Capitulo 77

— ¡Princesa! ¡No salga! ¡Es peligroso!

Sero logro tirar de ella devuelta a la tienda de campaña pese a que Yaoyorazou queria salir corriendo y dar vueltas por todo el lugar. Las respiraciones de ambos están agitadas y sienten como si sus huesos se estuvieran partiendo, a su alrededor, los que son originarios del Reino de los Espejos como ellos se encuentran en la misma posición.

Es terrible. La azabache sabe que debe detenerlo, lo que sea que esté pasando en Hasha, es la razón por la cuál siente que su alma y la de su pueblo estan siendo arrancadas de sus cuerpos con tanta violencia. Intenta pararse pero el azabache, que está todavía más debilitado que ella, la tira nuevamente al suelo y la agarra de los hombros. Es la primera vez en todos los años que se han visto las caras, que ella ve tal grado de desesperación y preocupación en sus ojos onix.

—Vas a morir, sea lo que sea que halla ahí, va a matarte —replicó en un tono angustiado —Princesa, por favor, todavía la necesitamos. Te lo suplico, Yaoyorazou, no te vayas.

Momo pone una expresión conflictiva y, después, Hanta que había estado hablando con tanta seriedad se derrumba contra ella y puede sentir su cuerpo volviéndose más y más delgado, las lágrimas brotan de sus ojos cuando su único amigo pasa de ser de carne y hueso a pura arena que se escapa entre sus dedos y vuela por el viento de Terinshu a Hasha.

Ella grita en medio de la gigante tormenta de arena. Grita de dolor e impotencia igual que los demás en el campamento que empiezan a perder a sus seres queridos uno por uno.

— ¡Momo! ¡¿Dónde estás?! ¡Momo! ¡Momo!

La voz desesperada de Touya hace que se calle y se oculte dentro de la tienda. El primer príncipe había estado cuidando a Natsuo antes de que todo pasará, antes de que el cielo azul se volviera negro y la tierra temblará bajo sus pies como si se tratara de un terremoto. Debía estar buscándola con el propósito de ponerla a salvo. De protegerla de lo que estaba pasando.

Pero eso no podía pasar. La azabache se esconde inteligentemente en la carpa y gracias a la arena que dificulta la vista de todos, puede moverse hasta donde estaban los caballos de galope. Los animales estaban adiestrados para correr siguiendo únicamente las órdenes de su jinete y pese a no tener tanta resistencia como los camellos, era un método de transporte más rápido. Tuvo buena suerte de que estuvieran atados antes de que empezará todo el caos.

Los caballos están asustados pero cuando ella toca a uno de ellos, el animal se serena y se deja manejar. Se sube a su lomo con algo de dificultad y escucha los gritos del primer príncipe a escasos metros de distancia. Se apresura en tomar las correas del caballo y se asegura que en su bolsa estuvieran preparados ciertos encargos que les pidió a Mirio y a Tamaki. Después, da la orden al caballo y sale disparada del campamento.

No obstante, Touya logra verla y la reconoce. Maldiciendo entre dientes va en busca de un caballo también y la sigue. La azabache intenta dejarlo atrás lo más que pueda, pero el primer príncipe igual la alcanza por escasos metros. Lo único bueno es que cuando están delante del muro de Hasha, ella tiene un método para que la pierda de vista. Saca de su bolso dos largos tubos negros y usando una escasa cantidad de magia, prende las mechas de los mismos. Dando una mirada hacia atrás y poniendo una expresión culpable, grita la advertencia.

— ¡Ten cuidado, Touya-san!

Luego de decir eso, lanza los explosivos creados por el híbrido de elfo y refinados por el rubio líder del Gremio de los Silencios. Las explosiones no tardan en derrumbar una parte del muro que le permite la entrada al caballo de la princesa, aparte de que levanta el polvo suficiente para que el mayor la pierda de vista y no pueda ver que cruce de calles tomo al entrar finalmente a Hasha.

La capital es casi como la princesa siempre la recordó, los bárbaros habían destruido varias cosas pero la escencia seguía siendo las mismas. Las casas seguían siendo cuadradas, de paredes blancas y con puertas de colores, las calles de arena y los árboles del oasis que es la capital eran de un verde precioso. Se sentía la vitalidad mágica de aquel maravilloso lugar siendo succionada y ella sabe que no estaba vacía hacia menos de unos minutos.

Había mucha gente antes ahí. Bárbaros. Los traidores del ejército del Yuei. Los originarios del Reino de los Espejos que no pudieron ser salvados de la esclavitud. Hasha tenía una población considerable y, ahora, estaba tan vacía que era aterrador.

La guerra termino. Pero no fue ella quien le dió fin. Fue lo que había en el centro de la capital que, mientras más se acercaba, más podía sentir que debía dar la vuelta y volver a el campamento de Terinshu. No saldría de Hasha si se enfrentaba a eso. Tendría el mismo final que los demás habitantes.

Yaoyorazou apretó las correas del caballo cuando llegó a una plaza central, desde la cual una mujer estaba parada, de caballo claro y ojos azules, tenía las uñas de color azul oscuro y la tez pálida. De sus manos colgaba una tela que reflejaba la luz del sol y a su alrededor la arena se movía en círculos.

Se trataba de Nejire Hado, la querida amiga y compañera de Togata y Amajiki, la cual no pudo desprenderse del objeto que le robó el alma hasta el final y sufrió las consecuencias de eso, siendo manipulada por Shigaraki de usar a la Hija para que el Padre se llevará a todos los habitantes de Hasha a Yuei.

Hado era un cascarón vacío que fácilmente podía ser derrotado. Sin embargo, al ser un híbrido entre humano y hada, la princesa no tenía forma de detenerla con su magia ni con alguna técnica de los Sagrados. Las hadas, aún las que eran mitad humanas, podían volar con facilidad. Y si ella dejaba Hasha si la atacaba, lo más posible era que su siguiente objetivo fuera Terinshu.

La azabache no podía arriesgar a toda la gente de la base. Todavía con la distancia entre Hasha y Terinshu, ya muchas personas fueron afectadas, ¿qué pasaría si Nejire volaba hasta ahí después de un ataque? Sería la extinción definitiva de todo el Reino de los Espejos. Se bajó del caballo que seguía en movimiento y cayó sobre la arena, el animal percibió el peligro y corrió lejos. En su corazón, le agradeció el viaje y después se dirigió hacía el primer Cristal de Ébano que encontró cerca de la plaza central donde estaba Nejire.

No tenía muchas opciones para detenerla. La Hija no dejaría de mandar almas al Padre —donde sea que estuviera— hasta que la persona que controlaba la otra parte del artefacto estuviera satisfecha. Lo único que podía hacer era sellarla pero, para eso, necesitaba muchísimo poder.

Los Cristales de Ébano contaban con una gran cantidad concentrada de energía mágica pura. Si los volvía Cristales Eternos, podría sellar a la Hija. Pero tendría que dar su alma a cambio.

Estaba lista para dar su vida a cambio de su gente, así que, no tenía miedo de eso. Su alma sería usada para que los demás fueran protegidos y, eventualmente, podrían quitarle de ahí ya que sellar un objeto mágico del Reino de los Espejos no era lo mismo que sellar almas como querían que hiciera con los bárbaros. Los monjes sabrían cómo traerla de vuelta, ya que no usaría la Canción del Fin. Aún así, sí que era bastante arriesgado ya que su alma podría fragmentarse y cuando saliera del Cristal Eterno, no había ninguna certeza de que continuará siendo la misma persona de antes.

Para la azabache, el alma era un tesoro sagrado, invalorable y desprenderse de ella dolía mucho. Cuando tocó la superficie del Cristal de Ébano y lo hizo brillar con su magia hasta volverlo un Cristal Eterno, pudo sentir como muchas de sus emociones iban siendo tragadas por el cristal, a la vez que Hado que seguía en la plaza empezaba a sostener una tela reflejante que se volvía de color gris oscuro.

Solo un poco más, un poco más.

Sus manos empezaron a ser succionadas y podía sentir como iban desapareciendo del otro lado, dolía bastante. Yaoyorazou empezó a gritar y escucho como alguien corría hacia ella y le sostenía de los hombros para empujarla hacia atrás y liberarla. Se mordió los labios y echo la cabeza hacia atrás, viendo unos ojos azules que observaban la situación de una manera angustiante.

—Momo...—vaciló el mayor.

Touya le apretaba el estómago pero ya no intentaba sacarla. Debía saber que su decisión ya estaba tomada. No podía decirle que se detuviera, él haría lo mismo por Yuei si fuera el caso, por proteger a su reino y a sus habitantes. Y, por mucho que las acciones de la azabache le dolieran, él amaba ese lado suyo.

Amaba a la Última Princesa del Reino de los Espejos cuando actuaba como tal.

Por eso, quería casarse con Momo. Porque siendo solamente "Momo" una muchacha con un título que podía ser de adorno, extremadamente hermosa e inteligente, ella no tendría que hacer un sacrificio por otros nunca más. Le daría a su reino libertad cuando se casaran y, a cambio, ella sería suya. Ese fue siempre el plan.

Aunque siempre se espero que ella lo cambiara.

—Touya-san, váyase, es peligroso. Por favor, váyase —suplicó la azabache viendo que ya sus codos habían sido succionados —Rápido antes de que...

Una mano con gentileza tocó su barbilla, la hizo moverse haciendo que dejara de ver el brillo entre negro y azul del Cristal Eterno para encontrarse con el rostro de Touya a escasos centímetros suyo. Sus ojos azules vieron hacia sus labios y ella supo qué quería hacer, tímidamente, cerro los ojos para darle su permiso y el primer príncipe de Yuei la beso delicadamente. Su corazón estallo de alegría y pese a que fue corto y breve, sus mejillas estaban rojas.

—Me quedaré contigo hasta el final —la abrazo el primer príncipe —No te dejare sola en esto, Momo.

—Pero...Yuei necesita a su príncipe heredero —volvió a mirar al frente, sintiendo como la succión se sentía mayor ahora —No puedes hacerlo.

—Momo, ¿piensas que he peleado en este lugar todos estos años en vano? Lo hice por ti —susurro contra su oído el azabache —Si voy a perderte justamente aquí, entonces, no me dejas otra opción que acompañarte.

La princesa se mordió el interior de la mejilla y sintió que quería llorar. El azabache la abrazo más fuerte y, después, se giro para defenderlos a los dos de Nejire que se acercaba a ellos con La Hija en brazos. Al parecer, la persona que controlaba ambos artefactos se estaba dando cuenta que su poder se debilitaba y le ordenó que buscará la fuente de eso.

Touya género llamas azules con su mano derecha para manter lejos a la chica que se acercaba a ellos y Momo impulso más de su magia para que el Cristal Eterno funcionará. Sus brazos empezaron a desaparecer y parte del brazo que la sostenía también. Ella se resigno al cruel destino de que el azabache la acompañará a sellar a la Hija. Pero antes de hacerlo, se giro y le sonrió.

El mayor llegó a ver esa sonrisa justo a tiempo y escucho el murmullo que salió de los labios de la princesa.

—Touya-san, me gustas.

Después de esa declaración, el Cristal Eterno los trago a los dos y La Hija, en manos de Hado, se rompió en miles de pedazos.

Katsuki y Shoto siguen el La Guardería cuando el caos se desata. Estaban todavía procesando la información reunida de todas las cartas de Rei cuando las alarmas de todo el castillo se escuchan y ven por las ventanas el cielo en tonos oscuros y rojos. El mago se pone pálido cuando nota también el enorme espejo en el cielo, del cual empiezan a descender más y más personas con aspecto de Magos de la Luna. Pero él podía sentir que eran algo más perverso que eso.

Eran títeres hechos con magia negra. Almas usadas para hacer guerreros.

Soldados que no podían morir.

— ¡Maldito monstruo! —exclama aturdido asomándose por la ventana — ¡Jodida mierda!

El cenizo ignora por completo sus heridas y los gritos del cuarto príncipe cuando sale corriendo de la habitación, desciende la escalera de en dos en dos y ve a los soldados imperiales preparándose para la inevitable batalla. Estaban todos confundidos por lo que pasaba pero no iban a dejar a Yuei desamparado ante las extrañas criaturas que buscaban hacerles daño a sus habitantes.

Tenía que hacer algo, ¡esas cosas que trajo Shigaraki no podían morir, así que luchar contra ellos sería inútil!

Estaba por entrar en pánico cuando sintió un tirón en su hombro y pensando que era el bicolor, estuvo por gritarle que tenía que llevar a cabo un hechizo de protección. Pero, en cambio, se encontró con el rostro serio y reflexivo de Aizawa.

—Katsuki, déjame esta tarea a mí —pidió el amo de la Torre —Puedo asumir con facilidad que serás más necesario en otras áreas.

—Pero...—intento protestar el mago.

— ¡Katsuki!

El grito de Todoroki hizo que el mago girará la cabeza y lo encontrará en medio del patio, se sintió estúpido por un segundo al verlo tan asustado, ¿acaso no pensó en valorar más su vida para poder pasarla al lado de ese chico? ¿por qué parecía tan empeñado en echar por la borda esos sentimientos?

Un ligero apretón en su hombro llamo su atención y vio la expresión de amabilidad del azabache, sus ojos onix pasaron a ser rojos por un segundo y antes de irse, le susurro al cenizo unas últimas palabras.

—Kana Mishika y Aki Bakugou crearon la Torre de Yuei para que los magos pudieran ser libres. Mi maestro, que era descendente directo de Kana Mishika, solía decirme que lo hicieron con el propósito de ser perdonados por la persona que ambos amaban y a la cual le fallaron —miró hacia el mago una vez más y sus ojos rojos por la magia brillaron con más intensidad —Es una buena oportunidad de demostrar que esas acciones no fueron en vano, ¿no lo crees, Katsuki?

El cenizo se quedó estático y pese a que quería detener a Aizawa, se mantuvo quieto en su lugar hasta que el bicolor llegó y le sostuvo la mano. Ambos observaron como el amo de la Torre de Yuei empujaba a su alrededor la magia y la condensaba en una enorme barrera que se fue expandiendo por el reino, dejando puntos cruciales abiertos ya que debían lidiar con los invasores de alguna manera. Los generales del ejército se percataron de ese hecho y fueron comandando sus tropas rápidamente a esas zonas. Los Magos de la Corte fueron llamados también para ayudar.

La escena era realmente magnífica, la barrera de color roja del azabache empujaba lejos a todos los demás. Pero por la manera en que sus oídos, nariz y boca empezaban a sangrar todos sabían que no sería por mucho tiempo. Los Magos de la Torre se fueron a ayudarlo para pasarle energía mágica y algunos terminaron muertos en el proceso.

—Es el final —murmuro una voz conocida haciendo que el cuarto príncipe y el cenizo se girarán —La guerra llegó aquí. Si la Última Princesa no hace algo en el Reino de los Espejos, estamos condenados.

Toga tenía una expresión perdida, sus manos sostenían dos cuchillos de sangre y cuando sonrió, sus ojos dorados se mostraron solitarios y tristes.

—Pero tengo esperanza, Shoto-kun, Katsuki-kun —aseguro apretando los cuchillos y llamado a la Flauta Roba Almas a su mano derecha — ¡Voy a pelear, así que más le vale a ustedes hacer lo mismo! ¡Y proteger a Ochako-chan, que la deje dormida en su cama con Mina-chan haciéndole de custodia!

Después de eso, la rubia salió corriendo e Iida que estaba dirigiendo parte de los escuadrones del ejército imperial, delante de todos los guardias imperiales, le entrego a la Maga de la Luna su propio caballo y le deseo suerte. Ella fue una de las primeras en ir a pelear y el guardia imperial miro a todos buscando a quien se atreviera a cuestionar porqué le dió un caballo a una maga oscura. Nadie hizo comentarios al ver su expresión sería. Por lo tanto, siguió distribuyendo sus fuerzas a los sectores asignados.

Katsuki sintió un apretón en su mano y vio que Shoto estaba asustado, pero que no tenía la menor duda en sus facciones.

—Vamos a pelear todos juntos, Katsuki —declaró con firmeza —No se te ocurra volver a correr y pensar que estás solo en esto.

—Lo comprendo —le devolvió el apretón en la mano —Debemos buscar a Deku y Kirishima.

El bicolor asintió y volvieron a meterse en el castillo, a la vez que Fuyumi salía con varios guardias de escolta, ella los freno un momento y les pasó varias cosas. Cuchillos, hierbas medicinales y la espada de su hermano menor.

—Abriré las puertas del castillo para los civiles —les explico a ambos —No sabemos cuánto tiempo durará la batalla, así que, es mejor meter a las personas acá y que se mantengan a salvó. Mitsuki-san está dirigiendo una cuarta parte de magos para pelear y Masaru-san se está haciendo cargo también de otra zona con parte del ejército imperial. Padre salio también a pelear.

Shoto se quedó en silencio un momento. Si Enji se había ido dejando a Fuyumi sola, quería decir que confiaba en ella para mantener toda la seguridad del castillo, el pueblo y el ejército. Era una tarea enorme para su hermana, una que no debía ser llevada a cabo sola, pero ella se veía firme y antes de que se diera cuenta, los envolvió a él y al cenizo en un fuerte abrazo.

—Tengan muchísimo cuidado —rogó en sus oídos y los soltó —Deben volver.

—Lo haremos —prometió el bicolor —Fuyumi-neesan, por favor, también cuídate mucho.

Su hermana estaba por salir con monstruos y guardias imperiales luchando en las calles a recoger personas para salvarlas del fuego cruzado. Iba a exponer su vida delante de tal peligro y, aún así, no lucía aterrada o alterada. Aunque, cuando el bicolor lo noto mejor, pudo ver que su labio inferior tembló cuando le sonrió por última vez y luego salió corriendo por las puertas del castillo.

Katsuki tiro de Shoto cuando se quedó más tiempo del esperado viendo hacia la puerta por dónde su hermana se fue y siguieron corriendo hacia los patios interiores del castillo, siendo guiados por las voces de Izuku y Toshinori que parecían estar discutiendo.

— ¡Quiero que te quedes aquí!

— ¡No puedo hacerlo!

— ¡¿Y qué pasará si no puedes controlar tus poderes y te termina sucediendo lo mismo que a tu madre?!

— ¡Eso no pasará, Yagi-san!

— ¡¿Cómo puedes saberlo, Izuku?! ¡Inko no me perdonaría si algo te pasara!

— ¡¿Por qué dices eso?! ¡No es como si hubieras buscado a mamá todos estos años! ¡No puedes hablar como si la conocieras!

El mago y el cuarto príncipe se detuvieron, nunca habían imaginado que esas dos personas en particular pudieran levantar tanto la voz y mostrar sus emociones de esa manera. Estaban aturdidos y notaron que la escena tan tensa era también observada por Eijirou y Eri. El primero le cubría los oídos a la segunda y cuando los vio, se les acercó. Explico a grandes rasgos que cuando el de pecas le pidió que se fueran a combatir la fuente de la magia oscura con One For All y estaba por cumplirlo, Toshinori apareció y los detuvo. Le dijo al de ojos esmeralda que no podía salir del castillo y de ahí se inicio la fuerte discusión que ellos llegaron a presenciar.

Katsuki no creía que tuvieran tiempo para estos eventos pero, consideradas las circunstancias, si no decían todo lo que tenían atorado en sus corazones entonces podría que después no tuvieran la oportunidad de hacerlo. Y los dos podrían arrepentirse mucho de eso, él lo sabía porque había muchas cosas de las cuales se arrepentía de no haber dicho antes. Así que, aunque tenían el tiempo en contra, no dijo nada y como todos se quedó esperando el desenlace.

Midoriya estaba con los puños apretados delante de Yagi y se estaba arrepintiendo mucho de cada una de sus palabras pero no podía evitar pensar que quizás tenía algo de razón en ellas. Si bien Inko estableció una especie de barrera en el bosque de Yuei para que nadie los encontrará y él no saliera, no había escuchado nunca de la boca del rubio o el matrimonio Bakugou de que su padre intento buscarla. Viéndolo de ese modo, ¿no es como si le hubiera sido indiferente la existencia de su madre y, por lo tanto, a la suya? Creía que no era así debido a todo el interés que el rubio mostraba por él, pero en su corazón sentía que capaz tenía razón. Su actitud hacia él cambio mucho cuando adoptó su verdadera apariencia y empezó a llamarlo formalmente por el apellido, también hubo veces en las que que no le miraba a los ojos.

No es como si se hubiera sentido rechazado por eso. Pero sí que pensó bastantes veces a qué se debían esos cambios, ¿su padre lo trataba así porque le recordaba mucho a su madre? ¿por qué pensó que sería un poco cómo él y estaba decepcionado que no fuera así?

El de pecas empezó a sentirse ansioso en espera de la respuesta y cuando la escucho, esa pequeña espina en su corazón se fue haciendo cada vez más y más pequeña.

Hasta que desapareció por completo.

—Sí la busque. Por días, meses y años antes de darme por vencido y aceptar lo primero que me dijeron cuando me desperté después de la Guerra de las Rosas, que Inko no volvería —confesó el rubio —Estaba destrozado. Nunca había amado a nadie como a ella y lo que más me dolía era que ella tuvo que irse por mi culpa. Pensé por años en ser más fuerte, como si eso fuera a solucionar mi debilidad anterior pero no sirvió de mucho. No tenía a nadie a quien proteger. Pero ahora sí lo tengo.

El de ojos esmeralda sintió unas manos temblorosas agarrando sus hombros y cuando alzó la cabeza, se encontró con la leve sonrisa del rubio, con sus ojos azules algo llorosos y su corazón se sintió sacudido.

—Ame con todo el corazón a tu madre, Izuku. Y tú, que te pareces tanto a ella, me lo recuerdas constantemente —admitió el mayor atrayendo al más bajo hacia un abrazo —Tengo miedo de perderte también. Sé que no somos muy cercanos, que estoy lejos de ser un padre para ti, pero no quería que te vayas tan pronto hijo. Deseo poder protegerte.

El caos se escuchaba con claridad fuera de las murallas del castillo pero el rubio y el de ojos esmeralda lo ignoraron mientras se abrazaban. Izuku sollozo un momento y se separó de los brazos de Toshinori, el hombre que parecía ser tan fuerte y poderoso, estaba a punto de derrumbarse si el muchacho entre sus brazos lo abandonaba.

—Pa...—tomó aire debido a que se trabó y lo intento firmemente la segunda vez —Papá...no puedo prometer que estaré bien en esta pelea pero es algo que debo hacer sin importar qué, soy el portador de One For All y estás personas me necesitan. Me hace muy feliz que estés preocupado por mí pero, por favor, tienes que dejarme ir.

El rubio asintió decaído, lo había comprendido y estaba por soltar al pecoso cuando el menor se oculto un momento en su pecho y pudo sentir sus brazos alrededor de su espalda con fuerza.

—Ten mucho cuidado también. Tengo el presentimiento que no te vas a quedar quieto dentro del castillo —murmuró el de pecas.

—En eso tienes razón, Izuku —se rió ligeramente el mayor dándole palmaditas en la cabeza al niño —Iré con Enji en unos momentos. Necesita de alguien que le protege las espaldas.

El de pecas tuvo un escalofrío al imaginar al Comandante de la Muerte en acción y supuso que sería algo magnífico de presenciar, a la vez que aterrador y perjudicial para él cuya magia le hacía recordar que debía valorar la vida sobre todas las cosas. Apretó una vez más al rubio y le rogó que tuviera cuidado. Después de eso, se separaron.

Al ver que estaba angustiado porque el mayor se había ido a enfrentar el peligro, Eijirou se le acercó y le revolvió el cabello para después besar su nariz con cariño.

—Ten confianza en tu padre, Izuku. Si tienes algo de él debe ser esa terquedad para no darte por vencido nunca —dijo el dragón rojo notando que el pecoso se animó un poco por eso —Eri-chan, ¿harás lo que te dije?

Eri asintió con la cabeza, abrazo a el de pecas y al de dientes puntiagudos antes de transformarse en un dragón de cuerpo largo de color blanco que salió volando del castillo a quien sabe dónde.

— ¿Qué le dijiste que hiciera? —quiso saber el mago.

—Que si quería vengarse por lo de la sirena y el Wings, podía ayudar al ejército con la pelea —respondió el dragón rojo —Ahora estamos parejos.

Katsuki asintió perplejo de que hubiera tantas personas ayudando sin que él tuviera que hacer nada y una sonrisa se formó en su rostro. No podía negar que seguía preocupado pero, ahora, lograba ver todo el panorama con más claridad.

Shoto se alegro al verlo y cuando Eijirou se transformó en el enorme dragón rojo que era para que pudieran ir a encontrarse con, suponían, Shigaraki, le abrazo fuertemente y le aseguro que serían capaces de vencerlo juntos.

Y el cenizo le creyó.

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