22- Cₒₙfᵤₛₑd.
—Claro que no estoy triste por haber terminado con Todoroki, o sea, si era lindo, caballeroso, dulce, amable y ser su novio fue lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, ah...pero no estoy triste, Uraraka-san.—Aseguró.
—Sí, claro.—La castaña respondió incrédula.
¿Y cómo iba a creerle? Hasta hace unas horas se encontraban en la habitación de la chica con un enorme bote de helado escuchando los lamentos de un Midoriya entre lágrimas.
El día era radiante en el edificio en donde vivían todos sus compañeros de clase, un perfecto domingo soleado —para la mala suerte de Izuku— quien deseaba que sus compañeros compartieran el mismo miserable sentimiento que él tenía, pero era todo lo contrario, tal vez era su imaginación o todos sus amigos se encontraban con una sonrisa de oreja a oreja, claro, como ellos no terminaron con su novio bicolor no estaban debastados como el pequeño peliverde.
Lo acontecido esas últimas semanas fue algo extraño que le costó su linda relación con Todoroki, este último le pidió matrimonio y él se negó, causándole tristeza al chico de doble quirk. ¿Pero cómo se le ocurría que era un buen momento para casarse?
Todoroki dio por finalizada la relación o mejor dicho "Pausada" ya que le pidió "Un tiempo" a Midoriya.
Aquello sucedió hace tres días atrás, tres malditos días en el que su rutina cambió drásticamente; estaba acostumbrado a pasar todo el día con Todoroki, desde tomar el desayuno juntos, hasta ciertas escapadas para dormir en la habitación del mayor sin que las cámaras lo descubrieran y así evitar una llamada de atención del profesor Aizawa. Todo era malditamente incómodo, para ambos y el hecho de tener sus mesas tan cerca del otro en horas de clase no mejoraba nada. Se miraban y apartaban la vista de inmediato, aquello no pasó a desapercibido por sus demás compañeros, quienes rápidamente se enteraron del nuevo chisme de la clase.
Más tarde sus compañeros se dirigieron a sus respectivos cuartos, otros salieron a visitar a sus familias, aprovechando el día de descanso de diferentes maneras.
Uraraka y Midoriya se dirigieron a la sala, planeaban ver algunas películas para levantar los ánimos del chico, aunque este aseguraba estar perfectamente bien, sin embargo, sus ojitos rojizos decían lo contrario.
Todo iba bien hasta que cruzó miradas con la persona que menos quería ver en ese momento, y peor estando el chico tan vulnerable y triste.
—Ohhh no—susurró la chica sintiendo la tensión entre la ex pareja.
—Midoriya...
—Todoroki-kun...
—Mierda, aquí vamos.—Uraraka se acomodó en el sillón para apreciar mejor el show que estaban por dar sus amigos.
La pareja de enamorados seguían mirándose sin decir nada, esto aburrió un poco a Uraraka.
—Izuku...— nombró el bicolor acercándose al más bajo.
—Shoto...—Respondió el pecoso, en un abrir y cerrar de ojos se encontraba frente a frente con el chico que lo hizo llorar los últimos tres dias. Sin descanso.
—Amiga, date cuenta.—Canturreó Ochako, aunque este le ignoró perdido en la mirada del contrario.
—Todoroki-kun...yo—titubeó jugando con sus dedos — T-Te extraño. – Confesó apretando los labios
Uraraka rodó los ojos.
—Maldito Deku-kun mentiroso.— dijo entre dientes.
Uraraka estaba realmente ofendida, hasta hace unos momentos su amigo le juraba no caer tan fácil ante Todoroki, lo ignoraría, ya no pensaría en él, pero se le acercó a la mañana siguiente y ya estaba confesando extrañarlo.
—Izuku, yo también te extraño.— Todoroki tomó sus manos dándole un leve apretón.
Izuku era de corazón sensible—por no decir que es un llorón sin remedio— sobretodo débil, era obvio que caería fácilmente a los encantos de su "ex" novio.
Todoroki por su parte era más reservado, tranquilo, algo inocente y despistado también.
Pero eso sí, era consciente de todo lo que Midoriya ama de él. La clave estaba en ser cariñoso y dulce, como sólo él sabe ser.
—Ya tuve suficiente con estar sin ti.
—Ay no jodas. —Soltó Uraraka apoyando la mano en su mejilla, señal de aburrimiento.—¡Pero si tú fuiste el que dejó al pobre, Todoroki!
—¡Uraraka-san! —regañó enojado, cansado de las interrupciones de su amiga.
—Izuku, ¿No te das cuenta? ¡Está haciendo que caigas en sus garras otra vez!
Todoroki miraba confundido la escena e inconscientemente miro sus manos, buscando aquellas "garras"
—¡Sí me doy cuenta pero me gusta!
—¡Ah idiota, entonces no regreses a llorar en mi habitación! Me preocupé por nada.—Uraraka volvió a sentarse, cruzando brazos y piernas con una muy enojada expresión que le hacía perder la dulce aura que la caracterizaba.
Por otro lado Todoroki se acercó a Midoriya rodeando su cintura, extrañaba sentir ese pequeño cuerpo cerca suyo, amaba sentir como Izuku pasaba la mano por su cuello y jugaba suavemente con su cabellos, la manera en la que acomodaba su cabeza en su pecho; este aprovechaba su baja estatura para sentir el aroma de esos rebeldes cabellos.
Mentiría si dijera que no se arrepintió desde el momento que pidió un tiempo en la relación, algo dentro suyo se revolvió al ver a Izuku contener sus lágrimas para no llorar frente a él, se maldijo interminables ocasiones cuando se encontraban por los pasillos y él le ignoraba, fue un tonto, un estúpido al hacer llorar a la persona que más quiere.
—Perdón, Izuku.—Bajó la mirada, separándose un poco pero conservando sus manos en la cintura del más bajo.
—No tienes que disculparte, yo fui muy duro cuando te dije que no... — Negó con la cabeza, tomando el rostro de Todoroki.
—Yo...entiendo si no quieres casarte conmigo, podremos estar en unión libre, eso le reventará el hígado a mi padre pero sabes que me importa poco.
—Todoroki-kun, no es eso, es sólo que fuiste muy apresurado, ¿Cómo pudiste pensar que es un buen momento para casarnos? No hemos terminado la escuela.
—¿Qué?— Inquirió Todoroki, confundido.—Pero yo nunca dije que debemos casarnos ahora... era algo simbólico, como una promesa.
El rostro de Izuku palideció.
—¿por quÉ NO DIJISTE ESO DESDE UN PRINCIPIO?
—¡¡NO ME DEJASTE HABLAR, SÓLO ME GRITASTE QUE NO!!
—Qué imbéciles.— Se burló Bakugou apoyado en la barra de la cocina.
—Unos idiotas— Se carcajeó Uraraka, rompiendo el silencio.— ¿Desde cuando estás aquí, Bakugou?
—Llegué aquí primero.
La joven pareja apartó la vista, mirándose nuevamente.
—Izuku yo...— titubeó el más alto.
—Trae ese anillo, ponmelo en el dedo, dime que me amas y fingiremos que esto nunca pasó. —ordenó con voz seria.
—Sí, Izuku.
Entre risas de Uraraka y Bakugou y la vergüenza de la pareja por semejante confusión se maldijeron a sí mismos por lo tontos que podían llegar a ser.
Pero bueno, el amor es extraño. O más bien los extraños son ellos.
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