Safeguard
Aclaraciones: Universo alterno || Todoroki: guardaespaldas, Momo: Actriz || Rated K+ || Romance-drama || Todoroki es dos años mayor que Momo || Two-shot (Parte final en el día 8)
Día 7: Películas/ Proteger
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Las lágrimas corrían por sus mejillas con lentitud mientras su atención estaba fija en aquel hombre que se había quedado en media calle cuando el auto avanzó. Un grito desesperado salió de su garganta, pronunciando su nombre mientras estiraba la mano y el auto avanzó con rapidez.
No iba a verlo arriesgar su vida por ella, por lo que suplicó al hombre que conducía a que se detuviera, tirando de su brazo.
—¡Detente, por favor, no podemos dejarlo ahí, solo!
—Mi prioridad es sacarte de aquí, él se ocupara de todo.
Ella tiró más fuerte de la camiseta del hombre, en un grito desesperado de ayuda. Miró al hombre por el retrovisor notando que dijera lo que dijera no conseguiría que se detuviera. Por lo que tomaría medidas desesperadas. Tomó la manija de la puerta y quitó el seguro manual.
—Si no detienes el auto, saltaré
El hombre al volante visualizó por el retrovisor sus pasos, retándola a hacerlo, como si pensara que no seria capaz de saltar. Pero la puerta sonó revelando que había sido abierta y el aire entrado por la pequeña abertura se lo confirmó.
—Maldita sea...—El hombre detuvo el auto frenando violentamente. —Si regresas morirás y no cargaré con esa muerta ni con la culpa...
Sin terminar de escuchar lo que decía la morena salió del auto, corriendo por la calle, regresando a su punto de partida, con la respiración agitada.
—¡Corte! —Una voz resonó por todo el lugar. —¡Y queda! Ha estado fabuloso, muchas gracias a todos.
La fémina se detuvo, respirando mientras una persona se acercaba con una botella de agua que tomó, ingiriendo todo el liquido.
—Ha sido grandioso eso, Yaomomo.
—Muchas gracias Mina, pero el guion es asombroso.
Yaoyorozu miró a su alrededor, contemplando las grandes cámaras que momentos antes había estado encima de ella tomándola de todas las posiciones posibles. La gente moviéndose por todo el estudio de grabación acudiendo a ayudar a los actores a recuperar el aliento y comprobar que todas las escenas quedaran perfectamente. Aunque sabia que todo estaba siendo un éxito.
Una de las películas más esperabas del siguiente año por el electo que estaba participando. Una historia de acción, algo que estaba un poco fuera de la zona de confort de Momo. La actriz de Momo Yaoyorozu, una de las mejores actrices de la década que había iniciado su carrera un par de años atrás y que se había disparado al estrellato en su primera película.
Su talento había sido evidente desde el primer momento en su personaje protagónico de una película de bajo presupuesto, pero con un director reconocido. Los medios no le tenían mucha fe a la filmación pero había sido un total éxito. Debido a eso, los trabajos no dejaron de llegarle a Yaoyorozu, razón por la que su ascenso al estrellato fue aún más rápido. Aunque había rumores iniciales que decían que sus papeles protagónicos los había conseguido por influencia de su padre, un político con gran popularidad en la ciudad y que ese año era el candidato favorito para alcalde de la ciudad.
Sin embargo, la gente que decía eso era porque no había visto una película de Momo, donde destacaba por completo su talento y la manera en la cual se desenvolvía enfrente de las cámaras.
Momo tomó una toalla de la que le ofrecía su asistente, Mina, para borrar un poco el sudor que descendía por su cuello. Había sido una grabación llena de acción, con la cual dedicó su tiempo libre a tomar clases de defensa personal y expresión corporal para lograr que cada uno de sus movimientos fueran creíbles.
—¿Quieres ir a comer algo? —Mencionó Yaomomo, de verdad moría de hambre y podría comerse un filete completo, aunque ahora con su papel debía cuidar lo que comía.
Mina la contempló un momento, mientras miraba ligeramente hacia atrás.
—No creo que sea posible —Levantó el pulgar hacia la entrada.
—¿Que sucede?
Yaoyorozu siguió el camino del pulgar femenino en búsqueda de que era el impedimento para que no pudiera comer con su amiga. Recorriendo a la gente que caminaba por el estudio aunque los actores principales y secundarios ya se habían ido. Hasta que finalmente lo vio.
—¿Y quien es?
—Tú padre lo ha enviado. —Mencionó esa ultima palabra con los dedos formando comillas.
La sonrisa de la morena desapareció al comprender que significaban esas palabras y recordando una platica que había tenido con su padre días atrás. Sobre seguridad ahora que era un candidato que podría ser electo en las siguientes elecciones.
Sin detenerse a pensar caminó saliendo del estudio, con Mina a su lado y sintiendo seguida por los pasos del hombre a una distancia prudente. Se adentró a su camerino deshaciéndose de su vestimenta, el maquillaje exagerado y recogiendo su cabello en su acostumbrada coleta alta. Mina se había ido luego de unos minutos, luego de ayudarla, para terminar unos asuntos pendientes con sus escenas.
Una vez que Momo terminó de arreglarse se miró al espejo, viendo su apariencia mundana, dejando salir un suspiro cansado. Salió de su camerino contemplando al hombre que estaba apoyado en la pared, con los brazos cruzando su pecho. En ese breve momento Momo lo observó, aquel peculiar color en su cabello; rojo y blanco, más alto que ella aunque de apariencia joven, tal vez de su misma edad. Aunque lo que más había llamado su atención había sido que fue recibida por la mirada heterocromática profunda que la había mirado de tal forma que pensó que la había atravesado. Un ojo gris y otro azul y donde estaba el azul una decoloración en su piel, como si hubiera sufrido un percance con el fuego ¿por eso lo había contratado su padre? ¿Porque esa cicatriz le daba una apariencia fuerte?
El hombre dio un par de pasos, parándose enfrente de ella hasta que se inclinó.
—Shōto Todoroki y yo estaré a su cuidado. —Le había dedicado la mirada más seria y profunda al decir esas palabras, algo que hizo que Momo se sintiera nerviosa.
Por lo que simplemente atinó a sentir, mientras la voz masculina seguía retumbando en sus orejas. El enojo que momentos antes había tenido se había esfumado de repente. De igual forma no era como si estuviera enojada con aquel hombre, él solo había sido contratado, estaba haciendo su trabajo. Se encargaría de dirigir su enojo hacia su padre cuando lo viera, lo cual esperaba que no fuera pronto.
Entendía sus razones y lo había hecho cuando se lo había dicho días antes. Que su candidatura a la alcaldía atraería a muchos enemigos y más aún a grupos sociales que no estarían de acuerdo con sus propuestas. Admiraba a su padre por atreverse a proponer a ir en contra de la mafia y con las bandas de narcotraficantes de la ciudad, algo que muchos alcaldes habían ignorado por simple protección, con comentarios como un mal necesario. Sin embargo, el padre de Momo se enfrentaría contra ellos. Lo había anunciado en una entrevista, ganándose ser el blanco de varios grupos.
Y por consiguiente, al ser su hija Momo podría ser un blanco perfecto para sus competidores o la misma mafia. Razón que le había dado para aceptar al guardaespaldas. Sin embargo, Momo se había negado. Era una actriz y aunque varias del medio tenían a hombres cuidando sus espaldas, ella no quería uno. La sensación de alguien cuidándola a cada momento, siguiendo sus pasos y a donde ella fuera, la hacia sentir incomoda. Como si no fuera una persona normal. Ella era igual al resto de las demás personas, tenia un trabajo donde tenia que esforzarse durante varias horas debajo de los reflectores y debía seguir entrenamientos o dietas especiales. O lastimándose cuando no quería utilizar dobles para escenas que no lo necesitaban.
Todas sus convicciones e ideales iban en contra de tener un guardaespaldas. A pesar de eso ahí estaba ese hombre, por ordenes de su padre, dispuesto a seguir cada uno de sus pasos. Suspiró mientras caminaba hacia el auto que la esperaba a las afueras del estudio, siendo consciente del hombre que lo seguía.
El hombre se adelantó, abriendo la puerta para que ella entrara. Para finalmente el sentarse a su lado mientras el auto arrancaba en silencio. Hasta que la música se reprodujo en los altavoces del vehículo, siendo Momo la que lo había vinculado. No le gustaba el silencio.
—Disculpa...—El hombre a su lado llamó su atención.
—Mira, se que mi padre te ha contratado pero creo que debería ser clara al decir que no estoy de acuerdo, aún así espero nos llevemos bien.
—No te preocupes, tu padre me ha informado de tu inconformidad. —La miró dejando en claro las cosas.—Por lo que me mantendré al margen.
Cuestión que Momo confirmó al paso de los días, y como aquel guardaespaldas se mantenía lo más alejado que podía. Aun así siempre podría verlo al borde del estudio de grabación entre escenas, sin apartar la mirada de ella demasiado tiempo pero distrayéndose cuando la escenografía cambiaba o los atuendos iban y venían.
Yaoyorozu no podía negar que se sentía un tanto nerviosa con aquella mirada heterocromática siempre fija en ella. Sabia que era su trabajo pero la intensidad en que seguía cada uno de sus movimientos movía algo en su estomago. Eso y el hecho de que físicamente su guardaespaldas no estaba nada mal.
—Has corrido con suerte. —La voz de Mina llegó hasta ella cuando ese día terminaron de grabar. — Es bastante apuesto, he visto guardaespaldas pero nadie como él, al ser su jefa puedes pedirle cosas.
El rostro de Momo se sonrojó al ser atrapada mientras miraba a su guardaespaldas y más aun por lo que había dicho su amiga. Esa reacción solo provocó que la mujer de piel rosada soltara una carcajada divertida.
—Tranquilizate, no tienes que hacerlo si no quieres, pero yo que tú lo pensaría.
Y sin más su amiga le entregó una botella de agua y se regresó por donde había venido. Momo no pensaba para nada hacer ninguna cosa fuera de lugar. Su vida no cambiaría por que tuviera un guardaespaldas siguiéndola, o eso es lo que pensaba.
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El rodaje y lanzamiento de una película conllevaba varias cosas, razón por la cual había una gran cantidad de personas en su departamento esa noche, un par de semanas después de terminar los toques finales. Habían seleccionado su departamento para ver el resultado final de la película.
Una costumbre que tenían entre los actores recientemente entre el grupo de directores, para que la realización de una película sea más relajada y todos puedan disfrutar de la primera proyección de un filme listo. Antes eso se hacia en el estudio, pero para más familiaridad en cada rodaje hacían una rija al respecto y en esa ocasión el nombre de Yaomomo, como le decían, había salido.
Todos aplaudieron cuando la ultima imagen apareció en la pared proyectada, hablando entre si y destacando cada uno de los puntos importantes, escenas dramáticas o llenas de sentimiento. Finalmente el director, All Might, como le decían, terminó con un discurso y la música inundó todo el departamento. Los autores con copas en mano y disfrutando los diferentes bocadillos que habían en la sala, alargando la fiesta hasta la madrugada.
Sus dedos reparaban el borde de copa mientras una sonrisa divertida adornaba su rostro, los ojos entrecerrados contemplando el cristal.
—¿Estas bien Yaomomo? —Le preguntó Mina, inclinándose hasta su amiga que tenia la mirada perdida.
Hace un rato que estaba sentada en ese bar, sin moverse demasiado y por un momento pensó que se había dormido.
—Si, estoy bien. —Soltó en un susurró, sin mirarla.
Mina se inclinó un poco para mirar su rostro, con aquel sonrojo presente en sus mejillas y los ojos entrecerrados. No parecía bien, aunque estaba risueña.
—Lo mejor seria terminar con esta fiesta.
Mina se sobresaltó al escuchar la voz masculina que no reconocía, girando para ver aquel rostro con el que se había familiarizado en esas semanas. Aquel peculiar cabello rojo y blanco y la mirada heterocromática que se fijó un instante en ella y finalmente puso su atención en la dueña del departamento.
—Si, sería lo mejor. —Miró a su amiga un momento.—Informaré a todos que la fiesta terminó.
Y sin más, la mujer salió de ahí, no sin antes mirar al hombre con aquel traje representativo suyo, sentándose a un lado de Momo que parecía más dormida que despierta.
Todoroki se sentó a un lado, sintiendo a la fémina acomodándose en su hombro, mientras susurraba cosas inteligibles. A pesar de llevar trabajando un par de semanas con la fémina no hubiera esperado que pudiera ponerse en ese estado. Aun más, por la presión de los demás actores. Agradeció que no se tomara el día como ella le había insistido en repetidas ocasiones durante toda la semana. No consideraba que dejarla sola en una fiesta, aún estando en su departamento fuera demasiado seguro. A pesar de haber investigado a cada uno de los presentes para asegurarse, descubriendo que algunos tenían ciertos cargos de violencia por exceso de sustancias nocivas, no podía quedarse tranquilo.
Su prioridad era el bienestar de Momo Yaoyorozu, algo que había hecho lo suficientemente bien para que su padre estuviera conforme con sus servicios. Manteniendo a fans en la calle lejos de ella y asegurándose que nadie de la mafia estuviera a 50 metros cerca de la hija del candidato.
Cuando había sido contratado pensó que se enfocaría más que nada tendría en cuidarla de lo que la mafia o competidores quisieran hacerlo. Sin embargo, el protegerla de lo que ella misma podría causarse era algo que no estaba en sus planes. Como evitar que se cayera en varias ocasiones, moviéndose con rapidez para atraparla por la cintura, tirar de ella para evitar que fuera arrollada por un auto o el sufrir algo por estar borracha.
—Shōto...—Sus ojos se dirigieron hasta ella, reconociendo su nombre aunque le pareció tan extraño en sus labios ya que solía llamarlo por su apellido. —es tan atractivo...—Todoroki pensó por un momento que hablaba de alguien más o que había escuchado mal. —Y esa maldita mirada...
Momo se levantó mirándolo de frente y sujetando las mejillas masculinas entre ambas manos, acercándose sin restricción al rostro del guardaespaldas.
—Exacto, es igual a esta, que me estremece toda.
Su voz salia atropellada y confusa de sus labios, sus ojos estaban más cerrados que abiertos. Todoroki la contempló y desvió la mirada, ciertamente ¿nervioso? Sabia que solo estaba diciendo cosas al azar y que no había nada detrás de eso.
—Ya esta —Se sobresaltó, desviando la mirada de la hija de su empleador, viendo a la mujer de piel rosada. —¿Te harás cargo de ella o prefieres que...?
—Me ocuparé.
Mina se inclinó agradeciendo y saliendo del departamento, cerrando detrás de ella y sumiendo en silencio todo el lugar. Todoroki miró todo el sitio, en el cual había estado varias veces en estas semanas, no estaba lo suficientemente desastroso, podría decirse que había sido una fiesta tranquila. Había visto peores, sin embargo, el personal de limpieza tendría que limpiar más de lo acostumbrado.
Cuando se dio la vuelta para ver a la fémina la encontró recostada en la barra. Solo se había descuidado un momento y ya se había dormido. Por lo que sin pensarlo demasiado se acercó, pasando su brazo debajo de las piernas y cargándola entre sus brazos. Sabia a cierta ciencia donde estaba su habitación. Él siempre acudía a recogerla cada mañana y ella siempre le decía que subiera y comiera junto con ella. A pesar de que solo tomara un café o té que ella prefería. Sabia que era una amante del té.
Mientras caminaba por el pasillo la miró durmiendo tan pacíficamente, recordándose que era tarde. Solo la dejaría ahí y podría retirarse. Por suerte el día siguiente ya no habría filmaciones y se tomaría las cosas con más calma. Abrió la puerta contemplando la amplia cama que estaba al fondo, llegando hasta ahí e inclinándose para depositar el cuerpo femenino.
Ella cedió en la cama y Todoroki se dio la libertad de contemplar a la fémina un instante. Aquel vestido negro que tenia un ligero escote. En la cintura el vestido se abría en una v invertida, pero que al estar acostada se alzaba ligeramente dejando ver sus piernas. Aquella imagen lo aturdió de tal forma que desvió la mirada con su mano cubriendo su boca, era realmente encantadora.
Algo que había descubierto conviviendo con ella, siempre haciéndolo sentir cómodo a pesar que él dijo que se mantendría al margen. Yaoyorozu siempre le decía que comiera con ella o era bastante considerada. Y eventualmente al ser una actriz era realmente atractiva. Algo que ni el mismo podía negarse cuando la veía más de lo que debería o pensando en lo cálida que era su presencia.
La contempló desde arriba durmiendo y finalmente dio la vuelta, tenía que irse. Fue en ese momento que sintió una mano sujetando su muñeca y dio la vuelta, viendo a Momo que momentos antes estaba durmiendo, sujetando su muñeca y mirándolo fijamente.
—No...—La escuchó susurrar aunque no logró escuchar con claridad toda la frase.
El pecho masculino se agitó sutilmente, podía ver las mejillas sonrojadas y la manera dulce en que lo veía. ¿Acaso se sentía mal? Giró para quedar de frente e inclinarse, revisando su frente, solo estaba alcoholizada. Pero estando tan cerca se encontró con la mirada castaña.
—¿Que? —Soltó en un intento de dejar en claro que no la había escuchado.
—Tú me habías preguntado que era lo que quería de regalo. —Todoroki recordó aquella platica de días atrás.
Por supuesto que al ser su guardaespaldas sabia todo la información personal de su cliente. Y por alguna razón, mientras estaba llevándola a su auto días atrás le había preguntado si deseaba algo en su cumpleaños. Sabia que ella tendría aquella reunión de trabajo en su casa y que no lo celebraría como quisiera. En ese momento Momo no le había respondido, diciendo que lo pensaría, pero cuando ella no volvió a sacar el tema a colación, Todoroki lo dejó pasar. Lo había hecho por amabilidad, no por nada especifico o personal o era lo que se había dicho después.
—No te vayas...—Ella alzó la mano y lo sujetó de la corbata, acercándolo peligrosamente hasta ella, tan sorpresivamente que sus labios se rozaron entre si levemente. —Quedate conmigo...
El aliento a alcohol golpeó su rostro pero él solo podía fijarse en los ojos castaños que lo miraban con la suplica impregnada en ello s. Todoroki tragó saliva intentando pensar adecuadamente pero los latidos acelerados de su pecho lo estaban traicionado. Su mirada descendió viendo los labios entreabiertos.
Había ido a trabajar ahí, se había quedado por trabajo...él ¿qué era lo que pensaba?. ¿Ella estaba pidiéndole que pasara la noche con ella? ¿O que se quedara a cuidarla? La simple idea de considerar la primera opción lo hizo sonrojarse, ante pensamientos inapropiados. Contempló la piel expuesta de su garganta, y el escote ligero de su vestido. Él no podía darle algo como eso y mucho menos cuando ella estaba tan alcoholizada que no lo recordaría al día siguiente.
No sabia que era pero había algo en Momo Yaoyorozu que le atraía con intensidad, por lo que aquellas palabras lo habían descolocado. No es que él no quisiera, estaba controlándose para no ceder a su petición, no podía aprovecharse de ella en esa condición, aunque esa mirada traviesa y como ella recorría con sus labios su rostro...
Él solo podía ver los labios femeninos acercándose y chocando con los suyos Todoroki sintió su pecho agitarse con fuerza y finalmente Yaoyorozu cayó a la cama, por completo dormida. Shōto se quedó en su sitio, anonadado por la sucesión de hechos. Ella lo había besado. La mano femenina dejó de aprisionar su corbata. La miró unos instantes más antes de que su mano descendiera hasta tocar su cabello y la mejilla femenina, inclinándose para besar su frente en un gesto protector.
—Feliz cumpleaños. —Sus labios chocaron con la oreja femenina, susurrando.
Usando la poca fuerza de voluntad que tenia él camino hasta la salida. No sin antes dar una ultima vista al cuerpo dormido femenino y como aún su pecho presionaba con fuerza. ¿Cómo es que él había permitido algo como eso? En circunstancias normales no dejaba que ninguna mujer se le acercara si no estaba interesado, algo que era lo normal.
Ella había pasado los limites de lo profesional, tocándolo sin respetar el espacio personal y diciendo aquellas palabras. Resonó en su mente lo ultimo que ella le había dicho, que se quedara con ella. Atribuyéndose a que era por su lamentable estado alcohólico y sin saber porque tenia esa sensación de desilusión lo peor de todo era que él mismo había roto sus reglas, pasando sus propios limites preso de la situación y la había besado. Maldijo porque sabia que si ella no hubiera estado en ese estado y le hubiera dicho esas palabras, él no se hubiera negado. Aunque ella solo había dicho eso por su estado, en condiciones reales jamás lo hubiera dicho, al menos no en serio.
¿Acaso él quería que lo dijera en serio? Eso era imposible, algo que se repitió hasta que llegó a su casa
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