Capítulo 12

DISCLAIMER. Antes de empezar quiero dejar en claro que los personajes no me pertenecen, ellos son enteramente propiedad del MU y de la mitología nórdica, yo sólo los uso para dar rienda suelta a mi imaginación.

NOTA. ¡Volví! Espero que les guste y gracias de nuevo por seguir este fic salido de mi cabeza loca.

...............

Capítulo Doce

Varios golpes sonoros lo sacaron del profundo sueño en el que se encontraba sumido. Parpadeó unas cuantas veces hasta que todos sus sentidos le dieron forma a los sonidos emitidos por una voz muy lejana.

Era Victoria.

De golpe se encontró sumido en la realidad para echar un vistazo a su lado y ver cabellos oscuros en lugar de rubios, sobre la almohada. Un sudor frío lo embargó.

—Señor, por favor responda. Si no lo hace me veré obligada a pedirle a Paul que derribe la puerta. —La mujer se oía angustiada y también, acompañada por una serie de murmullos ansiosos.

Él siempre se levantaba mucho antes de que ellas llegaran para prepararle el baño, preguntarle sobre su menú del desayuno y si lo quería en su cuarto, el comedor o la terraza.

Nunca rompía su rutina. Ni aunque estuviera tan borracho como para no discernir qué día era o de joven cuando tenía una noche de sexo continuo y sin pausas con alguna moza.

Estaba demasiado descolocado por aquel escenario desconocido en el que se encontraba pero de momento hizo a un lado su preocupación para concentrarse en lo importante.

—Es-estoy bien, Victoria. —Fingió arrastrar las palabras como si tuviera una resaca, mientras corría los cortinajes que colgaban del dosel para dejar a la cama, oculta por completo—. Sólo que no estoy en mi mejor momento hoy, ¿podrías..., podrías sólo atenderme tú? —Claro que era una orden pero él siempre prefería plantearlo como una pregunta.

Después de indicarle que deseaba un té y un baño contra la resaca, la mujer se puso manos a la obra.

Victoria ordenó preparar todo lo necesario para llevar a cabo la misión tan importante que su amo le había encomendado: hizo que los demás únicamente se encargaran de acarrear el agua hasta el marco de la puerta, mientras ella hacía lo propio al alistar adecuadamente la bañera y un poco más tarde, traer la bandeja con la comida pedida por su amo.

No le extrañó ni por un momento el que el amo no quisiera que aseara su cuarto, pues cuando él venía solo, siempre se encargaba de hacerlo él mismo.

Thor por otra parte había estado tan nervioso y disperso en sus pensamientos de culpa, que de forma disimulada no había dejado de seguir los pasos de la mujer, creyendo a cada momento que esta sabría lo que había hecho la noche previa.

Podría perder su respeto..., o peor, el de su familia.

Al pensar en Sif y sus hijos, lo único que quería era cerrar los ojos y despertar sabiendo que todo había sido una pesadilla. No, una pesadilla no. Un sueño: uno tan hermoso y magnífico que recordaría por el resto de sus días, pero al fin y al cabo, siendo sólo eso.

Pero aquello era la realidad. Había coaccionado a uno de sus sirvientes, a un niño, para que tuviera sexo con él.

Y fue entonces que se dio cuenta de tres cosas exactamente al mismo tiempo, que lo hicieron casi volverse loco de la vergüenza: que lo había anhelado cada noche después de aquella primera en que tuvieran contacto, que lo había disfrutado como nunca antes lo había hecho con alguien más, y que aun habiendo tenido la opción de interrumpir tal acto, a conciencia, lo había culminado.

Se sentó en la cama y contempló el pequeño bulto que dormía plácidamente. Lo vio temblar y por inercia su mano jaló las sábanas para cubrirlo hasta los hombros. Con aquel frío podría pescar algún resfriado.

Enterró sus manos en sus cabellos mientras apoyaba sus codos sobre sus muslos en un gesto de desesperación. Si pudiera, habría recurrido a Sif. Ella siempre le inyectaba un sentimiento de serenidad y calma que lo hacían pensar de manera racional.

Quizá había sido por eso que siempre se sentía seguro estando a su lado, como si nada pudiera afectarlo lo suficiente para sacarlo de sus cabales. Aquello le confería un poder de dominio total sobre sí mismo que lo hacía creerse capaz de controlar el mundo si así lo quería. Y ciertamente así había sido desde que se hubieran casado. Con Sif no necesitaba palabras: la tranquilidad y el silencio eran símbolos importantes dentro de su relación.

Pero con aquel niño todo era distinto. Se convertía en puro desenfreno cada que estaba a su lado, como la vez que lo había retado a tener una carrera de caballos, siendo que a penas y sabía montar. Había querido demostrarle su valía y capacidad para triunfar como..., ¿hombre?, la cual casi había acabado en una tragedia de la que el niño por los pelos había salido ileso.

Igual había pasado con las tardes en la biblioteca. Le había extasiado cómo Loki lo admiraba cada que le enseñaba algo nuevo y eso lo había hecho leer por las noches, cuando su esposa ya dormía, para que al día siguiente el de ojos verdes se volviera a impresionar con su sabiduría. Se sentía poderoso y omnipotente cada vez que el pequeño lo halagaba.

Al principio había creído que era sólo su vanidad hablando nuevamente, pero aquello era muy distinto. Era como una chispa que iba tomando tamaño y fuerza cada que estaba con Loki, y disminuía cuando pasaba días sin verlo. Hasta ahora era cuando había caído en la cuenta de que la añoranza depresiva que lo había invadido durante aquellos últimos días, era por ese hecho.

En contraste, también supo así que no tenía ni idea de lo que estaba pasando por su propia cabeza, ni qué era en sí lo que lo empujaba a hacer todas aquellas cosas que bien se podrían calificar como depravaciones.

¿Qué pensaría Loki de él de ahora en más? Aunque quizá nunca llegara a saberlo a ciencia cierta.

Estar en contacto con el menor era como un problema matemático complejo, debido a la parquedad de palabras que este tenía cuando se trataba de expresar sus emociones o sentimientos. Sólo relataba de sí mismo lo apropiado, en el momento justo, ni más ni menos... y eso lo desesperaba. Quería que hablara, que le gritara, que se abriera con él.

Suspiró, estando al tanto de que ahora más que nunca debía perder toda esperanza de que así fuera. Se quedó pensando en su situación de manera detallada y por más que le daba vueltas sólo encontraba una solución.

Una parte de él se odio a sí mismo por lo que iba a hacer y la otra sólo estaba relajada sabiendo que aquello era lo correcto.

...............

Se acurrucó más entre aquellas sábanas suaves y aquel colchón mullido. Nunca en su vida se había sentido tan cómodo, relajado y feliz como se sentía en aquella cama de ensueño.

De repente su cerebro logró captar lo que estaba mal en aquella situación e intentó levantarse en un movimiento rápido y simple. Un grito contenido de dolor salió de su garganta y cortó su vano intento por dejar aquel lugar.

—¿Estás bien Loki? —Escuchó mientras unos pasos pesados se acercaban al lado contrario de la cama donde él reposaba, para después dejar pasar la tenue luz proveniente de una ventana abierta.

—No sé si es una pregunta capciosa o si eres demasiado corto de miras para preguntar semejante barbaridad. —Torció la boca y apretó los ojos, acomodándose tras su segundo fútil intento de ponerse en pie, sólo para soltar un resoplido de frustración.

Y rememoró todo. No es que no lo recordara, ¿cómo podría?, pero el dolor le había nublado su capacidad de reflexión. Así, cuando Thor se le acercó para ayudarlo, él retrocedió en un acto instintivo, aguantándose la gana de gritar y girándose para que no viera el color escarlata que inundó su rostro.

—Sé lo que debes estar pensando y asumo toda la responsabilidad de lo que pasó anoche. ¡Dios! No sabes lo apenado que estoy contigo. Sólo por favor, no me odies, yo..., te juro que nunca me había pasado algo así con nadie del personal, ni siquiera estoy seguro de...

—¡Ya basta! —explotó Loki, tras haber dejado que aquel hombre siguiera con su monologo, creyendo que lo que le diría sería algo más bien digno de un amante para poco a poco irse dando cuenta de que aquello distaba mucho de eso.

La furia volvió a correr por su cuerpo pero la contuvo, no se dejaría doblegar por ella, debía ser listo, astuto.

Thor se percató de la tensión en el cuerpo de Loki y de la dura batalla que estaba teniendo lugar en su interior. Supo en ese instante que había metido la pata hasta el fondo y dado que normalmente era muy difícil leer los sentimientos del menor, aquello debía ser grave.

Sin embargo, el rubio había creído que la reacción de su interlocutor sería encogerse y llorar, angustiado por haber perdido su "doncellez", si se le podía llamar así, anoche.

Tal vez su error había sido compararlo con una dama de Manchester con la que había cohabitado, haciendo que esta perdiera tan preciado tesoro. Claro que en ese tiempo le había valido un comino y ni había volteado a verla una segunda vez antes de irse.

—Loki, lo lamento...

—¿Qué lamentas tesoro? ¿El ser un cobarde y siempre estar arrepintiéndote de tus impulsos o el haberte sobajado a yacer con un simple sirviente que no está a tu nivel? —El tono y la mueca de Loki lo dejaron helado, quería sonar dulce pero más bien parecía que con cada palabra le estaba asestando una puñalada.

El pequeño había intentado con todas sus fuerzas refrenarlo, pero a veces ni siquiera estaba consciente sobre qué era lo que le causaba la casi necesidad de gritarle lo que sentía a aquel hombre, y lo odiaba por eso. ¡Claro que no había olvidado su promesa! Sin duda aquello era desencadenado por tal emoción.

—No Loki, por favor primero escúchame...

—¡No me toques! —Y fue entonces, en un intento desesperado por evitar la mano de Thor, que Loki, al no tener el control fluido de sus movimientos motores por la dolencia padecida por su cuerpo, cayó de espaldas al suelo.

De inmediato, soltó un grito sonoro que reverberó por la habitación, el cual sin duda hubiera sido escuchado por la servidumbre de no ser por las precauciones tomadas antes por Thor.

El rubio rodó por encima de la cama para arrodillarse y tratar de ayudar a Loki a ponerse de pie. Este como si se tratara de un animal, se defendía con uñas y dientes a pesar del entumecimiento de su cuerpo.

Pronto el mayor se dio cuenta de las lágrimas que ya rodaban por las mejillas del otro, y se dejó de juegos infantiles y niñerías.

Lo tomó de la cintura aun con este arañándole la piel y haciendo intentos continuos por patear su cuerpo, atinándole varias veces en el proceso. El de ojos verdes se retorcía e insultaba a Thor, a la vez que este lo cargaba contra su pecho: un brazo bajo sus muslos y el otro en su espalda, ignorándolo.

Así recorrió todo el trayecto hasta llevarlo a la bañera de bronce que esperaba vacía, en aquella amplia sala de baño, con un retrete a unos cuantos metros de ella y unas seis cubetas apostadas casi a la entrada del recinto.

Lo colocó con cuidado de no magullarlo más de lo que ya estaba y aun con las protestas de este, comenzó a llenar la bañera con el agua que en ese momento ya se encontrada entre tibia y templada.

Loki se quedó estático cuando empezó a sentir la relajación de sus músculos tensos, debido a la temperatura del agua. Había creído, por supuesto, que estaría fría y he ahí los reproches que venía soltándole a Thor desde que había sabido a donde iban. Junto a aquellos dichos para sacarse el enojo que todavía lo abrumaba desde que el mastodonte aquel había abierto la boca, claro está.

Jamás se había bañado de esa manera y mucho menos con alguien que con sus grandes manos, le estuviera enjabonando de manera tan delicada y cuidadosa el cabello.

—¿Qué-qué haces? —le soltó entre nervioso y molesto.

—Un baño te hará sentir mejor. Así se destensarán tus músculos, además..., ayer me vine dentro de ti, puede que eso también te esté causando un tanto de incomodidad entre las piernas —le susurró.

Aquella declaración lo volvió un tomate, pero cuando se volteó, ya más calmado para ver al mayor con intención de seguir retándolo, se quedó callado en el acto al notar la seriedad y la mirada determinante de Thor, la cual le demandaba que lo dejara estar por un rato.

Obedeció más por la severidad con que lo había contemplado, que por lo relajante que era aquel baño, aunque claro que esto último también influyó bastante. La esponja que el otro tomó para enjabonarle era un alivio para su organismo, un bálsamo para su dolencia.

Los dedos de Thor que se enredaban en su cabello, no hacían más que engatusarlo para que olvidara lo sucedido, concluyó un rato después de que este enjuagara su pelo y su cuerpo, con una de las cubetas restantes.

—No creas que con esto olvidaré lo dicho por ti hace un rato.

—Te prometo que lo hablaremos luego. —Suspiró resignado—. En la habitación.

—También prometiste que tendríamos sexo conmigo encima y estoy seguro de que no cumplirás tal promesa.

El rubio no dijo nada pero dejó la posición de rodillas que había ocupado todo ese tiempo para llevar a cabo su tarea, y se puso de pie.

—Te ayudaré a levantarte.

Así lo hizo y Loki lo único que deseó fue que aquello terminara cuando sintió cómo unos dedos acercaban agua para lavar por completo, aquel agujero que una noche antes había sido usado con fines más recreativos.

Thor lo lavó a conciencia mientras Loki se sujetaba de sus anchos hombros, haciéndolo para poder ocultar su rostro de aquel acto que le pareció tan íntimo.

Sin embargo se sintió frustrado cuando se percató de que Thor no tenía ninguna erección, nada, después de que acabaran con aquello. Tal vez, sólo había sido el desfogue de una noche.

De sólo pensarlo se sintió morir.

—Agárrate fuerte. —Le indicó después de haberlo secado y posicionado para cargarlo de regreso a la habitación contigua.

Sin contratiempos, el rubio lo dejó parado a un lado de la cama, mientras iba por una de sus pijamas más pequeños y se lo colocaba él mismo, sólo para descubrir que aun así estos resultaban enormes para el delgado y fino cuerpecillo.

Loki se recostó y Thor tomó asiento en una de las mullidas sillas doradas, con cojines rojos, que conformaban una pequeña estancia un tanto bastante alejada de la cama.

El menor lo odió pero no dijo nada.

Recordó que una vez jugando con Thrud a que esta era la reina, ella para tratar de sacarle la verdad a un ladrón, que para asuntos prácticos resultó ser el pequeño Magni, decidió imitar a su madre diciéndole que siempre las cosas se conseguían más fácilmente con miel que con hiel. Claro que la niña no sabía que para ese tipo de cuestiones aquello no funcionaba.

Pero quizás a él sí podría en aquella situación, bueno, sólo si lograba controlar el cúmulo de emociones negativas que ostentaba.

Tal vez por eso era que Thor ya no se había excitado con él, porque había recordado que su mujer siempre lo atendía con mimos y que era un lastre estar oyendo reclamos de una simple gentuza como él.

Quiso volver a llorar, pero refrenó su deseo. Era precisamente por esa inmadurez que, según él, se encontraba al borde de la ruina de su plan. Tenía que demostrarle a Thor que no era un niñito.

—Loki, no me arrepiento de lo de anoche pero..., no, no te voy a mentir, sí que lo hago, pero tienes que entenderme. Tengo una esposa e hijos a los que les debo toda clase de consideraciones y tú, por Dios, ¡tú eres sólo un niño!

—Ayer eso no te importó. —Quiso abofetearse por no poder tragarse aquello junto con el tono amargo con el que lo dijo.

—¡Ya sé! Por favor sólo escúchame. —Decidió hacer como el rubio decía, poniendo en práctica lo que una vez había leído en un libro: para saber qué estrategia de ataque seguir, simplemente se tenía que dejar que el adversario expusiera toda la suya—. Estoy consciente de que lo que hice fue incorrecto, que estuvo mal que me dejara llevar por..., bueno, eso ya no importa. Lo que quiero decir es que lo mejor para ambos es olvidar todo lo sucedido, que hagamos como si esto no hubiera pasado, quizá..., quizá sea bueno que te quedes aquí.

Ya sabía a qué atenerse, ahora sólo restaba saber qué hacer. Analizándolo calculadoramente tenía dos opciones: obligar a Thor a concederle tutores y todo lo que él quisiera amenazándolo con decirle a su mujer lo acontecido o tentarlo con su cuerpo una vez más.

En realidad ya no tenía por qué copular más con aquel hombre puesto que con sólo esa vez ya tenía el chantaje perfecto para manipularlo, pero por alguna razón no deseaba que aquello culminara así.

Adjudicó tal pensamiento a que realmente había gozado de su experiencia previa. Aunque objetivamente volver a intentarlo era arriesgado, en realidad no tenía nada que perder, si no funcionaba de todos modos contaba con su otra solución.

Se levantó con cuidado de la cama y dejó de sostenerse los pantalones que le quedaban flojos. Así fue que al momento de estar frente a Thor, su parte baja sólo se encontraba cubierta por la gran camiseta del mayor, el cual de la sorpresa se había quedado mudo durante todo el rato en que esto sucedía.

—Pequeño, ¿no te duele? —Para el momento en que este había terminado la frase Loki ya se había sentado lentamente sobre su regazo y había pegado su cabeza contra su pecho.

Sonrió al oír cómo el corazón del otro se agitaba por tal acción. Lo tenía. Sólo debía ser cauteloso, tal vez hasta meloso.

—No mucho —le respondió como si fuera lo más natural del mundo estar así mientras se acurrucaba más contra su cuerpo—. Hueles muy bien, pero dime, ¿acaso te duchaste también? —El rubio soltó un gruñido en señal de afirmación, al parecer su cerebro ya no alcanzaba a formular palabras coherentes. Su respuesta hizo que Loki se encontrara entre alarmado e intrigado—. Entonces, ¿cómo hiciste para que prepararan agua para dos baños sin que resultara sospechoso?

—Pa-para la resaca siempre, siempre me doy dos baños: uno con agua fría y el otro con agua hirviendo.

Apenas y pudo acabar la oración. Estaba demasiado nervioso, pero por alguna razón no alcanzaba a ordenarle a sus brazos que apartaran a Loki de sí mismo.

El corazón de Loki tuvo un sobresalto. Aquello quería decir que aquel hombre había tomado el baño frío y le había dejado el caliente a él. Encandilado por tal acto, no lo pensó dos veces y cuando se percató, ya había alzado su cabeza en busca de los ojos azules que sin dudarlo, le regresaban la mirada.

Se quedaron así un rato, que pareció infinito, pero que duró sólo un par de minutos. Loki alzó sus delgados brazos y rodeó los hombros de Thor, mientras este por fin movía los suyos, pero no para alejarlo, sino para aprisionar el cuerpo del pequeño contra el de él.

Aquel beso fue tierno, cargado de agradecimiento por parte de Loki y de añoranza por la de Thor, como si este ya pensara al menor demasiado lejano como para volver a tocarlo. Loki hundió sus dedos en las hebras doradas y Thor comenzó a acariciar su espalda.

—Te pedí el desayuno —dijo entrecortadamente el mayor cuando intentaba recuperar el aire que el beso le había arrebatado.

Aquello sólo logró que Loki deseara besarlo más y Thor supo que no quería que eso terminara. Y se sentía tan mal por sentirse tan bien al lado de alguien que no era a quien le había jurado lealtad frente a un altar, que pidió perdón a los cielos y le imploró a quien quiera que estuviera juzgando sus acciones que entendiera que necesitaba eso.

Sintió su miembro levantarse y esa fue la clara señal de advertencia de que aquello debía parar.

—Basta. Cariño. Debemos. Parar. —Exhaló entre beso y beso que se iban dando.

—No. ¿Por qué? —protestó Loki, que se negaba a parar hasta que ese hombre lo profanara nuevamente.

—Porque estás magullado y es necesario darle tiempo a tu cuerpo para recuperarse.

—La constante práctica es lo que lo hará recuperarse.

Thor soltó una carcajada. Aquel niño sí que era listo. Sin embargo, sin perder más tiempo, lo apartó de sí mismo y delicadamente lo colocó en la silla contigua a la suya. Tal acción hizo que Loki se alarmara, ¿acaso había sido rechazado?

—Yo... puedo hacerlo. En realidad no me duele tanto, es más, estoy seguro de que..., sé que soy inexperto pero, estoy seguro de que si me enseñas....

El rubio notó el intento desesperado de Loki por convencerlo, mucho antes de que este advirtiera lo que estaba haciendo. Se despreció a sí mismo por ello.

Él no iba a suplicar por un poco de sexo, si así era como quería que fueran las cosas, entonces él podía sacar su carta ganadora ya mismo.

—Oh dulzura, no tiene que ser hoy. Descansa este día y mañana te juro que te educaré en todos esos placeres —le susurró mientras le colocaba un mechón de pelo negro tras su oreja y se levantaba para darle un beso en su frente. Lo quedó mirando a los ojos—. Olvida lo que dije hace un rato, tú te vienes conmigo de regreso a Londres.

—¿En- entonces, tú...?

—Shh. —Le puso un dedo sobre sus labios, acariciándolos con él para seguidamente posar un suave beso sobre ellos—. Ya no tienes que preocuparte por nada, ¿sí? A partir de ahora, yo me haré cargo de todo lo que respecta a ti. A cambio sólo quiero que siempre tengas bien presente algo. —Su mirada se tornó seria y severa, dándole a Loki un escalofrío que le arruinó por un momento su recién obtenida victoria— Ahora me perteneces. Esto podría tener consecuencias fatales y me estaría jugando siempre mi buen nombre, por lo que exijo tu completa y absoluta lealtad. Eres mío, hasta que yo decida lo contrario.

Loki tragó saliva, jamás había visto aquella mirada fría en el semblante de Thor. Tal vez estaba tomando un camino demasiado peligroso, pero ya no había vuelta atrás. Asintió y fue ahí que la calidez retornó a los ojos del rubio.

Ninguno de los dos sabía que acababan de sellar su destino.

...............

Ok. Temo que aquí viene la parte peliaguda del asunto: actualmente estoy haciendo un montón de cosas y tengo un proyecto en puerta, así que lamentablemente no podré subir un capítulo por semana, lo haré cada dos domingos, o sea cada 14 días.

Espero que esto no afecte su gusto por la historia pero entre la uni, los quehaceres de mi casa, las prácticas, mi proyecto, el francés y una editorial en la que participo, siento que me muero.


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