Capítulo Quince
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—Que no
—Que si.
—Que no.
—Que si.
—Ya te dije que no.
—Que si y punto.
—Cállate tonto.
—Tonto. —Repitió en forma de burla.
Estaba en la azotea del apartamento de Liam jugando cartas discutiendo si hacía el reto que él me pidió de bailar culiquitacata culiquitacata imitando a la niña del aro.
—Se te va a dar bien Ally. —Lo fulminé con la mirada. Dios no puedo creer que esté a punto de hacerlo.
—No molestes, no quiero hacerlo. —Insistí.
—Hay dale enana, hazlo, quiero reírme un poco, además tu cabello parece el de ella, perdiste el juego no seas tramposa.
—No se parece porque yo soy castaña y ondulada ella de cabello negro y lacio.
—Hazlo… —Me hizo un puchero, suspiré fuertemente.
—Solo una vez y no te rías Liam. —Advertí. Puse mi cabello hacía delante y con una sabana blanca que había encima de una caja improvise un vestido.
Hice el baile raro de tiktok, mientras él cantaba Culiquitacati Culiquitacata aplaudiendo y riendo moví mis caderas como pude.
—¿Se supone que tenía que excitarme ver la niña del aro bailar? —Preguntó, yo levanté la mirada con el ceño fruncido, en mis labios se formó una sonrisa que se desvaneció en segundos.
Tenía el celular en sus manos, me había estado grabando.
—¡Idiota!. —Chillé tirándome encima con el fin de tomar el celular con mis manos.
Caí encima de él forcejeando, me miró a los ojos poniendo el celular en su espalda, traté de alcanzarlo pero levantó la mano para tomar un mechón de mí cabello y ponerlo detrás de mi oreja, aquella acción me distrajo.
Se acercó a mi cara y me dio un beso desesperado, que le correspondí al instante. Sus manos fueron a mis muslos y los apretó suavemente, metiendo la mano dentro de su camisa, que me había prestado unos minutos antes.
—Déjamelo ¿si?, quiero tener todo tipo de recuerdo de las cosas bonitas que pase contigo. —Presionó sus dedos en mis nalgas.
Dios, yo ya estaba ardiendo, su tacto en mi piel es tan delicioso que lo único que deseo en este momento es que me folle.
En realidad si este bobo seguía así nunca podrá deshacerse de mí.
—Esta bien. —Me rendí dejando otro casto beso en su linda boca y me separé de él.
Caminé hasta las escaleras moviendo mis caderas, sentía su mirada en mi espalda, bajé por las escaleras que caían hacia el suelo, no tardé nada en llegar a la cocina, necesitaba comer algo o moriría de hambre.
—¿Sabes que tengo una sorpresa para ti?. —Masculló mientras yo sacaba helado de su nevera como si fuera mi casa.
—No, no lo sabía, pero ahora lo sé. —Murmuré y le sonreí malvadamente.
Me encantaban los regalos y mas cuando son sorpresa, mi papá solía hacerme muchos de esos, llegaba a casa y sin avisar me daba cualquier cosa que me dejaba con la boca abierta.
—Tonta. —Bromeó, intenté tomar unas papas de la alacena pero mi baja estatura no me permitió alcanzarlas.
—Ayúdame. —Exigí, él se apresuró a bajarlas divertido. —¿Qué te hace tanta gracia?. —Pregunté sabiendo la respuesta.
—Que ni siquiera puedes alcanzar las papas. —Me las tendió.
—Si bueno. —Finalicé. —Ahora me tendrás que mostrar el regalo. —Me senté en el sofá.
—¿Lo quieres ya o cuando decidas ser oficialmente mi novia?. —Sonrió, sabía lo que hacía, eso era manipulación, y yo era la reina en aquel juego.
—No me gusta esperar, soy muy curiosa. —Aclaré metiendo mitad de lo que traía el paquete en mi boca.
—Entonces sé mi novia a partir de ahora y te lo doy. —Intentó convencerme, había tenido que lidiar con la manipulación toda mi vida, por parte de mi mamá y los chicos con los que salía.
Sabía cuál era su truco así que no iba a caer tan fácil, mi manera de manipular era mas efectiva, yo no compro con regalos sorpresa. Reí sonoramente y pinché su nariz con mi dedo índice, negué con la cabeza. Le quité la tapa al tarro que trae el helado, era pequeño, para una persona.
—Ya no lo quiero. —Murmuré cruzándome de brazos mientras cerraba los ojos. —Igual si no me lo das, tampoco te daré esto.
Levanté el buzo con una de mis manos dejando a la vista mis pechos y las bragas negras que tenía puestas, sabía que al deseo era casi imposible negarse.
De un momento a otro sentí sus labios encima de los míos, sus besos en la mayoría del tiempo eran salvajes y desesperados, eran muy pocas las veces que eran dulces aunque en realidad mis favoritos son los vehementes llenos de deseo, lo abracé por el cuello atrayéndolo más a mí, sumergirme en aquellos labios que me volvían loca era lo mejor, metió su mano dentro de la camiseta y agarró uno de mis pezones en sus dedos como lo hizo hace rato con los dos, empezó a juguetear con el mientras metía su lengua en mi boca.
Nos separamos por falta de aire y él aprovechó para quitarme la camiseta, adoró mis senos por unos segundos para luego volver a devorar mis labios.
Bajó por mi cuello y lo succionó tan fuerte que solté un pequeño gemido, sé que eso me va a dejar una marca y solo espero que mi mamá no lo note.
Bajó a mis senos, empezó a besarme allí y tirar de mis pezones con vehemencia, me vi en la obligación de arquear mi espalda por el placer que estaba sintiendo y jalé su cabello presionándolo mas, jugaba con mis pezones, los mordisqueaba, chupaba y tiraba de ellos.
—Me encanta este nuevo color. —Habló mientras yo regularizaba mi respiración agitada.
—Si...—Jadee.
—¿Quieres que te folle?. —Me preguntó mientras yo cambié mi cara a una de desagrado.
Me levanté de un tirón y recogí su camisa del suelo donde él la había tirado. Intenté ponérmela pero me detuvo. Yo solo quería hacer mi drama del momento.
A veces me da pena ser tu conciencia.
Cállate Cheryl. Sin mí no eres nada.
—¿Qué pasa?, ¿Por qué te enojas?.
—Me calientas y luego me preguntas, ¿si quiero que me folles?. —Desvié su mirada fingiendo estar molesta.
—Pero solo lo pregunté. —Murmuró tratando de quitarle importancia al tema y en verdad no importaba, solo que a veces me pica el culo y me da por hacer drama.
—¿Acaso me lo preguntaste antes?. —Bufé.
—Pues no, pero te lo pregunté ahora. —Aclaró.
—Solo querías que dijera que si. —Me crucé de brazos divertida.
—Pues no te voy a negar que me gustaría que me hayas dicho que si, me encantaría escuchar tu voz diciendo, Liam, quiero que me folles y me la metas toda. —Imitó con voz chillona y casi me hace reír, mas sin embargo me aguanté.
—Yo no hablo así.
—Yo no hablo así. —Volvió a imitar, si había una cosa que me enojara es que me imitaran, me crucé de brazos de nuevo.
—Vamos, pequeña Umpa Lumpa, Si me vas hacer una escena, que sea porno. —Me tomó de los brazos.
—Decirme umpa Lumpa ahora suena raro, y no tengo ánimos de hacer una escena porno. —Susurré y él no esperó el momento para besarme, solo lo hizo.
—No me importa, no te mandé a tener la estatura más baja del mundo.
—He visto chicas mas enanas que yo. —Rodé los ojos.
—Yo no y si habían creo que las pisé. —Bromeó.
—Tengo hambre. —Anuncié terminando el helado.
—¿Vamos a comer algo?. —Preguntó sabiendo que acababa de comer, dicen que quédate con él que aprecie que comes como cerda.
Nadie dice eso.
—Si, por favor. —Contesté ignorando la molesta voz de mi cabeza.
—¿Te quieres cambiar o…?.
—¿Tienes problema con que vaya así?. —Dije para molestarlo.
—Sinceramente no, si te sientes cómoda con eso está bien.
—Que poco posesivo. —Ironicé, él rodó los ojos. —Pero si, me cambiaré así que espera un momento.
Me levanté del lugar dónde me encontraba y caminé rápidamente hasta la habitación, podía jurar sentir su vista detrás de mí.
Agarré mi blusa de la cama desordenada y los shorts de la encimera, pasé el buzo por mi cabeza y pasé la blusa con encaje por la misma, me subí rápido los shorts y salí chocándome con su cuerpo.
—¿Espiando?. —Intenté enarcar una ceja pero como siempre no me salía.
—Yo no necesito espiar. —Explicó. —Ya te he visto sin nada innumerables veces.
—Tengo hambre. —Susurré y seguido de eso corrí por la enorme sala para pararme frente a la puerta de entrada.
Él se acercó a mí, no sin antes reírse, abrió la puerta he hizo una reverencia en forma de burla, le seguí el juego agachándome como si fuera una princesa.
Salí del apartamento y caminé rápido por el pasillo para dirigirme al ascensor. Entró conmigo y oprimió el botón que nos lleva al primer piso.
Le di una sonrisa de boca cerrada y puse mis brazos cruzados sobre mi pecho.
—Mientras tu me rechazas hay cinco maestras que quieren que repruebe el curso. —Soltó de repente, lo miré con el ceño fruncido.
—Que bueno que alguien te presta atención. —Bromee.
—Auch. —Se sostuvo el pecho dramáticamente.
Cuando se abrió la puerta del ascensor, salí felizmente dando brinquitos, cosa que solo hacía cuando sabía que iban a cumplirme mis caprichos.
Liam caminaba detrás de mí con las manos en sus bolsillos, daba pasos súper lentos.
—¿Puedes moverte?. —Pregunté, me acerqué y sostuve sus nudillos entre una de mis manos tirando de él para que caminara más rápido.
No es que no me gustara la caminata lenta, es que me aburría demasiado, además ansiaba comer.
Su mano se movió y entrelazó sus dedos con los míos, era demasiado esta muestra de amor en público mas sin embargo no me sentía incómoda.
Me dispuse a zarandear su mano de arriba abajo mientras salíamos del edificio.
Llegamos al establecimiento y nos acercamos a su auto negro. Sinceramente salir con él y que me comprara comida era lo mejor del mundo, ya había pasado casi una semana desde que estaba intentando conquistarme, se había vuelto casi una rutina que me invitara a su apartamento, follaramos, me llevara a comer... Etc, incluso mejor que ir de fiesta solo por trago y follar. Liam me daba comida y follar que es mucho mejor que licor.
Empezó a conducir, ni siquiera sabíamos donde iríamos solo estaba conduciendo sin destino alguno, giré mi cabeza para detallarlo y joder, se me despertó todo el libido sexual. No importa lo que él se ponga, ni en que situación esté, Liam es extremadamente sexy a donde quiera que vaya y como vaya.
—¿Admirando mi belleza?. —Preguntó, no debí quedarme mirándolo más tiempo de lo normal.
—Quisieras. —Rodé los ojos mirando por la ventana, y Dios santo. —¡PARA AQUÍ!.
Alanna Juliens no es para nada infantil, pero está ocasión lo gritaba.
Exacto Cheryl, esto no se ve todos los días.
Liam aparcó el auto en algún lugar, yo solamente pensaba en el parque de atracciones tan enorme que estaba mirando.
—¿Es enserio?. —Preguntó Divertido.
—¿Qué?, cuando era pequeña mi papá me llevaba mucho a parques. —Me encogí de hombros queriendo restarle importancia.
Nos acercamos a la entrada, había un señor grandote allí restringiendo el paso.
—Hola, por favor, podría decirnos, ¿Qué vale la entrada?, perdón.—Exclamó el chico a mi lado.
—Diez dólares por el ticket de entrada de cada uno, quince por cada atracción, la comida la descuentan adentro. —Informó el gorila.
Liam sacó algo de su bolsillo, tardé tiempo en confirmar que era su billetera, estaba tan embobada viendo las atracciones que no le presté atención hasta que me tendió un ticket para la entrada.
Lo tomé de la muñeca y empecé a señalarle varios juegos donde quería montarme, por primera vez en mucho tiempo me sentí como una niña pequeña.
Mi mente solo podía pensar en las máquinas donde estaba montando y el algodón de azúcar que estaba comiendo, nunca pensé que tener un “amigo” como Liam fuera tan divertido. Al final tal vez y no sería malo tener a alguien como él en mi vida, y a pesar de no estar segura de lo que quiero en realidad, esperaba aclararlo muy pronto.
No podía confirmar si era amor, por que no estoy segura de poder amar, no aún, pero si sé que es algo fuerte, algo que me hará quedarme para rato.
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Advertencia ⚠ :
Este libro contiene escenas no aptas para todo público, como lenguaje explícito o escenas +18 , te sugiero que si no te gustan éste tipo de libros, no lo leas.
NO OLVIDES VOTAR SI TE HA GUSTADO, UNA ESTRELLITA ME AYUDA MUCHO.
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