Capítulo 70
Shoto se quedó con la cabeza baja, pensando en que debía hacer primero. Katsuki termino de contar su historia y estaba con las manos cruzadas sobre el estómago, podía imaginar que tenía una expresión nerviosa y que se encontraba ansioso por su silencio. Pero necesitaba tiempo para relajarse o, de lo contrario, podría llevarse al mago y ocultarlo de todo el mundo exterior.
Nadie merecía sufrir así. Pero Katsuki menos que nadie lo merecía. No tenía que pasar por ninguna de esas mierdas. No tendría que haber sufrido de esa manera. Y aunque puede empatizar con Yuki por no haber querido abandonar a su pueblo, ¿por qué carajos no evitó que el mago se fuera? ¿por qué no puedo protegerlo?
El bicolor gruño por su propia impotencia y escucho que el mago se sobresaltaba en su asiento.
Mierda y ahora lo asusto yo con mi maldito silencio. Es suficiente.
El pasado era el pasado. No importaba cuánto lo odiara, lo frustrado y triste que estuviera por eso, nada de lo que sintiera iba a cambiar lo que ya le pasó al cenizo. No podía hacer nada y tenía que aceptarlo.
El cuarto príncipe se puso de pie de su asiento y rodeo la mesa hasta llegar al mago, se arrodilló en el piso y lo abrazo por la cintura, escondiendo la cabeza en su estómago. Lo apretó y pensó que era un milagro que estuviera ahí, que se conocieran, que siguiera con vida después de tantos tormentos. Suspiro e intento no llorar, pero las lágrimas se derramaron sin que pudieran evitarlo y asustaron al mago que las sintió sobre su ropa.
— ¿S-Shoto? No llores, idiota, ya pasó —le acaricio el cabello y solo sintió al más alto abrazarlo más fuerte —Sobreviví.
—Gracias a que eres la persona más increíble de todas —murmuró afligido el cuarto príncipe y luego, escucho una ligera risa y se salió del regazo del cenizo —Lo digo en serio.
El cenizo asintió con una melancolía sonrisa y limpio una de las lágrimas que caían de los ojos fríos del cuarto príncipe, le acaricio el suave cabello y le explico el porqué de su reacción.
—Antes, los únicos que se preocupaban por mí en serio eran mis primos. Cuando volví a la vida, creí que estaba bien ya no tener a nadie que lo hiciera. Incluso me reí una vez cuando Deku se preocupó por mi, pensé "¿qué sentido tiene que se angustie? No valgo nada para él". Me pareció gracioso que él se mostrará así por mí —le contó a el más alto —Porque no creía que lo merecería hasta hace poco. Todavía me cuesta creerlo. Que tenga a alguien que se preocupe por mí y llore por mí. Que alguien...me quiera por quién soy y sabiendo quién soy.
—Midoriya y Kirishima te ayudaron bastante —comentó el más alto que disfrutaba de las caricias del mago en su cabello —Te dieron otra vez una familia.
—...Sí, lo hicieron —lo reconoció el mago —Cuando me desperté solo en el bosque de Yuei, me pregunté cuánto tiempo había pasado y aún con todo lo que sentía en el interior todavía, quise saber sí mis primos podrían perdonar lo que les hice. Salí del bosque rumbo a Yuei y me di cuenta de lo cambiado que estaba todo y supe que ya no deberían estar vivos —contuvo la voz un momento, se calmo y continúo —Volví al bosque, no sabía qué hacer ni a dónde ir y por capricho empeze a hacer una cabaña que ni sabía si iba a usar. Francamente, pensaba que sería mejor colgarme ahí en uno de los árboles y ver si podía suicidarme. Pero antes de que pudiera decidirlo un maldito dragón eligió destrozar mi patética cabaña y con eso basto para que me desquitará con él lo que no pude cuando encontré a los niños de Xiwang. Todavía me preguntó cómo fue que no lo mate.
La Puerta del Adiós afecto bastante a sus emociones y a su control mágico. Katsuki había sabido frenar a sus emociones antes de que se manifestarán con su magia pero cuando Eijirou destruyó su intento de casa, se cegó por la ira y lo atacó sin contenerse en el inicio, lo que dejó seriamente herido al dragón los primeros tres meses de su recuperación de nueve largos meses. Pudo volver a tener un mejor dominio de su magia con el tiempo pero, algunas veces, se le iba de las manos y ni lograba darse cuenta hasta que era muy tarde. Por eso, en el tiempo que estuvo en la Torre, prefería estar solo para que nadie lo alterará y sufriera las consecuencias de ello. Su personalidad seguía siendo la misma, el tiempo que pasó enloquecido dentro de esa habitación con el tiempo detenido se mantenía en un rincón de su mente en al que no tenía acceso —inconscientemente por su seguridad— y no se molestaba en verlo, así que seguía siendo la misma persona que fue antes de abrir la puerta.
A veces no podía negar que sentía que su cordura tendía de un delgado hilo, como debió pasarle a Yu después de tanto sufrimiento al lado de Su Majestad, pero tenía la fuerte voluntad de no hacerle daño a nadie y eso era lo que le ayudaba a mantener su mente racional.
—Usé muchas veces las situaciones o a los demás para olvidar todo lo que me pasaba a mí. No quería enfrentarlo como lo hice en la Puerta del Adiós. No quería pensar en todas las cosas acerca de las que tenía la culpa o las que me hacían daño —vió la mueca de protesta del más alto y sonrió para agregar —He aceptado que en algunas cosas no tenía toda la culpa o que me sobrepasó la situación, pero no puedo negar todas las muertes que ocasione Sho. Debo vivir con ellas. Pero creo que ya no dejaré que me atormenten tanto.
—Es bueno oírte decir eso —sonrió también el bicolor —Aunque me hace sentir mal que te halla vuelto a envolver en problemas, Katsuki.
—Acepte ayudarte sabiendo todo, Shoto. Deberías enojarte por haber sido engañado desde el principio —opino el mago pellizcando las mejillas del más alto —Sé que Ritsu Iida es la espada Ingenium y de las Mantis antes de que tú me lo explicarás, ¿no estás enojado por eso?
—No, en realidad, ya habías llamado a Ritsu por su nombre verdadero. Fue después de lo que pasó con Toga, estabas débil, pero aún así insististe con ir con él para liberarlo de un hechizo —admitió el bicolor —No quise preguntarte nada al respecto ya que supuse que no me darías una respuesta de frente.
—Realmente eres inteligente —reconoció el mago.
—Y tú eres demasiado considerado conmigo —bajo la cabeza el cuarto príncipe —Hice cosas que debieron ponerte incómodo, te lleve a un lugar que te recordó que ya no estaba la persona que amabas y te...
Todoroki fue silenciando por los labios del cenizo que se había inclinando hacia él, sus ojos rojos se veían cálidos y tenía las mejillas algo rojas. Tuvo deseos de llorar nuevamente pero se contuvo y el mago le pellizco la nariz a modo de regaño.
—No empezamos bien, en eso tienes razón. No quería dar a conocer mi cara porque tenía miedo de que Aki o Mei hubieran logrado la manera de que otros me pudieran reconocer. Aki era muy bueno con los dibujos, él fácilmente pudo haber hecho retratos sobre mí y difundirlos de alguna manera. Claro, sería imposible que pudieran relacionarme con un maldito dios de una leyenda, pero no quería correr riesgos y me era más cómodo el anonimato —dio sus razones el mago —Sobre lo del Valle del Hielo, sí es un lugar que guarda muchos de los recuerdos que tuve con Yuki, pero estando ahí pensé más en tí que en él. No es necesario que te diga el porqué, ¿no?
Shoto se sonrojo ligeramente y asintió avergonzado. Katsuki le dió una caricia a modo de felicitación por haber entendido el trasfondo de sus palabras.
— ¿Qué hay acerca del ritual...? —menciono un poco ansioso el cuarto príncipe — ¿Te sentías presionado cuando lo hicimos?
—T-Tú sabes la respuesta a eso —tartamudeó el mago.
—No la sé —objeto el cuarto príncipe —Tienes que decirme, Katsuki, ¿cómo te sientes cuando te tocó de esa manera?
¡Lo sabes, carajo! ¡¿Qué necesidad hay de lo que ponga en palabras?!
El cenizo se cubrió la cara con las manos, podía sentirla caliente y la intensidad de los ojos del cuarto príncipe sobre él no ayudaban a que se pudiera calmar. Además, cuando el más alto se puso de pie y pensó que lo dejaría de avergonzar, solamente fue para levantarlo por la cintura y sentarlo sobre la mesa de madera. Ahora tenía a el cuarto príncipe con las manos apoyadas cada lado de su cuerpo y podía sentir su aliento muy cerca de su cara, rozando sus dedos.
—Katsuki, dímelo, por favor —insistió el más alto —O sino, no seré capaz de volver a tocarte nunca más libremente. Me preocuparé por tu corazón siempre.
Katsuki se mordió los labios y odio que el tono de voz de Shoto fuera tan serio para hablarle. No se sentía intimidado, pero sí muy nervioso e inquieto. Y con las manos todavía pegadas al rostro para que el contrario no pudiera ver su rostro, le confesó cómo se sentía cada vez que tocaba su cuerpo de forma íntima.
—M-Me siento seguro cuando me tocas —gruño entre dientes por lo avergonzado que estaba por admitir eso —No tengo miedo y-y, mierda, se siente muy bien. Me haces sentir tan bien que mi jodida cabeza se vuelve un desastre, Shoto, ¿ya estás contento? No diré nada más.
El de ojos rojos no escucho una respuesta por parte del cuarto príncipe, hasta que sintió sus labios acercándose a su cuello y dejando delicados besos, sus manos grandes yendo a parar a su cintura, levantando parte de su remera y su cuerpo fue inclinado hacia atrás. Su respiración se acelero cuando la lengua del más alto se pasó sobre su piel y una de sus manos se metió más dentro de su remera, rozando uno de sus pezones
—A-Ahm, espera, aquí no...—protestó sintiendo la mano derecha del cuarto príncipe sobre su pantalón —S-Sho, no podemos hacerlo aquí.
—No pensaba hacerlo aquí —respondió el más alto apartándose del cuello del mago para mirarlo a los ojos y sonreírle divertido —Solo quería hacerte sentir bien, Katsuki.
El mago gruño otra vez y se molestó porque ese era justamente el problema. Las últimas veces sentía que era el único que se sentía bien y era consentido de esa manera. No le gustaba. También quería que el bicolor se sintiera de esa forma y que se lo hiciera hasta el final. Quitó una de sus manos de su cara para llevarla hasta el abdomen del contrario, lo sintió tensarse un segundo debido a que no espero a que se moviera y después fue hasta el bulto que tenía oculto entre sus pantalones. Lo frotó y el más alto suspiro pesadamente sobre su hombro.
— ¿Quieres hacer lo mismo que hicimos en el dormitorio? —le propuso el más alto pero noto que el de ojos rojos hizo un sonido de protesta y negaba con la cabeza — ¿Quieres parar? —otro sonido de protesta y un apretón en su parte baja, mierda, su cabeza no podía pensar racionalmente si el mago hacia eso — ¿Qué quieres hacer, Katsuki?
—...Quiero hacerlo hasta el final —confesó el mago apoyando su cabeza en el pecho del contrario —Es frustrante, carajo, quedarse a medias y no tenerte dentro.
Todoroki sintió una punzada en su miembro cuando escucho al más bajo decirle eso. Se alejó unos segundos de él para ver su expresión ya que no le estaba cubriendo. Tenía las manos colocadas sobre su espalda y dejaba que le viera el rostro, el ceño ligeramente fruncido y la piel sonrojada hasta las orejas y el cuello. Se veía tan lindo y tentador que quiso desnudarlo ahí mismo y cumplir con sus deseos. Pero no podía hacerlo.
—No tengo lubricante, Katsuki. Te dolería si lo hacemos sin eso —se opuso el bicolor y el mago murmuró unas cuantas palabras y al instante, había un pequeño frasquito con lubricante perfumado en la mesa — ¿De dónde lo sacaste?
—Ni idea. Le pedí a mi magia que lo trajera y lo trajo de algún lado del castillo. Fin del problema —respondió el cenizo con una ligera sonrisa — ¿Ya podemos hacerlo, Sho?
—Si lo demandas de una manera tan linda, ¿cómo sería capaz de negarme?
El cuarto príncipe le retiro los pantalones al mago, se sacó su chaqueta azul quedando solo con la camisa blanca y la dejo en la mesa, aunque el de ojos rojos la agarro y la abrazo contra su cara cuando sintió el primer dedo adentro suyo. La remera negra que le dió Masaru le quedaba demasiado apretada y el bicolor lo ayudo a que se la pudiera quitar. Después la arrojo al suelo. El lubricante no se sentía tan frío como el que usaron esa vez en el Valle del Hielo pero el lugar donde estaba apoyado el mago no era el más cómodo. Aún así, no se quejo, mantuvo las piernas separadas y disfruto de los besos que le daba el más alto esperando que se distrajera de los dedos que hurgaban en su interior.
Katsuki se sentía mucho más relajado que la primera vez. Quizás porque le confesó todo a Shoto y sus sentimientos ahora eran mutuos, esa seguridad y amor hicieron que su cuerpo no pusiera resistencia cuando los dedos del más alto empezaron a abrirse paso en su interior. Pero no explicaba la sensación de placer que tuvo cuando sintió que tocaban un lugar en particular dentro suyo.
— ¡A-Ahh! ¡Mierda! —se mordió los labios, podía sentir todavía el cuerpo temblando y su pene punzando por atención — ¿Q-Qué carajos hiciste, Sho? Ah...
No estoy seguro, pero tengo que volver a hacerlo.
La expresión del mago era increíblemente erótica. Hermosa. Sus ojos rojos nunca habían brillando tanto y la manera en que su interior apretaba sus dedos ansiosamente hacia que el cuarto príncipe sintiera que podía eyacular en cualquier momento. Volvió a frotar sus dedos en ese rincón dentro del cuerpo del cenizo que lo hizo tener esa reacción y la consiguió otra vez. Y en esta ocasión, el más bajo tuvo un orgasmo que le dejo el cuerpo temblando y bastante sensible. La parte de su pecho estaba roja y le salía baba por la boca, sudaba y lloraba debido al placer que sentía en cada caricia.
Pero anhelaba más. No era suficiente. Quería más.
—S-Sho, ya métela, date prisa —exigió mirando amenazante al bicolor —Hazlo.
Todoroki trago saliva y se acomodo entre las piernas del más bajo, las agarro para mantenerlas separadas —esperando que eso no afectará después la recuperación del mago— y empezó a meter su miembro poco a poco en ese estrecho agujero rosado y húmedo por el lubricante. El mago se abrazo a la remera del cuarto príncipe en lo que sentía su interior siendo llenado, sus paredes abriéndose y recibiendo calor. Fue doloroso al principio pero se recuperó bastante rápido y suspiro de alivio, aunque después al ver al contrario se llevó la inesperada sorpresa que estaba con el ceño fruncido.
— ¿Q-Qué? —murmuró con la voz algo ronca.
—Podrías dejar la chaqueta y abrazarme a mí si te duele —hizo una ligera mueca de insatisfacción el más alto.
Katsuki no logro contener la risa. Estaba abrazando la chaqueta azul ya que recordaba bien que la primera vez que lo hizo con el bicolor le araño bastante la espalda y no quería repetirlo. No esperaba que se pusiera celoso de algo tan simple, pero le pareció lindo. Dejo la chaqueta a un lado, extendió los brazos y abrazo al infantil príncipe que pareció muy complacido de ser el elegido.
—No te quejes después —susurro contra su oído —Esto todavía duele y podría dejarte varios rasguños.
—Valen la pena por hacerte el amor, Katsuki. No te preocupes —le beso la mejilla al cenizo y disfruto de verlo de cerca avergonzado, hasta que alzó su cadera hacia atrás y volvió a meterse dentro del interior del mago —Dime si me excedo o si te duele la espalda.
El cenizo asintió mordiéndose los labios y el bicolor comenzó a moverse en su interior. Las primeras veces sí dolió bastante pese al lubricante y toda la preparación pero después fue muy placentero. El mago gemía y murmuraba obscenidades cada vez que se sentía cerca del orgasmo o cuando tenía uno. La mesa podía ser bastante incómoda pero no pensaba mucho en eso. Por otra parte, el cuarto príncipe tenía cuidado de no ser muy brusco ni lastimar al cenizo, aunque no podía controlarse cuando jugaba con sus pezones y le dejaba marcas en el pecho. El más bajo le tiro del cabello en un par de ocasiones por eso pero no le reprochó nada.
Estuvieron haciendo el amor un largo rato. Hasta que el más alto no soportó más y el mago tampoco, se masturbo con sus manos mientras el cuarto príncipe eyaculaba dentro suyo. Tuvo otra vez esa sensación de que su cuerpo estaba pegajoso y su interior caliente y lleno, se sintió mareado por un segundo debido a eso y el contrario se tomó un momento para besarle el rostro hasta que se recuperó. Por algún motivo, ahora tenía mucho sueño y deseos de tomar una siesta.
— ¿Estás bien, Katsuki? —le preguntó el cuarto príncipe, notando que el más bajo estaba algo ido y cansando — ¿Me pase de la raya?
—Hmm —negó con la cabeza y se apoyó en el hombro del más alto, sintió unas ligeras caricias en su espalda y bostezo —Debe ser porque todavía no me recuperé de la magia que use a anoche.
— ¿Necesitas descansar un poco más? —cuestiono el bicolor y el cenizo asintió —Bien, entonces, te llevaré devuelta a la habitación para que puedas dormir.
—Todavía no hablamos sobre quien mierda está detrás del ataque —protesto el mago pero no sonaba muy convincente, ni para él mismo si lo hacía con los ojos cerrados —Puedo descansar después.
—No, primero vas a descansar y hablaremos de ese asunto cuando despiertes—-zanjó el asunto el más alto.
Katsuki estaba bastante agotado, somnoliento y satisfecho como para discutir con el cuarto príncipe. Antes de quedarse dormido por completo, uso algo de magia para que no quedará evidencia en sus cuerpos y en el archivero sobre lo que había sucedido. Después solo dejo que el más alto lo vistiera y sacará del lugar, se quedó quieto y disfruto de, por una vez, entregarse a otra persona para que lo cuidara.
Debía reconocer que no se sentía nada mal.
Ahora tienen sentido varias cosas acerca de él. Su amabilidad, su valentía, su fuerza. Incluso lo que pensé que era su arrogancia cuando nos conocimos.
Todoroki sonrió ligeramente y recordó cómo lo trato el mago cuando lo vio en el Jardín del Dragón. Era de esperarse su actitud arrogante y demandante cuando había sido el mismísimo maestro de Teka Todoroki. No iba a comportarse humildemente con su descendencia y tampoco iba a fingir nada, se comportaría como le daba la gana y eso era muy su estilo. Verlo ahora durmiendo entre sus brazos era increíble el cambio, sabiendo lo tierno y adorable que podía ser quería volver atrás en el tiempo y decirse a sí mismo que lo tratara bien.
Bueno, si no hubiera insistido tanto con que me ayudara no habríamos llegado a esto.
—Uhm...
El ligero sonido de protesta del cenizo hizo que el cuarto príncipe se detuviera en medio del pasillo, el chico entre sus brazos se removió un segundo y luego volvió a quedarse quieto, se pegó más a su pecho de ser posible y siguió descansando. Debía llegar a sus aposentos rápido para que pudiera seguir durmiendo.
— ¿Todoroki-kun?
El mencionado giro hacia la persona que lo llamo y se encontró con Midoriya y Kirishima, sus expresiones al verlo cargando al mago fueron un poco preocupantes —debieron pensar que estaba herido— y se acercaron rápidamente a ellos. Les hizo un gesto de silencio que ambos pudieron entender antes de que el más bajo se despertará e hicieron sus pasos más lentos.
—Esta bien —les aseguro a los dos que miraban al cenizo —Se cansó después de nuestra conversación y se quedó dormido.
—Debió ser una conversación agotadora —comentó el dragón que podía oler el aroma del sexo en ambos y lograba ver a través de la actitud indiferente del más alto.
—Katsuki me contó todo. Sobre él y todo lo que vivió hasta ahora.
El pelirrojo y el pecoso intercambiaron una mirada, después, el segundo miro hacia el cenizo, le acaricio la frente suavemente y sonrió.
—Kacchan jamás ha dormido una siesta en los tres años que nos conocemos. Siempre estaba alerta, a la defensiva y a veces se veía muy triste. Muy solo —murmuró el de ojos esmeralda —Cuando me contó todo, pude comprender porqué es así. Todoroki-kun, por favor, no lo lastimes.
—Nunca lo haré, Midoriya —prometió el cuarto príncipe.
—Eres su persona más importante —continuó el de pecas —Debes valorarlo, cuidarlo, protegerlo.
—Y darle un anillo —agrego el de dientes puntiagudos recibiendo una mirada extraña por parte del pecoso — ¿No ibas a decirle eso también?
—Iba a amenazarlo, pero gracias por recordarme lo del anillo Kirishima-kun —sonrió el de ojos esmeralda —Sí, definitivamente, debes darle un lindo anillo si están casados. Oh, aunque no sé si a Kacchan le gustan los anillos. De todos modos, los casados deben darse anillos y como fue Todoroki-kun el que insistió con el matrimonio, debe ser quien se lo de.
Eijirou oculto una sonrisa divertida cuando Izuku dejo molestar al cuarto príncipe que estaba avergonzado, sonrojado y nervioso. Se alejó y le tomó de la mano a él, le dió una última mirada cariñosa a Katsuki que seguía dormido entre los brazos de Shoto.
—Todoroki-kun, las personas que amaban a Kacchan habrían estado muy felices de conocerte y de seguro deben estar apoyándote desde algún lugar —afirmó el de pecas —Así que, no tengas miedo hoy cuando durante la cena Mitsuki-san se presente.
— ¿Ella vendrá al castillo está noche? —preguntó el cuarto príncipe sin poder negar que estaba nervioso por ese hecho.
—Kirishima-kun escucho a una sirvienta decir que tenían la cena más inesperada de todas, con la Matriarca de los Bakugou y el rey Enji presentes en una sola mesa —le contó el de ojos esmeralda —Sera mejor que vayas a descansar también con Kacchan.
—Agradezco mucho tu amabilidad, Midoriya —sonrió levemente el cuarto príncipe —Espero que nos llevemos bien. Lo mismo deseo contigo, Kirishima. Los dos son la familia de Katsuki. Quiero que estemos en buenos términos.
—Lo estaremos siempre que cuides bien a nuestro Katsuki —dijo el dragón —Si no es así...auch.
El de pecas piso al pelirrojo despacio para que no dijera nada más cuando iban por tan buen camino. Le dió una mirada de advertencia y continúo la conversación viendo al bicolor.
—Seremos buenos amigos, Todoroki-kun —prometió el de ojos esmeralda —Nos vemos.
El cuarto príncipe vio a la pareja caminando por el otro lado del pasillo, sonriendo uno al otro mutuamente y dándose la mano. Parecían felices y sonrió al verlo, siguió caminando bajando la cabeza para ver la expresión dormida del cenizo.
—No dejaré que vuelvan a lastimarte y ellos tampoco lo harán —murmuró —Serás feliz, Katsuki. Te haremos feliz.
Más que una promesa, más que una declaración, más que un juramento. Esas palabras significarían todo en su vida a partir de ese momento.
Si el amor que Yuki tuvo por Katsuki fue así de intenso, doloroso y desgarrador como el que él sentía en su pecho, si se sentía así de abrumado por solo tenerlo entre sus brazos, podía comprender porqué se conformo con ese breve tiempo que estuvieron juntos.
El sufrimiento, la infelicidad que debió haber sufrido, el arrepentimiento, Yuki los acepto con un corazón lleno de amor por el mago, la vida, su hermana y su pueblo. Vivió con esa soledad rodeado de recuerdos maravillosos.
Por lo tanto, Todoroki no quería recuerdos. Haría una vida al lado del cenizo y viviría cada día anhelando el siguiente, donde también estarían juntos y se amarían.
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