Capitulo 2
El trio de jovenes adultos caminaba por las bulliciosas calles de la ciudad capital. Siendo el hogar de la ciudadela y del castillo de la realeza, solo toads vivian aquí. Sin embargo, miembros de todas las especies estudiaban en la universidad del reino, considerada una de las mejores de todo el mundo.
El grupo caminaba en total silencio, el cual era incómodo para Luigi y Rosalina, sin embargo Mario parecía disfrutarlo.
Destello (hablando en la mente de Rosalina) : '¿Porque van en silencio?'
Rosalina (habla en su mente) : 'Porque .... me siento muy nerviosa. Ellos son desconocidos.
Destello : 'Pero en la universidad también habran desconocidos.'
Rosalina : 'Eso es distinto. Con ellos pasare gran parte de mi vida.'
Destello : 'Solo intentalo, me estoy aburriendo de caminar en silencio. Si no es eso, al menos ponte a tararear algo.'
Rosalina (suspira) : 'Bien, vere que tema de conversación puedo usar.'
Ella se quedó pensando unos segundos hasta que habló sin pensar.
Rosalina : No son de muchas palabras ¿eh? ... jeje .. je ..
Después de la risa nerviosa y la mirada de confusión de Mario, Rosalina deseo que la tierra la desapareciera en ese preciso instante. Roja como un tomate, volteo la mirada para evitar contacto visual con Mario. Para su sorpresa, comenzó a escuchar una suave risa viniendo de él, y al regresar la mirada lo vio sonriendo.
Mario : No hablo porque no lo hayo necesario. Además, no quiero meterme en tus asuntos. Pero parece ser que no toleras muy bien el silencio.
Rosalina : Em ...
Mario : No tienes que decir nada más.
Rosalina : ¿Porque te reiste?
Mario : Por tu reacción. No tienes mucha experiencia hablando con desconocidos ¿verdad?
Rosalina : No, todos mis estudios los hice en mi casa. Es la primera vez que trato de hablar con alguien más en mucho tiempo.
Mario : Pues ... no lo haces nada mal. Solo ten cuidado ¿sí? No todas las personas son tan amables como yo. Algunos podrian querer aprovecharse de alguien como tu.
Rosalina (lo mira seriamente) : ¿Como yo?
Mario : Ya sabes. Inocente, confiada ... y ... algo tierna.
Rosalina volvió a desviar la mirada.
Rosalina (nerviosa) : Y ... dime, que ... que te trae a la ciudad ca ... capital.
Mario : Pues, acompaño a mi hermano, quien va a estudiar medicina en la universidad estatal del reino.
Rosalina : ¿La universidad Mushroom Kingdom?
Mario : Sí, nombre super original ¿no crees?
Rosalina (más confiada) : Bueno, yo tambien soy pésima poniendo nombres, así que no puedo juzgar. Pero ¿a que no adivinas que? Yo también estudiare en esa universidad.
Mario (voltea a ver) : ¿Escuchaste eso Luigi? (Regresa la vista a Rosalina) Vaya coincidencia, y ¿que vas a estudiar?
Rosalina : Magia.
Mario : ¿Magia? ... así que naciste con el don ¿eh?
Rosalina (seria) : No ... lo obtuve ... cuando mi mamá murió.
El grupo se quedó en silencio unos cuantos segundos.
Mario : Yo ... lo siento.
Rosalina : No importa, ya ... ya pasaron 8 años de eso, estoy bien.
Mario : Claro. Y ¿te quedaras internada en la universidad?
Rosalina : No, consegui lugar en una casa compartida en la dirección a la que voy.
Mario (sospechando) : ¿De verdad? ... nosotros también.
Rosalina : ¡Vaya, eso es genial! Podriamos visitarnos de vez en cuando ... claro ... si ... si quieren.
Mario : Pues ya veremos que pasa.
El grupo continuo avanzando hasta que llegaron al residencial, el cual consistía en varias casas con forma de champiñón puestas en fila una a la par de la otra.
Mario : Bien, creo que aquí nos separamos. Mi hermano y yo buscamos una mansión algo separada de este lugar.
Rosalina (confundida) : Yo ... también.
Mario y Rosalina se vieron a los ojos, descubriendo que el otro decía la verdad. Los tres siguieron avanzando y se metieron a un camino de tierra, el cual los guió hasta una enorme mansión rodeada de una valla de ladrillo de al menos tres metros de alto. Al frente habia una reja de metal que guiaba al frente de la casa, la cual estaba pintada de rosado. Se podían ver varias ventanas en la parte frontal, y en la reja habian cámaras.
Mario : Creo que aquí es.
Rosalina : No, no, no ... es imposible.
Mario (se voltea) : ¿Y puedo saber porque?
Rosalina : Porque esta es la casa que estoy buscando, aquí voy a quedarme y me dijeron que solo habrian mujeres.
Mario : Y a mí que solo habrian hombres.
Rosalina : Imposible.
Mario (mira a la mansión) : Pues ... a alguien le mintieron (mira a Rosalina) y es momento de averiguar a quien.
La reja se abrió justo al terminar de hablar, tras lo que comenzaron a avanzar hacia la casa. Luigi seguía sin decir nada, pero en definitiva no estaba a gusto con lo que estaba pasando.
Mario : Yo vi un anuncio en una página web. Llamé al número y me contestó un hombre, alguien llamado Paul.
Rosalina : Yo también vi un anuncio en la web. Llamé al número y me contestó una chica llamada Peach.
Mario se detuvo en seco.
Mario : ¿Peach ... la princesa Peach?
Rosalina : ¿Disculpa?
Mario : ¿De donde eres?
Rosalina : Puedo preguntarte lo mismo.
Mario avanzó hacia Rosalina con paso amenazante y la acorraló contra la pared de la casa, justo a la par de la puerta. Ella se asutó y comenzó a respirar de manera agitada.
Mario : Lo volvere a repetir ¿de donde eres?
Antes de que ella pudiera responder, la puerta se abrió. De ella salió una chica de pelo rubio largo, ojos azules, una blusa rosada y unos jeans azules. Iba sonriendo hasta que los vio a ambos, quedandose seria por unos segundos.
???? : Yo ... ¿interrumpo algo?
Mario se separó de la pared y caminó hacia Luigi, quien estaba más confundido aún.
Mario : No ... (la ve de pies a cabeza) alteza.
La joven volvió a sonreir.
???? : Bien, no se como saben quien soy, pero eso me ahorra las presentaciones.
Rosalina (se acerca a ella) : ¿Que ... que esta pasando?
Mario : Te dire que esta pasando, esta princesa se las arregló para engañarnos a ambos ... ¿o me equivocó, princesa Peach?
Peach (sin perder la sonrisa) : No te equivocas, pero me duele que digas que los engañe.
Mario (se acerca) : Pues, manipular la verdad para conseguir que alguien haga algo que quieres es una muy acertada definición de engañar.
???? (Desde dentro de la casa) : ¿¡Peachy, con quien hablas!?
Peach (hacia dentro de la casa) : ¡Son los últimos residentes, Daisy!
Mario : ¿Daisy?
Peach : Así es. Vamos, pasen, deben conocer a las otras chicas.
Peach entró muy entusiasmada a la casa, y Mario la siguió. Rosalina fue atras de él y hasta el final iba Luigi, quien cerró la puerta. El grupo pasó por una habitación vacía y espaciosa, y caminaron hasta llegar a la sala. Esta era enorme, con dos televisones que cubrían casi la mitad de la pared. Estos estaban en una sola pared uno a la par del otro, y tirada en el sillón habia otra chica viendo televisión. Ella llevaba una camisa naranja de botones amarrada cerca de su busto, enseñando su abdómen; llevaba además una pantaloneta blanca con franjas naranjas a los lados y estaba descalza y sin calcetines o calcetas. Su pelo era café y corto, llegando hasta los hombros. Estaba recostada en el sillón, con una mano sobre el respaldo del sillón y la otra sosteniendo el control remoto, además de tener ambos pies sobre el sillón y sus piernas cruzadas. Estaba viendo una pelea de boxeo entre un hammer bro y un toad.
Sentada en un sillón individual a la par del sillón grande con la chica desparramada, se encontraba otra mujer. Esta parecía más seria, con una camisa blanca de botones y una falda negra que le cubría hasta abajo de las rodillas. Estaba sentada erguida sobre el sillón, con las manos en su regazo y viendo fijamente a los recien llegados. Su pelo de color negro llegaba a la altura de su cintura, y de las tres chicas en la casa era la que lucía más grande, tanto en actitud como en cuerpo, teniendo curvas más marcadas que las otras dos y un busto más grande.
Peach : Bien, la chica tirada en el sillón es Daisy y la otra es Pauline.
Mario y Rosalina levantaron la mano en señal de saludo. Pauline hizo lo mismo y Daisy levantó la mano que no tenía el control remoto y les hizo una señal de rockera, dejando solo tres dedos levantados y usando dos de ellos para hacer lo que parecían cuernos.
Peach : Chicas, ellos son los últimos residentes de esta casa. Ella es Rosalina y ellos son Mario y Luigi ... aunque no se quien es quien.
Mario (da un paso adelante) : Yo soy Mario, el otro es Luigi.
Peach : Bien, los guiaremos a sus habitaciones y luego nos reuniremos en la sala para las presentaciones. Pauline ¿puedes guiar a Mario?
Pauline (se levanta) : Claro.
Peach : Bien, Daisy, tu guiaras a Rosalina y yo a Luigi.
La aludida apagó la televisión y se levantó de mala gana del sillón.
Daisy (de malas) : Claro.
Luigi tomó el brazo de su hermano, por lo que Mario lo volteo a ver y trató de transmitirle toda la calma que pudo con su mirada. La mano del chico de verde se fue aflojando, y una vez que lo soltó, Mario comenzó a seguir a Pauline. Caminaron por un pasillo, pasando por la cocina y alguna otra habitación, llegando finalmente a las gradas. Al subirlas llegaron a un enorme pasillo.
Pauline (da media vuelta y mira a Mario a los ojos) : Bien, en este pasillo se encuentran las habitaciones. Hay tres baños y cada uno tiene su propia ducha y hay otros dos baños sin ducha en el piso de abajo.
Mario : Si todas las habitaciones estan aquí ... ¿porque nos separaron?
Pauline : No lo se, yo solo hago lo que Peach dice.
Mario : Ah, así que ella es tu jefe.
Pauline : Somos solo amigas, pero no solemos cuestionar mucho sus ideas.
Mario (comienza a avanzar) : Me pregunto porque sera.
Pauline avanzó un poco para alcanzar a Mario y ponerse delante de él, y continuaron avanzando. Pasaron por una puerta con una corona, una con una flor, la siguiente tenía una micrófono, y por último una puerta sin estampa. Luego estaban los tres baños y dos puertas sin estampas.
Pauline (abre una puerta) : Aqui es.
Mario entró en la habitación, la cual lucía muy cómoda. Una cama en la esquina, un armario del otro lado de la cama, una ventana con cortinas y un pequeño espacio vacío con algunos enchufes.
Pauline : Bien, puedes acomod ¡aaaaaa!
Mario tomó a Pauline del brazo rápidamente y cerró la puerta, para después arrojarla sobre la cama y subirse ensima de ella, sosteniendola de los brazos.
Mario : Bien señorita "soy inocente", creo que es momento de hablar de algunas cositas.
Pauline (forcejeando para zafarse) : ¿Que quieres? ... por ... por favor, no me hagas nada ... por favor.
Mario : No hare nada a menos que me obligues. Tu pequeña amiguita me engañó, y también engañó a la otra chica, así que más te vale tener una buena excusa.
Pauline : Pu ... puedo explicarlo, nosotras no ... no somos ma ... malas personas. Por favor sueltame y ... y te lo dire.
Mario la vio a los ojos y pudo percibir el miedo en ellos, especialmente porque comenzaban a ponerse llorosos. Más calmado, él la soltó y se quedó parado a unos pasos de la cama, dejando que Puline se sentara.
Pauline (sobandose los brazos) : Gracias ... pense que ... que ibas a ...
Mario : Solo quiero respuestas. No soy una mala persona, solo soy precavido, especialmente porque quiero proteger a mi hermano. Jamás me atrevería a hacerle eso a alguien.
Él se sentó en la pared, dejando sus manos visibles en todo momento.
Mario : Soy todo oídos.
Luigi:
El hermano de verde iba caminando detras de Peach sin mucha confianza en ella. Ambos subieron las gradas y llegaron al segundo piso, viendo como una de las puertas se cerraba de golpe. Peach salió corriendo hacia la puerta y al ver hacia el pasillo se encontró con Daisy dejando a Rosalina en su habitación. Con una mirada convenció a Daisy de que fuera hacia ella, y al llegar hablaron sobre algo que Luigi no llegó a escuchar. Luego, ambas tocaron la puerta, y ya con más curiosidad Luigi se acercó. Alcanzó a oirlas preguntar si todo dentro de la habitaciób estaba bien, a lo que escuchó otra voz femenina decir que sí. Ambas se despegaron de la puerya y lo voltearon a ver, tras lo que Daisy se fue de allí y Peach avanzó hasta la puerta, abriendola. La habitación era igual a la de Mario.
Peach : Esta es tu habitación.
Luigi : Pu ... puedo saber porque te alteraste tanto.
Peach : Tenia miedo de que algo malo estuviera pasando, pero Pauline dice que todo esta bajo control.
Luigi : Entonces, la habitación de a la par ... ¿es de mi hermano?
Peach : Sí. Puedes dejar tus cosas y nos veremos en la sala.
Ella bajó también las gradas, dejando a Luigi en su nueva habitación, quien cerró la puerta y comenzó a organizar sus cosas.
Rosalina:
Durante el recorrido no intercambió ni una sola palabra con Daisy. Al entrar a su habitación, cerró la puerta y se quitó la gorra, dejando que el destello se paseara por todos lados. Ella dejó sus maletas en una esquina y comenzó a sacar ropa y a acomodarla en los estantes. El destello se dejó caer sobre la cama, y se quedó viendo al techo.
Destello : ¿Podemos pintar la habitación mami?
Rosalina (sacando cosas de sus maletas) : No lo creo hijo, esta casa no es nuestra después de todo.
Destello : Entiendo. Es que, el color beige se ve algo ... aburrido.
Rosalina : Ya te acostumbraras.
Finalmente, ella sacó un estuche de guitarra de su maleta y lo dejó apoyado en la pared a la par de su cama. Una vez que terminó se sentó en la cama a la par del destello, causando un pequeño hundimiento en la cama y provocando que el destello se deslizara hasta toparse con ella.
Destello : Dime mami ¿que opinas de Mario?
Rosalina (sorprendida) : ¿Disculpa?
Destello : Que ¿que opinas de Mario? A mi me parece buena gente, y se ve que es cool.
Rosalina (mira al destello) : ¿Puedo saber donde oíste esa palabra?
Destello : En televisión ¿porque?
Rosalina : No importa. Y sobre Mario ... pues, se ve que es fuerte y ... un poco amenazador ¿No viste cuando me estampó contra la pared?
Destello : Tal vez estaba algo alterado. No pude sentir malicia en su corazón.
Rosalina se quedó sorprendida al oír esas palabras, pues los destellos son capaces de distinguir a las buenas personas de las malas.
Rosalina : Y ¿que sentiste?
Destello : Que tiene un buen corazón, aunque este ha sido machacado varias veces. Parece ... perdido, sin rumbo, pero eso no significa que no sea bueno.
Rosalina (en su mente) : 'Perdido y sin rumbo ... igual que yo.'
Mario:
Una vez que Pauline le dijo a sus amigas que estaba bien, volteo a ver a Mario y comenzó a hablar.
Pauline : Veras, como ya sabes, Peach es la princesa de este reino. Daisy es la princesa de Sarasaland, y yo soy la hija del alcalde de Nueva Donk, ciudad capital del Reino Metropolitano. Todas tenemos 18 años, y Peach y yo vamos a entrar a la universidad este año. Nuestros padres se preocuparon de que alguien quisiera hacernos daño, así que buscaron la manera de mantenernos a salvo. Hablaron con el jefe del departamento de policía de la ciudad y con el rector de la universida, y los dos sugirieron como protector ... bueno .... a ti. Así que pusimos un anuncio y esperamos a que un tal Mario llamara, y cuando lo hiciste y digiste que querías un lugar solo de hombres, se decidió que debiamos engañarte. El hombre con el que hablaste era mi papá.
Mario : Y Rosalina ¿donde entra en todo esto?
Pauline : Ella era el requisito para que pudieramos tenerte aquí. Debia estar ella también o el rector de la universidad se negaría a darnos un contacto para saber quien eras, ya sabes, como te llamabas y eso.
Mario se quedó pensativo. Su padre le habia dicho que el jefe de la policía era un amigo suyo, lo que explica como lo conocía, pero ¿el rector de la universidad?
Mario : Y ¿que les dijeron que convenció a sus padres de que yo era el adecuado?
Pauline : Nos dijeron que eres fuerte, valiente y que eres una buena persona. Nos dijeron que ... eres un héroe.
Mario bajó el rostro y se quedó viendo al suelo unos segundos.
Mario : Bien ... ya puedes irte.
Pauline se levantó despacio y se dirigió a la puerta, abriendola. Antes de salir, sin embargo, dijo una última cosa.
Pauline : No le dire a nadie más lo que pasó. Peach contará una versión diferente de porque los engañamos, porque se supone que es secreto que estas aquí para protegernos. Y ... sigo pensando que eres un héroe y vas a protegernos.
Mario (con una sonrisa burlona) : ¿Porque?
Pauline : Porque querías estar seguro de que este lugar era seguro para tu hermano, no para ti precisamente. Te preocupas mucho por él, y no me hiciste daño realmente. Te espero abajo.
Ella se retiró de la habitación y se dirigió al primer piso. Mario se levantó del suelo y se tiró en la cama, quedando viendo al techo. El recuerdo del día que decidió acompañar a Luigi asaltó su mente...
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