Capítulo Uno

El principio de todo

Me encontraba en una fiesta, bailando con un desconocido y como de costumbre, ya había tomado uno o dos tragos, aquello siempre me ponía demasiado candente.

Cuando bebía de más, no me importaba si el chico al que me follaba tenía novia o no, si me atraía, bienvenido era a meterse entre mis piernas. Y no, no era malo, en realidad era una forma bastante interesante de olvidarme de mi vida, de mis cosas, de mis problemas.

-Así que... ¿Cómo es tu nombre hermosa? -preguntó en un susurro, yo no respondí, simplemente bajé y subí moviendo mis caderas al compás de la música.

-Claudia -mentí unos minutos más tarde, sentí que su erección comenzaba a lastimarme el culo, sonreí de medio lado acercándome a sus labios.

Lo besé deleitándome con su aliento fresco, sus labios se movieron suavemente, cosa que debía admitir que me daba sueño, en este era momento en donde sabía si disfrutaría de sus arremetidas o no.
Yo intentaba mover los labios un poco mas rápido para que así él supiera como estar en sincronía pero no lo hizo, para nada encajábamos, me alejé de allí perdiéndome entre la gente que había a mi alrededor.

Reí al imaginar al chico buscarme entre todos.

Le toqué el hombro a un hombre al que no le miré ni la cara y le planté un beso pasional, su acompañante me miró con la boca abierta mientras yo lo solté para escabullirme entre la gente...

Ventajas de ser baja.

Me besé con otros dos chicos por el camino, los cuales me recibieron gustosos.

Media hora después me acerqué a aquel joven con el que había venido, él me sonrío pícaramente y yo reí negando con la cabeza.

-Hola idiota, volví -declaré pegándole a mi casi mejor amigo suave en la cabeza.

-Hola Diosa, estas muy buena, no me cansaré de decírtelo -dijo dándome una nalgada, hice una reverencia en forma de broma.

-Ya lo sé Luke, pero no tendré sexo contigo -afirmé y él se rio sonoramente.

-¿Y quién te dijo que quiero tener sexo contigo? ¿Ves todos los chicos que hay aquí alrededor?... -comentó apuntando a los imbéciles que habían alrededor. -...Con ellos si me interesa liarme, me gustan los chicos, lo olvidas cuando te embriagas.

-Como olvidar los fetiches de un rompecorazones Gay -recalqué sonriendo, tratando de hacerlo enojar, mas sin embargo era un privilegio que dijeran eso de nosotros.

A nosotros no nos rompen el heart, nosotros los rompemos.

-Mejor vete a follar con un desconocido como siempre lo haces -enunció, lo fulminé con la mirada.

-Se llama: "Hacer amigos" -murmuré enfatizando las últimas palabras, mi amigo negó con la cabeza sonriendo.

-¿Haces amigos chupándole el...

-Shh -puse un dedo en su boca, divertida -, no seas vulgar.

-Demonios Diosa, me sacas de mis casillas -murmuró aquel, yo simplemente rodé los ojos.

-Mejor me voy a hablar con la perra de Karolina, debe estar por allá, tu eres muy aburrido -mascullé señalando a mis espaldas, para luego de unos minutos empezar a buscar con la mirada una melena negra.

A lo lejos se veía como lucía su vestido rojo brillante con lentejuelas que hacía contraste con su labial, su cabello negro azabache, lacio y largo yacía suelto, estaba bailando y riendo con un chico de cabello castaño, tez pálida y de ojos que no veía bien el color gracias a las luces de neón que me estorbaban.

-Espero que no estés tan aburrida como el idiota de Luke. Tras de que me habla una vez al mes no le gusta estar conmigo -comenté llegando a su lugar, el chico presente me miró curioso a lo que yo intenté levantar una ceja a su dirección, pero me avergoncé al no salirme como esperaba.

¡No podía levantar la maldita ceja!.

Al final, terminé quejándome de Luke mientras señalaba hacía atrás, poniendo mala cara y arrugando mi nariz.

-Estaba un poco ocupada ahora pero...

-Quiero -susurré ansiosa moviendo mis manos sobre mi vestido para limpiar el sudor frío que yacía en ellas, ella notó al instante a que me refería.

-Así que... ¿Quieres diversión? -preguntó enarcando una ceja, yo asentí con la cabeza.

La observé unos minutos mirar a su alrededor localizando un chico lindo que prestara sus servicios de hombre.

-¿Lista para el reto? -me dedicó una sonrisa torcida.

-Por favor Karoll, yo siempre estoy lista -afirmé, ella pasó un brazo por encima de mis hombros, al acercarme, ella puso la boca cerca de mi oído.

-¿Ves ese chico que hay allá? -apuntó a un lugar, inmediatamente giré la cabeza sin disimular ni un poco.

Capté a un chico sentado en una de las butacas del local, de cabello castaño despeinado, lo cual lo hacía ver demasiado sexy y esa tez blanca ligeramente bronceada...

Mmh...

Ojos color azul oscuro intensos, que cuando observé me flaquearon las piernas, por alguna razón mis manos empezaron a sudar de nuevo, poniéndome mas fría de lo que estaba.

De nuevo la ansiedad haciendo efecto. Pensé.

Su mirada estaba perdida en un vaso de tequila que sostenía en su mano derecha.

Sus manos grandes me obligaron a relamerme los labios, sentía que el corazón se me saldría del pecho, su cuerpo es delgado a simple vista, pero con sus músculos notables por encima de su camisa blanca sencilla.

Un escalofrío me corrió por la espina dorsal, haciendo que en un segundo se me erizara la piel.

"Podría ser mi tipo".

-Sí -sonreí al sentir mi sexo palpitando, estos son de los que ves y ya te vas mojando sin siquiera tocarlo.

-Él es tu reto del día de hoy -comprobó para después mírame con una de sus sonrisas pícaras.

-¿Es un premio o un castigo?. Porque yo lo veo como la primera opción -solté, mordí mi labio inferior al imaginar que se siente estar con ese semental, debajo o encima, pero de alguna forma penetrándome.

-Mejor ve y deja de estar diciendo tonterías, si te lo logras follar me das todos los detalles, tiene pinta de ser bueno. Si ves un pene chiquito, corre y pide ayuda, tal vez y sea una mujer con un espagueti pegado allá abajo -murmuró dándome un suave empujón hacía la dirección donde se encontraba sentado mi juguete de la noche, yo reí por la expresión tan cruda de mi mejor amiga.

-Está bien, ya voy -dije levantando las manos en señal de rendición para que me soltara los hombros.

Me encaminé contoneando mis caderas como solo yo lo sabia hacer, como toda una diva, sexy y candente mujer, moví mi cabello castaño que me llegaba a mitad de la espalda, para que se me viera mejor físico y noté como clavaba su mirada en mí.

Jaque mate.

Llegué hasta el lugar donde estaba sentado tomando su tequila, sonreí inclinándome un poco al lado izquierdo de su cara para susurrarle cerca del odio.

-¿Qué es lo que haces? -soltó al sentir como presioné mi mano en su pantalón por encima de su erección notoriamente obvia.

Yo iba a lo que iba, no quería esperar toda la noche a que se fijara en mi hermosa figura o se enamorara de mí, no, yo era de hacer las cosas rápido, sin pensarlo dos veces.

¿Para que esperar tanto para un mismo resultado?.

-Voy a ser directa, te vi, me gustaste, y quería saber si te interesaba ir a algún lugar más privado, para hacer ya sabes... -sentí como tomó aire cuando froté mi mano de arriba a abajo. -... No creo que tenga que explicártelo.

Me encanta decir las cosas de frente sin tantas vueltas.

-Como tú quieras -me susurró con una sonrisa, yo no esperé más y me separé de él, para subir las escaleras de la casa bar donde estábamos, rogué para que me siguiera y así lo hizo.

Los hombres son tan fáciles que dan pena.

Tú también estás siendo una fácil.

Lo sé, pero al menos no saldré enamorada de una cogida.

"Por el Dios de las bragas, te lo vas a coger". Gritó mi subconsciente emocionada.

Paré frente a una de las habitaciones de la segunda planta, la fiesta en la que estaba era en uno de los establecimientos de Luke, el cual solo consistía de un enorme salón y una segunda planta, en la cual solo había una enorme habitación.

¡Iba a coger en uno de los cuartos de mi mejor amigo!.

-Tienes veinte minutos para hacerme lo que tú quieras -exclamé mirándolo por encima de mi hombro, giré la perilla de la puerta emocionada de lo que iba a pasar.

-¿Lo que quiera? -añadió. ¿Soy yo o ahora tiene la voz un poco ronca?. Me limité a asentir con la cabeza respirando hondo.

Y sin esperármelo, me empujó dentro de aquella habitación y me pegó a la puerta para cerrarla, besándome más fuerte de lo que me imaginaba. Me cargó y no tardé en poner mis piernas alrededor de su cintura, sentí sus manos meterse debajo de mi vestido y rápidamente tiró lo que había en una mesa y me sentó en aquella, besándome el cuello y mordiéndolo también.

Joder, y eso que apenas hemos empezado.

Empezó a quitarme el vestido para luego dejarme expuesta frente a él, solo en bragas y sostén.

Gemí en su boca y quité los botones de la camisa que llevaba puesta, acaricié su pecho y el volvió a atacar mis labios sediento de mis besos ardientes, sus labios extremadamente deliciosos encajaron con los míos perfectamente, y es que era lo que estaba esperando toda la semana, no diré que no he probado unos iguales o mejores pero se siente tan jodidamente bien besarlo, tiene algo que hace sus besos únicos, mas con ese aliento sabor a menta con un poco de tragos mezclados.

Bajó su mano a mi intimidad y comenzó a frotar la palma de su mano encima de mis interiores, eso fue suficiente para que hiciera que echara mi cabeza hacia atrás. Mi respiración comenzó a agitarse más de lo que estaba, sabía donde tocar, se notaba que también tenía la bastante experiencia en esto.

-Estás demasiado mojada... -no lo dejé decir nada más y lo traje hacía mi del cabello para besarlo de nuevo. Debía admitir que no me gustaba mantener conversaciones cuando estoy follando, esas cosas son signos de confianza o comunicación y es algo que no apoyo.

Me abrió de piernas en la mesa y se agachó apretando mis muslos fuertemente con sus hermosas manos, pasó su lengua por encima de mis bragas mirando hacia arriba, yo entreabrí mis labios para dejar escapar un gruñido azotador, el chico debajo de mi escupió mis interiores antes de volver a pasar su lengua por allí, tiré de su cabello arqueando la espalda del placer provocado con sus lamidas feroces.

"Que rico", era lo único que se me venía a la mente al ver a ese rey sexual complaciéndome.

Llevé mis manos a mi espalda tratando de quitar los broches del sostén, pero él fue rápido y tiró de aquel hacía abajo, me besó arriba del ombligo donde tenía una cicatriz de un piercing que me había hecho hace años, de allí bajó y corrió a un lado mis bragas sus ojos me demostraron que estaba deleitándose con mi coño rosado, húmedo y chorreando.

Me asombró cuando metió uno de sus dedos dentro de mí haciéndome soltar gemidos desesperados con lo rápido que empezó a moverlos. Puse mi cabeza en su hombro jadeando.

¿Dónde aprendió a moverlos de esa forma?.

Me levantó, besándome de nuevo, me sentó en el borde de la cama y empujó de mis hombros para que cayera de espaldas contra el colchón. Me tomó de los tobillos tirando de ellos hacía abajo y de un movimiento quitó sus pantalones y el resto de mi ropa.

-Mírame todo el tiempo, me gusta que me miren a los ojos y más si esos son los tuyos... -puso mis piernas en sus hombros y sostuvo mi barbilla con su mano izquierda para que lo mirara con mis hermosos ojos verdes grisáceos heredados de mi padre, mientras que la otra se mantuvo en mi cintura.

El contacto visual tampoco era lo mío, pero si tenía que verlo a los ojos para que quisiera follarme de una vez, lo haría sin pensarlo demasiado.

Sentí que entró en mí de una sola estocada y ahogué un chillido de dolor cuando sentí mi carne expandirse recibiendo casi todo su miembro.

Entró y salió varias veces de mi sexo y en ningún momento dejó de verme a los ojos, su mirada era tan intensa que por un momento pensé en apartar mi vista de la suya, pues no podía sostener el contacto visual por tanto tiempo, pero me sostuvo fuerte, arremetiendo más contra mi vagina, haciéndome poner los ojos en blanco mientras me susurraba algunas obscenidades, se decía que mirar a los ojos transmitía sentimientos, pero desde hace mucho esa palabra no tenía ningún significado para mí.

Sus ojos me observaban con... no lo sé, como si me conocieran, entreabrí mis labios soltando pequeños jadeos, él gruñó por lo bajo mientras salía fuertemente de mí, una y otra vez, de adentro a fuera...

-Más... ¡Quiero más!... -supliqué como pude.

-No, aún no -salió de mí de un solo movimiento y maldije en voz baja, pero el mal genio fue reemplazado cuando me tensé al notar su lengua dentro de mi cavidad vaginal.

Oh, por el Dios de las bragas, ¡si!, ¡si!, ¡si!, si...

Retorcí mi espalda, él llevó sus manos hacía arriba para apretar con fuerza mis senos que en sus manos quedaban demasiado pequeños, lo sentí explorar todo mi coño empapado, meter su lengua dentro de mí, observé mis pezones rojos inclinarse hacia arriba, de tanto que los había estirado con sus dedos.

Sentía que estaba apunto de correrme y bajé mis manos a su cabello apretándolo con fuerza.

-Voy a...

-Déjame probarte -y sin decir nada más, seguido de eso, incliné mis caderas y más adelante lo solté todo, llenando su boca de mis fluidos salados.

Dejó un camino de besos por mi abdomen, mojándome con mi propios flujos, como si quisiera apreciar ese momento, yo traté de no reírme de la incomodidad que tenía, pues me causaba gracia al ver que se ponían romanticones.

Volvió a poner su miembro en mi entrada cuando notó que no me gustaba las muestras de tanto cariño, y sin dejarme respirar ni descansar, bajó su mano desde mi barbilla hasta mi cuello y luego hasta mis senos, agachándose un poco hacía adelante para morderlos y chuparlos mientras me embestía ahora un poco mas suave. Sentí mi segundo orgasmo llegar, y lo sentí tenso debajo de mi sexo, supe que también estaba por botarlo todo.

-¿Tomas las pa...

-Si -susurré al entender que quería preguntar -, espero que tú te hayas mandado a revisar.

Solo asintió, decidí creerle cuando lo vi acelerando sus movimientos para llenarme de su semen caliente.

Salió de mí y se acostó en mi vientre regularizando nuestras respiraciones. Había estado tan rico y tan bueno como lo había imaginado y hasta mejor que eso.

-Fue el mejor sexo de mi vida -aclaró y se puso de lado para besarme una vez más.

Lo sé, Pensé.

Me quedé solo un momento más en la cama para descansar un poco, sonó la alarma en mi celular avisándome que ya se había acabado el tiempo, lo mejor era esto, no queríamos confundirnos o algo así.

Me levanté de golpe y empecé a buscar mi ropa, estos juegos lo hacíamos entre Karoll y yo, una semana yo tenía sexo y una semana ella, a veces las dos teníamos sexo la misma semana y varias veces, cuando no estaba tan ocupada con el instituto, lo que sucedía era que para nosotras era una manera de quitarnos el estrés y los problemas de encima. A parte que estos últimos días me sentía como una ninfomaníaca, si no tenia sexo al menos una vez por semana, la ansiedad empezaba a azotarme.

-Ven, quédate un ratito mas -murmuró poniéndose su bóxer rápidamente.

-Lo lamento cariño, son las reglas, ya me tengo que ir -anuncié girándome -ayúdame -le señalé los broches del sostén que con gusto ayudó a abrocharlos, al rato continúe poniéndome el vestido.

Sentí sus labios en mi cuello y reí para mis adentros.

"Siempre era lo mismo"...

Siempre que tenía sexo se creían que iba a volver a pasar algún día o que ya teníamos una relación. Retiré su cabeza de mi cuello tratando de no ser muy brusca y apretó mis caderas para que notara contra mis nalgas la erección que ya tenía.

¿Otra vez?.

-Me pones duro de nuevo -me crucé de brazos divertida buscando como encararlo.

-Hazte una paja -esbocé una sonrisa poco divertida y me di la vuelva para salir de allí. Sentí su mano agarrar mi brazo antes de cerrar la puerta.

-¿Tu nombre es... -me preguntó mirándome de arriba abajo, sus ojos, de nuevo, estaban destellando placer.

-No te confundas, esto no...

-No voy a confundirme, no soy un niño.

-Alanna -admití sin saber muy bien porqué. Nunca me dejaba convencer, no me gustaba estar en boca de todo el mundo, ya lo estaba en todo el colegio, pero tener esa fama a nivel mundial era muy exagerado.

-Soy Liam, un gusto -me extendió su mano con una sonrisa aniñada, la estreché pareciéndome raro como una cara angelical podía follar tan bien.

"Re casual presentarse después del sexo".

Cerré la puerta a mi espalda con una sonrisa orgullosa, pues no había reto que para Alanna Juliens fuera imposible, al salir empecé a bajar las escaleras pero fruncí el ceño cuando me estrellé contra un pecho, yo solo levanté mi mirada.

-Pero Diosa... ¿Qué hacías en mi habitación? -frunció el ceño frente a mí.

-Lo siento Luke, tendrás que desinfectar todo -solté una pequeña risa.

-Que asco, Alanna -sacó la lengua con desagrado, yo le saqué el dedo del medio.

-Perdóname, era una emergencia.

Mi amigo fijó su mirada detrás de mí, giré mi cabeza por instinto y allí estaba el tal Liam con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

Le guiñé un ojo y me giré mirando de nuevo a mi amigo, al cual le metí dos palmadas suaves en el hombro, seguí bajando los escalones satisfecha, buscando con la mirada a mi mejor amiga.

La divisé en un rincón metiéndose mano con un chico rubio, yo tiré de su mano emocionada, todo mi cuerpo picaba y me sentía pegajosa, pero también había valido la pena, mis piernas habían quedado debilitadas y aunque quisiera intentar caminar con normalidad sabía que se veía un tanto raro.

-Y... ¿Cómo estuvo? -me preguntó con una sonrisa ensanchada, sacando el espejo para limpiar el labial corrido que tenía al rededor de su boca.

-Pues excitante, ha sido mejor que otras veces, el chico la tenía extremadamente grande, pensé que me iba a partir, nunca imaginé que existiera una polla de ese tamaño, o al menos nunca la había visto, literalmente me puso a ver el entierro de la anaconda -tal vez pensó que exageré, así que me encogí de hombros.

Duramos un rato más bailando, el chico de ojos azules no dejaba de mirarme desde donde se había sentado hace unos minutos, sentía sus ojos encima de mí cada vez que movía el culo para bailar con cualquier hombre.

-¡Como te mira! -indicó Karoll apretándome los hombros -, hasta yo me mojaría si me miraran así.

-Deberías de darle un buen polvo tú, si piensa que yo doy buenos polvos, es porque no ha probado los tuyos -mascullé, me senté en una de las butacas a tomarme el resto del trago que tenía en el vaso.

-No seas tonta Alanna, tu eres una Diosa en la cama, yo soy buena ¿Pero tú?. Eres una puta Diosa increíblemente caliente -reí y choqué mi vaso con el de ella haciendo un brindis. Karol solía hacer ese tipo de comentarios para subirme el estúpido ego, cosa que si hacía.

De repente mi celular comenzó a sonar, lo supe por el vibrador que también estaba activado, ya que con el ruido era casi imposible escucharlo si me llamaban, lo saqué de mi bolso, fruncí el ceño al ver su nombre en la pantalla, me dio permiso hasta las tres de la mañana.

-¿Quién es? -me preguntó Karoll quitándome el celular de un tirón, yo se lo quité de la misma forma y lo único que hice fue hacerle una señal de silencio poniendo un dedo en su boca, ella puso una mueca de asco quitando mi mano.

-Quien sabe donde estuvo esa mano y tú...

-Shh -la callé, ella frunció el ceño molesta.

Contesté arrastrando a mi mejor amiga de la mano a un lugar donde no hubiese tanto ruido y lo puse en altavoz para que escuchara, ya que si no lo hacía se iba a pegar a mi oreja como la tóxica chismosa que es.

-Hola mamá ¿Qué sucede? ¿Todo bien? -pregunté, observé a Karoll haciendo una mueca rara al escuchar hablar a mi mamá, restándole importancia rodó los ojos.

-¡Necesito que vuelvas ya a casa! -canturreó en un tono dulce y alegre. Poco propio de ella.

-Mamá, la fiesta esta muy buena y la realidad es que no me quiero ir, a parte me diste hasta las tres de la mañana y...

-Si no vienes estarás castigada y nunca mas te dejaré ir a fiestas -la oí bostezar a través de la línea.

Demonios, sabía que no bromeaba con eso.

-Está bien, ahí voy -afirmé con cara de desagrado, de verdad no me quería ir, pero ya no importaba, siempre tenía que hacer lo que ella dijera si no quería tener problemas.

-Aquí te esperamos -susurró para después cortar la llamada.

¿Te esperamos? ¿Hay visitas?.

-Me tengo que ir, pasó algo o... alguien -expliqué despidiéndome de Karoll con un beso en la mejilla.

-No quiero que te vayas -me estrujó en su pecho ya que es mas alta que yo -, al menos déjame acompañarte -yo negué con la cabeza, no quería que se perdiera esta fiesta tan increíble por mi culpa.

-Tú diviértete, yo veré que quiere mi mamá, dile a Luke que luego nos vemos -me dedicó una sonrisa reconfortante y sacudió su mano en señal de despedida, me alejé de allí y salí al establecimiento.

Me dirigí a el auto de mi madre, no sé como me dejaba traerlo, era una de las pocas cosas por las cuales pensaba que si podría ser una madre que quiere a su hija menor.

Tal vez no era tan mala después de todo.

O quieres que te estrelles y te mueras...

¡Oh! Gran comentario.

Todo el camino manejé tranquilamente, esperaba que no fuera un hombre ¿Cuántos llevaría a la casa esta semana?. No digo que sean malos pero lo que no sabe mi mamá es que todos son unos abusivos y dan asco.

Llegué a casa y abrí la puerta, la cual cerré a mis espaldas cuando entré, me dirigí a la sala y allí estaba mi mamá sentada en la mesa principal con una taza de té.

-Hola mamá -hablé en un aludido suave, el licor me ponía escandalosa, cosa que no le gustaba a Linda Russo.

-Ah, hola hija, tu sorpresa ahora baja -continuó, ¿Qué estaba tramando esa vieja?.

-¿Cuál sorpre... -me callé cuando fui interrumpida a mitad de la frase...

-¿Alanna? -giré mi cara captando ante mis ojos a aquella chica de cabello rubio teñido, piel blanca y ojos color miel grisáceos.

Todo lo contrario a mí.

-¿Dayan?, ¿Qué estás haciendo aquí? -mi rostro cambió de sorprendido a enojado.

"Así que eras tú, querida hermana".

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