Capítulo Veintitrés

Opté por ponerme un vestido corto pegado al cuerpo de lentejuelas rectángulares doradas y plateadas, mangas largas y tapando mi cuello.

—Me encanta este vestido. —Susurró mi novio moviendo mi cabello a un lado.

—¿Me peinas?. —Pedí, él asintió con la cabeza antes de tomar el cepillo.

Lo pasó por mi cabello desenredando los pocos nudos que tenía.

—Yo me pregunto, porqué eres tan hermosa. —Susurró. Yo fijé mi vista en el espejo frente a mí, era cierto, era hermosa.

—Mi mamá hizo una obra de arte. —Bromee.

—Espera... —Puso el cepillo de cabello a un lado y arrastró mi cuerpo a un lado de la cama.

Seguido de esto metió las manos debajo de mi vestido, sacando mis shorts licrados y mis bragas, suspiré al sentir su roce en mi pierna.

Por. El. Dios. De. Las. Bragas.

—¿Qué haces?. —Indagué sintiendo latir un lado que no era el corazón.

—Necesito follarte con ese vestido y esos tacones puestos. —Explicó quitando la correa de su pantalón, yo no me opuse, pues para mí era un placer.

Me puso de espaldas y me subió un poco el vestido, dejando ver mis nalgas redondas.

—Me encanta ese escote en tu espalda. —Admitió empujando mis caderas hacia abajo para que sintiera el roce de su miembro en mi entrada.

—Joder...

—Así... —Gruñó.

Con mi mano izquierda me apoyé en su rodilla y con la derecha me incliné hacia atrás, poniéndola debajo en su miembro para dirigirlo directamente a mi entrada.

Cuando lo metí, me bajó lentamente jadeando, sentí sus labios recorrer mi espalda desnuda.

—Me encantas toda tú, tu cara, tu cuerpo... —Me susurró al oído haciendome mojar más de lo que estaba. —Tu coño mojado y preparado para mí, tus pequeñas tetas de las cual que me encanta prenderme...

—¡Dios!. —Gemí cuando su mano impactó contra mi trasero.

—Si no quieres hacerlo así, puedo entenderlo.

—Claro que si quiero... Joder. —Dí un pequeño brinco haciéndolo jadear.

—¿Lo hacemos fuerte?.

—Si... —Pedí, él tomó ambas de mis tetas entre sus enormes manos apretandolas, haciendome gemir.

En un momento desesperado me tomó del cabello, haciendome ladear la cabeza para besarme solo como él sabe hacerlo.

Empujé mis caderas hacia abajo, queriendo más.

—No puedo, Enana. Tu coño es un poco apretado, te lastimaría. —Explicó, yo asentí con la cabeza.

Puse mis rodillas apoyadas en la cama, empecé a montarlo, subir bajar, él con sus manos en mis senos, yo con las mías encima de las de él.

Me empujó la cabeza hacia atrás, me estrujó las tetas, me magreo las nalgas, me pegó unas cuantas palmadas donde me sentí una completa sumisa, por primera vez en mi vida me estaba dejando controlar.

No sabía que ser sumisa sería tan rico y tan placentero.

—Te quiero... —Me susurró, pero tenía la mente en blanco.

Me tomó de la cintura como si de una muñeca de plástico se tratara y me puso contra la cama, con las manos hacía atrás...

—¡No!. —Me vi gritando sin razón alguna.

Él paró, dejándome sentar, se quedó sentado en la punta de la cama, mirándome fijamente, me mordí el labio inferior.

—L-Lo siento.

—No pasa nada.

—No, yo lo... Yo lo siento, de verdad.

Joder, que horrible caso.

No es momento de bromas, Cheryl.

—Ya te lo dije, no pasa nada.

—Nunca me había pasado, te lo juro yo...

—Que ya no hables de eso, Alanna. —Me callé, estaba molesto, lo sabía, me había llamado por mi nombre.

—Creo que... —Intenté hablar, pero paré levantándome de la cama para buscar mis bragas.

Me acomodé el vestido y tomé el cepillo entre mis manos para peinarme.

Opté por hacerme un moño alto, dejando escapar un mechón de cabello. Me apliqué un poco de maquillaje con él aún en la cama, mirándome pensativo.

—¿Y si te pago una cita con una psicóloga?. —Inquirió de un momento a otro, yo arrugué el entrecejo.

—¿Qué?.

—Si, para que te ayude a superar toda esa mierda que haz tenido que vivir. —Explicó.

—No necesito una psicóloga.

—¿Entonces eso qué fue?.

—No fue una mierda, ya te pedí perdón, conformate con eso.

Lo noté asentir con la cabeza lentamente antes de salir de la habitación, ya sé, había metido más la pata.

Y hasta el fondo.

Al final pensé en llamar a Karol, ya eran casi las ocho de la noche.

—Hola. —Dije cuando contestó al tercer tono.

—¿Lista?. —Preguntó al otro lado de la línea.

—Si, pasa por mí, en diez minutos estoy abajo.

—Está bien. —Luego de eso colgó.

Agarré mi bolso negro de la cama y me encaminé hacia la sala haciendo resonar mis tacones por la baldosa.

Liam estaba sentado en uno de los sofás con un control de videojuegos en la mano, giró su vista hacia mí y pausó el juego.

—Ya me voy. —Anuncié, él asintió con la cabeza con una expresión de frialdad. —¿Me perdonas?.

Y allí estaba mi mayor miedo, el temer de volverme dependiente de él, del amor que nos teníamos.

—Normal. —Finalizó.

—Volveré temprano.

—Ok. —Iba a despausar el juego, así que fuí rápida al llegar al frente suyo.

Lo tomé de las mejillas con las manos y le dejé un casto beso en sus labios, pero que él alargó tomando en un puñado mi moño. Uniéndonos en un frenesí de besos con lengüetasos deliciosos.

—Llámame si pasa algo o si no quieres estar mas allá. —Me acarició suavemente las mejillas, yo asentí con la cabeza mirándolo a los ojos.

—Perdón. —Volví a decir.

—No me pidas perdón, Ally. Tienes un problema, puedo entenderlo.

—Te quiero. —Ya ni sabía si esa palabra fuera suficiente para cubrir todo lo que él me hacía sentir.

Claro que no lo era.

—Te quiero. —Afirmó aquel con una sonrisa, yo asentí girando sobre mis talones.

—¿Seguro que no quieres venir?.

—Supongo que debo dejarte sola de vez en cuando, para que puedas estar con tus amigos. —Se encogió de hombros tomando de nuevo el control del televisor.

El sonido del timbre me hizo robresaltar.

—Me voy. —Me apresuré a darte otros dos besos apresurados.

—Pero cariño... —Se rió cuando notó que iba para el cuarto beso. —Sal de aquí antes de que te amarre a la cama y llame a Connor para decirle que no vas a ir.

Me reí abriendo la puerta, salí de allí sintiéndome la mujer más feliz del mundo, a veces me daban ganas de matar a Liam, pero todo eso lo cubría con lo comprensivo y lindo que era.

Al salir del edificio saludé al botones de la entrada y llegué a pasos rápidos al auto de Karol, a la cual ya se le notaba su pequeña barriga.

—Maldita, llevo más de diez minutos esperándote.

—Problemas en el paraíso. —Resumí subiendo al asiento trasero.

—Oh, vale, hagan que no existo, como siempre. —Interrumpió Connor en el asiento del piloto, yo reí Karol se encogió de hombros.

—¿Cómo qué problemas?.

—Solo un poco. —Puse una mueca rara.

Connor encendió el motor rodando los ojos, mientras yo miraba por la ventana.

—¿No lo invitaste para que viniera?.

—Si, pero dijo que no quería, quiere que me libre de él o mas bien creo que él quiere librarse de mí. —Bromee.

—Ya quisiera aguantarte como él te aguanta.

—Preguntemos a Connor, cual es la fórmula.

—Serás...

—Shhh, el bebé. —Puse el dedo en mi boca para fastidiarla.

—Cierto.

—Conduce rápido, Connorcito.

—Estoy conduciendo al modo legal.

—Modo tortuga, querrás decir. —Bromeó mi mejor amiga.

Nos reímos al mismo tiempo mientras el novio de mi mejor amiga rodaba los ojos, siempre que nos juntábamos éramos como uña y mugre, en cambio él, era ese feo esmalte que te quitabas con los dientes.

Connor aceleró el paso, llegando a una casa grande, muy, muy, muy grande.

Karol y yo bajamos de los asientos, Connor hizo lo mismo apagando el motor.

—Bueno, dame la mano. —Insistió Karolina. —Sabes que siempre nos separamos y hoy hay demasiada gente.

Le tendí mi mano, la cual ella recibió gustosa.

—Amor... —Connor le tocó el hombro a mi mejor amiga. —¿Puedo ir?. —Señaló un grupo de chicos, Karol resopló antes de asentir con la cabeza, este le dió un beso corto antes de irse.

—Que cosas. —Ironicé. —Tanto que decíamos que nunca nos enamoraríamos y mírate.

—Cállate que tú tampoco eres un claro ejemplo, bien coladita que si estás por Liam.

—Vale lo admito, pero tú estabas enamorada mucho más antes que yo, así que en conclusión, yo gané este juego. —Sonreí victoriosa.

Me arrastró con ella entre la gente, abriendo paso hasta llegar a la barra.

—¿Desean ordenar algo?.

Karol miró hacia ambos lados como si estuviese a punto de cometer un crimen.

—Dame dos tequilas con limón y...

—¿No era que no podías be... —Me interrumpí a mi misma cuando al otro lado del salón noté como Connor le negaba con la cabeza a Karol.

Ella lo notó así que bufó.

—Que sea solo uno, a mi deme ¿jugo?. —Hizo una mueca, el barman asintió con una sonrisa torcida.

—¿Tienes novio?. —Le preguntó el chico a Karol, ella se mordió el labio.

Mi mirada se desvío a donde estaba Connor hace unos instantes y me sorprendí al no encontrarlo.

—Si, tiene novio y papá de su bebé. —Le envolvió el cuello a mi mejor amiga, frotando su tripa con su mano izquierda.

—Oh, lo siento... —Trató de disculparse.

—No hay problema, con que no andes coqueteando con lo mío, todo bien. —Connor le mostró el dedo pulgar, el chico tragó grueso.

Connor no tenía cara de ser amistoso, era muy dulce si, pero era el tipo de chico con músculos pronunciables, con su brazo izquierdo totalmente tatuado.

Le arrebató el jugo de lulo cuando el chico se lo tendió, yo tomé mi tequila con limón.

—¿Vamos a sentarnos?. —Preguntó Connor teniendole el jugo a su novia. Ella lo recibió con una sonrisita orgullosa.

—Por allá. —Señalé las escaleras, ellos asintieron mientras yo tomaba la mano de Karol para tirar de ella.

Al llegar a las escaleras nos sentamos allí, observando a todo el mundo bailando, besándose, manoseandose, etc...

—¿Y Luke?. —Indagué tomando un trago de mi rico licor.

—Debe de estar clavando a un chico por ahí. —Karol hizo un ademán de restarle importancia, Connor hizo una mueca.

—¡Hola!. —Habló un chico al acercarse a nosotros, lo miré de arriba a abajo reparandolo mientras tomaba un poco de mi vaso, pude calentarme si no estuviera con Liam, pero tras probar semejante bocado no me quedaban ganas de nadie más. —¿Alanna, verdad?.

Me señaló, a lo cual asentí con la cabeza confundida.

—¿Pasa algo conmigo?.

—¿Bailamos?. —Me tendió la mano, su cabello rojizo le cubría la frente, sus ojos verdes esmeraldas me miraban curiosos, Karol, a mi lado, me tomó del brazo.

—Tiene novio. —Intervino Karol, como la tóxica celosa que es, yo, a su lado, asentí con la cabeza.

—Relájate, yo igual. —Se defendió, mi mejor amiga lo miró con desconfianza, a lo que él rió.

—¿Entonces por qué no estás bailando con ella?.

—No es muy fan del baile, en realidad está por allá. —Señaló a una chica baja, con lentes y vestimenta un poco de nerd. Con sus Jeans largos anchos y su camisa tapando todo tipo de piel.

—Ah. ¿Y no es celosa?. —Añadió Connor, el pelirrojo negó con la cabeza.

—Ella misma me ha dicho que si estaba aburrido podía bailar con alguien. —Explicó, yo tomé otro trago de mi bebida.

—Pues jalo. —Me levanté tendiendole el vaso a Karol, que me frunció el ceño.

—¿Y si Liam se ente...?

—No pienso ocultarle nada, se lo diré así no me pregunte. —Le tomé la mano al chico que me miró sonriente.

Nos alejamos hasta la mitad de la pista, su novia nos miraba expectante, cosa que me ocasionó un escalofrío. Estuvimos bailando por un tiempo hasta que me atreví a decir algo...

—A tu novia no le agrado mucho. —Me burlé moviendo mis caderas al son de la música. Él sostuvo mi cintura con sus enormes manos.

—Espera y le digo que se presenten. —Murmuró antes de alejarse a la esquina.

Intercambió unas palabras con aquella, cuya se levantó viniendo hacia mí.

—Hola. —Saludé con la mano.

—Que cool bailan, tíos, me ha flipado. —Habló casi gritando por el sonido de la música, yo sonreí cosa que ella siguió.

—¿Española?. —Pregunté, ella asintió con la cabeza.

Que chica tan agradable.

—Mi hermana es de allí. —Expliqué.

—¡Eso está de la hostia!.

—Bueno pues, me disculpo por... Bailar con tu novio. —Me llevé una mano al cuello, nerviosa. —En realidad yo también tengo el mío. Así que no te preocupes.

—Relajaos, no soy celosa. Confío en mi Will, me ama un montón. —El chico a su lado se rió antes de tomarle las mejillas y darle un tierno beso, al que ella respondió sonriendo.

—Bueno, pues, yo creo que ya me voy, mis amigos me deben de estar esperando.

—Claro, tía. Muchas gracias, algún día deberias de darme lecciones de baile. —Se rió dulcemente tomando la mano de su amado. —Se me da fatal.

—Es muy fácil, solo es sentir la música y moverte. Sencillo. —Resumí encogiendome de hombros.

—Bueno, creo que es hora de que nos vayamos, mi cuchurrumin. —Fruncí el ceño a su apodo extraño.

—Cierto, muchas gracias Alanna. —Se despidió con un apretón de mano, la chica hizo lo mismo, solo que besándome las mejillas.

—Soy Mailly, ha sido un total placer intercambiar unas palabras contigo, Alanna.

Y luego de eso asentí dándome la vuelta.

Me sorprendí al chocar con un abdomen duro, me acaricié la cabeza antes de levantar la mirada.

Allí estaba mi chico, su cabello mojado, su mirada intensa, su aroma masculino. Se me subió la calentura de una sola vez, dejándome un poco tonta en el acto.

—¿Qué haces aquí?  —Pregunté casi gritando, él me tomó de la mano llevándome a las escaleras donde Karol y Connor se estaban besando.

—¿Vine por ti?. —Indagó como si no fuera obvio, rodé los ojos divertida.

—¿Dónde quedó eso de que tenía que pasar tiempo sola?.

—Yo no quería pasar mas tiempo sin ti. —Añadió y de alguna forma mi corazón se aceleró.

—Ah. —Susurré.

Me senté en uno de los escalones, Karolina dejó de besarse con Connor, mientras yo miraba a Liam que se hacía un espacio a mi lado.

—Está como aburrido. —Le dijo el rubio a mi amiga, ella asintió con la cabeza levantándose.

—¿Liam?. —Preguntó al girar su cabeza hacia nosotros, mi novio cruzó sus brazos sobre su pecho asintiendo lentamente.

—¿No esperaban verme aquí?. —Agregó.

—Pensé que querías dejar a Lana salir sola.

—Pues no quería estar en casa solo.

—Bueno, pues... Nosotros ya nos íbamos, está un poco aburrido esto aquí.

—Relájesen, yo llevo a Ally a la casa, estaremos un rato más aquí.

—Ok, como digan. —Karol se sacudió el culo que tenía lleno de tierra. —Chao linda, nos vemos luego. —Se inclinó para darme un beso en la cabeza, yo asentí con una sonrisa.

—Hasta pronto viejo. —Se despidieron Connor y Liam.

Me quedé mirando unos segundos como se alejaban por el medio de la gente, me quedé mirando a mi novio, que también me miraba con una sonrisa.

—¿Qué?. —Preguntó.

Por el Dios de las bragas, estás muy lindo, es eso, y muy sexy y tannnn follable...

—Nada. —Aclaré mirando hacía otro lado.

—Quería ir a un lado. —Me extendió su mano.

—¿Dónde?. —Pregunté tomando su mano entre la mía, para levantarme.

—Solo ven. —Tiró de mí, tomé mi bolso que estaba en la escalera y dejé que Liam me llevara a donde quisiera.

Caminamos por el medio de la gente, que estaba bailando con la música un poco alta, más no tanto, ya que los vecinos podrían llamar a la policía.

Al salir de allí, caminamos hasta el aparcamiento, donde estaba el auto negro blindado de mi chico. Me subí en el asiento del copiloto, mientras el lo hizo con el asiento del piloto.

—¿Puedo saber a dónde vamos?.

—Si, pero aún no.

Aún tenía el cabello mojado, cayendole en las cejas. Liam es lo mas sexy que hay en el mundo.

Si que lo es.

Es mío, Cheryl.

Es nuestro, Alanna.

—Si quieres ir a casa solo tienes que decírmelo.

—No quiero ir a casa. —Reposé mi espalda en el asiento.

—Vamos a quitarte el miedo.

—¿El miedo?. —Fruncí el ceño ante la confusión, pero luego cambié a una expresión molesta. —Dijiste que no pasaba nada.

—No me gusta que cuando esté haciendo el amor con mi mujer, ella sienta miedo de mí. —Aclaró empezando a conducir.

—No siento miedo de ti, Liam. Es solo que es un trauma, ya se me pasará.

—Claro. —Rodó los ojos divertido. —Te dije que sí querías ir a casa, dijiste que no, así que ahora vamos al lugar que reservé.

Di por terminada la conversación, era inútil discutir por algo tan ridículo...

No es ridículo para él.

Llegamos a una suite, se veía bastante costosa. Al entrar le entregó las llaves del auto al botones, el cual le tendió una tarjeta. Yo no dije nada, solo lo seguí hasta el ascensor.

—Voy a quitarte ese miedo de una vez por todas. —Añadió apretando un botón. Yo no sabía que tramaba.

Al llegar al piso entrelazó su mano con la mía, haciendo que una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo.

—Ya verás. —Susurró antes de dedicarme una sonrisa torcida.

Llegamos a una puerta blanca, por la cual pasó la tarjeta, yo fruncí el ceño al ver su interior.

—¿Haremos una recopilación de 50 sombras de grey?. —Murmuré.

—Si, solo que hoy yo seré Anastasia. —Bromeó entrando en la habitación roja.

Me introduje también, esperando a dar el siguiente paso. Lo observé quitarse la camisa y...

Uh, la la.

Estaba acostumbrada a ver a mi novio sin camisa, pero seguía haciendome babear. Procedí a dejar mi bolso en una mesita, luego cerré la puerta poniéndole el seguro.

Me quité el vestido con su mirada sobre mí, estábamos desnudandonos el uno frente al otro, con ganas de tirarnos encima, pero no lo hicimos. Lo observé relamiendo sus labios tras verme desabrochar mi sostén.

—¿Follaremos?.

—No. —Negó con la cabeza. —Tú me follaras, con esto puesto. —Señaló unas esposas.

—¿Qué? Oye cariño, no me gusta hacer sadomasoquismo, osea...

—Quiero que lo hagas, veas que soy tan vulnerable ante ti, yo nunca te haría daño, Enana. —Me tomó de las mejillas. —Eres demasiado importante para mí, y quiero experimentar un montón de cosas contigo. Y es esto, o ir a una psicóloga, pero necesitas ayuda amor.

—Estoy bien...

—No, no lo estás, haz pasado por mucho Ally, por demasiado, quiero ayudarte, y tengo entendido que un cuerpo no es una manera de rehabilitación, pero si no quieres ir a un psicólogo, no puedo hacer más nada.

—Sabes que te quiero.

—Lo sé, yo también te quiero, pero entiéndeme, me duele verte así.

—¿Qué haría yo sin ti?.

—Probablemente seguir dañandote.

Si algún día me faltaras, no me sentiría completa.

—Yo tampoco enana, yo tampoco.

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