Capítulo 10

GAARA POV'S

Ella me pidió que me quitara la ropa mientras se deshacía de sus prendas. Se veía extraña. No sabría explicarlo con claridad, pero era realmente hermosa, y a mí, más que llenarme de pasión, me llenaba de ternura.

Ahora hacerla mía tenía otro sentido. Seguía queriendo tocarla toda, pero con caricias y besos, no con mis garras y dientes. Quería cuidarla y hacerla sentir bien más que hacerme sentir placer a mí mismo. Quería protegerla. Ella era tan preciosa y tan preciada que deseaba perdurara tal y como estaba.

Mis manos seguían recorriendo su piel, esta vez sin obstáculo alguno. Cada centímetro de ella era tan suave que cada que podía volvía a deleitar mis manos con esa sensación. Sus labios sobre los míos era el paraíso. Su lengua bailando con la mía era la gloria. Su respiración entrecortada, mientras de vez en cuando abría sus ojos para mirarme con una sonrisa, me llenaban de alegría.

Mientras seguía acariciándola hubo algo que casi me quitó el aliento. Cuando la penetré su cuerpo se tensó completo. Pude ver sus dientes apretados y una lágrima rodar por su mejilla. Pensé que la estaba lastimando, pero un gemido de parte de ella me hizo recobrar ese aliento que casi perdí.

—No te muevas —pidió mientras respiraba con dificultad, intentando relajar su cuerpo. 

Cada vez se veía más hermosa y que, más que cooperar, estuviera llevando las riendas me hacía completamente feliz.

Con sus ojos cerrados y sus puños recargados a mi pecho volvió a enternecerme. 

Deslicé mis manos de su cadera, por toda la espalda y cuello, hasta sus mejillas; y acercando su cara a la mía dije—: Te amo.

Junto a sus grandes ojos un impulso eléctrico recorrió mi cuerpo desde mi pene, que apretaba fuerte su vagina, hasta la base mi nuca, haciéndome instintivamente empujar.



IOICHI POV'S

—Te amo —dijo y se fue toda la relajación que, con dificultad, había logrado conseguir. 

Sentí como se contraía mi vientre y la sensación de su pene en mí me hizo abrir ojos y boca; su espalda se arqueó y empujó su cadera. Un gemido se abrió paso por mi garganta. 

Le había dicho que no se moviera, pero después de eso lo que yo quería era que no parara.

Comencé a mover mis caderas al ritmo de su empuje, mientras seguía sostenida de su pecho.

Mientras subía y bajaba me iba olvidando del dolor que el intruso causaba a mi entrepierna, y continué meciéndome en esa sensación que a cada penetración se sentía mucho mejor.

Al punto del clímax, con mi interior palpitando frenéticamente, y volviendo loco al que debajo de mí se encontraba, busqué la palma de su mano acelerando mis movimientos. Necesitaba sentir más y más fuerte eso que me estaba embargando.

Con la garganta seca y la saliva escapando de mis labios, jadeando fuertemente y con la respiración entrecortada, sentí como una oleada de placer inundaba mi cuerpo entero, dejando incluso mi mente en blanco. 

Un destello de placer me hizo perderme en una calma absoluta que atontaba mis sentidos.

Después de sentir un líquido caliente derramarse dentro de mí, mi cuerpo cayó sobre el de él, e intentando calmar mi respiración comencé a tomar bocanadas de aire.

—Yo podría enamorarme de ti —jadeé lamiendo mis labios. 

Gaara me abrazó, y junto a sus manos me envolvió una calma tremenda que me permitió quedarme dormida casi de inmediato.

Cuando abrí los ojos seguía recostada sobre él, que también dormía. Me aparté de su cuerpo buscando dejar la cama, pero me atrapó por la cintura

—¿A dónde vas? —preguntó con la voz ronca y los ojos aún cerrados. 

Sonreí.

—Al baño —expliqué girándome a su cara y, besando sus labios, aparté sus manos.


Continúa...



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