Al día siguiente, David y Sarah se marcharon al aula de matemáticas, pero el problema fue que Sarah no podía subir las escaleras para llegar a la clase y David hizo algo muy romántico: la cogió en brazos la dejó en un banco para luego coger la silla de ruedas y subirla hasta el final de las escaleras y después las bajó para coger de nuevo en brazos a Sarah para llevarla hasta la silla.

Sarah le dio las gracias mientras iban a la clase de matemáticas, pero en ese momento, los compañeros del equipo de David vieron lo que había pasado y se dieron cuenta de que su amigo necesitaba ayuda.

Cuando David llegó al aula, sus compañeros le empezaron a contar cosas malas sobre Sarah como: que no era buena persona y que estaba fingiendo ser minusvádila. Sobretodo le contaron que los dos eran mundos distintos. Él era el capitán del equipo de baloncesto y podía andar y Sarah era la chica más inteligente pero que no podía andar.

También le contaron que si seguía con Sarah, perderían el partido que tenían al final del curso.

David se enfadó y les dijo que olvidaría a Sarah y si ellos querían pues no volvería a estar con ella.

Cuando David terminó de hablar oyó la voz de Sarah y cuando se dio la vuelta vio que Sarah estaba muy enfadada y a su lado estaba Tanya muy asustada y cuando David le preguntó cuánto tiempo había estado escuchando. Ella no le miró y solo se limitó a decir que lo había oído todo, entonces se levantó de la silla, perdió el equilibrio y se cayó al suelo para después gritar a los demás diciéndoles que eso lo había hecho para que los demás vieran que ella no podía andar.

Tanya la ayudó a incorporarse en la silla y las dos se marcharon de allí.

Al final de las clases, David le preguntó a Sarah por qué seguía enfadada y ella le dijo que todos tenían razón al decir que ella era diferente de los demás. También le pidió que no volviese a verla ni a llamarla.