Capítulo 38

Katsuki suspiro al mirar a la Mantis de color grisáceo y notar las marcas en su cuerpo. Yuki le aseguro que esas criaturas no podían morir ya que de por sí el termino "vida" se les iba de las manos. Las Mantis obedecían órdenes de su dueño, podían entablar relaciones entre ellas y consumir la magia del invierno a su alrededor, tenían ciertas jerarquías entre ellas pero no podían reproducirse o morirse. Envejecían, sí, sin embargo, la naturaleza no reclamaba sus cuerpos.

La criatura delante suyo debía ser la líder de la Mantis, la que paso más tiempo al lado de Yuki y por eso vino a su encuentro al sentir la magia del ritual activo, su nombre seguía presente dentro de sus recuerdos. Porque su significado peculiar era perdonar e indultar.

Siempre pensó que Yuki fue muy indulgente con las Mantis pero, considerando que nacieron gracias a la maldad de Su Majestad, podía entender que sintiera compasión y misericordia por ellas.

—Pardon —llamó a la Mantis por su nombre y ella hizo un sonido de satisfacción familiar —Ha pasado tiempo.

Pardon inclino la cabeza, con sus grandes ojos negros examinando su cuerpo, el mago no podía descifrar lo que la criatura pensaba. Así que, miro a Shoto, el cuál le seguía sosteniendo de la cintura con una expresión de aturdimiento, parecía ignorar que su cuerpo siempre frío ahora emanaba un poco de calor. Le apretó una de las mejillas para sacarlo de su ensueño.

—Pídele que nos guíe a un lugar cerrado y tranquilo —le indicó —Es una de los Protectores del Invierno, su cabeza.

— ¿Yo...cómo se supone que haga eso? —cuestiono el cuarto príncipe.

El mago se encogió de hombros y se bajó de la piedra, por suerte, las cosas que preparó para el viaje al Lado Salvaje llegaron intactas junto con él. Los caballos eran otro asunto, de seguro ambos animales debían estar preguntándose cómo sus jinetes los abandonaron en medio de una noche tan frío. Estuvo feliz de haberles dejado una fogata encendida y cobertores antes de iniciar todo.

Todoroki observó al cenizo juntar ambos morrales pesados y llevarlos a mano como si no fueran nada, en lo que criatura se le acercaba a él, causando que aunque tuviera muchísimo miedo por su apariencia terrorífica también cierta familiaridad y apego.

—H-Hola, él acaba de decir que tú nombre es Pardon —tartamudeo debido a los nervios el cuarto príncipe, bajando también de la roca y yendo hasta la criatura que parecía muy feliz con su presencia aún si su rostro no mostraba expresiones — ¿Está bien si te llamo solo de esa manera?

—El descendiente del Maestro Yuki tiene derecho a llamarme como quiera. Pero sí, me gustaría ser llamada Pardon.

Ignorando que tener una voz hablando dentro de su cabeza era escalofriante el más alto sintió un gran alivio de que la comunicación entre él y Pardon pudiera funcionar sin inconvenientes. Se le acercó lentamente y la enorme criatura que tenía el cuerpo de dos hombres adultos juntos, se inclinó hacia él teniendo cuidado de no invadir su espacio personal.

—Mí nombre es Shoto Todoroki y la persona que me acompaña se llama Katsuki —señalo al cenizo a lo que la criatura solo movió la cabeza casi como si eso fuera para ella obvio —Te quería pedir un lugar tranquilo y cerrado para ambos, Pardon.

—Como ordene, Maestro Shoto. Los llevaré.

Pardon se dió la vuelta y sus patas pese a hundirse en la nieve se movían con facilidad y velozmente, haciendo que el mago murmurara palabrotas acerca de criaturas que una energía ilimitada y que el bicolor se adelantará en ayudarlo con uno de los sacos. A medida que avanzaban por la nieve, el cuarto príncipe por fin cayó en cuenta que ya no estaban en el Valle del Hielo y que, milagrosamente, podía sentir el frío en su piel desde el exterior en vez del interior. Dando un apretón al saco que llevaba miro al mago en busca de respuestas y al encontrarse con sus ojos rojos, el más bajo suspiro y decido satisfacer sus interrogantes.

—El primer Señor del Invierno sello a los Protectores del Invierno en el Lado Salvaje que es este espacio dentro del Valle del Hielo que es invisible para todo aquel que no pase por la Puerta Blanca. Que es la roca donde hicimos la primera y segunda parte del ritual —explicó el cenizo —Lo leí en esos documentos que armaste, ¿por qué si lo sabes luces tan incrédulo?

—Porque se supone que era una leyenda —murmuro el bicolor —Había imaginado que mi madre tenía sus razones para querer romper ese ritual y traer a los Protectores del Invierno. Pero hubo veces que creo que era tan absurdo que, inconscientemente, empecé a creer que ella estaba demente.

Después de sus cinco años, al ser maldecido, Todoroki tuvo que vivir con dos opciones. La primera era creer que Rei quiso hacer el ritual para sellar a los Protectores del Invierno pero que —como siempre le dijo— de alguna manera, lo que estuvo por hacer era lo contrario y se detuvo antes de sacrificarlo a él. La segunda era creer que Rei siempre estuvo loca y que solamente quería liberarse de sus propios tormentos, de aquella magia helada que siempre la atormentó y solo podía conseguir aquello si lo mataba.

Nunca se sintió cómodo con ninguna de esas dos opciones. Su madre siempre hablo del Ritual de Protección cómo algo que se debía hacer por el bien, no para el mal. Pero las pruebas de que intentó romperlo eran irrefutables y que estuvo por matarlo también. Llegó a pensar que nunca tendría sus respuestas para eso hasta que la viera en el otro mundo y tuviera la oportunidad de preguntarle.

Pero también tenía miedo de no atreverse a eso.

— ¿Te asusta lo que deseaba tu madre? —cuestiono el cenizo viendo con algo de preocupación como el cuarto príncipe caminaba con la cabeza gacha.

—Ella era la persona más importante para mí y estuvo por matarme —respondió en un tono bajo el bicolor —Era a quien más amaba pero no la conocía nada. En su corazón, me preguntó que sentimientos tuvo hacia mí.

O hacia mi padre y hermanos, ¿por qué fui el único que para mamá fue especial? ¿el único a quien trajo a hacer este ritual?

Dolía muchísimo dudar del amor de su madre hacia él pero venía haciéndole desde hace mucho tiempo atrás.

Katsuki vio una sonrisa de resignación dolorosa en el rostro del cuarto príncipe y estuvo por decirle algo hasta que los leves rasguños de Pardon contra una formación rocasa lo detuvieron.

—El Enjambre no los molestará aquí adentro. Están muy lejos —aseguró Pardon dentro de la mente del cuarto príncipe —Por favor, dígale al Maestro Katsuki que puede usar su magia libremente y sin preocuparse de nuestras reacciones.

—Entendido, gracias por tu ayuda Pardon —agradeció el cuarto príncipe.

Pardon inclinó la cabeza y se alejó en medio de la nieve hasta que ya no fue visible. El mago se metió primero a la cueva, creando pequeñas llamas de fuego que fueron iluminando su camino, la ancha caverna era fría pero a medida que avanzaba el ambiente empezaba a ser más cálido y podía oír el ruido del agua corriendo, al igual que el cuarto príncipe. Intrigados ambos continuaron hasta llegar a unas fuentes de agua que desprendían vapor.

—Agua del Fuego. No esperaba que esto existiera en el Lado Salvaje —dijo el cenizo dejando los sacos con sus cosas lejos del pequeño manantial de agua —Te hará bien meterte en ella una vez terminemos, Shoto. Es agua mágica con poderes curativos.

—Sí...mi primo me había hablado de ella pero las fuentes estaban escondidas en las montañas más alejadas y solo van las personas enfermas en busca de algún milagro —comentó el cuarto príncipe viendo el agua cristalina de la fuente — ¿Por qué te sorprende que este aquí?

—Porque los Protectores del Invierno no necesitan de un baño y mucho menos uno caliente.

Todoroki hizo con su boca una pequeña "o" y en lo que se distraía viendo el agua, el cenizo se alejó para tirar unas cuantas frazadas en el suelo, después encendió una pequeña fogata no muy lejos de donde estaban y unas llamas más a su alrededor que se mantenían flotando con su magia. El Agua del Fuego mantenía la cueva a una temperatura agradable pero no estaba de más asegurar todo. Luego, busco en su mochila un pequeño frasco que contenía aceite lubricante para...esa parte de su cuerpo que muy posiblemente necesitaría ayuda en este proceso que todavía ni sabía cómo comenzar.

Cuando todo estuvo listo, los nervios y ansiedad que intento mantener alejados de su cabeza empezaron a manifestarse en un ligero temblor en sus manos. Se recordó a sí mismo que la primera vez que tuvo que hacer esto fue bastante horrible pero que en esta ocasión era diferente. Era conciente de lo que estaba haciendo, lo acepto y la persona con la que estaba, le gustaba. Así que, todo estaba bien, no pasaba nada.

Sin embargo, su corazón siguió latiendo fuerte cuando escucho los pasos del cuarto príncipe acercándose hacia el pequeño nido de frazadas que había creado para su encuentro, el bicolor tenía una expresión avergonzada al verlo de rodillas en el centro, con el frasquito de aceite aferrado entre sus manos y pecho. El mago giro la cabeza y dejo el frasco a su lado, en lo que llevaba las manos a su camisa para quitarla por encima de su cabeza.

—...No pises las frazadas con las botas y no dejes la ropa cerca del fuego, Shoto —indicó percibiendo el leve temblor en su voz —Tambien...

— ¿Puedo ayudarte?

Katsuki sintió un ligero estremecimiento al escuchar la voz del más alto tan cerca de su oído y ni respondió cuando el cuarto príncipe pensó que tenía su permiso e inicio a ayudarlo a quitarse la camisa. Las luces del fuego y la fogata hacían más visibles las cicatrices en su piel y aunque en los ojos azul y gris que las observaban se mostraban múltiples preguntas, ninguna salió de sus labios. El mago no quiso quedarse demasiado tiempo siendo el examinado y procedió a quitarle al más alto la capa exterior y las prendas que tenía debajo de ella, dejándolas a un costado de las frazadas. Ahora ambos estaban desnudos de la cintura para arriba y descalzos, sintiendo frío y calor a la vez dentro de la cueva.

El sonido de sus corazones iban casi a la par, acelerados, ansiosos. El cenizo quería cubrirse con alguna frazada para no estar tan expuesto pero eso no cambiaría nada, así que se quedó como estaba y en cambio, llevo sus manos hacia el rostro del cuarto príncipe, el cuál seguía rojo como una cereza de la vergüenza y lo beso, está vez, pidiendo permiso con su lengua para que lo dejara pasar. Había escuchado muchas veces que antes de lo principal siempre era mejor iniciar con besos y caricias para subir el estado de ánimo. Shoto estaba demasiado tenso con toda la situación y él también, por lo tanto, unos cuantos besos deberían aliviarlos.

Funciono. El beso de ahora era muy diferente al que tuvieron durante el Ritual de Protección, más intenso y demandante. El mago movía su lengua con facilidad y pronto el cuarto príncipe se sintió más seguro para tocarlo y devolverle los movimientos. Sus lenguas se movían en un compás demandante y sus respiraciones se volvían más difíciles. Se separaban por momentos para mirarse y después, se seguían besando. En un momento de emoción, el cuarto príncipe empujó al mago contra el suelo y lo acorraló contra su cuerpo, sus pelvis se rozaron, pudieron sentir ambos el despertar de sus miembros ante la exitacion del beso. Se volvieron a separar para mirarse, el cenizo tenía las manos en la espalda del más alto y el cuarto príncipe tenía las rodillas a los costados de la cintura delgada del más bajo, sus rostros estaban igual de rojos después de tantos besos y sus labios hinchados.

Todoroki trago saliva nervioso y queriendo ser más osado, uso sus manos para recorrer el delgado y musculoso cuerpo que estaba en su poder. La piel era muy suave pero también áspera en los rincones donde tenía cicatrices que eran varios. A el mago le daban leves escalofríos cuando tocaba sus costillas o acariciaba lentamente su estómago, yendo hacia su pelvis marcada, su ceño se fruncia con fuerza como si quería ocultar lo bien que se sentía su toque y su rodilla se levantaba para frotar su erección, como si quisiera demostrarle que estaban iguales. Se escondió un segundo en su cuello, dejando pequeños besos ahí y fue bajando hasta llegar a uno de esos pezones rosados, pensando en qué sabor podría tener, lo lamió y succionó.

— ¡A-Ah! —exclamó sorprendido el de ojos rojos y jaló un mechón del cabello albino del principe —N-No hagas eso.

— ¿Dolió? —preguntó preocupado el cuarto príncipe viendo la expresión más sonrojada todavía del mago — ¿No? ¿Te gustó?

— ¡Por supuesto que no...! ¡Ah! ¡B-Basta!

Así que sí le gustó. Linda reacción.

El cuarto príncipe no pensaba molestar más al mago que eso, le estaba dando más que cualquier otra persona hubiera estado dispuesta a dar por su bien y lo valoraba muchísimo. Beso despacio el pequeño pezón rosado maltratado y se arrodilló entre las piernas del mago, viendo su expresión molesta e irritada junto con unos bellos ojos cristalinos. La imagen le mareo un poco, ¿cómo era posible que se viera tan adorable y a la vez, sensual? Acaricio el bulto formado en su pantalón y pidiendo permiso con la mirada, le quitó los pantalones, liberando el pene de tonalidad rosada y vello de color casi blanco y nulo en ciertas partes.

—Pásame el frasco, Shoto —ordenó el cenizo apoyándose sobre sus codos y extendiendo una mano para que el cuarto príncipe le diera el pequeño frasquito con aceite lubricante —Mira hacia otro lado unos segundos.

El cuarto príncipe obedeció y aunque cierta parte de su autonomía reclamaba su atención, la ignoro y se concentro en el sonido de la botella siendo destapada y en el susurro de una mala palabra dicha por el mago.

Carajo, no pensé que esta mierda estaría tan fría. Mierda, ¿lo estaré haciendo bien?

Katsuki derramó el aceite lubricante en su ano, dónde debía darse la unión con el cuarto príncipe, para que el ritual fuera perfecto. Sabía que estaría frío pero no pensó que el choque de esa temperatura con su cuerpo caliente le harían sentir tan extraño. Aparte de servir para hacer más fácil la unión, también tenía cierta cantidad de analgésicos para el dolor y ahora que lo pensaba, olía un poco a medicina. Hizo un pequeño gemido cuando introdujo su dedo índice hacia adentro y echo la cabeza hacia atrás, era incómodo pero todavía no dolía. Movió su dedo de adelante hacia atrás e intento reprimir los sonidos de su boca, pero de todos modos lograron abrirse paso.

—Ah...ahm...ah...—gruño entre dientes —M-Mierda. Duele...ahm, ah.

El mago miro en dirección hacia el cuarto príncipe que estaba rígido como una roca, su postura se había vuelto tan recta que le dió un poco de risa y los bordes de sus orejas se habían puesto rojos. Pensó en él, en la manera en que lo hacía sentirse, en el breve y escaso tiempo que compartieron que no era nada al lado de otras personas pero que igualmente se sintió muy especial. Entonces, el dolor paso por un momento a segundo plano, introdujo un dedo más y pequeñas lágrimas se formaron en sus ojos. Mierda, dolía muchísimo y el anestésico estaba demorando mucho en hacer afecto, su cuerpo se sentía afiebrado y sin darse cuenta, su mano derecha se estiró para alcanzar la espalda del bicolor.

Shoto giro a verlo, sintiendo que su respiración se cortó al ver la imagen del mago con una mano oculta dónde se haría su unión, con los ojos llorosos y la respiración agitada.

Ayúdame, ayúdame, ayúdame.

Era la voz del mago en su cabeza pero estaba convencido pero no era él quien había dicho esas palabras. Si no, su magia. Su propia magia le estaba hablando y no dudo en obedecer, se acercó hacia la mano que estaba forzando la unión y la movió con cuidado, tomando su lugar e inclinándose. Primero no supo bien qué hacer pero después lo tuvo claro. Sostuvo entre sus manos el miembro del mago y lo escucho jadear cuando lo lamió.

— ¡¿Q-Qué haces, Shoto?! —gritó impactado el cenizo — ¡N-No tienes que hacer eso! ¡Detente!

¿Y por qué tú sí tienes que hacer esto? ¿Por qué no tengo derecho a hacer algo que te ayude en tu dolor?

Dulce. Muy dulce. La escencia del mago era muy dulce y deliciosa. El cuarto príncipe podía sentir como el cenizo jalaba su cabello para detenerlo pero continúo de todos modos, a medida que le daba placer oralmente, sus dedos fueron abriéndose paso en ese interior estrecho, húmedo y caliente. Apretado. El interior del cenizo apretaba y succionaba sus dedos, ¿cómo se sentiría cuando estuviera dentro?

Todoroki no le prestó atención a eso. Lo importante era hacer sentir bien al cenizo, hacerlo olvidar el dolor y la incomodidad. Hacer que estuviera cómodo. De ser posible, que tuviera un poco de placer. No importaba que le doliera la entrepierna de los muchos deseos que tenía de estar dentro suyo, podía soportarlo un poco más. Solo pedía que el mago por favor estuviera bien.

—S-Shoto, Shoto, Sho...—llamó el mago sintiendo un cosquilleo en el estómago y la sensación de que algo se avecinaba — ¡S-Sho, ya deja...! ¡Ahmm!

Nunca había experimentado algo tan placentero. Como si toda la energía de su cuerpo hubiera sido liberada y lo dejará sin saber ni como respirar. Era vergonzoso. Demasiado vergonzoso el como sus piernas temblaban y su corazón no se detenía. Katsuki se limpiaba un par de lágrimas mientras veía a el cuarto príncipe saliendo de entre sus piernas, un líquido blanquecino se mostraba en los bordes de su boca y pudo ver la manera en que se tragaba su esperma, haciendo con eso que un revoltijo le atacará en el estómago. Después le miro con una sonrisa satisfecha, una sonrisa que no tenía nada de indiferencia, frialdad o esa falsa amabilidad. Era una sonrisa malvada, llena de una satisfacción propia al verlo agotado y extasiado. Pero también había algo más detrás de ella.

El cuarto príncipe parecía realmente feliz por algo de lo que él todavía no se había dado cuenta.

— ¿Cómo me llamaste? —preguntó juguetón el más alto, poniéndose encima del mago, cerca de su rostro y notando las lágrimas que beso para borrar de sus mejillas.

— ¿Tu nombre? —giró la cabeza hacia un lado el cenizo sintiéndose acorralado por algún motivo.

—Sí y no, dilo de nuevo —pidió el cuarto príncipe —Me gusto.

—Entonces no lo volveré a decir en la vida —sentenció el mago.

—No eres lindo —se quejo el cuarto príncipe para después inclinarse hacia abajo y murmurar en la oreja del más bajo — ¿Estás preparado para que entre Katsuki?

El mago sintió miedo pero igualmente asintió con la cabeza y sintió los dedos del cuarto príncipe dejando su interior, lo que hizo que tuviera un momentáneo sentimiento de ausencia y desazón hasta que fue invadido por la sensación de algo más grande ocupando espacio dentro de su cuerpo.

—Ah...¡Ah! —se mordió los labios sintiendo la sangre en su boca y se aferró con fuerza a la espalda del cuarto príncipe — ¡Ah!

Todoroki se detuvo viendo como el rostro del mago se había distorsionado en una mueca de dolor e incomodidad, se sintió impotente al verlo en tal estado y quiso retroceder pero las piernas del cenizo lo detuvieron e incluso hicieron que se adentrará más profundo, haciendo que el más bajo volviera a soltar un grito de dolor.

— ¡Katsuki, tranquilo, tranquilo! —exclamó desesperado al sentir las piernas del mago apretando su cuerpo y sus manos abrazando fuertemente su espalda —No tenemos que ir tan rápido. Respira. Vamos, respira hondo y mantente tranquilo. Cálmate, por favor, por favor. No debemos darnos prisa.

Katsuki inspiro hondo, las lágrimas que había derramado le dificultaban mirar con claridad al adolescente encima de su cuerpo, podía notar su gesto preocupado y aquellos ojos fríos que le observaban agitados. Él tenía razón, ¿por qué quería terminar esto tan rápido? ¿por qué quería que se terminará?

Se sentía bien. No era amor, no era cariño. Pero se sentía bien que el cuarto príncipe lo sostuviera entre sus brazos y se preocupara un poco por él. Sí, debía calmarse. Respiro y se calmo y dejándose llevar un poco, hizo una petición.

—Sho...—llamó al bicolor viendo esa sonrisa satisfecha ante el apodo que le dió en ese momento —Quiero...

El mago se detuvo un segundo. Mierda, ¿qué buscaba con eso? ¿para qué cuando salieran del Lado Salvaje no pensaba volver a verlo? ¿quiera un buen último recuerdo cómo cuando se despidió de Aki? No lo sabía pero, de repente, se arrepentía de haber siquiera pensado en esa petición.

— ¿Qué quieres Katsuki? —lo alentó a continuar el cuarto príncipe viendo el rostro ansioso del cenizo —Dime. Cumpliré cualquier cosa que me pidas.

—...Un príncipe no debería prometer tan fácilmente eso —murmuró el de ojos rojos y el cuarto príncipe beso su mejilla, pudo escuchar por un segundo su risa dándole la razón —Me...¿me puedes besar mientras lo haces? Creo...que de esa manera se sentiría menos como una mierda.

Dioses del cielo, ¿cómo puede pedir algo tan lindo en este momento?

Shoto se inclino para cumplir gustosamente la humilde petición del cenizo, lo beso lentamente, invadiendo su boca de manera posesiva y cuidadosa, lo escucho gemir entre besos y sintió como su interior se relajaba pero aún no lo suficiente como para que tuviera la confianza de moverse. Uso las manos para tantear los costados del mago, haciendo movimientos suaves, intentando que estuviera a gusto y sintió su cuerpo menos tenso. Bien, el cenizo se estaba relajando y sus manos dejaron de apretarle la espalda y sus piernas volvieron a su posición original, dejándole espacio para moverse.

Estuvo varios minutos en eso. No quería que el mago sufriera innecesariamente, fue lento y tranquilo, sentía una opresión en su bajó vientre debido a que su miembro estaba desesperado por moverse en ese estrecho y maravilloso lugar que lo apretaba tan exquisitamente pero se contuvo fuertemente hasta que el propio mago le dió unas palmaditas en su espalda llamándole la atención.

El más alto pudo notar que el cenizo estaba más relajado, inegablemente, todavía debía sentirse adolorido pero ahora su expresión no era tan terrible como antes. Las lágrimas ya no estaban presentes y sus ojos rojos brillaban con otros sentimientos, parecía que al fin estaba disfrutando un poco toda la experiencia.

—Sho...hazlo despacio —se oculto en el cuello del cuarto príncipe abrazándolo —Te mueves fuerte y te mato, en serio.

—Seguiré a la perfección tus indicaciones —aceptó con una pequeña sonrisa el cuarto príncipe —Dime si es demasiado.

Katsuki asintió, el analgésico del aceite lubricante estaba haciéndole un poco de efecto así que, aparte de una incomoda intromisión en su cuerpo y algo de dolor, ya estaba mucho mejor. Vio al cuarto príncipe levantándose para sostener adecuadamente sus caderas y luego sintió aquel empuje en su interior que le hizo gemir con fuerza y agarrar la frazada del suelo, en lo que observaba las expresiones del más alto de placer y lujuria. Los movimientos que hacia eran suaves y pausados, haciendo que pudiera sentir perfectamente los movimientos de aquel miembro masculino dentro de su cuerpo, desgarrando su interior y dejando que lo succionara, la voz ronca del cuarto príncipe se mezclaba con sus propios gemidos y maldiciones entre cortadas junto con el sonido de sus cuerpos chocando entre sí y el lubricante.

La sensación era increíble. Dolorosa y placentera. Agradable y desagradable. A el mago le gustaba sentirse de esa manera, unido al bicolor, ser la persona que le daba ese placer. Pero sabía que una vez esto se acabará, no sería bueno que se volvieran a encontrar, de esa manera no era posible que sintiera toda la satisfacción del momento.

Además de eso, podía sentir la voluntad de su magia siendo absorbida por el más alto en gran cantidad, eso haría que no hubiera el menor problema al terminar el ritual pero también que se quedaría con él por un largo tiempo.

El matrimonio mágico es para toda la vida, fuí un idiota al no mencionarle eso.

Era posible que, aún si estaban separados, Shoto podría sentir gracias a su magia las emociones que sentía y eso sería un inconveniente pero a Katsuki le parecía que no era nada comparado a liberar al principe de la magia del Valle del Hielo que tanto atormentó a Yuki.

Al menos pude hacer algo bueno por un hombre que me gusta. Sí, es suficiente. Está bien dejar las cosas de esta manera.

El cenizo sintió las lágrimas cayendo nuevamente por su rostro y vio al cuarto príncipe inquietarse pero antes de que pensará en detenerse, lo atrapó entre sus piernas y le dió la vuelta, haciendo que el miembro ancho y grande se enterrará más profundamente en su interior y causando con eso que eyaculara sobre el torso del más alto.

—Ja...ya voy dos putas veces y tú todavía ni una —reclamó el de ojos rojos — ¿Acaso en mi interior no se siente bien, su majestad?

Todoroki se sintió ofendido, ¡claro que se sentía increíble en el interior de mago! ¡solo se estaba conteniendo para no acabar tan pronto y quedar como un precoz! Y, aparte, ¿qué necesidad había de acortar tan placentero evento? Claro que, antes de que pudiera defenderse, el cenizo elevo sus caderas hacia arriba y bajo, haciendo que el cuarto príncipe perdiera la cabeza al ver como su miembro desaparecía en ese hermoso trasero que tenía el mago. Solo pudo aferrarse a su cintura para ayudarlo con sus movimientos y, finalmente, eyacular en su interior, quedando agotado.

El cenizo sintió algo caliente entrando en su cuerpo que lo dejo paralizado y se derrumbó en el pecho del cuarto príncipe, sintiendo sensible y exhausto. Podía sentir algo líquido saliendo abundantemente de su trasero, haciendo que su estómago tuviera un cosquilleo de exitación y que quisiera volver a moverse para sentir que tan profundamente había llegado la semilla del bicolor pero se quedó quieto y cerro los ojos.

Porque esta paz que sentía ahora indicaba que el matrimonio se consumo por completo y que podían continuar la última parte.

Shoto se baño primero dentro de las termas de Agua del Fuego para así poder ordenar las cosas que llevarían devuelta al Palacio de la Nieve. Aunque Katsuki quemó las frazadas —mencionando que no podían devolver eso a la familia Hirose con una mueca avergonzada— ahorrandole bastante tiempo de trabajo. El cuarto príncipe se quedó con un solo saco para llevar y salió afuera de la cueva, en espera de que el mago acabará de bañarse y vio que, a la distancia, Pardon se acercaba.

—Maestro Shoto su magia se siente como la del Maestro Katsuki, eso es bueno —halagó la criatura del Valle del Hielo — ¿Van a reestablecer nuestro hogar?

—Sí, eso mismo —aseguró el bicolor y después, hábilmente, preguntó —Pardon, hace diez años, ¿sentiste cuando se intentó romper el sello?

Pardon hizo un pequeño silbido entre la molestia y la pena para después inclinarse ante el cuarto príncipe como si estuviera avergonzada.

—Había pasado antes. Pensé que se trataba de eso de nuevo pero no. Fue horrible —sacudió la cabeza la criatura —Un Hirose no puede sacrificar nunca a otra persona. Al Maestro Yuki le dolería mucho el enterarse que sus descendientes han estado siendo usados para esto.

Shoto estaba por disculparse cuando una de las palabras que uso el Protector del Invierno le llamó la atención.

— ¿Usado? —repitió y la criatura inclino la cabeza — ¿A qué te refieres con eso Pardon?

—El último Hirose que intentó romper el sello estaba bajo una extraña maldición. Debió ser eso lo que hizo que quisiera hacer daño, supongo —movió la cabeza Pardon hacía los costados —Los humanos son criaturas aterradoras. Pero nosotros podemos sentir cuando son malvados. El último Hirose no parecía ser malvado, no se sentía de aquella manera.

Con más palabras que decía la criatura más confundido se sentía el cuarto príncipe, Pardon inclinó su cabeza una vez más hacia él y como si finalmente el más alto hubiera sabido que quería, le dió un par de palmadas en esa cabeza áspera que se sentía como si estuviera tocando una pared. Luego de unos segundos, Katsuki salió y le indicó que siguieran su camino con Pardon haciendo de escolta.

El cielo seguía estando oscuro pero el bicolor noto que debía estarse acercando el amanecer. No se sentía tan cansado y no creía que hubiera pasado un día entero en aquella montaña con el mago, pero tampoco se sorprendería si ese era el caso.

Al llegar finalmente a la formación rocosa dónde hicieron el ritual, Pardon se alejó sin decir una palabra pero el cuarto príncipe sintió cierta tristeza y felicidad en su interior que no sabía cómo explicar.

—Bien, la última jodida parte —suspiro el mago —Shoto, pon un poco de sangre en la roca y di que quedó restablecida la paz de los Protectores del Invierno. Con eso se terminó.

¿Ya no me va a llamar "Sho"? Supongo que no.

Todoroki se guardo su melancolía para sí mismo y se cortó la palma de la mano en la herida que ya tenía, para después dejarla en la roca y viendo hacia el mago que estaba de pie a su lado, proclamó.

—Quedo restablecida la paz de los Protectores del Invierno.

Un brillo idéntico al de su ceremonia estallo en la roca y el cuarto príncipe sintió como su energía era succionada por la misma, a la vez que el cenizo lo abrazo para que no se cayera y se quedó con él cuando todo termino. Una vez el brillo desapareció, el más alto levanto la cabeza al cielo y vio un día soleado y despejado.

—Supongo que estamos de vuelta en el Valle del Hielo —dijo con tranquilidad y luego miro hacia el mago —Katsuki, ¿qué tienes? Estás muy pálido.

El mago soltó un suspiro y se quedó apoyado unos segundos en el pecho del cuarto príncipe. Como supuso, la magia que el bicolor utilizo para reestablecer el sello del Ritual de Protección lo dejo agotado y drenado. Necesitaría un descanso de varios días. Pero antes de eso, debía dejar algo preparado. Levanto la cabeza para ver al cuarto príncipe que le miraba con preocupación y mientras sentía su corazón oprimido, dijo una única palabra.

Duerme.

Katsuki vio como a el más alto se le abrieron los ojos con sorpresa al sentir su magia para después cerrarse y dejar que su cuerpo cayera encima del suyo. Soporto el peso del chico más grande y lo llevo arrastrando hacían dónde había dejado los caballos la noche previa.

Debía devolver a Shoto al Palacio de la Nieve antes de que despertara y después, marcharse, porque ya no quedaba ninguna razón para que tuvieran que volver a verse.

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