entrenar?

Mario : Lo siento Daisy, pero tengo que hacer algo hoy, y es probable que comience a estar ocupado en las mañanas.

Daisy : Oh ... entiendo.

Mario : Pero si quieres podemos practicar en las tardes.

Daisy : Claro ... esta bien por mí.

La princesa del reino árido se fue directo a su habitación, tras lo que Mario se dirigió a la puerta del baño, en donde se quedó a esperar a su hermano. Una vez que este salió, ambos caminaron hasta la entrada, en donde Luigi los sacó a ambos rápidamente al ver que Peach se acercaba.

La pareja de hermanos caminó hasta la universidad, en donde Mario dejó a su hermano en la entrada del edificio donde tiene las clases.

Mario : Y ¿que tal te sientes?

Luigi : Aún me siento horrible, pero me siento mejor que en la mañana. Gracias por todo, hermano.

Mario : Prometí que iba a cuidarte, y eso es lo que voy a hacer.

Ambos se dieron un fraternal abrazo y cada uno partió por su propio camino.

Mientras, Rosalina llegó a su facultad, en donde se topó con Lana, a quien corrió a abrazar.

Rosalina : ¡¡Amiga, sigues aquí!!

Lana (sorprendida) : ¡Wow! ... jejeje, claro que sigo aquí Rosa.

Rosalina (la suelta) : Pensé que te iban a arrestar o algo así cuando el rector me pidió que me retirara.

Lana : Pues solo recibí una advertencia sobre no propasarme de violenta la próxima vez, pero nada más. Y ese idiota que te manoseo se la va a pasar de lo lindo en prisión por los próximos 30 años bajo cargos de agresión y acoso sexual.

Rosalina (se tapa la boca sonrojada) : Eso es horrible ... ¿en serio hizo esas cosas?

Lana : Tal parece que el muy mañoso calificaba mal a las chicas que le parecían bonitas, para después obligarlas a acostarse con él para subirles la nota. Me da asco solo de decirlo, pero parece que nadie lo había denunciado antes.

Rosalina : ¿Quieres decir que me calificó mal ... solo para ... para ... para poder ... ?

Lana (pone su mano en el hombro de Rosalina) : Sí Rosa, para llevarse tu inocencia.

Rosalina bajó la cabeza y le hizo una pequeña reverencia a Lana.

Rosalina : Gracias amiga, yo ... no se que habría hecho sin tu ayuda. Te debo una.

Lana (rascando su cabeza) : Jeje, no pasa nada, no tolero a los aprovechados y pervertidos.

Rosalina se paró de manera normal y ambas continuaron su camino hacia su clase.

Rosalina : Pero ¿no tienen miedo de que escape de prisión?

Lana : Fue deportado al reino Metropolitano y será encerrado en una prisión de humanos. Solo espero que las historias sobre las cárceles sean ciertas.

Rosalina (con curiosidad) : ¿Que historias?

Lana : Eh ... ningunas, solo divagaba. (suspira) Como sea, nos quedamos sin auxiliar, y supongo que tomará un buen tiempo hasta que encuentren otro.

Ambas chicas llegaron finalmente a su clase, en donde unas cuantas mujeres les aplaudieron, felicitandolas por haber hecho que despidieran al tipo que intentó propasarse con Rosalina. A los pocos minutos entró el catedrático, un toad que llevaba un sombrero puntiagudo color azul con imágenes de estrellas y lunas, llevando además una túnica roja.

Catedrático (se aclara la garganta) : *Ejem, ejem* ¡Buenos días estudiantes!

La clase se quedó en silencio.

Catedrático : Bien, como ya probablemente se habrán enterado, nuestro auxiliar fue arrestado, arresto que yo celebro. De haber sabido de antemano lo que hacía, yo en persona lo habría demandado ante la policía, por lo que me alegro por las valientes que lo denunciaron. Los parciales mal calificados fueron calificados correctamente, y el día de hoy serán entregados. Así mismo, hoy tengo el placer de presentarles a nuestro nuevo auxiliar, un joven que aunque no estudia en esta universidad, fue recomendado por el rector en persona para ayudarnos. Por ello, les pido que sean amables y respetuosos con él, pues creo que tiene una edad similar a los de primer ingreso este año.

El toad hizo señas hacia la puerta de la clase, y ante la sorpresa de Lana y la confusión de Rosalina, entró el nuevo auxiliar de la clase: Mario. Las chicas comenzaron a murmurar entre ellas, e incluso las mujeres de las otras especies distintas a la humana murmuraban entre ellas. Mario llevaba unas hojas en sus manos, y se quedó parado a la par del catedrático.

Catedrático : Bien, dejaré que te presentes.

Mario dio un paso hacia adelante, y las chicas se encargaron de callar a la clase.

Mario : Em ... gracias. Yo, em ... me llamo Mario y tengo 18 años.

Otro murmullo se dejó oír entre las féminas, acompañado de pequeñas risitas y miradas curiosas.

Mario (nervioso) : Y yo em ... estare ayudandolos durante lo que queda de este curso. Estare ... em ... para responder sus dudas y suplir al catedrático cuando él no pueda dar la clase. También ... estare calificando sus tareas y exámenes, y em ... impartiré la clase los miércoles en la mañana, momento en que esta será totalmente práctica.

Rosalina estaba escuchando atentamente cada palabra que él decía, aún incapaz de creer que Mario le iba a dar clases. Realmente estaba lleno de sorpresas. Lana, por su parte, intentaba aguantarse la risa mientras intentaba entender en que demonios estaba pensando Polari cuando se le ocurrió esta brillante idea.

Mario : Y ahora, em ... voy a entregar los exámenes corregidos.

Mario comenzó a llamar una por una a las chicas con exámen mal calificado, y cada una de ellas le agradecía de manera dulce al recoger su exámen. Finalmente fue el turno de Rosalina, y al entregarle el exámen le susurró.

Mario : Bien hecho.

Él le guiñó rápidamente un ojo, causando que la rubia se sonrojara y diera media vuelta rápidamente, tropezandose con unas mochilas en su camino de regreso a su asiento.

Lana (haciendose la que no sabe) : ¿Lo conoces?

Rosalina (calmandose) : Él ... vive conmigo en la casa compartida donde me quedo.

Lana : Ahhhh ... y dime ¿que tal te fue?

Rosalina levantó tímidamente la parte superior de su exámen, revelando su 100 perfecto.

Lana (sonriendo) : Lo sabía.

Catedrático : ¡Bueno! Vamos a proseguir con la clase. El último día nos quedamos en la diferencia entre magia de levitación y magia de vuelo...

El catedrático comenzó a escribir en el pizarrón detrás de él, y Mario fue a sentarse al frente de la clase, quedando a la par de Dylan. Este lo vio fijamente, recordando como Rosalina se sonrojó cuando Mario le habló.

Dylan (pensando) : 'No creas que vas a quitarme a mi Rosy...'

Una vez que la clase se terminó, el catedrático se fue y Mario se levantó para seguirlo, pues los de primer año tenían más clases a parte de esa. Sin embargo, Rosalina lo detuvo antes de que se fuera, parandose tímidamente frente a él. Lana se acercó poco a poco, fingiendo que no lo conocía.

Rosalina : Hola Mario ... no sabía que supieras de magia.

Mario (rascando su cabeza) : Bueno, creo que soy una caja de sorpresas jeje. Lamento no haberte dicho antes.

Rosalina : Pues, debes ser muy bueno para estar aquí de auxiliar en vez de como estudiante.

Mario : Em ... se unas cuantas cosas.

Rosalina (toma a Lana del brazo y la acerca) : Y por cierto, ella es una amiga mía, se llama Lana.

Mario (extiende su mano) : Un gusto Lana.

Lana (le da la mano) : El gusto es mío. Rosa dice que te conoce, por lo que tengo confianza en que no serás un completo idiota como el anterior auxiliar.

Mario : Creeme, no lo seré. Bien, si me disculpan, debo irme.

Mario salió de la clase y se fue caminando a otro lado.

Al terminar el día, Dylan salió de clases y se fue caminando por un sendero no muy transitado.

Dylan (pensando) : '¡No es justo! ¿Quien se cree ese idiota que es? Rosy consiguió esa nota perfecta gracias a que la ayude a estudiar, yo he estado cerca de ella todo este tiempo de clases cuando Lana no esta junto a ella ¿y ahora viene este tipejo de la nada y consigue que se sonroje guiñandole el ojo? (Patea una lata) ¡Mierda!'

De repente, una figura encapuchada emergió detras de uno de los árboles, cortandole el paso a Dylan.

Dylan (deteniendose) : Tu de nuevo.

???? : Así es, y veo que vas preocupado ¿no es así?

Dylan : Sí. Un tal "Mario" se apareció hoy en clase. Tiene a las mujeres muy interesadas en él, y desgraciadamente mi Rosy es una de ellas.

???? : Eso suena mal.

Dylan : No solo suena mal ¡esta mal!

???? : Y ¿que vas a hacer al respecto?

Dylan : Yo ... yo ... ... ... voy a humillarlo frente a toda la clase, demostrando que sé más que él. Y cuando todos vean que es una farsa, ya nadie lo tomara en serio y mi Rosy se dará cuenta de que tenía los ojos puestos en la persona equivocada....

Mario:

El hermano de rojo se disponía a ir a la casa cuando recibió un mensaje de parte de Luigi para que lo esperara fuera del edificio donde estudiaba. Mario así lo hizo, y juntos caminaron de vuelta a la gran casa. Al entrar, Mario dejó a Luigi recostado en su cama, durmiendo, por lo que cerró la puerta de la habitación. Luego de eso, bajó al primer nivel y se quedó entrenando con Daisy, quien cada vez se sentía más y más confundida, sintiendose atrapada entre aquellos dos hermanos que había conocido por pura casualidad, pero que habían impactado en su vida de manera más significativa que nadie que hubiera conocido antes...

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