➳Día cinco: Estudiar

"Cuando naces en una casa en llamas, crees que todo el mundo está ardiendo. Pero no es así."

—Richard Kadrey, Aloha from Hell

.

.

.

—¡Deku-kun! ¡Espérame! — Detuve mi caminar y desvié la mirada hacia la chica de cabellos castaños quien yacía corriendo a toda velocidad hacia mi sin pisar su larga bata negra con el famoso escudo de Gryffindor que tanto representa a nuestra casa.

—Ochaco-chan. — La chica llego a mi lado sin esconder la gran sonrisa traviesa que surcaba por sus labios. Sus cabellos se hallaban atados en un pequeño moño y su bata se encontraba un poco arrugada al igual que su corbata, inclusos sus mejillas estaban un poco manchadas con un extraño polvo gris. — ¿No tienes clases con la profesora Midnight?

Los cálidos rayos del día entraban por las grandes ventanas iluminando todo el lugar en un cálido color blanco, los murmullos de algunos estudiantes se escuchaban cerca nuestro al igual que algunas risas provenientes del jardín más cercano, la brisa de la primavera resultaba relajante para todo el estrés que causaba la última semana de exámenes y el ruido de nuestros zapatos al chocar con el mosaico del suelo retumbaba por todo el túnel que formaba el pasillo hacia la biblioteca.

Sonreí levemente una vez que mi mejor amiga estuviese a mi lado con el típico rubor sobre sus regordetas mejillas y su característico semblante travieso a punto de contarme una nueva aventura o peor aún, un nuevo rumor.

—La clase termino antes de tiempo y nos ha dejado retirarnos, ¿vas a los dormitorios? — Uraraka me tomo del brazo continuando con nuestro camino sin importarle las miradas de los estudiantes por su desaliñado aspecto. — Escuche que Kaminarki-kun ha encontrado el mapa del merodeador, Kirishima-kun y él tienen planeado hacer una expedición por todo el castillo después de clases.

—¿Te refieres al chico de cabello rojo y puntiagudo de Hufflepuff? — La castaña asintió con la cabeza sin eliminar su entusiasmo reafirmando el agarre sobre mi brazo.

—¿Vienes? Incluso Kirishima-kun logro convencer a Bakugo-kun para acompañarlos.

—¡¿En serio?! — Detuve mi caminar una vez llegado a mi destino sin dejar de ser observado por los grandes y resplandecientes ojos de Uraraka que esperaban con emoción una respuesta positiva de mi parte. — Kacchan es difícil de convencer...

—¿Entonces...? ¿vendrás? — Acortando un poco más la distancia entre nosotros, la chica acerco sin pudor su rostro contra el mío al punto de poder notar las leves ojeras que cargaba y el poco maquillaje que llevaba puesto para disimular un poco su cansancio. — ¡Vamos di que sí! ¡Incluso Iida decidió venir con la excusa de supervisarnos! — Di un paso hacia atrás en el intento de separarme de ella, aunque sea un poco. Auel gesto no pasó desapercibida por ella ya que enchino un poco los ojos adivinando la respuesta que daría.

—N-no creo poder ir... tengo que estudiar, el examen de pociones será dentro de un par de días y el profesor Aizawa me tiene en la mira. —Lleve una mano detrás de mi cabeza intentando disimular un poco aquel cosquilleo nervioso que solía sentir cuando no lograba contestar a las extrañas o peligrosas invitaciones de la Gryffindor, a veces Ochaco podía ser un tanto explosiva cuando se trata de algo que le gusta o llama su atención. Incluso hubo una ocasión donde nos metimos en problemas por andar espiando a Iida durante su clase de vuelo, nunca olvidare todos los pergaminos que tuvimos que llenar después que el profesor Snipe nos descubriera.

—¡¿QUÉ?! — Mire alertado por todos lados después de aquel grito. Todos los estudiantes que se encontraban cerca nuestro nos miraban con fastidio o con cierto aburrimiento al estar acostumbrados a escuchar los repentinos gritos de la castaña. Estar con Ochaco, significaba acostumbrarse a este tipo de escenarios, aunque yo seguía sin acostumbrarme del todo. —¡Te la has pasado toda la semana metido en la biblioteca! ¡¿Cómo puede ser que un examen de Aizawa pueda ser más importante que tus amigos?!

—O-ochaco-chan, estas llamando mucho la atención...— Dije intentando tranquilizarla, pero al parecer logré todo lo contrario.

—¡¿Me estas pidiendo que me calmé?! —Por si no fuera poco, sus delgadas, pero también fuertes manos me tomaron del cuello de mi camisa y comenzó a sacudirme como si fuera alguna clase de trapo viejo, ¿Cómo alguien que no logra abrir ni un frasco podía agitarme con tanta brutalidad? — ¡¿Cómo se supone que debería calmarme cuando mi mejor amigo parece que se ha olvidado de mí?!

—Midoriya, ¿Cuánto más piensas tardar? — Mire a mi salvador con ojos de esperanza. Todoroki Shoto, el famoso chico de Slytherin y uno de los mejores jugadores de quidditch de su casa, me miraba pacientemente desde la entrada de la biblioteca sin si quiera prestar atención a la chica que parecía querer matarme.

Sus cabellos se hallaban ligeramente revueltos y húmedos por estar entrenando toda la mañana con el resto de su equipo para el gran partido de quidditch que sería dentro de unos días contra nuestra casa, no llevaba puesto su bata y el gran escudo de Slytherin sobresalía sobre su pecho con un orgullo casi nulo a comparación del resto de sus compañeros.

—¿T-tu eres T-todoroki Shoto? ¿El verdadero Todoroki Shoto? — Sin siquiera creérselo, Uraraka desviaba la mirada una y otra vez alternando su vista entre la figura heterocromática del chico que seguía mirándonos con su típica expresión estoica y entre mi ahora asustada pero más tranquila figura. —¿D-desde cuando se conocen?

—Desde hace tres meses. — Todoroki seguía parado frente a la gran puerta de madera que fácilmente medía casi dos metros, miró de reojo a Uraraka sin una mínima pizca de interés antes de mirarme nuevamente con aquel brillar que rara vez lograba dejar salir. Ochaco aflojo su agarre sin poder creer del todo con quien estaba hablando, esto no pasó desapercibido por Shoto quien no dudo en tomarme de la mano para jalarme a su lado rompiendo por completo el agarre de mi amiga. — Si nos disculpas, Midoriya y yo tenemos una cita.

Pude sentir como el calor iba en aumento hasta llegar en una explosión de color sobre mi rostro. Y sin siquiera importarle recibir alguna respuesta, tiro de mi sin brusquedad dentro de la biblioteca sin ningún tipo de pena o prudencia por si alguien llegase a vernos tomados de las manos. Su espalda lucía mucho más grande sin la bata, sus cabellos desde la parte de atrás lucían mucho más largos, pero no lo suficiente para cubrir una pequeña herida que surcaba entre la tez blanca de su cuello, podían verse por momentos pequeñas partes de sus orejas y el desdobles de la camisa blanca que llevaba puesto justo debajo de su suéter.

Sonreí embobado por la vista que tenía, la historia que tenía con Todoroki-kun era un tanto extraña, pero de alguna u otra forma, habíamos comenzado a hablar y congeniado demasiado bien con tan solo haber cruzado un par de palabras en tan poco tiempo. Podía llamarlo amigo e incluso compañero de aventuras. Sentí un reconfortante calor sobre el pecho después de recordar nuestras escapadas a media noche hacia la torre de astronomía solo para hablar de cualquier cosa durante un rato más antes de que el día acabase, podía contarle cualquier cosa sabiendo que me escucharía sin juzgarme, incluso podíamos entrenar juntos antes de un partido y dejar la rivalidad de nuestras casas para otro momento. Me gustaba pensar que había ganado un aliado más hasta que dijo la palabra cita.

—T-todorki-kun, no tuviste que decir que era una cita... Ochaco-chan puede mal pensar. — El bicolor me miro de reojo sin dejar de caminar hacia la mesa del fondo, lugar que solíamos ocupar cada vez que nos reuníamos en la biblioteca.

—Pero es una cita, aunque sea de estudios. — Dijo restándole importancia.

—P-pero aun así, estoy seguro que habrá pensado que te referías a una cita normal... — Rompió nuestro agarre una vez hubiésemos llegado a nuestra mesa sin alejar la seriedad de su rostro. Justo alado de la ventana donde los rayos del sol podían entrar sin molestarnos del todo con su calor, cerca de los estantes con pergaminos de herbología y pociones, alejados de la mayoría de nuestros compañeros para que pudiésemos hablar sin molestar a nadie.

—Es una cita normal. — Tomo asiento en una de las sillas frente nuestro esperando pacientemente a que hiciera lo mismo.

—¡Se supone que solo hemos venido a estudiar! — Dije siendo recibido por un par de siseos tras haber levantado la voz. Rápidamente, tome asiento frente suyo y me acerque lo más que podía para que no tuviese la necesidad de gritar.

—Tú has decidido que deberíamos estudiar y yo he respetado tu decisión. — Tomo un libro cualquiera que yacía sobre la mesa y lo abrió sin siquiera volver hablar o mirarme nuevamente. Mire un poco enojado a mi acompañante inflando levemente los mofletes.

—¡Bien! — Me levante de mi asiento y camine con pasos largos a uno de los estantes más cercanos.

¡¿Cómo se supone que debía saber que se refería a esa clase de citas?! Los libros de Ochaco suelen describir ese momento como algo especial. Incluso los muggles suelen hacer el momento mucho más romántico con algunas flores o una confesión antes de dar el siguiente paso, pero Todoroki había hecho todo de manera diferente, ¡No sabía que le gustaba! ¡¿Cómo iba adivinarlo?!

Desvié la mirada de los libros de la estantería y observé como el chico seguía sin despegar la mirada de aquel libro. De repente, un sorpresivo sonrojo inundo mi rostro después de ver una pequeña sonrisa traviesa surcar por sus finos, pero rosados labios, ¿tan divertido era el libro? ¿o quizás solo se burlaba de la situación que me había dejado?

Regrese la mirada nuevamente hacia los pergaminos y libros de pociones que esperaban pacientemente ser leídos. Solté un pequeño suspiro intentando hacer a un lado la situación en la que me encontraba, necesitaba concentrarme y encontrar todo lo que necesitara para el examen incluso si Todoroki-kun se iba a pasar el resto de la tarde con el mismo libro pensando que estábamos en esa clase de cita.

Divague un poco en el pasillo tomando todo el material que necesitaba, los libros comenzaban a pesar y pareciera que caerían en cualquier momento de no ser porque alguien más se acerco y evito que la gran pila de libros cayera sobre el suelo y fuese castigado una vez más por tanto ruido.

—Gracias, To-

—¡Midoriya! No creí encontrarte aquí. — Kirishima tomo un par de libros que yacían sobre mis manos y me sonrió mostrando su afilada dentadura.

—Kirishima-kun, ¿has venido solo? — ¡Por un momento estuve a punto de decir su nombre! Me aferre disimuladamente a la pila de libros que cargaba siendo seguido por el chico pelirrojo hacía mi mesa.

—Vine con Blasty a buscar unas cosas antes de ir con el resto, ¿ya te lo contaron? — Asentí ligeramente con la cabeza dejando escapar un pequeño sonido al mismo tiempo respondiendo su pregunta. — ¿no es emocionante? Quizás podamos encontrar algún pasaje secreto o algún tesoro escondido. — Una vez hubiésemos llegado, Kirishima dejó los materiales sobre la mesa sin borrar aquella sonrisa que tanto lo caracterizaba entre el resto de los estudiantes. — Vendrás, ¿verdad?

—Si termino antes de tiempo, quizás pueda ir. — Los orbes heterocromáticos de Shoto miraba con cierto recelo al pelirrojo. De un momento a otro, había alejado la mirada del libro y ahora nos observaba sin siquiera disimularlo, aunque pareciera que Ejiro ni siquiera se había dado cuenta de su presencia.

—¡Genial! Entonces nos veremos en un rato. — Despidiéndose con la mano, el chico se alejo sonriente mientras yo volvía a mi lugar y abría el primer pergamino que debía estudiar.

Shoto no dijo nada, a cambio, podía sentir su incesante mirada sobre mí. Trague un poco de saliva intentando controlar el cosquilleo sobre mi cuerpo que solía provocar cada vez que me miraba, cerró el libro entre sus manos y apoyo su codo sobre la superficie de la mesa mientras recargada su mentón sobre la palma de su mano.

Me sentí nervioso, aunque ¿Quién no se sentiría así teniendo a alguien como Todoroki Shoto observándote sin siquiera pestañear? Continúe con mi lectura sin poder concentrarme del todo.

—¿No deberías estar estudiando? —Desvíe la mirada del pergamino un poco confundido. Con el índice, señalo lo que estaba leyendo y continuo: — Tienes al revés el pergamino. — Mi cara se volvió roja de la vergüenza después de regresar la mirada al papel y comprobar que estaba en lo cierto.

—L-lo siento... —Baje un poco la mirada antes de virar el pergamino y leer desde el inicio.

—Midoriya. — Lo mire nuevamente sintiendo los colores subirme por todo el rostro y un desenfrenado palpitar por todo mi pecho. — Me gustas. — Acerco un poco su rostro acortando la distancia entre nosotros sobre la mesa, su mano tomo con suavidad una de mis mejillas y sonrío de manera diferente a cuando solemos hablar hasta la madrugada o cuando intento hacerlo reír. — Desde hace mucho tiempo, incluso desde antes de hablar, me gustas.

Sus labios comenzaron a acercarse lentamente hacia mí, sus ojos se fueron cerrando lentamente cada vez que la distancia entre nosotros se reducía mientras que con su otra mano intentaba tomar mi rostro por completo. Antes de poder reaccionar, mis nervios actuaron por instinto y con una rapidez sorprendente, tome el libro que anteriormente el bicolor estaba leyendo y lo coloque entre nosotros para que no lograse besarme.

—¡E-estudiar! ¡N-nosotros tenemos que e-estudiar! — Cubrí mi rostro con el libro, no quería que viese el gran color rojo que había inundado todo mi rostro por el calor y el leve tambaleo que el nerviosismo y la emoción me provocaba.

Shoto tomo mi mano que sujetaba el libro y poco a poco fue bajando aquella barrera improvisada que me había salvado de dar mi primer beso. Lo mire de reojo provocando un frenético cosquilleo recorrer todo mi cuerpo, sus mejillas lucían un bonito sonrojo con un pequeño puchero que quizás para cualquiera que no lo conociera pudiese pasar desapercibido, sus cabellos caían levemente por su rostro sin lograr ocultar aquel brillo que tantas veces me dejo sin aliento y sus labios seguían pidiendo a gritos tan anhelado beso.

—De acuerdo. — Dijo antes de tomar nuevamente el libro de extraño contenido y comenzar a hojearlo como si buscara nuevamente la pagina donde se había quedado. — Pero, me sigues gustando. — Desvió la mirada de su contenido antes de mostrar aquella determinación en su mirada que me hizo sentir atraído a él desde la primera vez que lo vi. — No pienso darme por vencido.

Trague un poco de saliva sintiendo aquel calor sobre mi pecho expandirse por todo mi cuerpo como si fuese alguna clase de ola, ¿A dónde nos llevaría todo esto?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top