(7)
Milk intentó sonreír pero no logró ocultar su angustia. ¿Cómo podía haber cometido tal error? Solo era explicable porque llevaba veinticuatro horas distraída, tanto, que había aceptado aquella mañana un doble turno en el café sin haber revisado antes su agenda porque había pensado que era mejor estar ocupada para ahuyentar perturbadores pensamientos relacionados con Goku. La consecuencia era que se había olvidado del trabajo que tenía que presentar al día siguiente y apenas lo había empezado, con la documentación necesaria, sabía que podía hacer algo en unas horas, pero eso no era bastante para ella estaba decidida a recuperar la matrícula de honor quería tener su vida bajo control, no podía permitirse más distracciones, y menos la que Goku representaba.
Tomando aire, dijo:
-Nada que no pueda resolver -y preparó las bebidas que había pedido un grupo de chicas.
-¿De verdad? -preguntó él, mirándola fijamente y actuando como si no notara que todas las mujeres del local estaban pendientes de él.
Ella asintió, esquivando su mirada para dominar su irritación, su presencia solo contribuía a aumentar su estrés, Goku puso las palmas de las manos sobre la barra e, inclinándose hacia adelante.
-¿Milk?
El tono de preocupación que usó no contribuyó a calmarla, y las manos le temblaron.
-Necesito concentrarme -respondió esbozando una sonrisa de disculpa-. Ya hablaremos de la fiesta más tarde.
-De acuerdo - suspiró él y le dedicó una sonrisa que habría vencido la resistencia de Milk de no haber evitado mirarlo por contra, se concentró en lo que estaba haciendo, y cuando tuvo las bebidas listas, las llevó a la mesa en la que esperaban las chicas.
-¿Lo conoces? -preguntó una de ellas a Milk-. ¿Está soltero?
-Siempre -afirmó sin titubear, miró hacia atrás y vio que Goku no se había movido y que esbozaba una leve sonrisa, no era justo que la alterara de aquella manera, se volvió hacia las mujeres-. Pero le encanta coquetear.
Y seguro que le encantaría tener a tres mujer a la vez quizá si lo veía marcharse con aquel trío, se le pasaría la estúpida fijación adolescente que tenía con él y podría concentrarse en su trabajo para la universidad. Una de las chicas fue a hablar con Goku y, aunque Milk intentó no prestarles atención, se dio cuenta de que en pocos minutos él se unía a las demás en la mesa a partir de ese momento, la pelinegra le pidió a Black que los atendiera. El bar se fue llenando y Milk estuvo demasiado ocupada como para seguir pendiente de las risas y la animada charla procedente de la mesa, así como de los esfuerzos que Goku hacía para captar su atención cuando pasaba cerca de ellos.
-Black, si no te importa, voy a tomarme un descanso - anunció en cierto momento.
-Muy bien, Zamas y yo podemos ocuparnos -contestó éste.
La pelinegra sacó su pesado portátil de la mochila y se fue al rincón en el que había estado con Goku la noche anterior, cuando lo encendió y vio el documento, se le cayó el alma a los pies aunque había elaborado una lista de los casos, no tenía ninguna copia, ni los había leído del todo. ¿Qué biblioteca iba a encontrar abierta a medianoche? Ni siquiera podría buscarlos en Internet, puesto que en su piso no tenía wifi porque era demasiado cara. La única solución era ir a un cibercafé, pero ¿cómo iba a bajarse quince documentos? Había conseguido escribir un párrafo cuando Roshi fue en su busca.
-No puedes estudiar aquí, esto es un bar, no una biblioteca -masculló.
-Estoy en el descanso -saltó Milk, irritada-. ¿Acaso no puedo leer?
-Aquí, no -contestó él malhumorado.
Ella notó, horrorizada, que se le humedecían los ojos, cerró la laptop y se puso en pie; trabajar en el callejón trasero no iba a resultar inspirador, pero tenía que hacer lo que fuera para no volver a arruinar su vida y al día siguiente tenía un turno extra en el café. Aun sabiendo que solo le quedaban unos minutos, se sentó en las escaleras de la puerta trasera del local y empezó a escribir.
-¿Tienes que entregar un trabajo? -escuchó que le preguntaba Goku.
Milk sintió que se estrechaba el nudo que sentía en el estómago.
-Sí -respondió, sin mirarlo-. Debo que entregarlo mañana y no tengo los documentos que necesito.
-¿Mañana? -preguntó él, sorprendido.
Milk no necesitaba que le recordara que era algo prácticamente imposible.
-Sí, y si no te importa, tengo que leer.
-¿Cuánto tiempo tienes de descanso?
-Veinte minutos.
-Aquí es imposible que te concentres -inquirió él, desde el interior llegaba el sonido machacón de la música y había un contenedor de cristal al que los camareros tiraban botellas regularmente.
-Puedo concentrarme en cualquier parte.
-¿Y escribir un trabajo? Puede que seas muy lista, Milk, pero no eres una maga. ¿Cómo es que no tienes los documentos que necesitas?
-Hice un turno extra en el café y olvidé que tenía que presentar el trabajo.
-Estás demasiado ocupada.
-Así es, por eso tengo que hacerlo ahora -respondió ella, insinuando que la dejara tranquila.
Pero Goku se limitó a mirarla y a decir en tono pensativo.
-En mi casa tengo acceso a toda la documentación legal, incluidas las bases de datos de pago. -Es decir, Milk tendría a su disposición todo lo que necesitaba para poder hacer su trabajo. Tras una pausa, Goku añadió:
-Pídele a Black que te haga el último turno, sabes que te lo debe, después de todo, tú has hecho toda la preparación inicial puedes venir a casa conmigo y trabajar toda la noche -se acercó a ella antes de añadir-. Además, puedo ayudarte.
Milk se cruzó de brazos como si con ello pudiera frenar las palpitaciones de su corazón, y se puso en pie.
-No es un trabajo de derecho familiar -expresó con calma, para controlar el impulso de echarse a sus pies en agradecimiento.
-También estudié comercial, tú no eres la única lista, saqué unos cuantos sobresalientes.
Por supuesto, Goku era perfecto.
-No puedo hacer trampa.
-Ni la vas a hacer -él resopló antes de ponerle las manos sobre los hombros y añadir en tono firme-: Escucha, no voy a escribirlo por ti solo voy a servirte de biblioteca.
Milk se quedó mirándolo en silencio, diciéndose que no había visto nunca un bibliotecario tan guapo.
-Trabajé en la biblioteca de la facultad, así que se me dan muy bien las búsquedas.
-¡Enserio! -expresó ella con incredulidad.
-Bueno, de ayudante -admitió él con una humildad que combinada con
su encanto se convertía en un arma letal-. Era un fantástico puesto para conocer a chicas y conseguir sus datos personales- añadió con un guiño del ojo.
-Así que abusaste de tu posición -riñó Milk y al ponerse en pie estuvo a punto de tropezarse en el último peldaño y caer sobre Goku.
-Deja de atacarme y acepta mi ayuda -cuestionó, sacudiendo la cabeza al ver que Milk lo miraba con suspicacia, insistió-: Te estoy ofreciendo un sitio para trabajar y acceso a Internet.
A Milk no le gustaba necesitar ayuda de nadie y menos de él cuando la ofrecía en aquel tono tan forzadamente inocente.
-Te lo agradezco -susurró precipitadamente-, pero no quiero molestarte.
-No es ninguna molestia -insistió, soltándola y dando media vuelta hacia la salida del callejón-. Y prometo no molestarte.
Goku no tenía que hacer nada para molestarla, su mera existencia ya la alteraba suficientemente pero Milk tenía que escribir un trabajo.
-Relájate y termina el turno -sugirió él, precediéndola al interior del local-.
Tendrás toda la documentación que necesites y toda la noche para escribir en mi casa.
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