Capitulo 9
— ¿Todavía...no va a volver? ¿En sus cartas no dice nada sobre su regreso?
Ochako hizo una ligera mueca de pena, en lo que volvía a leer el informe que Shota le había dado esa mañana para hablarlo con Iida Tenya, el hermano menor del mago Tensei. No conocía mucho al guardia, se habían visto escasas veces, pero al ver que no podía ocultar su preocupación por su hermano, se sintió bastante mal por él.
Tensei era un mago de la corte pero tuvo de mentor a el amo de la Torre en su juventud y como a la Torre le importaba la unión entre los magos sin importar sus funciones políticas, Aizawa siguió enseñándole aún después de que se volvió independiente y empezó a trabajar para la familia Todoroki. Según el mayor, mantenían una buena relación de alumno-maestro, como la que ella compartía con el azabache. La razón principal para que ella estuviera dándole este informe a Tenya, se debía a que el amo de la Torre estaba buscando por su cuenta información de su paradero.
Pero la castaña no tenía permitido decirle eso a el guardia imperial. Las acciones del Amo de la Torre eran de un carácter extremadamente privado y ella como su aprendiz, debía aprenderlo.
—Lo lamento, pero no —respondió, odiando tener que mentirle al joven que puso una expresión tan triste —E-Es posible que dentro de poco recibamos otra carta suya, ¡s-seguro su investigación le consume mucho tiempo, no te preocupes!
—Si...puede que tenga razón —murmuro el más alto —Mí hermano es muy dedicado cuando hace sus investigaciones. Pudo haberse olvidado de mandar una carta.
—Exacto. Además, esta en el territorio del Reino del Espejismo. En ese lugar la magia para enviar cartas no está tan avanzada y usando el método tradicional se toman más días —explicó lo poco que sabía sobre aquel lugar —Solamente tiene que ser paciente.
—Lo seré, gracias —inclino la cabeza un momento en agradecimiento a la amabilidad de la maga de bajo nivel que lo estuvo atendiendo y calmando — ¿Podría pedirle un favor, Uraraka-kun? ¿Me dejaría pasar a la biblioteca?
— ¡Claro, puedes seguirme!
Comúnmente, la biblioteca de la Torre estaba solamente abierta para los magos y sus familiares, pero como era el lugar con más basta información en el reino también se le permitía la entrada a los nobles, los guardias imperiales y los eruditos que no poseían magia. La diferencia era que ellos no podían retirar el contenido de la biblioteca sin un permiso formal del amo de la Torre. Si deseaban investigar algún tema, tendría que ir a la biblioteca diariamente a estudiarlo.
Debido a que la de ojos chocolate se seguía sintiendo mal por el guardia imperial, le miro con amabilidad y poniendo sus manos detrás de su espalda, se dispuso a ayudarlo a encontrar lo que quisiera en la enorme biblioteca.
— ¿Había algo en particular que querías buscar, Iida-kun? ¿Un libro especial o algún autor? —se llevo una mano al mentón la castaña con una actitud pensativa — ¿Un libro de otra especie como los elfos o las sirenas?
—Bueno, lo que buscaba esta más relacionado a mi familia y mi espada —tocó la empuñadura de la misma, la saco y se la mostró a la maga que con una mirada pidió permiso para sostenerla y la dejo hacerlo —Últimamente está algo rara. Pensé que mí hermano mayor tendría una mejor idea al respecto de a qué podía deberse. Pero como todavía no está aquí, tendré que investigarlo por mi cuenta.
—Humm —apretó los labios la de ojos chocolate, recorriendo el fino metal de la espada con sus dedos y viendo la empuñadura con el escudo familiar de la casa Iida, unos caballos — ¿Su magia se ha deteriorado?
—No, Ingenium está en perfectas condiciones —aseguró el más alto —Solamente, en ocasiones, se siente extraña. Su magia...me pone un poco inquieto.
—Bien, entonces, podríamos empezar con los libros biográficos de las espadas familiares de los Iida —propuso la castaña devolviendo la espada al guardia —Algún dato sobre lo que le pasa a tu espada podría estar ahí, Iida-kun.
—Gracias, Uraraka-kun. Te devolveré está gran favor.
—Oh, no hace falta, no hace falta —se rió la maga —Venga. Mejor empezamos de una vez.
El guardia siguió a la maga sin problema por los pasillos hasta la biblioteca. Los Iida tenían copias de sus libros en la Torre de Yuei debido a que varios magos habían nacido en su familia y se sentían seguros con que sus conocimientos estuvieran ahí resguardados. Aún así, tampoco contaban con demasiados libros. La castaña encontró la biografía sobre la espada en un libro bastante viejo, de tapa azul con el emblema de la familia, dos caballos negros. Lo puso en una de las mesas, abrió la primera página y se dispuso a leer el inicio. Como el más alto no conocía ese libro, pese a que el original debería estar en su propia biblioteca familiar, la escucho con atención.
— "Los caballos son lo más sagrado de nuestra familia, ya que mediante ellos iniciamos nuestro negocio y nos acercamos a los reyes. Los caballos son fuertes, poderosos y compañeros leales, nuestra familia aspira a tener esa misma escencia. Por eso, los elegimos como nuestro símbolo" —leyó la de ojos chocolate —Es una buena introducción pero no es muy importante. Hum, pasemos de esta parte histórica y leamos acerca de tu espada, Iida-kun.
—Esta bien —aceptó el más alto.
—Bien, bien, a ver...¡oh, aquí está! "Ingenium". Mira, la letra de esta parte del libro es distinta, más pequeña y fina —indicó la maga, apoyando su dedo sobre las líneas trazadas del libro y haciendo una mueca —La letra del inicio era más firme, ¿por qué solo está parte será diferente? Es curioso.
—Tienes razón, Uraraka-kun, es extraño. Como si no perteneciera al autor —frunció el ceño el guardia mirando el libro de cerca y leyendo una parte —"Ingenium, la espada creada para los Iida, nombrada por un Iida. Característica : Rápida, ofensiva, viento. Hecha con acero de las minas del Valle del Hielo. Proceso : Ritual de unión mágica...
— ¡¿Ritual de unión mágica?!
Uraraka no pudo contener su grito cuando el guardia leyó esa parte del libro, lo agarro y la leyó por su cuenta para estar segura que lo escucho correctamente. Una vez lo confirmo, su expresión se volvió de asombro y admiración.
— ¿Es muy increíble un ritual de unión mágica, Uraraka-kun? —preguntó el guardia ya que, pese a ser sensible a la magia, nunca la había estudiado como tal y conocía muy poco sobre el mundo en el cuál se movían su hermano y el resto de los magos.
—Sí, porque significa que la persona que creo tu espada uso parte de su magia al hacerlo. En términos sencillos, es como si le hubiera dado parte de su vida a tu espada, Iida-kun —explicó la castaña, sin querer dar a entender con eso que a ese mago se le debió haber reducido la esperanza de vida —Los rituales de unión mágica son poderosos ya sean de persona a persona, persona a objeto o persona a lugar. La magia se convierte en una telaraña, se engancha a quien provee y lo enlaza a quien recibe. Se considera bastante peligroso pero si se hace bien, es uno de los rituales mágicos más poderosos e inalterables que existen.
— ¿Y si pasa lo contrario? —cuestionó muy curioso el guarida por el tema — ¿Qué sucedería?
—El ritual terminaría siendo volátil, la magia enloquece y ataca a uno de los involucrados. En el peor de los casos, un objeto se rompe, una persona muere y un lugar se vuelve estéril —respondió la castaña —Por eso, en cierto modo, están prohibidos desde su creación. Es difícil que un mago lleve a cabo un ritual de unión mágica sin una razón muy importante de por medio y en todo caso, se debe pedir permiso al Amo de la Torre para hacerlo. Tu espada debe ser bastante vieja como para que halla sido creada de esa forma.
—Mí padre me dijo que Ingenium fue entregada a nuestra familia con los inicios del imperio —contó el más alto —El mago que la hizo debió haber sido verdaderamente fuerte.
—...Tal vez. Los magos del inicio del imperio no habían empezado todavía a investigar la magia y sus rituales. Y el Gran Mago Shigaraki aparece después de la creación de Ingenium en la línea de tiempo de Yuei, después de la muerte de la Reina Fénix, Teka Todoroki —se mordió los labios la maga —Es realmente extraño, ¿por qué un mago no querría hacer público su ritual? ¿o qué creo una espada tan poderosa?
— ¿Quizás no buscaba reconocimiento?
Ochako pensó que podía ser posible pero había algo que la hacía sentir insegura al respecto y era que, ahora que las miraba detalladamente, las líneas en el libro se le hacían vagamente familiar. Como si ya las hubiera visto pero no podía recordar en dónde. Optó por ignorar esa sensación al pensar que estaba malinterpretando algo y siguió leyendo el texto que trataba sobre Ingenium. Pero aparte de dar unos detalles más sobre las habilidades mágicas de la espada y un dibujo de su primer diseño, no había nada más interesante. Ni siquiera el nombre del creador se hallaba entre las páginas del libro, al inicio o final. Intentó buscar un par de libros más que hablarán sobre la espada, pero los que encontró solamente relataban batallas bélicas en las cuales la espada fue de utilidad que Tenya ya se sabía, porque formaban parte de la historia de cómo su familia se volvió de caballeros al servicio de los Todoroki.
—Es una espada bastante antigua, es de esperarse que no halla mucha información al respecto —dijo el guardia para consolar a la maga que quería buscar más libros —Muchas gracias por la ayuda de todas formas, Uraraka-kun. He aprendido mucho el día de hoy.
—Me alegro, pero igual me enoja no haber encontrado nada sobre tu espada o el mago que la creo, Iida-kun —hizo un puchero la castaña —Debió haber sido un erudito fascinante.
—Seguramente —sonrió el de lentes e hizo una inclinación de cabeza delante de la femenina —Me retiraré de una vez. Debo volver a mis deberes en el palacio real.
—Que te vaya bien, Iida-kun —se despido la maga —Apenas tenga noticias de tu hermano, te mandaré a llamar.
El guardia imperial agradeció las consideraciones de la castaña y se retiró de la Torre de Yuei.
Izuku eligió sentarse un rato a la orilla del lago que había a unos metros de la cabaña de Katsuki. Necesitaba...calmarse un poco todavía. Eijirou lo observaba de lejos, lo sabía, podía sentir la mirada aguda del dragón haciendo cosquillas en su cuello. Por eso mismo, se obligaba a mirar el agua de la laguna, la manera en que la corriente se movía y se llevaba las hojas verdes del bosque.
Por un segundo, deseo ser una hoja común y corriente, una hoja que sería llevada por el agua sin problemas y no devuelta a una rama que pertenecía a un árbol fuerte y grande que no lo dejaría irse. Una hoja que pudiera moverse con facilidad y sin molestar a nadie. Una simple hoja que no sintiera las emociones del árbol.
¿Su madre también habría deseado ser una hoja antes de irse? Lo pensó muchas veces pero nunca estaba seguro de la respuesta. Ella se veía feliz viviendo en el bosque, solos los dos. Rodeada por árboles, flores y arbustos, el color verde en su cabello y ojos era más brillante que el de toda la naturaleza reunida. Nunca mostró queja por irse de ahí. Por abandonar la pequeña cabaña en lo más profundo del bosque. Inko disfrutaba de cultivar en el suelo, le encantaba enseñarle todo lo que necesitará saber mientras no fuera historia, amaba a los animales y bailaba a la luz de la luna todas las noches.
Para ser una prisionera, un sacrificio, ella se veía bastante feliz. Él nunca podía encontrar en sus recuerdos el menor indicio de que estuviera sufriendo y eso que se esforzó en buscarlo. Una mirada, una palabra, un gesto. Nada.
Inko sonrió siempre. La última imagen que tenía de ella era esa. Su sonrisa.
Tal vez, porque tenía tan claro cuál sería su final, podía sonreír con tranquilidad.
¿Qué sentido tenía mostrar tristeza si al final lo iba a abandonar con tremenda carga en sus hombros? Al final, su madre solo eligió lo que considero "mejor". En sus palabras, "pagó el precio" por lo que quiso.
Le dió una vida feliz. Después, lo abandonó y rompió la magia que lo ataba al bosque, que hacia que cuando era niño nunca se fuera más allá de los parámetros dónde se encontraba su hogar. Entonces, una vez esa magia se rompió, él camino hacia aquella cueva y...
Y cometió la primera acción voluntaria en su vida.
La primera y las más terrible de todas.
Un golpe bastante fuerte detrás de su cabeza saco al de pecas de su ensoñación y le hizo gritar de dolor, un objeto rojo se mostró a un costado de su pierna, una manzana que "alguien" le arrojó. Llevando una mano a la parte posterior de su cabeza para frotar la zona afectada y usando la otra para tomar la manzana, giro su cuerpo y enfrentó al desinteresado dragón que, bajo el árbol de manzanos, pretendía estar dormido.
Al inicio, pensó en arrojarle la manzana de vuelta y fingir, como el contrario hacia, que no lo hizo. Pero su estómago hizo un pequeño gruñido de protesta y le recordó que ya pasaba del mediodía. Era casi la tarde dónde el dragón y él compartían bocadillos en un silencio de paz. Como seguía un poco sensible por la magia del bosque, el pelirrojo debió haber creído que no lo quería cerca y le arrojó la fruta solamente para que comiera. En su manera ruda y grosera, debía tratarse de un gesto de amabilidad.
Aún así, el de pecas tomó la manzana ofendido y con la espada sagrada, ultramente poderosa, tesoro de un dragón, la majestuosa espada One For All, empezó a pelear su merienda.
En dos segundos, escucho el chillido del dragón y sus pasos sobre la maleza del bosque acercándose dónde estaba él.
— ¡¿Cómo te atreves a hacer eso con mi tesoro, Izuku?! ¡Déjala, déjala, déjala!
El de pecas ignoro al dragón y se metió en el agua de la laguna, sus pies descalzos se hundieron en la tierra y el agua fría le llegó hasta las rodillas, en su mano derecha la espada brillaba por el reflejo del sol y en su mano izquierda estaba parte de la manzana pelada que llevo a su boca para morderla, en lo que miraba al dragón molesto e indignado de pie en la orilla.
Todavía le parecía muy gracioso y subrealista que a Kirishima no le gustará en lo más mínimo el agua. Recordaba que estaba relacionado con las sirenas. Los dragones podían ser derrotados por el canto de las bellas criaturas, los engañaban para que cayeran al mar y los ahogaban para comerse su carne. De ahí, el miedo de la especie a acercarse a los cuerpos de agua, por pequeños y poco profundos que fueran.
— ¡Ven aquí para que pueda darte un buen golpe, se un hombre! —reprendió el pelirrojo que tenía la piel erizada de solo ver el agua moverse — ¡Sal de ahí!
—El agua es muy agradable y hace bastante calor, ¿por qué no vienes tú? —se burlo el de pecas pasando los pedazos de manzana por su garganta — ¿Acaso a un gran y poderoso dragón le da miedo que salga una sirena de la laguna?
— ¡¿Quién carajos tiene miedo?! —escupió el de ojos rojos viendo enojado al osado humano que le miraba con una mueca de burla y diversión — ¡Solamente no quiero mojarme la ropa como un estúpido humano!
—La ropa se puede secar, Kirishima-kun —aseguró el más bajo, metiéndose más en el agua hasta que llegó a cubrir su cintura y parte del estómago —Y aquí es muy relajante, además que...¡hummm!
— ¡Izuku!
El dragón estaba incrédulo, ¡podía asegurar que no había sirenas en aquella laguna! ¡o Katsuki no hubiera armado una casa tan cerca de ahí! ¡además de que no podía escuchar ni una melodía o canción en el aire característica de la especie de las sirenas! Pero, entonces, ¡¿qué se había llevado a Midoriya bajo el agua?!
¡Maldición, maldición! ¡¿Que hago?! ¡¿Que hago?!
No le gustaba el agua. La sola idea de meterse en el agua le daba ganas de vomitar. No sabía cómo debía moverse. Ni siquiera si podría ver debajo de ella. Y cada segundo que pasaba, era uno más en que la vida del pecoso y su tesoro se iban de sus manos. Debía hacer algo. Lo que sea. Rápido. Deprisa, ¡tenía que hacerlo!
Sin embargo, en lo que a él le costaba tanto dejar atrás sus miedos y meterse al agua para salvar al de pecas, alguien le dió un empujón y se zambullo en la laguna. Logró distinguir una capa negra y el sonido de unos brazalete entre sí, después nada. Se quedó con la boca abierta por unos segundos, hasta que pudo ver a la persona que saltó saliendo del agua arrastrando a el de ojos esmeralda, su cabello verde empapado y sus manos aferradas a la espada hicieron que luciera lamentable. Como si hubiera intentado salvarse usando la espada como ancla.
Cuando fue la espada la que lo tenía tan condenado al sufrimiento y la miseria.
El dragón se quedó en silencio y vio como la capa negra que vio dejaba paso a otra figura, la de un chico unos centímetros más bajo que él pero más alto que el pecoso que llevaba en brazos hasta la orilla, un par de ojos sangrientos furiosos, cabello de un color rubio muy claro y un aura mágica pesada a su alrededor y salvaje. Su cuerpo delgado se marcaba más gracias a el agua de la capa, dando la imagen de que era muy joven y su tez blanca lo hacía parecer de la burguesía pero, a la vez, de un lugar más rural y tranquilo dentro de Yuei. Una persona de la cual cientos de personas y criaturas escucharon, pero que muy pocas vieron en persona.
Él siempre supo a quién se parecía tanto Katsuki, siendo casi idéntico a "esa persona". Que nunca tuviera el valor necesario para decirlo en voz alta era diferente. Que jamás pensará en preguntarlo también era una historia distinta.
Si el mago quería sus secretos, estaba bien. Él no los diría.
Pero suponía que sería diferente si el pecoso se enteraba de ellos.
Eijirou se acercó para ayudar al mago a dejar al de pecas en la orilla, lo vio tomarle el pulso y sacarle a One For All de las manos para dejarla a un costado de su cuerpo, su rostro hizo una ligera expresión de preocupación pero después de relajo y lo miro finalmente a él. Su aura mágica se había reducido también, haciendo que fuera menos difícil respirar a su alrededor. Así que, el dragón no tuvo inconvenientes para la charla, pero seguía sintiendo el hormigueo de la magia a su alrededor.
Tan poderosa como aterradora.
— ¿Tuvo un mal día? —quiso saber el mago, haciendo referencia a que si la magia del bosque molesto al pecoso, cómo ya había pasado antes.
—En la mañana temprano tuvimos un incidente. La magia del bosque lo succionó un poco pero llegué a tiempo y pude detenerlo —explicó el dragón —Él dijo que el bosque estaba enojado por ti.
Katsuki no demostró interés en eso, más que girar los ojos y pasar una mano por el flequillo mojado del pecoso.
—La laguna no le hizo daño. Posiblemente, los espíritus acuáticos sintieron curiosidad por la magia de la espada y la quisieron investigar —medito el mago —No debe volver a meterse si tiene la espada en mano.
—No debe volver a meterse en el agua nunca —bufó el pelirrojo.
—Dragón cobarde —se rió el mago, sentándose a un lado del pecoso dormido y tirándose hacia atrás —Ah, estoy cansado.
— ¿Quieres una manzana? —ofreció el animado pelirrojo esperando poder serle útil al mago —El árbol de ahí da unas deliciosas.
El cenizo asintió de manera perezosa, en lo que sentía los rayos de sol en su piel y miraba de costado al de pecas, que respiraba pausadamente y con calma.
Deberé llevarlo a Yuei dentro de poco. No me quedara otra si tengo que hacer el papel de "esposo" de ese tonto príncipe descendiente del idiota de Yuki. Entonces, tal vez, tenga que darle unas cuantas advertencias antes sobre quién soy yo.
Después de todo, así podría tener la conciencia tranquila si Izuku decidía no querer seguir estando bajo su cuidado. Se lo dejaría exclusivamente a Eijirou el mantenerlo con vida.
Aún así, una pequeña parte suya deseaba que el pecoso no lo hiciera a un lado. Paso tanto tiempo solo que ese niño y el dragón fueron la única compañía verdaderamente agradable que tuvo. En especial, el de ojos esmeralda le salvó de varias cosas con su inútil magia, no se sentía tan deprimido y angustiado cuando estaba cerca suyo. Quería que siguiera estando a su lado.
Pero él nunca obligó a nadie a hacer algo que no quisiera, por mucho que las historias digan lo contrario.
Él siempre...dió una elección libre. Precisamente, porque él nunca tuvo eso.
¡Hola a todos! Muchísimas gracias por leer y apoyar mi historia ❤️. Les quería hacer un pequeño aviso que, debido a que estoy con unas semanas de estudio muy intensas por delante, no podré actualizar el viernes que viene y por ese mismo motivo este capítulo salió tan tarde.
Será solamente una semana en la que no voy a actualizar, para poder estudiar tranquila y no estresarme. No pienso dejar colgada la historia ni nada por el estilo.
Muchísimas gracias por su atención.
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