Capítulo Ocho

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Siete y media, esa hora era, al parecer el profesor había llamado a mi madre, ya que aquella no me hablaba ni me miraba.

Suele enojarse aunque no dura más de dos días.

Ya había terminado las tareas, mi madre y Dayan habían salido no se a que cosa, sinceramente, no veía la hora de que mi hermana se fuera a España de nuevo, con ella aquí las cosas eran muchísimo peores, mi mamá me excluía más, y no hablaba de nada conmigo, la comunicación entre nosotras nunca fue el fuerte pero...

Aveces deseo que ella me apoye y hable conmigo de como me siento.

Cuando era pequeña, no peliamos tanto, papá solía impedir esas peleas sacando cualquier broma para que rieramos y simplemente nos olvidaramos de lo que estábamos haciendo.

Luego de que él murió...

Mi madre solía decirme a seguido que era mi culpa, aunque yo fingía que no me afectaba, aun lo hace, porque es mi mamá, a pesar de todo, me duele si ella no me apoya. Aunque a veces hasta pienso que tiene razón.

Al principio nunca dijo nada, pero sacaba el tema delicadamente y luego trataba de inculparme, Karol era la única que me decía que no le prestara atención y yo actuaba como si no me doliera.

Levanté el celular de la mesa buscando el contacto de mi mejor amiga con el fin de saber si iríamos a alguna fiesta o algo así, pero fue un intento fallido, ya que al enviar el mensaje solo aparecía con un chulito.

Fruncí el ceño preparándome para subir a mi cuarto, pero el sonido de la puerta abriéndose me interrumpió, tenía la esperanza de que mamá no trajera más hombres pero por el Dios de las Bragas, ¿que estaba pensando? Linda Russo es una sola y yo la conozco a la perfección, no iba a tomar otra relación enserio.

-Oh... -Intentó hablar, pero al parecer recordó algo y simplemente me ignoró. -Ven Julián, siéntate en el sofá, ¿Quieres champagne?.

Aquel hombre que asintió media un poco más que mi madre, le ponía 1.80, bastante alto para mí baja estatura, su cuerpo delgado no dejaba ver mucho por la camiseta ancha que traía, su cabello iba peinado hacia atrás y su cara era intermedia, ojos grises y de más o menos cuarenta años.

-¿Esa es tu hija menor?. -Preguntó en un susurro que me hizo erizar un poco la piel, incómoda, no dije nada, simplemente me intenté ir a mi cuarto.

-Disfruten su noche. -Hablé antes de empezar a subir las escaleras.

Luego de tumbarme en la cama me puse los audífonos, necesitaba escuchar alguna canción en español de aquella banda colombiana que tanto me gustaba "Morat", Besos en guerra sonaba a todo volumen, pronto empecé a cerrar mis ojos, los cuales estaban pesados por el cansancio.

...

Empecé a abrir de apoco mis ojos al notar una molestia en mi seno izquierdo, recuerdos de una noche oscura y tenebrosa vinieron a mi mente, ese momento en el que me sentía una niña, en el que me sentía sin fuerza alguna de batallar, en el que hiciera lo que hiciera sabia lo que iba a ocurrir.

Me congelé mientras sus manos me recorrían la espalda, soltando mi sostén por debajo de mi camisa, mi voz no salía, a pesar de ser tan valiente, surgida en ese mundo en el que yo era una mierda y todos estaban por encima de mi, no vale, no valgo nada.

El sujeto se apoyó en su mano derecha para bajar a mi cara, mirando mis ojos que hacían contraste con la luz de la ventana, allí fue donde reaccioné y traté de moverme un poco, pero fue en vano, por que él se encargó de sostener las manos por encima de mi cabeza.

-Quédate quieta. -Susurró metiendo las manos por el frente de mi camisa, yo me removí de nuevo, queriendo encontrar la voz para poder gritar.

Me estaba ahogando en tristeza, lo supe cuando las lágrimas saladas tocaron mis labios, aquel hombre asqueroso solo sonreía...

Deseaba que fuera no más que una pesadilla, pero sabía que no lo era y no podía negar la realidad, mi realidad, aquella en la que a nadie le importa lo que yo sienta.

-Por favor... -Sollocé en un susurro. -Por favor... No... -Supliqué.

Pero para ellos los oídos no escuchaban, no importa cuanto rogara, sabía como todo terminaría.

-Será rápido, preciosa. -Pusó sus horribles labios cerca de mi boca.

-No... Déjame, por favor, no me hagas nada. -Volví a suplicar pero aquel solo se limitó a meter las manos dentro de mi blusa.

Tiró de ella hacia arriba obligándome a sacar las manos por las mangas, allí fue cuando supe que no se iba a detener, estampé mi puño contra su cara, pero eso no fue suficiente para mandarlo al piso, me Girón poniéndome de cara contra el colchón y acomodó mis manos contra la mitad de mi espalda, apoyándolas fuertemente.

Patalee, intenté gritar, pero él era mucho mas fuerte que yo, movió mis pequeños shorts a un lado junto con las bragas y empecé a sollozar de nuevo cuando sentí que metió un dedo dentro de mí.

-¿Te gusta?. -Preguntó. -Gime para mí, pedazo de zorra.

Empezó a moverlo con ansias dentro de mí, aquellos movimientos lo único que pudo darme fue asco, asco por que nadie merece algo así, pero aquí es donde te das de cuenta que el destino para algunas personas es este...

Y lo peor es que no ha pasado solo esta vez...

-Por favor, basta... ¡MA...! -Intenté gritar de nuevo, pero fui interrumpida por su mano impactada contra mi boca.

-Grita con esto mejor. -Y luego de decir eso, me penetró.

Allí es donde siempre me sentía la mujer más repugnante del planeta, una idiota huérfana que no sabe nada de esta vida, que la utilizan, que sólo sirve para desecharse, que no puede seguir adelante por su cuenta.

Aquella la cual se estaba rindiendo, dejándose follar por un desconocido.

Y si éste es el precio que estoy pagando por matar a mi papá, ¡Bien! ¡Lo acepto!...

Soy solo una basura que no merece ni el amor de su propia madre, por eso ella no me quiere.

Los pequeños jadeos que salían por mi parte gracias a las arremetidas de Julián, aquello me avergonzaba, estaba siendo violada, pero no podía contener el dolor, no podía contener que mi cuerpo reaccionara de otra forma...

Asco, puro asco, lágrimas saladas llenaron mis mejillas rojas, mis manos ardían de la presión que ejercía aquel aún teniéndolas en mi espalda.

-Ya. -Susurró antes de soltarme y salir de mi sexo.

Me moví rápidamente como una cucaracha, me metí entre las cobijas tratando de cubrir la vergüenza que ejercía, las lágrimas de nuevo cubrieron mi cara, el tipo me levantó el dedo pulgar antes de cerrar la puerta de mi habitación.

Me sentía tan sucia, tan asquerosa, por eso es que alguien como yo no debería tener ni amigos, yo solo traigo desgracias...

Yo solo estorbo.

Mi cabello estaba echo un desastre, mi celular alumbró mostrando demasiados mensajes de parte de Karol y de un número desconocido, pero yo no quería hablar con nadie. Solo quería estar sola, ahogandome en mi mierda sola, por que eso es lo que yo merecía.

Mi sexo ardía, al igual que mis senos y mi cara.

Lloré y lloré y seguí llorando hasta que llegó la madrugada, Dayan no vino a despertarme, mi madre no se escuchaba bajar apresurada para ir a hacer el desayuno, ya lo sé, se habían olvidado de mi, me lo esperaba.

Me quedé en cama unas horas más, no me molesté en arreglarme ni en ir a estudiar, ni en responder a Karol, no quería hablar con nadie.

Me levanté un momento para asearme, quitarme el olor asqueroso que tenía en mi piel, luego de hacer aquello me puse unos pantalones holgados, que por supuesto no usaba muy seguido, salí de la habitación aún con las ojeras notables, me tiré en el sofá por unos minutos. Suspiré sintiéndome un poco mejor, y aunque sabía que lo asquerosa que soy no se me iba a quitar con agua quería simplemente pensar que era una pesadilla y no había pasado.

La tranquilidad se fue cuando sentí una mano en mi espalda y me sobresalté, levantándome rápidamente con los ojos a punto de brotarme lágrimas, me relajé cuando noté que no era nadie más que Liam.

Aquel se quedó mirándome como si fuera rara y lo entiendo, yo también me miraría así si fuera otra persona, me arrastré hasta un rincón de la sala, cubriéndome con mis propios brazos, deseando ser la niña feliz que corría y jugaba con su padre.

Él se quedó analizandome por unos segundos antes de sentarse a mi lado.

-Lila, me mostró un video donde decías cosas horribles... -Empezó.

-¿Como entraste?. -Pregunté en un susurro.

-¿Por la ventana?. -Respondió como si fuera obvio, asentí con la cabeza.

Inhale su aroma, no se que perfume utilizaba pero era más que claro que a mi me encantaba.

Lo miré unos minutos, aquel estaba de perfil mirando al frente, sonreí imaginando que le gusto, yo le gusto... ¿Cómo le puedo gustar?.

-¿Que piensas?. -Preguntó tomando un mechón de cabello mojado poniéndolo detrás de mi oreja.

-Nada. -Mentí.

Se quedó callado por unos minutos mirando las pulseras de mi muñeca, yo miré al frente esperando a que hablara de nuevo.

-¿Eso es marcador o...? -Preguntó tomando mi mano, señalando un morado alrededor de aquella, frunció el ceño cuando le dió la vuelta. Ya que tomaba la forma de unos dedos.

Yo ni sabía que me había dejado esa marca.

-Me golpee contra mi armario. -Me excusé moviendo mi mano bruscamente.

-¿Quién te hizo eso?. -Indagó en un tono más frío, yo lo miré fijamente a los ojos.

Sus ojos intentaron descifrarme pero yo mas que nadie sabía lo bien que podía llegar a mentir, forcé una sonrisa antes de reír un poco.

-Dayan y yo estábamos jugando a pegarnos con la manguera del baño.

-¿Y te hizo la marca de unos dedos apropósito?. -Preguntó aún sin creerme.

-No, pero simplemente metí mis manos más de cinco veces.

-No te creo nada Alanna.

-Ese es tu problema no el mío. -Contesté groseramente, él me miró unos segundos antes de apoyar su brazo izquierdo en el suelo y acercarse más a mi.

-Quítate la ropa. -Demandó.

-¿Qué? ¡No!. -Me moví un poco lejos de él.

-No te estaba preguntando. -Susurró tomando el borde de mi blusa de tirantes.

-¿Ahora adoptas el papel de bad boy?. -Intenté bromear pero por su cara supe que lo decía muy enserio.

-Alanna, no te lo repetiré dos veces, quiero que te saques la blusa.

-Oye, no voy a hacer nada ahora...

-Joder... -Empezó respirando con calma.

-No...

Él no dió tregua a mi respuesta, tiró de mi blusa hacia arriba sacándola por mi cabeza, yo cubrí rápidamente mis senos que estaban dentro del sostén, me levanté intentando ir a mi habitación, pero él me detuvo sosteniendome de la cintura.

-Demonios... -Habló con repugnancia pasando la mano por mi espina dorsal.

Un dolor insoportable se me hizo presente, aquel me giró unos segundos con el ceño fruncido, pero se relajó al ver que mis ojos se habían cristalizado.

-Largate. -Hablé.

-Podemos hablarlo, Ally...

-¿Hablar qué? Deja de meterte en mi puta vida. -Le arrebaté mi blusa de su mano y la pasé por mi cabeza.

-¿Quién te lo hizo?.

-¡QUÉ TE LAR...

-¡¿QUIEN TE HIZO ESO MALDITA SEA?!.

Oh vale, ahora estábamos gritando.

-Me acosté con alguien al que le gusta el sado. -Mentí sintiéndome la peor mujer del mundo.

-Eso no es cierto, estabas a punto de ponerte a llorar. -Lo dijo lentamente.

-¡Me presionaste allí! ¿Cómo querías que no me doliera?.

-No te lo diré mas Alanna.

-Largo. -Insistí.

-Dímelo.

-¿Te crees con el derecho de saber algo sobre mi vida personal?.

-¿Quién te hizo...?

-Ya respondí esa pregunta.

-Alanna, te tengo paciencia, pero esto es algo serio, si alguien te hizo algo voy a matarlo.

-No quiero que seas tú el que se preocupe por mi... -Traté de que mi voz no se rompiera, pero lo hizo, las lágrimas volvieron a amenazar con aparecer.

-Pero lo hago... -Se detuvo para sostenerme las mejillas. -Y no dejaré de hacerlo.

-Liam, por favor no me preguntes más por esto...

-Tienes que demandar al que te haya hecho eso. -Susurró contra mis labios, pero retiré sus manos negándome a que me besara.

-Solo dime su nombre.

-No...

-¿Que te hizo?.

-Él... -Intenté decir, pero un nudo en mi garganta me lo impidió.

-Dímelo, si no lo haces será peor.

-Él... -Las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas, aquel se apresuró a quitarlas con sus pulgares. -Él me violó, yo traté de resistirme,traté de gritar pero tenía más fuerza que yo. -Hice una pausa sorbiendo mis mocos -Igualmente es algo normal, ya lo han hecho unas tres veces, ya hasta te acostumbras y...

-¿Te estás oyendo? ¿Escuchas lo que dices? Maldita sea Alanna, no puedes acostumbrarte a eso, no es sano.

-¿Y qué quieres que haga?.

-Denunciar.

-¿Crees que me creerían? Ni mi mamá me ha creído cuando se lo dije.

-Suele ser así, pero tenemos que intentar...

-No puedes obligarme...

-No, no puedo obligarte, porque tú misma eres la que tiene que decidir.

-Lo siento... Lo siento tanto... -Susurré empezando a llorar, él me pegó a su pecho intentando tranquilizarme.

-¿Por qué te disculpas?. -Preguntó en un susurro.

Mojé su camisa mientras el acariciaba mi espalda, y es que se sentía tan bien.

Estuve unos minutos más así con él, hasta que mi celular empezó a sonar, me separé de un golpe limpiando mis mejillas, carraspee mi garganta antes de contestar.

-¿Hola?.

-Alanna, llevo toda la noche intentando contactarte.
-Se escuchó la voz de Karol un poco ronca.

-Oh, lo siento, ¿necesitas algo?.

-¿Estuviste llorando?. -Liam me miró unos momentos queriendo saber que me preguntaba mi mejor amiga, ya que el celular no estaba en altavoz.

-No. -Dije seguido de una risa nerviosa.

-¿Sucedió algo?.

-Ya sabes, hombres que trae mi mamá... -Susurré.

-¿Otra... Otra vez?. -Preguntó con un hilo de voz como si fuese a llorar.

-Si... -susurré.

-Te he dicho, denuncia, no puedes seguir así, si tú no lo aceptas, no podré hacer nada.

-Mi mamá no me cree, ¿para qué?.

-Alanna...

-No me vengas con esa mierda. -Insistí. -Bastante tengo con el pesado que me está matando con la mirada ahora.

-¿El chico del reto?, ¿le contaste algo personal a Liam?.

-Si.

-Oh... Bueno, no me lo esperaba, lo mío te lo contaré luego.

-Está bien.

-El lunes iremos a comisaría a denunciarlo, quieras o no, no voy a seguir permitiendo que veas una violación y un abuso como algo normal, está mal, y tu eres muy fuerte aunque no lo creas por que te estas aguantando todo esto por el simple hecho de que tu mamá no termine involucrada.

-Ok. -Contesté para ya no seguir hablando del tema.

-Te amo Lana, nunca olvides eso, tú eres todo lo que tengo.

-Yo también te amo Karolina.

-¡Yis...

-Bayyy. -Colgué antes de que empezará a gritarme.

Liam me miró por unos segundos, ahora estaba sentado en el sofá, esperando una respuesta por mi parte.

-Quiere denunciarlo, Karol me ha dicho que quiera o no lo haremos, no quiero que mi mamá termine involucrada así que... Lo pensaré un poco más.

-Prometeme que vas a retomar la idea lo más que puedas, si necesitas algo, cualquier cosa, pídemela sin pena.

-Gracias y perdón por ponerme así, tenía años reprimiendo eso y...

-No hay problema, a veces es bueno dejar salir todo eso que te ahoga, además, no me imagino por lo que tuviste que pasar... Y estás aquí, actuando como si nada te hubiese pasado.

-Si te doy asco es mejor que ya sabes, no volvamos a hacer nada y eso. -Agregué frotándome mis brazos.

-¿Asco? Ally, no podría tener asco hacia a ti ni en un millón de años, eres una chica tan admirable, valiente, que se preocupa por todos aunque quiera dar sus aires de bad girl, es una de las razones por las que me gustas.

-Si tú lo dices, te creo.

-¿Como te sientes?. -Puso su mano en mi cara, acariciando mi mejilla.

-Estoy mejor. -Admití.

-¿Segura?.

-Segura. -Afirmé con una pequeña sonrisa.

-El mundo podrá estar en mi contra y tú no contar con nadie, pero yo siempre estaré para ti.

-Gracias.

-Y no creas que no estoy enojado, si lo estoy, pero con los malditos bastardos que te han hecho daño, no contigo, jamás podría enojarme contigo.

-¿De cuál video hablabas?. -Mascullé cambiando de tema.

-Oh, eso ya no importa. -Hizo un ademán con la mano para restarle importancia.

-Claro que importa, ¿Qué video era?.

-Mira ésto... -Puso su celular frente a mi, dándole clic al botón de reproducir. Allí salía yo diciendo lo siguiente :

Pues Liam lo está, es mi juguete y no vas a quitármelo, cuando se me pase el capricho de tenerlo en mi cama, es todo tuyo.

Pero si eso fue ayer en la mañana.

-Con que Lila ¿Eh?. -Pregunté con curiosidad cruzandome de brazos.

-No tengo nada con ella, simplemente...

-¿Y por qué me das explicaciones? No somos nada.

Como siempre la cagas.

-Dios, entiende joder, ¿qué tengo que hacer para que entiendas que estoy enamorado de ti?.

Me quedé sin habla, sinceramente no me esperaba eso, el se acercó más a mí poniendo ambas manos en mis mejillas.

-Demuéstralo. -susurré cerca de su boca.

-¿Más?. -Habló con la voz ronca, por el Dios de las bragas.

-No me haz demostrado nada. -Lo reté.

-Ok, a partir de hoy te voy a demostrar lo mucho que quiero estar contigo. -Bajó las manos hasta mi cintura y de allí ahuecó mi trasero.

-¿Cuanto seria eso del uno al diez?.

-Un ocho acostado.

-¿Un ocho acostado?.

-Un infinito, por que los números no alcanzarían para contar lo que siento por ti. -Finalizó dándome un tierno beso en los labios.

Y yo que pensaba que no era de besos tiernos.

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Ok, sé que muchos dirán que no sé manejar bien las violaciones, pues déjenme decirles que me he informado, y no todas las mujeres suelen sentir lo mismo después de una violación, más sin embargo escribí esto viniendo de mis propias experiencias.

Si tienen un problema hablenlo, mi buzón de mensajes siempre está abierto para todos ustedes, desahoguense de sus problemas de vez en cuando.

Pero más que todo, valorense, repitete todos los días lo fuerte que eres y lo mucho que puedes aguantar.

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Advertencia ⚠ :
Este libro contiene escenas no aptas para todo público, como lenguaje explícito o escenas +18 , te sugiero que si no te gustan éste tipo de libros, no lo leas.

NO OLVIDES VOTAR SI TE HA GUSTADO, UNA ESTRELLITA ME AYUDA MUCHO.

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