Capítulo 51
—S-Shoto, ¿ya estás mejor? —le preguntó preocupada la albina — ¿Necesitas más pañuelos?
El bicolor negó con la cabeza y se tumbó en la cama boca arriba, tenía los ojos hinchados de tanto llanto y una tristeza que le hundía el estómago pero esos sentimientos no eran suyos. Podían sentir que venían del enlace mágico de su matrimonio con Katsuki y eso le inquietaba muchísimo, ¿qué podría estarle pasando al mago que lo tuviera a él llorando y en un estado tan depresivo? Quería buscarlo y verlo, pero no podía. Enji estaba enfurecido porque se casó de todas formas con el mago en el Valle del Hielo y se lo oculto, así que estaba castigado y confiado a su habitación por un tiempo indefinido. Claro, su padre también estaba contento de que se hubiera liberado de la maldición, pero tenía sus razones para mantenerlo encerrado.
Unas que todavía, obviamente, no se había molestado en explicarle. En realidad, Fuyumi estaba ahí para eso y cuando finalmente iban a hablarlo, Shoto se largo a llorar y se debilitó a tal punto que su hermana se aterrorizó de que la maldición hubiera vuelto. Después de llamar a un médico de confianza dentro del palacio y confirmar que solo tenía algo de fiebre, la princesa se tranquilizó y le pidió una conversación en su recamara para mayor privacidad.
—No hacen falta, neesan —aseguró desde su lado de la cama viendo como su hermana mayor se sentaba en la orilla con gesto preocupado —Estoy bien.
—Nunca te había visto llorar así —dijo la albina de mechas rojas — ¿Tiene que ver con el mago Katsuki, no?
—Supongo —respondió el cuarto príncipe sentándose en la cama —Ahora, ¿no me ibas a contar la razón por la que el viejo y tú están tan en contra de mi matrimonio con Katsuki?
Fuyumi puso una expresión algo reacia, como si todavía le disgustara la idea de ser ella quien le diera las explicaciones y estaba en su derecho. No era una historia agradable de escuchar. Pero Enji estaba muy ocupado organizando a las tropas que volvían del Reino de los Espejos y le tocaba a ella ser la portavoz. Ya que en parte era una historia que todavía ni siquiera se le habían transmitido a Natsuo. Iba por orden de edad y aunque Shoto era el menor, al estar relacionado con el mago, debían decírselo.
Esperaba que Natsuo no se enojara cuando le llegará su turno de saberlo.
—Es un caso que ocurrió durante el reinado de Teka Todoroki. La arístrocacia estaba reclamando que los Bakugou estaban monopolizando el poder imperial y exigían que se hiciera una división justa de territorios. Como sabrás, Shoto, las zonas fronterizas son terrenos muy fértiles y codiciados. En aquella época, los condes, duques, capitanes de tropas armadas y todo aquel con un título noble querían una parte de ese territorio. Pero la reina Teka tenía un acuerdo con los Bakugou de no tocar sus tierras —contó la mayor —Sin embargo, eso no quería decir que lo nobles no pudieran iniciar guerras para reclamarlos. Todo esto paso después de dos grandes guerras de conquista de otros territorios y la mayoría sabía que la contribución para ganar esas guerras fue la de los Bakugou. Se los respetaba y se les temía.
—Entonces, no había nadie tan idiota como para ir a una guerra legal con los Bakugou —dijo el bicolor entendiendo hacia donde iba su hermana —Por lo tanto, debieron usar otros recursos, quemar los campos de cultivo, amenazar a sirvientes para que dieran información de sus amos y meter espías entre los Bakugou. No entiendo cómo eso se relaciona con la reina, debió mantener la neutralidad para que la balanza del poder estuviera equilibrada entre los Bakugou y los nobles.
Fuyumi suspiro y Shoto sintió que un detalle se le pasaba por alto. No entiendo cual era hasta que su hermana lo menciono.
—Shoto, en aquel entonces, no existía una Torre de Magos, ni los Mago de la Corte de la familia imperial y la magia estaba en su pleno apogeo. Los nobles contaban con magos de sobra y mercenarios para atacar a los Bakugou. La reina Teka debió proteger a sus mayores aliados pero no lo hizo y ocurrió el caso del...—apretó parte del vestido e inhaló profundamente antes de soltarlo —Asesinato de los Niños Mágicos. Treinta y nueve niños, diez hombres y mujeres que eran sus maestros, tres guardias, fueron encontrados empalados en una zona descampada dónde un miembro del clan Bakugou les estaba dando refugio para que aprendieran de la magia y la usaran cómo quisieran. Shoto, los nobles atrevesaron a niños de cinco a quince años con palos de madera y los dejaron al sol hasta que su benefactor llegó. Fue una declaración de guerra.
—...Los nobles de ese tiempo no tenían cerebro —se frotó la frente el más alto pensando en tal horrible y desalmado crimen — ¿Cómo fueron capaces de algo tan atroz? Los Bakugou pudieron haber aniquilado Yuei y con razones de sobra.
—Lo hicieron porque la reina Teka se mantuvo neutral respecto a la violencia abierta hacia sus aliados. Pensaron que ella misma deseaba el declive de la familia y no fue hasta que ocurrió ese caso de que toda la sociedad afrontó las consecuencias —bajo la cabeza la mayor —Fue cuando se firmó el pacto entre Teka Todoroki y Aki Bakugou sobre la sucesión de herederos al trono bajo la supervisión del clan Bakugou. Los nobles implicados en este caso fueron asesinados, sus familias despojadas de todas sus riquezas y se busco hasta al último colaborador de tal tragedia. Para mantener el equilibrio del reino, varios mercaderes de altos rangos que eran aliados de lo Bakugou pasaron a ocupar los lugares de condes y duques, quienes les juraron lealtad a ellos antes que a la familia imperial. La hostilidad de la arístrocacia hacia los Bakugou creció pero ya no había nadie que se atreviera a hacer algo con el amparo de la reina que no movió un dedo por los nobles caídos y acepto cada una de las cosas que le ordenó Aki Bakugou. También unos años después se creo la Torre de Magos y los Magos de la Corte, para que un conflicto así no pasará otra vez dentro del reino.
—...Pero no todo fue culpa de la reina —murmuró el cuarto príncipe —Ella no podría haber tenido todo el conocimiento acerca de las acciones de los nobles.
Fuyumi se mordió los labios, después se sentó en la cama del bicolor y le acaricio la cabeza a modo de consuelo. Al ver sus ojos grises, el menor se puso pálido y negó con la cabeza, pero su hermana empezó a hablar antes de que pudiera procesarlo lo que había terminado por comprender.
—Sí lo sabía. La reina Teka dejo un libro, los Libros de la Memoria que usan los Bakugou para guardar sus recuerdos más importantes. Los reyes de Yuei deben verlo cuando se preparan para ascender al trono, es una forma de recordar claramente una cosa, una que en los recuerdos de la reina es una advertencia —dijo la albina se mechas rojas —A los Bakugou no se los traiciona, no se los obliga a nada y a no ser que estés dispuesto a dar la vida por uno, jamás le entregas tu mano en matrimonio, Shoto. La reina amaba a la familia Bakugou y aquellos que ven el libro pueden sentir todos sus pesares y resentimientos por ese incidente. Es por respeto a la reina y a los Bakugou, que nosotros los Todoroki no podemos tener matrimonios ni relaciones amistosas con ellos. Porque si les causamos algún daño, entonces, los Bakugou tendrían sus razones para empezar una guerra. Una guerra que no podríamos ganar aún con todo el poder del ejército imperial de nuestro lado.
La princesa le dió una última palmadita en la cabeza, después se paro de la cama y salió de la habitación, dejándolo con sus pensamientos. El más alto se tiró nuevamente en la cama, boca arriba e imagino un campo abierto, un hermoso bosque lleno de árboles y plantas, un grupo de niños riendo hasta que llegaban unos monstruos a hacerles daño y luego, mientras el sol se ocultaba, alguien llegaba a buscarlos. Esa persona inocente no sabía nada, caminaba con tranquilidad por el pasto verde, su sombra haciéndose cada vez más y más grande a su espalda, tal vez pensaba en si los niños habrían aprendido sus lecciones de ese día o si causaron algún desastre. Seguramente les llevaba a algún dulce, su hermana no lo menciono, pero posiblemente eran huérfanos los niños mágicos que estaba cuidando ese benefactor y tendría que darles alimento a diario. Como eran tantos, debía ser alguien muy adinerado y generoso. En fin, ese benefactor debía encontrar alguna motivación para cuidar esos niños, una satisfacción o quizás solo lo hacía porque era una buena persona.
Una buena persona que encontró a esos niños muertos de la manera más inhumana posible, con palos largos de madera que les atravesaban la parte del recto y salían por sus bocas, dejando a la vista todos sus órganos y sangre.
De alguna manera, a la mente del cuarto príncipe llegó la imagen de Katsuki, sus hermosos ojos rojos abiertos viendo la escena malévola, sus manos cayendo a sus costados sin fuerza y su garganta seca. Se llevó un brazo a los ojos e intento reprimir una ira que no sabía de dónde venía. Trato de descansar un poco, en vano, ya que su cabeza seguía pensando y pensando. Se terminó parando y saliendo también de la habitación.
Necesitaba despejarse un rato. También hablar con alguien. Iida había llevado a Himiko Toga a la Torre de Yuei después de que diera su historia al rey y vio a Touya unos dos días antes de que se fuera junto con Momo al Reino de los Espejos. Su hermano lucía muy feliz por sus vacaciones, él en cambio estaba preocupado. Natsuo y Fuyumi se ocupaban de los asuntos imperiales. Y con la prohibición de salir del castillo, se encontraba a punto de enloquecer. Le urgía un poco de aire y una conversación con otra persona que, por favor, no fuera él mismo.
Así que, pensó en escaparse del castillo un rato e ir al Santuario de la Sabiduría. No importaba si la azabache ya no se encontraba ahí, debía haber alguien capaz de decirle que otro significado podía tener el "descansar en paz". Porque se negaba a pensar que estaba asociado a la muerte.
Porque estaba determinado a ver a el mago una vez más.
Katsuki se sentó en una silla de malhumor por unos diez minutos. Mitsuki Bakugou tenía una enorme sonrisa de oreja a oreja y Masaru Bakugou les había traído unas tazas con un té relajante junto con bocadillos que eran de su gusto. No quería estar con el matrimonio, menos estando tan vulnerable después de reconocer su propia soledad y tristeza. Quería volver con Eijirou e Izuku, enfocarse en lo importante que era One For All y la posible catástrofe que vendría a Yuei. Pero se sentía incapaz de pararse, sentía los ojos hinchados por el llanto —algo vergonzoso que hace muchísimo tiempo que no hacia— y cuando el castaño le pasó su taza de té, un poco dudoso, la agarro y bebió unos sorbos. Estaba bueno y lo conforto.
Quizás no quería irse porque ellos eran los únicos que sabían verdaderamente quien era él. Pero...seguía siendo escalofríante.
Un monstruo como él no debía ser tratado tan amablemente.
—El Libro de lo Inolvidable que mencionaste —dijo después de unos segundos y agarrando la taza firmemente con ambas manos — ¿Qué tantas memorias guardo Aki ahí?
—Todas las suyas, las de su esposa y las de Kana Mishika —respondió con honestidad la rubia —Llamarlo uno de los Libros de Memoria normales de Aki-sama es incorrecto. Es un libro que contiene parte de las almas de los antes mencionados. Puedes hablar con ellos o ver lo que te querían mostrar. Cada líder ha visto distintas cosas. En mi caso, pase mucho tiempo con Kana-sama.
El cenizo tuvo un leve temblor y la rubia le miro con algo de pena, le llevo una mano al cabello para acariciarlo con afecto y aunque en un inicio el mago estuvo reacio, la mayor fue terca y le siguió tocando el pelo. Cuando se dió por satisfecha, el mago tenía las orejas rojas de la vergüenza y el castaño estaba sonriendo detrás de su taza de té.
—Puedes ver el libro o no hacerlo, Katsuki —ofreció la rubia sin presionar el asunto —Ahora, me gustaría hacerte una petición.
—Si es relacionado a que me quedé...—empezo a protestar el de ojos rojos.
—Escucha a tus mayores por una vez y no me vengas con esa mierda de que eres mucho mayor que yo. No me importa —se cruzó de brazos la rubia —Katsuki, no necesitas protección y lo sé de sobra pero, ¿qué hay del muchacho de la espada de One For All?
—Le sorprendería lo bien que puede defenderse —bufó el mago.
—A lo que voy es que, si hay un desastre en Yuei, no hace falta que lo enfrenten solos Deku-kun y tú —lo miro a los ojos y le puso una mano en la mejilla —Katsuki, quédate aquí, dónde Masaru y yo podemos ayudarte. Dónde puedes ver los frutos de todo lo que hiciste sin sentirte desolado por ello. Dónde puedes recordar, llorar y empezar de nuevo.
—...No quiero volver a llorar. Es horrible.
—Es parte del luto —comentó Masaru viéndole, con sus amables y pacífico ojos marrones —Al no hacer el luto, los sentimientos tristes van a permanecer por siempre en tu corazón.
—Quiero que así sea —murmuró entre dientes el cenizo —Porque si los dejo ir, no sé si seré capaz de recordarlos.
Mitsuki se preguntó si un abrazo más le vendría bien al cenizo pero tenía miedo de estarlo abrumando demasiado y que terminará haciéndolo huir de ella. Sin embargo, Masaru que estaba sentado en una silla a su lado, se le acercó y le pasó un brazo por el hombro, haciendo que el mago quedará recostado en su hombro.
Debido a que se sintió extrañamente tranquilo ante el esa acción, el mago no se movió.
—Los vas a recordar por siempre, Katsuki. Que los llores y te despidas, no quiere decir que los estés olvidando. Significa que estás siguiendo adelante —le dió una palmada en la cabeza con cariño y escucho como al cenizo le dió un pequeño temblor en señal de que quería volver a llorar —Soltar ese dolor no hará que los olvides. Hará que los recuerdes con amor.
Katsuki se quedó quieto en el hombro de Masaru, podía oler el aroma del té que acababa de beber en su ropa y hierba medicinal. El castaño debió haber tratado a su esposa antes de que él llegara. El aroma lo relajó y lo hizo sentirse adormecido. Casi somnoliento.
—Creo que es hora de descansar un poco. Podemos seguir charlando mañana —propuso la rubia —Katsuki, únicamente te pido que no te escapes. Lo respetaré si lo haces, pero ten en cuenta que te seguiré buscando y esperando.
—No lo haré —soltó el cenizo más despacio y convencido de lo que espero.
—Gracias —sonrió la rubia —Si estás cómodo, puedes compartir la habitación de Deku-kun y Kirishima-kun. Si no, te podemos ofrecer otra. Pero creo que debes querer hablar con ellos antes de acostarte.
El cenizo tuvo que reconocer que sí debía hacerlo y que cuando lo hiciera, estaría demasiado cansado como para pensar en dónde dormir. Así que le dijo a la Matriarca de los Bakugou que compartiera la habitación de el castaño y el dragón, también menciono que la vería en el desayuno de mañana, para que la mujer se quedará tranquila en que no se escaparía. Masaru le acompaño hasta la puerta y le acompaño por el pasillo, cuando el de ojos rojos tuvo el presentimiento que estaba por decirle algo, escucho al mayor detenerse y volteo para ver lo que estaba haciendo, se sorprendió de verle los ojos marrones algo enrojecidos y se sintió aturdido cuando agachó su cabeza delante suyo.
—Gracias por salvar la vida de Mitsuki —le agradeció el castaño —Desde que acepte estar a su lado, he vivido con miedo de perderla y quedarme solo muy pronto. Saber que ahora vivirá es una gran felicidad para mí.
—No fue gratis —murmuró el mago —La Puerta del Adiós se llevó gran parte de su magia, ya no será capaz de controlar el tiempo y aún tendrá que cuidar su salud.
Masaru levanto la cabeza y por su expresión, el cenizo pudo ver que eso no le importaba lo más mínimo y comprendió que él amaba a Mitsuki. No a la Matriarca de los Bakugou, no al Enlace con la criatura mágicas, no a la persona que tenía más poder que el rey Enji. Amaba a Mitsuki, por ser quien era y ya. No necesitaba la magia para amarla o saber que estaría siempre bien, le bastaba con tenerla a su lado por mucho tiempo.
Por primera vez, envidio ese tipo de amor tan desinteresado y puro.
—Desde que ví el Libro de lo Inolvidable con Mitsuki tuve el presentimiento de que no serías el tipo de persona que aceptaba las "gracias" fácilmente —sonrió el castaño —Te pareces mucho a Mitsuki, dando todo de ti de manera tan desinteresada. Ella cree que es suficiente de eso, por esa razón desea protegerte y que te quedes a su lado.
— ¿Y qué se supone que haré aquí? —le preguntó el cenizo.
—No estoy seguro —confesó el castaño —Podrías seguir investigando la magia, podrías ayudar en las zonas fronterizas o irte de viaje por el mundo, volviendo aquí de vez en cuando. Te haríamos un niño consentido, lleno de amor y alegría. Pero depende de ti tomar esa decisión.
Masaru no dijo nada más después de eso, se adelantó a él en el pasillo y fue rumbo a la izquierda, dónde pasando una bella y pintoresca sala, se llegaba a un pasillo más pequeño y de ahí a las habitaciones de invitados. Se podían escuchar un par de gritos de una de ellas y el mago ya anticipo que tendría problemas con cierto dragón que no sabía controlar sus celos.
Oh, cielos, ¿realmente los había extrañado o solo los necesitaba para no pensar en nada más acerca de su vida? Ya no estaba tan seguro de la respuesta.
— ¡Fue solo un poquito de energía, dragón estúpido!
— ¡Energía que le robaste, hada maligna!
— ¡Izuku firmo un pacto conmigo! ¡No hice nada maligno!
— ¡Seguro no pensó que las malditas hadas formaban parte de la magia natural del bosque y que eso era mortífero para él, carajo! ¡Pudiste matarlo!
Izuku se encogió en la cama y debió reconocer que realmente no pensó en eso. Por otra parte, Mina en su forma humana, hizo un puchero y solo arrojo una almohada en dirección a Eijirou. El pelirrojo la quemó soltando fuego por su boca. Justo en ese momento, Katsuki abrió la puerta y vio todo el desastre en la habitación. El humano con su apariencia devuelta estaba cubierto de sábanas para cubrir su color de cabello natural y ojos, la hada que peleaba infantilmente con el dragón parada sobre un sofá y el dragón que había puesto patas para arriba todo el cuarto, incluso destrozando un par de cuadros y jarrones aquí y allá.
El portazo que dió el mago y la manera en que la magia de la habitación se volvió hostil fue suficiente para que los tres se quedarán quietos en sus sitios.
— ¿Qué carajos están haciendo en un lugar ajeno? ¡¿Acaso no saben comportarse o qué carajos les pasa?!
El dragón se sentó de rodillas en el suelo, el hada se bajó del sillón y se quedó quieta con una sonrisa de oreja a oreja que reflejaba pura inocencia. Solamente el humano se levantó de la cama y corrió a abrazar al iracundo mago sin importarle recibir un golpe de por medio.
— ¡Kacchan, te extrañe mucho! —lo abrazo fuertemente y se puso a llorar sobre el pecho del mago — ¡Te extrañe!
La ira que sintió antes se fue disipando de a poco y sintiendo la humedad en su pecho, el mago vio el cabello verde del pecoso y sus manos se dirigieron a su espalda. Abrazarlo se sintió bien. Y por primera vez, pensó que merecía una bienvenida así de vez en cuando, alguien que llorara por él y que dijera que lo extrañaba. Una persona que pudiera considerar familia.
Ya estaba encariñado con Midoriya incluso sabiendo que podría verlo morir muy pronto al ser el portador de One For All. Ahora que pensaba que tal vez sí merecía una familia, el sentimiento creció más y se dejó llevar por eso. Consoló al pecoso dándole palmaditas en la espalda y miro al dragón y al hada con reproche mientras tanto. Cuando se calmo, se sentaron el cama y él le indico al hada y al dragón que se sentarán lado a lado en el piso. El contraste fue incluso gracioso, uno furioso y otra alegre como si estuviera en el bosque. El mago empezó por el hada.
—Las hadas no pueden adoptar formar humana —comentó notando como la sonrisa de la de cabello rosado se tenso —Solamente las ninfas son capaces de eso.
—Te aseguro que soy un hada, Katsuki. Mi nombre es Mina —prometió el hada — ¡Tengo está forma gracias al contrato que hice con Izuku! Antes de que se borrará puede usar su magia para crearme esta apariencia. Aunque me llevo mucho tiempo hacerlo.
— ¿Un contrato? —miró molesto hacia el humano que se congeló en su lugar — ¿Hiciste un jodido contrato con un hada? ¡Eso es peligroso para ti, idiota! ¡Un hada no es diferente a la magia misma del bosque con alitas!
— ¡Oye! —se quejo la de cabello rosado.
— ¡L-Lo siento, no sabía que estaría mal! —se disculpo el pecoso —S-Solo, Mina-san me iba a dar información importante y conocimientos...no pensé que el contrato me haría daño, Kacchan, lo siento.
— ¿Qué maldito conocimiento te iba a dar un hada? —interrogó el cenizo pero el de ojos esmeralda esquivo su mirada y jugo con sus manos — ¿No piensas decírmelo?
—Quería...saber más de One For All y Mina-san parecía conocerte, estaba interesado en lo que ella pudiera contarme —confesó el de pecas avergonzado —Porque sabía que tú nunca me darías una respuesta de frente.
Katsuki se quedó en silencio y no pudo negar las palabras del pecoso. Kirishima se sintió tenso al pensar si el mago estaría tan enfadado como para castigar al humano pero todo lo que hizo fue darle un pequeño golpecito en la cabeza y ya.
—Te perdono solo porque ha pasado tiempo desde que te veo y, en parte, tienes razón. No te iba a decir nada de mi nunca —admitió el mago —Pero no vuelvas a exponerte de esta manera al peligro, estúpido Deku.
—S-Sí —tartamudeó el de ojos esmeralda —Gracias Kacchan.
— ¿Qué querías lograr al hacer un contrato con Deku? —preguntó el cenizo al hada con gesto amenazante — ¿Buscabas que volviera al bosque?
—No, Izuku me agrada y quería ayudarte a ti de alguna manera —fue honesta la de cabello rosado —Siendo sincera, siempre me han gustado los humanos y quería estar cerca de ustedes. Oh, pero no de este dragón feo.
— ¿A quién llamas feo, maldita hada? —gruño el de dientes puntiagudos — ¿Has visto el jodido arbusto rosado de tu cabeza?
—Es idéntico al de Deku, si me lo preguntas —se burlo el cenizo y tanto el hada como el pecoso le vieron molestos —Kirishima lo dijo primero.
—En Izuku es lindo, no en ella —se defendió el pelirrojo.
El mago vio al pecoso sonrojándose cuál tomate y al dragón luciendo satisfecho por sacarle esa expresión. Hizo una ligera mueca y miro al segundo con seriedad.
—Al parecer te has vuelto más honesto con tus sentimientos hacia Deku —opinó el cenizo viendo como el pelirrojo se ponía nervioso — ¿A qué se debe ese cambio?
Kirishima se quedó en silencio y el de pecas tampoco parecía dispuesto a soltar ni una palabra. El cenizo esta pensando en como obtener una confesión voluntaria de ambos —se moría de curiosidad por saber qué les sucedió en dos semanas como para estar tan avergonzados el uno con el otro— cuando el hada se rió sin disimulos y le contó la verdad.
— ¡El dragón a besado a Izuku un par de veces, Katsuki! —exclamo de lo más alegre —Y puedo sentir por su olor que se ha exitado con él en más de una ocasión.
A el mago se le formó una malévola sonrisa en lo que el dragón tiraba del cabello del hada por chismosa y el pecoso usaba una sábana para ocultarse de todos y fingir que se iba a dormir. La situación se le hizo tan gracioso que no pudo evitar el reírse cada vez más y más fuerte. No recordaba cuando fue la última vez que se había reído tanto que hasta el estómago le dolía. Incluso se le formaron pequeñas lágrimas en los ojos debido al esfuerzo. Para cuándo había acabado tenía tres pares de ojos curiosos viéndole.
Tuvo que recordarse a sí mismo que lo estaban viendo así porque era la primera vez que lo escuchaban reírse tan despreocupadamente. Carraspeó un poco avergonzado y decidió que ya era momento de descansar.
—Usaré está cama con Deku por hoy. Kirishima duerme en los sillones y que Mina se quede con la cama que sobra —indicó el mago —Si realmente no quiso hacerle daño a Deku, no tienes razones para lastimarla y las hadas son muy caprichosas cuando quieren. Sería inútil hacer que se vaya.
Mina se rió como si estuviera en acuerdo con eso último. Por otro lado, Eijirou dió un quejido pero no protesto.
—De momento, nos quedaremos aquí unos días más —anunció el cenizo —Después de que desayuné con la Matriarca de los Bakugou, hablaremos sobre lo que Deku descubrió en estas semanas y les...diré un secreto. Luego de eso, veremos si seguimos juntos o no.
Los tres asintieron en acuerdo y el mago se quitó la capa larga negra para acostarse en la cama. Izuku se había quedado sentado mirando pensativamente por la ventana y cuando lo vio acostarse, sonrió alegre y dulce.
—Realmente te extrañe mucho, Kacchan —murmuro debido a que el hada y el dragón ya habían caído dormidos — ¿Cómo te fue con Todoroki-kun? No mencionaste eso en ningún momento.
—Te lo contaré mañana —bostezo el cenizo —Quiero dormir.
—Sí, tienes razón. Debes estar agotado —se recostó el de pecas también en la cama —Buenas noches, Kacchan.
Katsuki vio a el de pecas cerrar los ojos en silencio y su corazón, sintiéndose ligero como una pluma, por una vez le permitió un sueño largo y reparador.
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