(4)

Sí, claro, jamás la había necesitado, el hombre que podía tener a cualquier mujer que quisiera, solo se había dado cuenta de que existía al verla prácticamente desnuda. Ni podía sentirse halagada, ni decía mucho de la naturaleza de Goku, solo era el típico hombre al que le atraía la piel desnuda, el rubio sacudió la cabeza, fingiéndose descorazonado.

- No confías de mis intenciones.

- Te persigue tu reputación - dijo ella con calma -. Y tu comportamiento de
esta noche solo la confirma.

- Pero la verdad es que te necesito, Milk -admitió él, súbitamente serio-. No solo voy a alquilar el local también quiero contratarte.

- No me interesa - respondió ella y trató de creer que era verdad, a pesar de que su cuerpo le decía lo contrario.

- Claro que sí - Goku le guiñó un ojo-. Tengo que organizar una fiesta y tú eres la persona idónea para hacerlo.

Milk sacudió la cabeza.

- Dudo que necesites a nadie, y menos a mí.

El de ojos esmeraldas sonrió, pero la pelinegra podía ver su mente trabajar, era calculador y planeaba algo, y al contrario que ella, había recuperado el aplomo después del devastador beso, debía mantenerse en guardia.

- Lazuli ha acabado la carrera.

El cambio de tema la desconcertó, afirmó con la cabeza pero no dijo nada; de no haber sido una idiota, también ella habría terminado ya.

- Teniendo en cuenta que no creíamos que llegara a acabar ni siquiera la secundaria, es un milagro.

Goku tenía razón, cuando Milk había conocido a Lazuli en el colegio, la rebeldía de esta era un serio problema en la familia Son, en la que todos tenían carreras exitosas y esperaban lo mismo de Lazuli por el contrario, Milk era la primera persona de su familia que aspiraba a licenciarse de hecho, podía haberlo hecho con matrícula gracias a una prestigiosa beca, pero había cometido un error, y ya solo podría acabar subvencionándose ella misma por eso era tan importante ser económicamente independiente.

- Así es ha conseguido lo que nadie esperaba y con brillantez - expresó.

Luego no pudo evitar mirar a Goku, y tras una pausa, los dos estallaron en una carcajada ante lo inesperado del éxito de Lazuli.

- Quiero organizarle una fiesta sorpresa - explicó él en tono solemne.

- ¿Y quieres que la entretenga? -preguntó la pelinegra, si eso era todo, estaba dispuesta a llevarse a Lazuli por ahí y volver en el momento indicado para la gran sorpresa, pero Goku sacudió la cabeza.

- No, quiero que la organices tú.

La pasajera animación de Milk se diluyó, típico, Goku quería una fiesta, pero no tomarse el trabajo de prepararla.

- Creía que eras un experto en el tema.

- Cariño, yo no he organizado nunca una fiesta. La fiesta soy yo.

- ¡Qué estupidez!

- ¿Quién mejor que tú puede organizar una fiesta para Lazuli? He dicho que te pagaría.

- No pienso aceptar tu dinero es mi mejor amiga.

- Si no lo haces tú, contrataré a una profesional - comentó él, encogiéndose de hombros.

- Crees que el dinero lo consigue todo, ¿verdad? - preguntó Milk, irritada-.
¿Cómo puedes pensar en una fiesta impersonal, preparada por alguien que no conozca a Lazuli? - sacudió la cabeza -. ¿No crees que para ella sería mucho más emotivo que tú hicieras el esfuerzo?

Goku la miró, dudoso.

-¿Quieres que yo elija la decoración y la comida?

- ¿Por qué no?

- ¿No te tienta un presupuesto ilimitado para hacer lo que quieras? Cualquier mujer aceptaría sin reservas.

- Pero yo soy diferente como lo es Lazuli, es tu idea y tú deberías llevarla a cabo -Milk miró a Goku con molestia -. ¿O eres demasiado egoísta como para dedicarle tu tiempo?

- Cariño, todo el mundo es egoísta de hecho, quiero hacer esto por razones egoístas y no todas están relacionadas con Lazuli, entre otras cosas, para no tener que sufrir a mi madre y sus comidas congeladas y para que no
tengas problemas con tu jefe y no me eches la culpa a mí. ¿Eso me convierte en una mala persona?

- No - admitió ella.

- Tienes que ayudarme - la presionó él con dulzura.

- No me encontraría en esta posición si no me hubieras besado - expresó ella haciendo un último esfuerzo por resistirse -. No me necesitas.

- Yo no tengo los teléfonos de los amigos de Lazuli, claro que te necesito
-apuntó él, Milk lo miró en silencio y él insistió -: ¿No lo harías por ella?

La pelinegra suspiró.

- Está bien pero no pienso aceptar tu dinero.

- ¡Qué buena amiga eres! - halagó él con ironia.

- Eso es verdad - admitió ella mirándolo con desaprobación.

- Todos hacemos lo que más nos conviene - murmuró él, a la defensiva -. ¿No has insistido en que me implique en la organización para poder pasar tiempo conmigo?

Ella resopló. ¡Qué capacidad tenía para confundir las cosas!

- No, solo estoy pensando en Lazuli -admitió, ignorando la corriente de excitación que sentía al saber que tendría que colaborar con él, su ego era tan desmesurado que resultaba irritante -. Te crees irresistible, ¿verdad?

- La experiencia me ha llevado a creerlo.

Los ojos de él brillaban como si bromeara, pero Milk sospechaba que hablaba en serio, definitivamente, necesitaba que alguien le bajara los humos.

- En mi caso, te equivocas.

- ¿Sí? - debatió, riendo -. Así que tu rubor es producto de la irritación en ese caso, no tienes de qué preocuparte aunque trabajemos juntos, podrás resistirte a mis encantos.

Milk se preguntó si eso era verdad, pero recuperó su espíritu luchador y
dijo:

- Sin ningún problema.

Goku se inclinó hacia ella.

- Siento no haberte visto en estos últimos años.

- Quizá podías haberte molestado en asistir a alguna de las fiestas de cumpleaños de Lazuli.

El rubio puso cara de apenado.

- Estaba fuera del país.

La pelinegra sabía que había estudiado en el extranjero antes de volver para establecer su bufete.

- Has aprendido bien de tu padre.

- ¿Qué quieres decir?

- ¿No utiliza él también el trabajo para no implicarse en nada emocional? ¿No gana millones para compensar su ausencia?

El rostro de Goku se ensombreció.

- Se ve que te has formado tu propia opinión en estos años.

Milk se dio cuenta de que había ido un poco lejos.

- Disculpa, siempre he agradecido la amabilidad de tus padres - expresó avergonzándose de haber sido tan cruel.

Pero él se rio.

- No te preocupes, sé bien lo desagradables que pueden llegar a ser.

Goku había dejado su casa en cuanto pudo y había sido Milk quien pasó casi todas las tardes en ella con Lazuli, las dos amigas permanecían en su habitación, refugiándose del triste ambiente de la planta baja y de la falsa imagen de familia feliz que proyectaban al exterior.

Ella lo miró y notó de nuevo la fuerza de la atracción que había entre ellos.

- ¿Sigues en la universidad o has acabado? - preguntó él, rompiendo el
silencio a la vez que ojeaba una pila de postales que había en la barra.

- Estoy estudiando a tiempo parcial.

- ¿El qué?

- Una doble licenciatura en derecho y comercio.

- ¿Para convertirte en una avariciosa capitalista como mi padre? - bromeó el rubio y Milk pensó que se lo tenía merecido -. ¿Te gusta?

- Mucho.

- ¿Y qué planes tienes?

- Espero conseguir un trabajo en una de las empresas punteras.

- ¿En qué te vas a especializar?

- En derecho corporativo.

- ¿Te refieres a la banca, a ayudar a empresas a absorber a otras para hacerte rica en el proceso?

- No hay nada malo en querer ganar un buen sueldo - Milk fue a atender a unos clientes, era lógico que el privilegiado hijo de un hombre rico no comprendiera su deseo de alcanzar una buena posición y comprar una casa, no para ella, sino para sus padres.

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