Capítulo 8

Por la mañana, David y Sarah se fueron al hospital y una vez allí, el médico les empezó a contar a David y a Sarah que si una persona queda minusválida temporalmente, es posible que con el paso del tiempo esa persona pueda volver a andar pero eso era un caso arriesgado para Sarah porque ella no había vuelto a intentar andar desde hace años.

Sarah le dijo al médico que ella estaba decidida a volver a andar.

A medida que pasaron los días, Sarah no le dijo nada ni a su madre, ni a Ana, ni a Tanya sobre lo de volver a andar.

En el instituto, David y Sarah se veían a escondidas para que nadie les viese y David siempre acompañaba a Sarah al hospital.

Pasaron los días y Sarah ya empezaba a mejorar la habilidad de las piernas.

Un día, Sarah se levantó de la silla con un poco de dificultad y le confesó a David que eso era como aprender a andar.

Al final, Sarah ya podía andar, saltar, correr, bailar y mover las piernas sin ninguna dificultad.

Esa misma tarde, Sarah volvió a su casa junto con David. Ella estaba en la silla de ruedas y cuando abrió la puerta, su madre se acercó a ella y Sarah se levantó de la silla para abrazarla. Su madre estaba confusa pero alegre.

De repente, apareció Ana y al ver que su hermana estaba de pie fue a abrazarla y Sarah la cogió en brazos y la abrazó.

Sarah les contó la historia a su madre y a su hermana y ellas se sorprendieron al oír que David la había ayudado.

Al día siguiente, Sarah volvió a ir en la silla de ruedas y en cuanto llegó a su clase, se levantó de la silla y todo el mundo se sorprendió y Tanya fue a abrazarla ya que estaba llorando de alegría.

Durante todo el día, Sarah empezó a hablar con todo el mundo y se dio cuenta que ya empezaba a ser feliz.

Por la tarde, David se fue a buscar a Sarah al gimnasio pero solo la vio salir del edificio caminando hacia él, así que David le preguntó por qué no estaba entrenando y Sarah le dijo que ya no podía jugar al baloncesto para minusválidos porque ya no iba en silla de ruedas.

David acompañó a Sarah a su casa y le preguntó si el viernes podían quedar, a lo que Sarah le contestó que sí y David le dio un beso en la mejilla y se marchó.


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