Capítulo 16
La Plaza de los Héroes se encontraba muy animada. Las personas se reunían curiosas alrededor de la elevada tarima plantada en el centro del lugar, con la bandera de Yuei en el medio y el escudo de la familia imperial Todoroki en lo alto. Todos susurraban acerca de qué podría tratarse el anuncio de ese día. Generalmente, cuando los Todoroki llegaban a la plaza a anunciar algo que desconocían, se trataba de algún compromiso matrimonial o de una nueva ley. Así que todos estaban expectantes.
Para el pueblo, los hermanos Todoroki eran muy buenos monarcas, cada uno con habilidades distintas y posiciones opuestas. El primer hermano, Touya Todoroki, a la joven edad de dieciséis años fue puesto como Ministro de Guerra, siendo apodado el Rey del Infierno por sus poderosas llamas mágicas azules que podía usar gracias a la espada mágica Inferi. La segunda hermana, Fuyumi Todoroki, era la Flor del Invierno en el lugar donde la nieve no caía debido a su cabello mayormente blanco y su preferencia por la ropa de ese color, siendo la administradora del Templo de la Sabiduría desde que tenía quince años, se la consideraba una santa y benefactora de los humildes. El tercer hermano, Natsuo Todoroki, se hizo conocido como el Defensor del Océano, ya que a la edad de once años proclamó su amor por el mar y los barcos, rogando a su padre que le dejará probar ser tripulante por un tiempo, el joven se volvió muy bueno en los comercios marítimos y en defender las aguas de su dominio contra los piratas, aún si actualmente estaba apoyando a su hermano mayor en la guerra contra los bárbaros del Reino de los Espejos, el pueblo recordaba su principal función dentro del reino. Por último, se encontraba el cuarto hermano, Shoto Todoroki, conocido desde la Academia de Yuei como un joven inteligente y culto, de pocas palabras y, entre los nobles, se le conocía como El Verdugo. Porque de todos los hijos de Enji Todoroki, el único que era enviado a tratar con los nobles corruptos y tenía el permiso imperial de asesinarlos sin juicio —pero con pruebas— era Shoto.
Eso era sabido públicamente y el pueblo estaba más que agradecido con que uno de los príncipes velará por sus intereses. Debido a que todavía si era la familia imperial la que recaudaba la mayoría de los impuestos, los nobles de Yuei podían poner los propios en sus tierras y extorsionar al pueblo con otras cosas si no llegaban a pagarlos.
— ¿De qué se tratara? ¿Un matrimonio?
—El príncipe Touya era el único comprometido, ¿no?
— ¡Sí, con la princesa caída del Reino de los Espejos! Es muy amable al tomarla como esposa. Perdió todas sus tierras y vive en Yuei gratis junto a sus compatriotas, no le trae ningún beneficio casarse con ella, ¡aunque escuché que es muy hermosa!
— ¡Idiota! ¡Nuestro príncipe no se casaría con ella solo porque le parece bonita!
— ¿Y que hay del principe Natsuo? ¿Se casará él, entonces?
—Oh, no creo. Las mujeres de los puertos dicen que tiene fama de mujeriego. No lo imagino en un matrimonio.
— ¿La princesa Fuyumi? Aunque escuché que piensa renunciar al trono casándose con una mujer, ¿con quién era...? No lo recuerdo.
— ¿Quien queda entonces, el principe Shoto? Pero, ¿no es demasiado joven? ¿cuántos años tenía?
—Hum, me parece que dieciocho. No es tan joven, el rey Enji se casó con diecinueve años con la reina Rei.
— ¡Pero era diferente, Enji-sama era hijo único y no hubo oposición para su coronación! ¡Por eso pudo casarse antes!
La multitud estaba conmocionada y era algo que Shoto podía sentir desde lo alto de e la tarima, detrás de las cortinas que lo ocultaban de esos ojos llenos de preguntas e interrogantes. Nunca le gustaron los eventos públicos. Los bailes de salón y las reuniones en el palacio estaban llenas de hipocresía —a diferencia del pueblo que siempre parecía alegre y cálido— pero también de tranquilidad y una rígida formalidad que lo hacía sentirse en control de sí mismo. De pie en lo alto de la tarima, sabiendo que tenía que enfrentarse a tantas personas con expectativas, deseos y demandas para él, podía sentir un agujero en el estómago y sus piernas temblaban levemente. Se dió la vuelta, apoyándose en uno de los barrotes de la tarima e hizo un ejercicio de respiración para calmarse.
El té de Katsuki que bebió anoche le ayudo a tener un buen sueño. Pero no quiso desperdiciar el que le quedaba para esa mañana en caso de que lo terminara vomitando por los nervios y ansiedad. Ahora se arrepentía un poco. Estaba mareado, inquieto y no tenía nada en el estómago, pero sentía que podría vomitar en cualquier momento.
—No deberías hacer un anuncio público si no puedes tolerarlo.
La voz infantil de Ritsu le hizo girar la cabeza, viendo al pequeño niño-espada usando ropas con los colores de los Iida, un pantalón blanco y una remera azul, junto con un chaleco negro que tenía bordado el escudo familiar. Tenía una expresión tranquila, unos ojos azules que reflejaban una leve preocupación y el bicolor no pudo evitar el comparar ese aspecto tan pulcro con el de Tenya cuando eran niños.
Aunque Ritsu carecía de toda la inocencia y entusiasmo que tenía Tenya a esa edad. Parecía tan aburrido y era tan obvio al respeto, que incluso al cuarto príncipe le pareció divertido.
— ¿No te gusta estar aquí? —esquivó la pregunta del niño con facilidad.
—No —respondió el niño honestamente —Pero tú pareces tenerlo peor.
—No me agradan las multitudes —terminó admitiendo al ver que si no lo hacía el niño seguiría insistiendo —No me gusta hablar en público o ser visto. Me incomoda tener tanta atención encima.
—Eres bastante honesto. Puedo entender porque Tenya te aprecia tanto —comentó el niño desviando la mirada y entonces, el cuarto príncipe notó un brillo peculiar en sus ojos azules —Llego.
Shoto miro hacia la misma dirección que el pequeño niño y vio como una persona empezaba a materializarse a un lado de la tarima, primero era humo rojo y luego una silueta que dió paso a una figura de capucha negra, de un metro con sesenta y dos centímetros de altura. No tenía que preguntarse quien era, simplemente dejo el apoyo que tenía y se acercó.
—Buenos días, Katsuki —saludo con cortesía —Llegaste temprano.
—Buenos días —correspondió el mago en un tono bajo, como si estuviera desanimado y luego, agrego — ¿Quien es el niño, Shoto?
El cuarto príncipe sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo cuando Katsuki inclino la cabeza hacia Ritsu que se había quedado a menos de un metro de distancia de ellos, sus ojos azules brillaban de una manera que nunca antes vio y no supo qué mierda responderle, ¿le podía decir que era la espada Ingenium de la familia Iida? ¡por supuesto que no! ¡Tenya lo mataría si lo hacía!
Pasaron tres segundos enteros en silencio. Hasta que Ritsu, sin razón aparente, solo se lanzó al frente y abrazo a el mago. Al instante, Katsuki sintió la corriente mágica familiar de la espada y no tardo en atar cabos, soltó un pesado suspiro y acaricio la cabeza del niño, en lo que miraba al cuarto príncipe que había entrando en un estado de pánico silencioso. Debajo de la capucha, sonrió con burla y encontró esa expresión en el principe sumamente divertida.
— ¿Es pariente de los Iida? Tiene sus mismas ropas —preguntó sin mucho interés, todo para que el bicolor pudiera salvarse y mentirle en la cara.
—Ehm, sí, se llama Ritsu Iida. Es pariente de Tenya Iida, mi guardia personal y el sucesor de los Iida —inventó velozmente el cuarto príncipe —A él le gustan mucho los magos y ha oído hablar bastante de ti. Perdón, no quería ser grosero. Ritsu, será mejor que sueltes a Katsuki.
Ritsu se separó apenas unos milímetros del abdomen del mago que era adónde llegaba con su reducida altura, volteo a ver al bicolor y en silencio, con sus ojos azules, le mando el claro mensaje de "cállate". Luego, volvió a abrazarse cómodamente al mago y sintió unas agradables caricias en su cabello.
—Parece que no le agradas —dijo el mago conteniendo la risa.
—Es...un niño difícil de tratar —se rasco la cabeza el bicolor —Lo siento, ¿no te molesta?
Katsuki negó con la cabeza y volvió a hacerle mimos al niño, podía sentir su magia fluyendo por su cuerpo, todas sus emociones felices debido a su encuentro y también tristes y preocupadas por lo que significaba. Ingenium debió haber almacenado una gran cantidad de magia para llegar a tener una forma humana tan buena, aún si era la de un niño. Así que no le molestaba felicitarlo y consentirlo por su logro.
Shoto miro la escena, recordando la primera vez que vio al mago en la Torre, rodeado de niños y jugando con ellos, algunos le abrazaban y otros reían a su alrededor. Todavía sin ver su expresión debido a la capucha con la cual cubría su rostro, le parecía que tenía que estar contento y sonriendo.
¿Cómo será su sonrisa? Debe ser linda.
El bicolor ignoro el tonto pensamiento que tuvo y lo mando a volar al interior de su conciencia, ¿que importaba si la sonrisa del mago arrogante era linda? No era por eso que estaban en la tarima en primer lugar.
Su hermana llegó justo en ese momento para recordarle su propósito principal. Usando un vestido azul pálido, con el cabello albino con mechas rojas suelto y sus manos delicadamente adornadas por dos anillos con piedras verdes.
—Shoto, mago Katsuki —hizo una reverencia la princesa —Ya has es la hora de más concurrencia en la plaza. Les sugirió que salgan a dar la noticia ahora antes de que el pueblo se disperse para volver a casa.
—De acuerdo, neesan —aceptó el cuarto príncipe —Ya salimos.
Fuyumi asintió y se alejó, saliendo del otro lado de la cortina, ya que ella haría de portavoz para el anuncio. Shoto se giro hacia Katsuki, viendo la capa toda negra e hizo una pequeña pregunta, esperando tener algo de suerte.
—Dejaste en claro que no querías mostrar tu rostro pero, ¿podrías al menos cambiar el color de tu ropa, por favor?
El mago pensó que no era tan irrazonable lo que el otro le pedía, le dió un empujón suave a Ritsu para que se alejara de él y camino hasta Shoto, que traía puesto su traje azul formal, pantalones marrones y botas negras. Puso la mano derecha sobre su pecho, notando el breve impacto del bicolor porque le tocará, sintió el frío que pasaba desde la piel hasta la ropa y murmuró un hechizo sencillo, su capa negra se volvió blanca, con los detalles de la familia real bordados en rojo y dorado, su capucha adornada con bordes azules y la abrió un poco, dejando ver una camisa azul y unas botas cortas negras. Después, se alejó y vio los colores, no le gustaba mucho el blanco pero el hechizo solamente hacia lo que quería para que la ropa le quedará bien y a juego con su pseudo pareja.
— ¿Mejor? —cuestiono alzando la barbilla hacia el menor, notando que estaba sin palabras y un poco sonrojado.
—Sí...—carraspeo, aclarando su garganta e ignorando la calidez que sintió al tener tan cerca al mago —Mejor.
Ritsu arrugo el entrecejo con molestia y volvió a abrazar a Katsuki por la cintura, alejándolo del cuarto príncipe.
—Hey, mocoso. Tenemos que ir a hacer algo —le señaló el mago al niño molesto —Luego hablamos.
El cuarto príncipe observó impresionado como Ritsu se separaba del mago sin decir nada y se iba de la tarima calmadamente, perfectamente obediente. Tenya le había dicho esa misma mañana que tuvo que pasar toda una hora convenciendo al niño de que no podía lavarse con la cera de las espadas y que debía usar el agua normal del baño, ¡y a Katsuki le hizo caso a la primera! No se lo contaría al guardia imperial, podría llorar si se enteraba que la espada sagrada de la familia obedecía más a un mago que a su legítimo dueño.
—Bueno, ¿salimos de una vez? —bufó el mago viendo hacia la cortina que los separaba de la multitud —Quiero terminar esto de una vez.
—Yo también —estuvo de acuerdo el bicolor —Salgamos.
Shoto y Katsuki se pusieron lado a lado, al darle una señal a uno de los guardias que se encontraba a lo lejos, las cortinas de la tarima fueron levantadas y Fuyumi hizo su papel.
— ¡Pueblo de Yuei, tenemos un anuncio importante para hacerles! —proclamó la princesa en voz alta sobre la ruidosa multitud que miraba a ambos chicos apareciendo en la tarima — ¡Por favor, hagan silencio y dejen que mi hermano menor, Shoto Todoroki, les de la noticia!
El mago vio al cuarto príncipe tomando aire profundamente, a la luz del sol su piel se notó un poco pálida y pudo detectar un pequeño temblor en su pierna izquierda al caminar dos pasos hacia adelante, quedando todavía más visible para la multitud. En un intento de no enfocarse en las estatuas que estaban en la Plaza de los Héroes, observó con atención los gestos de ese príncipe frío, que parecía —al menos para él— a punto de colapsar en medio de la tarima.
La multitud guardo silencio, los susurros se mezclaban con el canto de las aves, todos los ojos fijos en la persona arriba de ellos, viéndolos con ojos fríos de color azul y gris, con una cicatriz intimidante del lado izquierdo.
Shoto apretó los puños y empezó.
—Pueblo de Yuei, he decido contraer matrimonio con el mago de la Torre, Katsuki —anunció viendo las primeras expresiones de sorpresa e impacto en las personas —Nos casaremos en poco tiempo y esperamos contar con sus bendiciones.
Un discurso patético y muy corto, pero pedirle más parece cruel. Me parece que está a dos palabras más del colapso.
Katsuki suspiro pesadamente y se acercó hasta Shoto, tomando su mano derecha y sintiendo lo fría que estaba. Después, sin ver la expresión del cuarto príncipe por salir en su rescate, chasqueo los dedos y desde lo alto empezaron a llover flores de colores blanco y rosa, haciendo que la multitud conmocionada que ni siquiera llegó a aplaudir se emocionará y empezará a sonreír y alzar las manos en el cielo, intentando tocar alguna de las flores. El mago aprovecho el escándalo para llevarse al bicolor devuelta detrás de la cortina y estar lejos de todos.
De sus miradas y de las jodidas estatuas.
Shoto cayó al piso de rodillas, pálido y agotado. El mago lo observó con algo de pena y llevo una de sus manos hacia su cabeza, acariciando los mechones rojos y blancos para que se mezclaran.
—Lo hiciste bien, tonto príncipe —dijo haciendo que el bicolor le viera con una ceja alzada —Bien, salió del asco pero al menos no te desmayaste ni vomitaste. Supongo que para ti es un gran logro, ¿no?
Pese a que fue sarcástico, Katsuki recibió una débil sonrisa del cuarto príncipe y un asentimiento de su cabeza.
Debido a que Touya regresaría a Yuei en quince días —no había todavía un acuerdo con los bárbaros pero se estaba hablando de una especie de "paz"— se tenían en el palacio preparativos para su banquete. Fuyumi utilizo esos recursos para preparar un pequeño baile con los nobles más importantes del reino y unos emisarios extranjeros, así como también unas criaturas mágicas embajadoras. El anuncio público era una cosa pero el banquete pese a su importancia, podía ser manejado con más comodidad e intimidad. Shoto no tenía que hablar, tampoco Katsuki. Con que estuvieran presentes en el salón por unos quince minutos sería suficiente para que todos estuvieran satisfechos.
— ¿Y qué debo hacer hasta que caiga la noche? —bufo el mago dentro de un elegante carruaje de la realeza —El principito aquí presente no es un anfitrión muy entretenido.
El bicolor frunció el ceño molesto y la mayor oculto una ligera sonrisa —ya que era la primera vez que su hermano menor no ocultaba su disgusto hacia una persona— detrás de la palma de su mano. Luego, al ver que su hermano le veía ofendido, carraspeó y miro al mago sentado delante de ellos en el carruaje, con la misma capa negra y holgada de antes.
—En el palacio tenemos una colección interesante de libros y algunos salones de música donde podría sentirse cómodo —comentó la princesa —Shoto será una mejor compañía, lo aseguro.
—Por la expresión de disgusto que esta mostrando yo no estaría tan seguro de eso —se burlo el mago viendo al cuarto príncipe disgustado —Prefiero al mocoso de los Iida de compañía.
— ¿Al mocoso de los Iida? —giro la mayor hacia su hermano — ¿Está hablando de Tenya-kun?
—No, de un primo joven que vio hoy —respondió el más alto y luego miro hacia el mago con cierta sospecha — ¿Por qué lo quieres a él?
—Parece más entretenido que tú. Es todo.
Katsuki disfrutó la expresión molesta del cuarto príncipe para después voltear hacia una de las ventanas del carruaje. No quería ver el panorama del reino que tanto había cambiado pero la curiosidad fue imposible de vencer y termino echando un vistazo. Las casas se veían más grandes, los niños y las mujeres caminaban por las calles sonriendo, los mercados estaban en apogeo. Se sentía muy familiar y a la vez, distante. Le hacía sentir melancólico y solo.
—Ha cambiado bastante, ¿eh? —pensó en voz alta.
— ¿Ya había estado antes en Yuei, mago Katsuki? —pregunto con amabilidad la princesa al escuchar la voz del mago.
El mago parpadeo y acomodo su cuerpo nuevamente para encontrarse con los hermanos Todoroki. La hermana mayor viéndole atentamente, con amabilidad, pero alerta. El hermano menor, controlando el frío de su cuerpo para que ninguno en el carruaje lo sintiera, con el ceño fruncido relajado —al parecer, el enojo no le duraba demasiado tiempo— esperando su respuesta, sus ojos azul y gris ocultando el interés que tenía por oírla.
—Hace bastante tiempo —murmuró el mago —Hay ciertas cosas que ciertamente he olvidado de este lugar.
—Oh, ¿viajo a muchos lugares? —quiso saber la princesa.
—Un poco, lo normal —se encogió de hombros el mago.
— ¿Solo? —hablo el cuarto príncipe, viendo como hubo un ligero temblor en los hombros del más bajo — ¿Viajaste solo?
—Eso no es de la incumbencia del principe ni la princesa, ¿no? —gruño el mago viendo como la princesa hizo una ligera mueca pero el principe ni se inmutó —A dónde fui, las cosas que hice, quien soy. Mientras les sea útil, lo demás importa una mierda.
—...Eso es un poco cruel —susurro la princesa.
—Él tiene razón, neesan. Nos somos útiles el uno al otro, nada importa más que eso y está bien de esa manera —decretó el bicolor —No es necesario saber más acerca de Katsuki. O que él sepa más sobre nosotros.
Fuyumi hizo una expresión de inconformidad pero ya el ambiente en el carruaje era demasiado tenso y termino cerrando la boca, esperando que el viaje se acabará pronto.
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