(1)

"¿Qué te parece?."

Era prácticamente imposible sacarse una foto en biquini en un reducido probador, pero Milk Ox observó risueña su último intento, el flash se veía como una mancha blanca en parte de la imagen, pero dejaba intuir lo suficiente.

–¿Está todo bien? –preguntó la dependienta.

–Perfectamente, gracias –contestó ella.

Tanto la dependienta como ella sabían que no podía permitirse un biquini con el precio exorbitante que tenía aquel, pero Milk  no había podido reprimir el impulso de probárselo y, por unos segundos, imaginar que se iba de vacaciones.

Mandó el mensaje, tecleando torpemente y sin parar de reír.

–¿Seguro que no necesita ayuda? –insistió la dependienta.

Claro que necesitaba ayuda, pero de otro tipo. En cuanto pulso el botón de enviar, contestó:

–No, gracias, la verdad es que no es mi estilo.

Y comenzó a hacer movimientos para quitarse la minúscula prenda, al verse ladear mientras se inclinaba hacia delante, se ruborizo, el biquini era indecente e inadecuado para un cuerpo como el suyo, con el menor movimiento sus senos se desbordaban por la tela.

En cualquier caso, no era un dilema, puesto que ni podía pagarlo ni iba a irse de vacaciones en muchos años y solo había una persona en el mundo con la que compartir aquella broma: su amiga Lazuli Son, solo ella entendería la broma y sabría que no necesitaba respuesta.

***

Goku Son miró la hora y reprimió un resoplido de frustración tras varios juicios seguidos, atendía una reunión que se prolongaba más de lo necesario, observó la amargura que destilaban los padres y al pequeño Goten de once años, que parecía querer hacerse una bola y desaparecer a medida que sus padres se lanzaban acusaciones de un lado al otro de la sala, los padres del chico estaban más interesados en destrozarse mutuamente que en el bienestar de su hijo y Goku perdió la famosa calma por la que era conocido en su profesión.

–Es mejor que lo dejemos aquí –interrumpió bruscamente–. Mi cliente necesita un descanso, volveremos a vernos la semana que viene.

Miró en torno y los demás abogados asintieron luego miró al niño, que mantenía una expresión impasible, que Goku conocía muy bien porque la había adoptado numerosas veces en su vida: la expresión de quien no quería que nadie supiera cuánto sufría.

Veinte minutos más tarde colocaba el maletín lleno de documentos en el maletero y se planteaba cómo pasar el resto del día, necesitaba desahogarse, disfrutar de un poco de placer físico, le dolía la cabeza, tomó el teléfono, decidido a quedar con alguien que le proporcionara una velada entretenida y sin ataduras. Tenía algunos correos y un par de mensajes en Whatsapp
uno de ellos de un número que no reconocía y que incluía un archivo adjunto. Lo abrió.

"¿Qué te parece?".

La fotografía reclamó toda su atención, solo se veía un lado de la cara y de la sonrisa, pero el centro lo ocupaban unos senos voluminosos que parecían querer escapar de un provocativo biquini granate.

Goku masculló entre dientes y su cuerpo reaccionó al instante eran unos senos espectaculares, firmes, blancos...

"¿Qué te parece?".

Aquella mujer estaría bien con cualquier cosa que se pusiera, desconcertado, deslizó los dedos por la pantalla para aumentar la imagen y ver mejor el rostro tras la sonrisa podía percibirse una risa increíblemente sensual. Él  se quedó paralizado solo conocía a una persona con una sonrisa como aquella, recorrió sus labios con los dedos hasta llegar a los altos pómulos, coronados por unos increíbles ojos azabache, entre aquellos labios desiguales se apreciaba un pequeño hueco entre los dientes que nunca había sido corregido. Milk Ox, la mejor amiga de su rebelde hermana, Lazuli, y persona no grata en la residencia de los Son.

Goku nunca había pensado en ella como mujer, pero en aquel instante le asaltaron diversas imágenes de una chica que acudía a menudo su casa pero que se escondía de él y de sus padres. ¿Quién podía culparla, cuando ellos siempre la habían rechazado? La misma razón por la que Lazuli se había empeñado en fomentar su amistad con una Milk que parecía rechazar cualquier autoridad, lo que las había convertido en dos adolescentes rebeldes. La ironía era que Milk era la alumna más brillante del colegio, al que podía asistir porque estaba becada, Goku solo la había visto vestida normalmente en una ocasión, pero con la misma actitud arrogante que acostumbraba a tener; y por aquel entonces, Goku estaba demasiado interesado en las chicas de su propio curso como para fijarse en ella, solo en ese momento, al ver la fotografía, identificó el humor que había intuido en otras ocasiones pero del que nunca había disfrutado y apreció una sensualidad que debía haber permanecido oculta todo aquel tiempo, pero que resultaba tan obvia que él notó una pulsante tensión en la ingle.

Lo que no comprendía era que le hubiera enviado, él rio al darse cuenta del equívoco, la brillante Milk, a la que no veía desde hacía tres años, había cometido un error la cuestión era, ¿qué hacer al respecto? Las preguntas se sucedían en su mente, pero el dolor de cabeza había desaparecido dejó el teléfono en el asiento del acompañante, se puso las gafas de sol y arrancó el motor tenía el resto del día para resolver una interesante intriga.

***

La música estaba tan alta que Milk sentía la vibración en los pies a pesar de llevar unas altas plataformas, pero había aprendido a leer los labios para atender a los clientes, trabajando seis días en uno de los bares de moda de la ciudad, había aprendido a ser rápida y eficienten hiciera lo que hiciera ella  intentaba ser la mejor.

Llevaba el celular en el bolsillo en silencio. A Roshi el encargado, no le gustaba que se mandaran mensajes mientras trabajaban, así que no sabía si Lazuli  le había contestado, sonrió para sí mientras servía unas copas, imaginando la expresión de ella al ver la fotografía.

–¡Vamos, guapa, enséñanos lo que sabes hacer!

La pelinegra miró de reojo al grupo de hombres que estaba en su lado de la barra, celebraban una despedida de soltero, y habían insistido en que los atendiera ella en lugar de su compañero y maestro, Black.

Estaba ya preparando la última copa, le encantaba quemar el alcohol para prender las sambucas, y que los clientes estallaran en gritos de entusiasmo.

Miró risueña al novio y preguntó:
–¿Están listos?

Ellos asintieron y silbaron, Milk hizo su espectáculo con fuego en los vasos, miró a Black y le guiñó un ojo.

Los chicos bebieron rápidamente y dejaron los vasos en la barra con un golpe seco, ella sabía que su función había acabado.

Fue entonces cuando lo vio: Goku, su amor platónico la miraba directamente a la vez que se encaminaba a la barra, con una expresión que estuvo a punto de quemarla.

Cuando todavía creía en cuentos de hadas, él había representado al perfecto príncipe azul. Pero con el tiempo había aprendido que ni había príncipes ni ella los necesitaba, ni él tenía nada de perfecto aunque físicamente lo fuera.

Con un metro ochenta de altura, cabello rubio y unos ojos de un increíble color esmeralda le bastaba alzar una ceja para que las mujeres cayeran rendidas a sus pies de hecho, había tenido más novias que horas de las que había trabajado ella, y eso que llevaba trabajando desde que, a los nueve años, había conseguido que el dueño de la tienda local la dejara ayudar con el reparto a domicilio. Milk intentó moverse, pero parecía haberse quedado clavada al suelo y a medida que él se aproximaba, le subía la temperatura del cuerpo.

Sin mirar, Milk sabía que más de una mujer estaba ya pendiente de él y unos cuantos hombres, ella se reprendió por no reaccionar, no sería otra de sus víctimas, aunque la mirara de aquella manera. ¿Estaría imaginándoselo? Goku nunca se había fijado en ella. ¿Sería una alucinación que la devolvía los dieciséis años?

–Hola, Goku –saludó con la mayor naturalidad posible cuando él llegó a la barra.

–Hola, Milk –contestó él en el mismo tono.

Era una lástima que su belleza y la seguridad que tenía en sí mismo no tuvieran reflejo en su personalidad pero por muy mal que le cayera, ella no pudo evitar que su cerebro se fundiera ante su mirada, se pasó la mano por el delantal para ver si conseguía salir de la parálisis.

–¿Qué quieres tomar?

–Una cerveza, por favor –dijo él con una de sus cautivadoras sonrisas–. Y
lo que tú quieras beber. ¿Tienes un descanso pronto?

Goku se mantenía erguido en lugar de apoyarse en la barra tal y como hacían los demás clientes, con traje de chaqueta oscura y camisa blanca abierta en el cuello, era un "abogado de éxito adicto al trabajo".

Ella parpadeó tenía la extraña sensación de que algo se le escapaba.

–Hay demasiada gente –mintió, le correspondía un descanso, pero no quería pasarlo con él.

–Pero si acaba de irse un grupo grande, deja que te invite a una copa.

–No bebo...

–Un jugo, una gaseosa... –enumeró él por si ella se excusaba porque no bebía alcohol mientras trabajaba.

Milk no comprendía nada. ¿Estaba intentando seducirla? Desde que trabajaba en el bar, Milk se había acostumbrado a que los hombres, tras unas copas, se insinuaran; y tenía práctica en rechazarlos de hecho, se vestía de manera discreta para disimular sus senos, y el delantal de cintura le ocultaba los muslos, la altura que le proporcionaban las plataformas le permitían mirar a muchos de los clientes desde arriba, para mirar a Goku a los ojos seguía teniendo que alzar el rostro y en aquel instante él la observaba como si fuera la única persona en el local era un experto en conseguir que una mujer se sintiera excepcional.

–Tomaré agua –masculló ella finalmente, y tragó saliva buscando algo irrelevante que decir–. Hace mucho que no nos vemos. ¿Cómo te va?

–Estoy muy ocupado trabajando, para relajarte tienes que salir de detrás de la barra –dijo él  cuando ella le puso la cerveza.

A pesar de que Milk se sentía más segura tras la barra, fue incapaz de rechazar la sugerencia, de camino a una mesa, tuvo que esforzarse para no notar su mano en la espalda.

Goku tuvo la habilidad de elegir el lugar más íntimo del local y ella se apoyó en la pared por temor a que los músculos le fallaran, pero en cuanto él se plantó frente a ella, bloqueándole la vista, fue consciente de que había cometido un error, el retumbar de la música quedaba ensordecido por el acelerado latido de su corazón en los oídos.

–Me disculpas un segundo –habló ella, para ganar tiempo–. Tengo que mirar los mensajes.

–Claro.

Milk sacó el teléfono del bolsillo, además de necesitar unos segundos para recuperar el aliento, quería ver si Lazuli le había contestado y al comprobar que no era así, se extrañó, Lazuli vivía pegada al teléfono.

–¿Necesitas hacer una llamada? –preguntó él al ver su gesto contrariado.

–¿Te importa? –preguntó ella, así ocuparía parte de los quince minutos que le correspondían.

–Por supuesto que no –respondió él, alzando el vaso.

Ella se giró a un lado y marcó.

–¿Qué te ha parecido? –preguntó en cuanto Lazuli contestó.

–¿El qué?

–La foto que te he mandado hace un par de horas.

–¿Qué foto?

–¿Qué foto va a ser?

A Milk se le aceleró el corazón, miró a Goku, que deslizó la mirada entre su rostro y su cuerpo, y se sintió atrapada por sus ojos, en los que percibió un brillo peculiar.

–No he recibido ninguna foto. ¿De qué era? –preguntó Lazuli, riendo.

–Pero te la mandé... –Milk había visto que el mensaje se marcaba como enviado–. Tienes que tenerla.

–No, no tengo nada.

La pelinegra sintió la sangre bombearle por el cuerpo, si Lazuli no la había recibido, ¿a quién se la había mandado? Mientras seguía mirando a Goku percibió una malicia en el brillo que había identificado en sus ojos que...

¡No podía ser!

Ella tuvo un ataque de pánico en el justo momento en que Goku sonrió, antes de que sus hombros empezaran a sacudirse por la risa.

–Te aseguro que no la tengo –insistió Lazuli–. Pero me alegro de que hayas llamado porque no te he visto desde...

Milk dejó de prestar atención a Lazuli al tiempo que recordaba la precipitación y nerviosismo con el que había enviado el mensaje, la torpeza de sus dedos al deslizarse por el teclado.

"No, por favor, no".

Los ruidos del entorno enmudecieron a la vez que quedaba atrapada por la mirada de Goku, su teléfono había pertenecido antes a Lazuli y ella nunca se había molestado en borrar su lista de contactos, si había dos Son, la G, estaría antes de la L: Goku Son.

Esta es la última historia que escribiré espero les guste y de igual manera contar con su apoyo...

Voten
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