Capítulo 15
IOICHI POV'S
Cuando llegué a Konoha me dejé caer en mi cama, en esa cama que utilicé mientras estuve soltera en casa de mi papá. Olvidándome incluso que comenzaba a hacer frío, solo lloré en esa almohada que me había extrañado bastante.
Pasaba de medio día cuando Kakashi dijo que haría de comer, pero yo no tenía hambre, yo solo tenía dolor en el corazón, por eso comencé a llorar, de nuevo.
A tales alturas de la vida, lo único que yo podía hacer era llorar, pues la vida me había arrebatado lo que más amaba y eso, eso no sabía cómo superarlo.
No sabría explicar bien lo que sentía, era como si mi corazón estuviese en una licuadora, haciendo añicos toda mi integridad y cordura.
«Lo que daría por haber muerto en ese incidente también»
Con eso en mente intenté acabar mi vida solo dejándome al olvido, olvidándome que había quienes no me dejarían ir fácil.
—Lleva tres días ahí acostada, ni siquiera come o se baña. Lady Tsunade, me vuelvo loco, no sé qué hacer —se quejaba mi padre con mi abuela—. Sí entiendo todo su dolor, y sé que más que difícil parece imposible superarlo, pero me está matando, ella es mi niña.
Su voz se escuchaba tan dolida que incluso me sentí culpable. Entonces le escuché decir algo que me animaría a seguir, aunque fuera solo un rato.
»Si no se levanta tendré que borrar sus recuerdos de la niña —dijo llenándome de miedo. El tan solo pensar que mi hija, que ya no estaba conmigo, no estaría ni en mis recuerdos me hizo temblar—, ella no puede seguir así, solo llora y duerme.
«¿Será que papá sería capaz de arrancarme lo único que me queda de ella?» Me pregunté y, cómo si fuese capaz de escuchar mis pensamientos, respondió.
»Lo haré. Aunque me odie por el resto de mi vida si llega a descubrirlo, yo lo haré si no se levanta de esa cama y sigue con su vida.
Un largo silencio donde mi alma se retorcía en la confusión fue roto por Tsunade que dijo algo que me dolió aún más.
—Ella no se da cuenta cuanto nos hace sufrir porque su dolor es más grande que su vida misma —explicó mi abuela—. Yo perdí a mi hija y a mi bisnieta, ella no se da cuenta que me está arrancando a mi nieta, no se da cuenta cuánto se hiere a sí misma y lastima a tu hija. Se llama culpa, y es algo que no desaparecerá aún si borras sus memorias.
Me mordí el labio inferior, no quería que se dieran cuenta que los escuchaba. Yo estaba sufriendo mucho y hacía sufrir más a los que ya sufrían conmigo. Abracé mis rodillas y descargué lo que quedaba en mi interior: ese llanto que ahogaba mi alma, ese dolor quemando mi corazón.
Era cierto, aunque yo me había quedado sin nada, aún tenía una vida. Un sinsentido de vida que debía recorrer, porque no haría pasar a mi papá por lo mismo que yo estaba pasando. Él ya me había perdido una vez, no lo haría pasar por algo peor.
Y aunque Kakashi dijo que lo único que yo hacía era llorar y dormir, la verdad es que yo no había dormido mucho. Yo sólo lloraba.
Esa madrugada, cansada del insomnio y decidida a iniciar a andar el sinsentido de vida que me quedaba después de perderlo todo, me puse de pie y me encaminé a la cocina.
No tenía hambre, ni ganas de salir de la cama, ni siquiera tenía ganas de vivir, pero no podía hacer mucho más que seguir adelante. Si estar viva era penitencia la aceptaría sin remilgos pues, después de todo, lo merecía.
Limpié la cocina, preparé un desayuno que no estaba muy dispuesta tocar y sentí los brazos de mi papá rodearme y un beso en mi cabeza.
—Me alegra que te levantaras —dijo.
—A mí no tanto —renegué con una falsa sonrisa—. ¿Cómo puedes hacer tanto desorden tú solo? —pregunté señalando dos bolsas de basura y un altero enorme de trastos recién lavados.
—No será fácil nena —dijo papá abrazándome más fuerte—, pero me tienes a mí y a muchos otros para aferrarte a la vida. Te amo.
Abracé sus fuertes brazos y, llorando de nuevo, agradecí.
—Pero, ¿en serio hiciste todo esto solo? —pregunté buscando cambiar la conversación.
—Naruto y Sasuke viven conmigo —anunció tras mover la cabeza en negativas.
—¿Por qué? —pregunté sorprendida. Papá frunció los hombros.
—Comodidad, tal vez —sugirió—. Muchas veces, después de las misiones se quedaban aquí, queda más cerca mi casa que la de ellos, así que al final terminaron mudándose.
—Genial, creció la familia —farfullé sin molestia, en realidad.
—¿Qué planeas hacer? —preguntó mi padre que desayunaba lo que yo había preparado.
—Iré a con Tsunade para que me ponga a hacer algo —informé—, necesito distraerme-
Fijando la mirada en la ventana, intenté espantar las lágrimas que comenzaban a acumularse tras mis parpados.
Yo me había levantado para mi papá, así que lo que menos quería era que me viera llorar constantemente, aunque eso fuera lo único que pudiera hacer.
—Vas a salir de esta —aseguró acariciando mi mano—, lo sé porque estás de pie y viva.
—Aunque realmente no me siento así —informé con todo el pesar de mi alma, regalándole una mirada húmeda y una triste sonrisa.
—Lo lamento —repitió presionando su mano a la mía que no paraba de temblar.
Un rato después salí de la casa con el alma hecha añicos y el más profundo deseo de despertar de este sueño, pero cada minuto que pasaba se sentía más real esta horrible pesadilla.
Continúa...
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