El día por fin había llegado, estaba tan emocionada que no cabía en mi misma por la emoción.

Estaba ya esperando en el aeropuerto, mis piernas no paraban de temblar a causa de los nervios.

Y si al verme él cree que no soy bonita, que soy un asco, que mi piel es más pálida sin los filtros de las fotos.

Y si al tratarme me dice que por el teléfono soy otra, que no era lo que él esperaba.

Cerré los ojos y traté de deshacerme de todos aquellos pensamientos horribles.

Faltaba media hora para que el llegara, así que camine hasta una pequeña tienda y compre unas galletas, al pagar la señorita de la caja se agacho y vi aquellos ojos rojos que tanto odiaba en un pequeño espejo que estaba detrás de ella.

-Es el gran día, ¿eh? -me dedicó su sonrisa perversa.

-Aquí tiene su cambio señorita -dijo la cajera tapando el espejo con su cuerpo.

-Ah, claro. Gracias.

Salí de la tienda, sintiendo una mirada clavada en mi espalda. Me senté a esperar, ahora sin apetito. Solo me sentía vacía, nerviosa, asustada y emocionada. Todo era tan confuso que se me revolvió el estomago y entonces sonó por los altavoces una voz que indicaba que el vuelo de Ziri había llegado antes de lo esperado.

Oh por dios.

Unos minutos después Ziri cruzó la puerta y en cuanto lo vi me levante.

Solo sentía emoción, pues ahí estaba el amor de mi vida, el amor de todas mis vidas.

Comencé a caminar hacia él, después de unos cuantos pasos perdí el control. Mi cuerpo empezó a tomar más velocidad, Ziri, sin saber qué pasaba realmente, abrió los brazos para atraparme , pero yo fui directo a su cuello. Lo mordí, probé su sangre y me gusto. Mi vista se tiñó completamente de rojo, sus ojos estaban muy abiertos.

A nuestro alrededor todo se volvió caos. Todos gritaban y señalaban lo que acababa de pasar, algunos corrieron a las salidas más cercanas, pero los policías que estaba en shock no los dejaban salir.

Y yo solo miraba a mi amado y él a mí, sin perder más el tiempo volví a abalanzarse sobre él, lo bese, probé sus labios con un dulce beso, luego fui a su cuello donde bese la herida y probé su sangre nuevamente.

Todo es perfecto, él es delicioso. Esta es mi naturaleza, no se porque la oculte por tanto tiempo, es grandiosa, se siente estupendo.

Me repetí esto una y otra vez, hasta que las lágrimas inundaron mis ojos y lloré desconsoladamente.

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Les dejo este lindo link con una imagen de la hermosa escena. 

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