(23)

En las noticias de la mañana se mencionó que el chico que había desparecido había sido localizado sano y salvo. Milk habría querido llamar a Goku y averiguar si era verdad que todo estaba bien, pero no le pareció oportuno y además, había algo que tenía que hacer con urgencia. Exhausta por falta de sueño, la pelinegra avanzó hacia la puerta de sus padres. Había soñado con llegar a la mañana de Navidad y regalarles la escritura de una casa envuelta en un lazo, pero tendría que esperar otro año.

Goku tenía razón al decir que les había mentido, a ellos y a sí misma, respecto a lo que verdaderamente quería y si mentía, era por temor a decepcionarlos. Se sentó en el sofá y les contó todo: que había perdido la beca, que tenía dos trabajos además de acudir a clases durante el verano, que quería conseguir lo mejor para ellos. Sus padres se mostraron horrorizados, pero no por la razón que ella temía.

-Jamás consentiríamos que te sacrificaras por nosotros -habló su madre-. Estamos bien aquí.

-Nunca nos has decepcionado -continuó su padre-. En todo caso, sería al revés. Te hemos cargado con la responsabilidad de nuestras propias expectativas, y eso es injusto.

-Ahora entiendo que estés tan delgada y tan cansada -continuó su madre, frotándole el hombro-. Nosotros solo queremos que seas feliz. ¿Qué te haría feliz, Milk?

Muchas cosas. Una de ellas la comprensión de sus padres. Lo demás, era inalcanzable.

-¿Podrían esconder todas esas fotos de mí recibiendo premios? - preguntó, riendo, a la vez que se prometía concentrarse en el futuro.

-¿Te molestan? -preguntó su madre, asombrada.

La de cabellos azabache asintió y entre los tres las descolgaron. Pronto llegaron sus primos y celebraron la comida de Navidad. Cuando el día ya acababa, la pelinegra tomó el tapón de una botella y por primera vez en mucho tiempo, quiso convertirla en algo divertido.

***

Goku llegó casi dos horas tarde a la obligada comida de Navidad con sus padres. Las llamadas entre Goten y su madrastra y los abogados de sus padres se habían prolongado durante horas, hasta que alcanzaron una solución. Goten podía pasar el día con su madrastra, y por la tarde vería a sus padres por separado. Aunque sentía lástima por él, al de ojos esmeraldas le reconfortaba saber por fin lo que Goten quería, y estaba decidido a trabajar hasta conseguirlo. Entró en la casa de sus padres y vio a Lazuli mirando con gesto contrariado la mesa repleta de comida. Goku no tenía apetito y observó, asqueado, las veinte fuentes con comida dispuestas para ellos cuatro. Lo último que necesitaba en aquel momento era participar en la farsa de una alegre reunión familiar. Toda aquella abundancia debía tener un mejor uso.

-¿Y si llevamos la comida al refugio de los indigentes? -sugirió. Al ver que su madre lo miraba boquiabierta, añadió-: Hay mucho más de lo que podemos comer, mamá. Hagamos algo decente por una vez en la vida.

Su madre miró a su padre, que se limitó a guardar silencio.

-Me parece una gran idea -expresó su hermana, poniéndose en pie.

-Está bien -acordó su madre finalmente.

-Yo tampoco tengo demasiada hambre -comentó su padre.

-Bien -habló Goku-: ¿Por qué no llevan la comida ustedes dos? -preguntó, mirando fijamente a sus padres, que a su vez lo miraron con los ojos desencajados.

-Sería más propio que fuera tu madre -sugirió su padre finalmente.

-Es Navidad -contestó Goku con firmeza-. Deberían estar juntos -entró en acción y añadió-: Vayamos todos.

Lazuli lo miró boquiabierta al ver que tomaba dos de los platos.

-Vamos -insistió Goku-. En marcha.

Para su sorpresa, lo siguieron. Cargaron la comida en el coche de su padre y Lazuli y él los siguieron en el suyo. Durante dos horas, sirvieron y atendieron a la gente que había acudido al refugio.

-Esto ha sido mucho mejor que una tensa comida con ellos -habló la rubia entre dientes.

-Desde luego -admitió él -. ¿Pero no tienes hambre?

-La verdad es que sí -confesó Lazuli con gesto de culpabilidad.

-¿Por qué no vamos a un restaurante? -sugirió él, riendo-. El restaurante de la esquina hace muy buena comida.

-¿No deberíamos comer con papá y mamá?

-No, deja que sigan aquí.

-Yo creo que están contentos tal y como están -comentó Lazuli media
hora más tarde, delante de un plato de carne.

-¿Tú crees? -preguntó él.

-Sí, Si no, ya habrían hecho algo al respecto.

-¿No crees que simplemente se han acostumbrado? -preguntó él, reclinándose en el asiento-. Son demasiado indiferentes como para cambiar las cosas.

-Es una lástima.

-Así es, quizá aprendan algo en el refugio -Goku sonrió-. Sería un milagro navideño.

Lazuli lo miró con gesto sorprendido serio y preguntó:

-¿Has visto a Milk últimamente?

Él sacudió la cabeza con gesto abatido y se llevó una cucharada de arroz a la boca para evitar contestar.

-No es verdad que sea como una hermana para ti, ¿no? -dijo Lazuli con una sonrisa de complicidad.

El comentario tomó a Goku por sorpresa. Finalmente, negó con la cabeza.

-¿Crees que puede salir bien? -preguntó ella.

Él volvió a sacudir la cabeza, aunque con mayor lentitud.

-¿Has hecho las cosas tan mal como para que vaya a perder a mi mejor amiga? -insistió su hermana.

Él sacudió la cabeza con molestia.

-No le falles, te necesita.

Lazuli lo observó en silencio.-¿Y a ti no?

-No deja que la ayude.

-¿De verdad? -Lazuli frunció el ceño-.Milk siempre sintió algo por ti.

El problema era que había conocido al verdadero Goku, y aunque él le había ofrecido todo lo que tenía, ella lo había rechazado. Y eso le dolía.

-No me digas que eres demasiado indiferente como para hacer algo al
respecto -habló Lazuli con dulzura-. No cometas el mismo error que papá y mamá.

***

Hello!! Les quería informar que esta historia ya va a llegar a su final, estamos a una nada de saber en qué terminará esta extraña relación entre Goku y Milk.

Gracias por leer... l@s adoro ♡

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top