Capitulo 7
—El fuerte protege al débil. El mayor cuida al menor. Es nuestra ley.
Una figura pequeña delante de él, un niño asustado, de espaldas a él. Las palabras son su guía, su fuerza, le dan valor y hace que salga de la cueva, dejándolos atrás.
Katsuki quiere gritar, quiere salir, quiere ayudar.
Pero los monstruos atacan antes de que pueda hacerlo y el bosque se vuelve una matanza. Es un día claro, el sol en lo alto, las aves huyen y el sonido es el de la carne desgarrada del niño se escucha desde afuera.
Se suponía que los monstruos solo salían de noche.
Se suponía...
— ¡Kacchan!
El grito de alguien hace que abra los ojos, aturdido, con la respiración agitada y sintiendo el sudor frío en su espalda, el mago se da cuenta que alguien le mira con preocupación, sentado en el suelo, tomando sus manos frías y sudadas entre las suyas. Es una expresión que hace tiempo nadie le dedicaba. Le provoca asco hacia sí mismo.
¿Cómo podía dejar que Izuku le vea tan alterado? Inaceptable. Retiró sus manos sudorosas de entre las suyas pero los ojos esmeralda del niño no lo dejaron en paz, el brillo del bosque en ellos le envía un escalofrío y ahora siente asco por una razón distinta, el olor a sangre, lo que vio ese día en el bosque vuelve a su cabeza y le hace levantarse de la cama para salir corriendo hacia afuera. Corre lo más rápido que puede al exterior y vomita a un costado de la casa, le duele la garganta y se tiene que frotar los ojos cuando termina. Se siente agotado y recién se despertó y sabe claramente que tiene un día largo por delante, lo cual solo empeoró su humor matutino.
Katsuki deseo, por un pequeño segundo, seguir en esa jodida habitación sin salida.
— ¿Kacchan? —lo llamo el de pecas, que se paró delante de él y examinó su rostro pálido con preocupación, pero al ver su ceño fruncido no se acercó — ¿Te hago un té con miel?
El mago no contesto, de todos modos, el más bajo se dirigió devuelta a la casa y lo escucho gritarle a Eijirou que se despertará, en lo que encendía el fuego en su cocina para preparar el té mencionado. Dejarlo hacer lo que quisiera era una buena manera de distraerlo de otras cosas. Ya que, muy posiblemente, él le gritó para que despertará de una pesadilla.
No había pasado hasta ahora. Es decir, sí tuvo pesadillas de manera frecuente, pero era la primera vez que el pecoso lo despertaba de una y el mago solo podía intuir que se debía a su reunión con Shoto Todoroki. El estrés anuló la magia que el hada uso para dormirlo con tranquilidad y la propia que él usaba para que no se notará la agitación en su cuerpo.
¡Mierda, la reunión!
Katsuki se puso de pie al recordar eso, sintiendo una puntada en su estómago y miro hacia el cielo, debía tener todavía unos treinta minutos para llegar al palacio pero odiaba con todo su ser estar tan justo de tiempo y seguía sin cambiarse. Así que, corrió devuelta a su habitación, le gritó a Izuku que no necesitaba de su té porque tenía que irse y se vistió rápidamente como le era habitual, con su larga túnica negra cubriendo todo su cuerpo.
Entonces, tomó la daga con empuñadura de dragón a un lado de su cama y la miro fijamente. Nunca antes necesito usarla. Hoy sería la primera vez.
Teka debería sentirse feliz por esto.
Katsuki presiono el filo de la daga contra el dorso de su mano derecha y recito las palabras que la pequeña niña le indico hace tanto tiempo atrás, el conjuro no funcionaría de otra manera.
—En nombre de Teka Todoroki, la Gran Reina, déjame entrar al Jardín del Dragón —dijo en una voz fuerte y autoritaria —En nombre de nuestra unión, maestro y discípula.
Los ojos rubíes del dragón en la daga brillaron con ferocidad y el mago fue envuelto en un poderoso círculo mágico, el cuál pudo reconocer con nostalgia como los primeros poderosos que creo Teka. Siempre fue buena en la magia defensiva y de teletransportación, aunque siempre insistió más con aprender la ofensiva. Su magia seguía siendo poderosa después de tanto tiempo y lo llevo, con mucha facilidad, a su destino. La herida de su palma se curo con facilidad terminado el uso de la daga y después de recuperarse del mareo del viaje, se puso a inspeccionar el lugar.
Katsuki encontró sorprendente que lo único que hubiera cambiado del Jardín del Dragón hallan sido las flores y una fuente nueva de marfil blanco a un costado, que parecía alimentar a las plantas. El resto del lugar, seguía como lo recordaba, un espléndido domo de vidrio al aire libre, un jardín cuyas barreras protegían el interior del exterior y reflejaban el cielo, ya estuviera soleado o lloviendo. Rodeado de flores por doquier, el piso era puramente blanco, con una pequeña mesa redonda para las reuniones privadas y una mesa larga de madera negra para los almuerzos en familia. Teka había establecido la regla de que una vez al mes toda la familia principal de los Todoroki —el que reinará y sus hermanos de sangre— debían reunirse en este lugar, para afirmar sus lazos y hablar de temas diferentes a los problemas del reino.
Teka no había tenido hermanos, pero fue cercana a sus primos y el mago le sugirió en su tiempo el adoptar a alguno de sus hijos, para que fuera su sucesor. No averiguó todavía si tomó su sugerencia o hizo otra cosa. Como la familia real seguía siendo Todoroki, creía vagamente que tal vez lo escucho, pero con esa muchacha nunca se podía estar seguro.
Katsuki camino un poco por el jardín, queriendo ver con sus propios ojos un lugar tan familiar ser transformado con el tiempo, se notaban pequeños desgastes aquí y allá, pero estaba tan cuidado que apenas se notaban. Se sentó unos segundos, en una parcela cercana a unas rosas rojas, tocaba uno de sus pétalos cuando sintió una ligera brisa tocándole e inclino el rostro para ver qué era, estando atento por si se trataba de una amenaza.
Contrario a eso, vio a un dragón hecho de humo, que se mantenía flotando delante suyo. Estaba tan sorprendido que se quedó sin habla, hasta que noto ligeros rasgos del dragón que le eran familiares, su cuerpo era alargado y tenía bigotes finos, su cuerpo de humo brillaban en colores dorados y plateados. Con solo eso, supo quién era este dragón.
— ¿No que era solo una humana, Fuji? Mírate, aquí, en el jardín que ella construyó —se burlo el mago pero su tono de voz salió triste y decaído — ¿Querías hacerle compañía?
El dragón no respondió. Su cuerpo de humo se balanceo alrededor del mago y se quedó quieto, viéndole. Katsuki sabía que los dragones no tenían una muerte sencilla, sus cuerpos físicos fallecían después de muchísimos años, pero sus almas tan llenas de magia seguían vivas y ocupaban diversas formas, siguiendo en pie hasta que se disiparán por completo. Entonces, los dragones elegían sus lugares de descanso hasta partir finalmente de este mundo terrenal, siendo estos los más importantes para ellos en vida.
Fuji eligió el jardín de Teka.
Katsuki no necesitaba saber porqué lo hizo. Hacia muchísimos años que tenía su respuesta.
El mago se preguntó si el dragón se tomaba su tiempo para responderle o si directamente no deseaba hacerlo, solo incordiarlo con su mirada. Estaba por levantar la mano, para molestar a Fuji tirando de sus bigotes como solía hacerlo hacia tanto tiempo atrás, pero se detuvo cuando la temperatura del jardín empezó a disminuir y el dragón desapareció luego de unos segundos, a la vez que una voz profunda le hablaba de frente a dónde estaba en la parcela.
—Él nunca se muestra por aquí, has tenido suerte. Te salvó de que te corte la garganta, intruso.
Katsuki se paró de la parcela, viendo debajo de su capucha al hombre que entró al jardín, vistiendo las ropas de todo noble, pero con una espada colgando de su cintura y unos ojos fríos de color gris oscuro que le miraban llenos de desconfianza, tenía el cabello albino corto y un aura helada. Un tipo de mago con afinidad de hielo, tal vez, cargaba un aura moderadamente poderosa pero no dudaba de que pudiera vencerlo en un combate.
—Se considera a Fuji el guardián de este jardín, si fueras una amenaza, te aseguro que aún siendo un espíritu dragón te hubiera quemado vivo —dijo arrogante el de cabello albino — ¿Me darías tu nombre, intruso?
—Si dejas de llamarte "intruso", quizás lo piense, mocoso arrogante —gruño el mago —Me han invitado a venir hoy.
— ¿Y quién lo hizo? Solo cinco personas en este reino pueden darte la autorización para entrar aquí —quiso saber el más alto, ofendido porque alguien más joven que él le hubiera llamado "mocoso arrogante" —Yo, Natsuo Todoroki, el tercero al trono. La única princesa Fuyumi Todoroki, la segunda al trono. Touya Todoroki, el primero al trono, el escudo del imperio que ahora está luchando en las fronteras. Shoto Todoroki, el cuarto al trono. O mí padre, el rey. Como no creo que ninguno de ellos te halla invitado aquí...
—De hecho, yo lo invite, Natsuo-nii. Agradecería que no fueras descortés con mí invitado.
Katsuki no detuvo el bufido de risa que soltó al ver a Natsuo Todoroki girando su ancha espalda solo para encontrarse a su hermano menor, Shoto Todoroki, viéndole con inadvertido enojo. Inmediatamente, se puso pálido y sus labios se apretaron en una ligera línea.
— ¿E-Es amigo tuyo, Sho? —tartamudeo nervioso —L-Lo siento, es solo que sentí algo raro en las barreras y p-pensé que paso algo grave y vine a revisar.
Shoto suspiro sin parecer sorprendido por ese comportamiento de su hermano mayor y le mando una mirada de disculpa al mago, el cuál se preguntó porqué lo hacía. No era como si Natsuo hubiera traspasado el límite de su paciente.
Aunque, bien, quizás si pasaban un tiempo más juntos sí lo hubiera hecho y el mago habría tomado medidas para bajar al arrogante príncipe de las nubes en las que volaba. Ya lo había hecho con Teka. Y ella sí tenía sus derechos para ser arrogante, no tendría problemas con el albino.
El incómodo tercer príncipe salió corriendo del jardín rumbo hacia las puertas dobles antes de que su hermano menor tuviera que reprocharle algo más. Entonces, los dos jóvenes se quedaron solos, Shoto usaba una ropa delicada, de telas suaves y estaba descalzo. Katsuki supuso que se levantó tarde y que, al igual que Natsuo, sintió su perturbación en las barreras mágicas del Jardín del Dragón, teniendo que salir corriendo a ver si se trataba de él o de alguien más. Al ver su expresión estoica, el mago no estuvo seguro si le alegraba verlo a él o no en el medio del jardín, pero al menos era lo bastante inteligente como no preguntar directamente al respecto y solamente mirarlo con sutileza.
—Lamento el comportamiento descortés de mí hermano mayor, Katsuki y mi apariencia. Me acabo de despertar —se disculpo en un aire humilde fingido el bicolor —No te esperaba tan temprano.
— ¿No estás acostumbrado a madrugar? —bufo con algo de burla el mago.
—No estoy acostumbrado a que los invitados al palacio pasen directamente al Jardín del Dragón. Por lo general, la guardia imperial hace que sigan un protocolo de revisión. Eso me iba a dar el tiempo suficiente para vestirme y limpiarme —contestó el principe girando la intención del mago de querer burlarse de él para interrogar su presencia en un lugar tan importante y resguardado — ¿Cómo pasaste de las barreras y de qué manera Fuji no te saco?
—Soy un mago —se encogió de hombros, sabiendo que manteniendo la boca cerrada se llegaban a lograr cosas más grandes que si quisiera defenderse de las acusaciones de un príncipe sin pruebas en su contra de un acto indebido u hostil —El dragón no me atacó porque no quiso. Ese es tu jodido problema, Shoto. Consigue un mejor guardia.
—No hay mejor protección en este mundo que la de un dragón, incluso después de la muerte, protegen a quienes amaron o los lugares donde pasaron parte de sus largas vidas. Que Fuji este aquí se considera una bendición para la familia Todoroki—argumentó el principe un poco ofendido porque el mago sugiriera traer un mejor guardian —No puede tener un reemplazo.
—Como dije, es tu problema, yo solo di una sugerencia —se sentó nuevamente en la parcela, su estómago gruñendo y sintió su garganta con un regusto ácido que no había notado por el vómito de esta mañana — ¿No puedes irte a cambiar de una vez? No me iré de aquí y me gustaría desayunar de una vez. Traerme un té negro, bocadillos de vainilla bañados en chocolate y pan de sésamo.
Todoroki frunció el ceño, pensando que este mago, por muy poderoso que fuera y útil que le resultará, debería comprender un poquito mejor sobre los modales que tendría que tener con la familia real o al menos, el pedir las cosas en vez de ordenarlas, ¡además de que él era el príncipe de Yuei, por todos los cielos!
No te desesperes. Lo sigues necesitando. Tienes que pedirle ayuda y aguantar mientras tanto su carácter. Puedes hacerlo.
El bicolor no estaba acostumbrado a ser servil con las personas, no tenía nada que ver con su posición de príncipe, si no más bien a que su carácter era bastante parecido a su padre. Tenía sus buenos modales, la forma correcta de corresponder las cortesías y el trato que le daban otras personas, pero odiaba actuar como el sirviente de alguien más. Incluso le molestaba cuando Touya, haciendo acopio de su título de "hermano mayor", le hacía ordenar el desastre de su habitación de niños. Ugh, detestable. Pero bien, el mago Katsuki estaba en el Jardín del Dragón y accedió a tener está reunión con él, podía servirle por ahora.
Shoto salió del jardín y fue rumbo a las cocinas, notificó a dos de las sirvientas sobre la presencia de un invitado y qué cosas deberían servirle apropiadamente para su desayuno. También específico que solo tenían que poner la mesa y después, dejar al invitado solo. Si la reunión se prolongaba un tiempo más, les avisaría que llevarán un almuerzo ligero. Ellas aceptaron sus órdenes, solo entonces pudo irse a cambiar a sus aposentos. Como el mago ya sabía que el cortejo era una mentira, no uso una vestimenta extravagante como si necesitara conquistar a alguien, si no que se puso una simple camisa de algodón blanco y un pantalón marrón, junto con sus botas. Se aliso el cabello y se retiró, al volver al jardín, encontró al mago sentado en la mesa, bebiendo tranquilamente de su té.
No lo noto antes pero las cosas que pidió, té negro, bocadillos de vainilla bañados en chocolate y pan de sésamo, formaban parte de un desayuno tradicional común de las regiones fronterizas. Las personas de las fronteras vivían bastante bien, más acomodadas que algunos de la capital debido a su comercio agropecuario, así que su alimentación era muy buena y también variada. El joven príncipe se preguntó si el mago era originario de esa región pero no podía saberlo simplemente por sus gustos al desayunar. Así que, se sentó en su silla y tomó sus cosas, viendo hacia adelante.
El mago bebía el té con la capucha puesta.
— ¿No es de mala educación no ver a alguien a los ojos mientras están compartiendo un momento juntos, mago Katsuki? —interrogó el bicolor con un sutil tono de disgusto por el comportamiento del mago.
— ¿No es de mala educación hacer esperar a tus invitados, su majestad? —le devolvió el comentario sin levantar la cabeza y volviendo a beber un sorbo de su té.
Todoroki formó una sonrisa tensa que el mago disfrutó mucho de ver pero, después, decidió dejar de lado las bromas y hablar con el príncipe de lo verdaderamente importante. Apoyo su taza sobre el platito que tenía y agarro uno de los bocadillos, llevándolos hasta su boca, masticando suavemente y disfrutando lo poco que el sabor duro en su boca.
—La conversación que no terminamos ayer y la razón por la que estoy aquí hoy, ¿ya piensas darme las respuestas a mis preguntas, Shoto?
Katsuki observó el ceño del bicolor fruncirse y sintió la temperatura bajando en el jardín, cómo paso cuando Natsuo Todoroki entro, pero con la diferencia de que este frío se sentía más hostil y parecía tener la intención de quemar su piel. El frío que emanaba el tercer príncipe se sentía natural, dominado, como estar acostado entre un montón de nieve blanda. En cambio, el cuarto príncipe expulsaba el frío como si quisiera transformarlo en una ventisca y arrastrar a alguien a ella para que muriera congelado.
Solo conozco a una persona que podía manejar así su magia, Yuki Hiroshi.
Sin embargó, Yuki Hiroshi no era un mago. Al menos, no un mago "tradicional".
Shoto Todoroki tampoco parecía ser un mago pero él se negaba a creer que fuera alguien parecido a Yuki. Porque si Shoto era como Yuki, por consecuente, debía ser también como él. Y si eso fuera posible, entonces, Yuei tendría muchísimos problemas dentro de poco.
El mago gruño, cansado de la magia hostil helada concentrándose a su alrededor y con un chasquido de dedos, creo llamas de fuego tan fuertes a su alrededor que los ojos de colores gris y azul del príncipe brillaron.
—Deja tu falso acto de intimidación, Shoto. Es inútil —lo freno de volver a usar esa extraña técnica para incomodarlo —Solo dime la razón por la cuál quieres casarte con alguien mágicamente poderoso y porqué mierda quieres que sea yo.
El principe lo pensó por un momento, este mago pudo fácilmente deshacerse de su poder, que si bien sí lo uso porque lo estaba irritando con sus preguntas, no lo hizo con la intención de causarle malestar, él sabía bien lo mucho que dolía el frío calando en los huesos y permaneciendo pegado en la piel. Su control se disipó debido al peso de sus emociones y que este mago, sentando tranquilamente en la silla delante suyo tomando té, parecía ignorar lo mucho que lograba provocarlo. Se preguntó los pros y los contras de contarle lo que pasaba y pese a que había llegado tan lejos como para mentirle al Amo de la Torre sobre un cortejo, diferente era decirle la verdad al mago.
Entonces, optó por un punto medio. Le diría la verdad pero no toda, solo la que necesitaba escuchar y comprender.
—Hace muchos años atrás mí madre me llevo al Valle del Hielo, a hacer un ritual que salió mal y me marcó con una especie de magia extraña —contó lo primordial, ocultando detrás de una pared de indiferencia lo mucho que le afectaba esto —Esta magia me dejó ligado al Valle. Para liberarme, necesito a alguien poderoso mágicamente para llevar a cabo otro ritual, pero para hacer ese ritual esa persona también debe estar casada conmigo. Mí cuerpo está llegando a sus límites, así que casarme lo más pronto posible es una prioridad bastante alta.
Al terminar de hablar, Shoto espero cualquier negación por parte del mago, que no lo ayudaría en una locura de ese estilo o que podía haber otro ritual para ayudarlo. Tenía todas las formas de convencerlo de ayudarlo, promesas, juramentos, lo que sea con tal de que se casará con él.
Por lo tanto, no espero para nada que se parará de su asiento, girara sobre sí mismo y lanzará un par de maldiciones al aire, para después caminar hasta él y tomarlo del cuello de la camiseta, con tanta fuerza que pensó que la rompería. Podía sentir la cálida magia de ese día en la laguna quemando su piel, derritiendo el hielo, haciéndole sentir que estaba en medio de una poderosa y enojada hoguera.
Solamente por eso, no peleó contra Katsuki. La calidez se sentía demasiado bien como para alejarla de su cuerpo.
— ¡¿Que jodido ritual te dejo ligado a ese puto Valle?! ¡Oh, maldita sea, maldita sea! —gruño el mago y se mordió los labios, porque el enojo le haría soltar cosas que el joven príncipe no necesitaba escuchar, entonces le soltó y se dió la vuelta, la cabeza le dolía como si tuviera migraña, hasta que llegó a una conclusión casi obvia desde que escucho lo que dijo el menor —Me casaré contigo.
Todoroki soltó un balbuceo, como si no lo hubiera escuchado, lo que hizo enfurecer más al mago.
— ¡¿Acaso no me escuchaste?! ¡Me casaré contigo, así que sal ahora y haz el puto anuncio! ¡Mientras antes hagamos ese ritual, mejor! ¡Date prisa! ¡Ve, ve!
Bien, convencer al mago del casamiento resultó más sencillo de lo que él principe creyó.
¿Eso debería darle alegría?
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