Capítulo Cuatro

ALANNA

Mi cara estaba caliente, me removí un poco donde sea que estaba, cuando capté que el sol estaba pegándome en toda la maldita cara.

—Sol de mierda. —Murmuré cubriendo mi cara con una almohada que agarré de algún lado de la cama, imágenes borrosas de lo que paso anoche vienen a mi cabeza.

Yo, follando con un desconocido.

Un chico intenta pasarse de listo conmigo.

Aparece el guapo de Liam al rescate, cosa que claramente no necesitaba porque lo tenía todo bajo control.

Ajá.

Me levanto de golpe y noto que Liam duerme a mi lado, también miré a mi alrededor con el ceño fruncido y sé que esta no es mi casa, maldita sea, mi mamá va a matarme.

Observé lo que traigo puesto y solo es una camisa de hombre, ¡Dios, que cliché!.

Mi cara se dirigió a Liam y me quedé unos segundos admirándolo mientras dormía, opté por golpearle la mejilla un poco fuerte con el fin de que se despertara, ya que tenía mucha hambre, necesitaba comida o moriría.

—Liam, tengo hambre. —Susurré haciendo que el abriera sus ojos azules de un solo tiro, me observó unos minutos con expresión asustada y mi cuerpo se tensó de solo ver la manera en la que me inspeccionó.

—Buenos días para ti también, Alanna, no sabía que despertabas a las personas golpeandolas. —Ironizó sonriendo.

—Sin comida no son buenos, así que vamos, alimentame. —Mascullé y él me dio una sonrisa de lado, se veía definitivamente sexy.

—Me tienes a mí. —Afirmó acercando su cara de recién levantado a la mía, que debo admitir que la última debe estar horrible.

—Demasiado arrogante. —Puse la palma de mi mano en su cara alejándola, el rió levemente.

—Eso no decías anoche. —Susurró, mientras traté de recordar que pasó anoche, pero es un intento fallido ya que no recuerdo absolutamente nada después de que él llegó.

—¿Me violaste?. —Pregunté frunciendo el ceño, él solo se sentó para soltar una carcajada.

—Tu eras la que quería violarme. —Aseguró sin dejar de reír, yo le dí una palmada.

—Gracias por salvarme anoche de ese feo. —Murmuro cambiando el tema, el tipo ese estaba asqueroso, ni loca hubiese follado con él.

—No hay de qué, siempre puedo rescatarte de viejos asquerosos. —Me dispongo a pararme de la cama en la que estoy y agarré mi celular de la mesa que hay en frente.

—¿Y quién me salva de ti?. —Pregunté con una sonrisa mientras desbloqueaba mi celular.

Rayos.

56 llamadas perdidas de "Mom".

45 llamadas perdidas de "Dayan".

185 llamadas perdidas de "Mi mejor amiga".

Intensas.

Rio en mi mente y miro los mensajes.

5.657 mensajes de WhatsApp, a mi mamá se le aguantan pero a las otras dos no.

—Anoche casi no me deja dormir tu celular. —Declaró Liam dirigiéndose al baño, yo lo único que hice fue mirarle el culo por encima de sus pantalones.

Por Dios, ¿Por qué tiene que estar tan bueno?.

Lancé el celular a la cama, y me dirigí al baño, no se porqué me metí con él a la ducha, pero necesitaba quitarme ese olor a muerto que traía.

Entré y él se quedó mirándome divertido, luego sonrió cruzándose de brazos.

Iba a decir cualquier pendejada.

—¿Me vienes a acompañar a cagar?. —Interrogó riendo.

Que nivel de confianza, por Dios.

—Solo vine a ducharme. —Me empecé a quitar la ropa y él se quedó mirándome como si de Afrodita se tratase.

—Yo iba a cagar —Afirma y ya no puedo aguantar la risa.

Les juro que me rei tanto que me dolía la maldita barriga.

—Espera me ducho y dejo que cagues tranquilo. —Ordené sin parar de reír pero él no salió del baño, se quedó parado mirándome como un completo idiota.

—Prefiero bañarme contigo. —Comentó.

—Pff, ni en broma.

—Quieras o no lo haré. —Murmuró quitándose el pantalón que traía.

Dios los abdominales se le marcaban perfectamente.

—¿Haces ejercicio?.

—Solía hacer, pero eso era antes, ahora no puedo.

—¿Por qué?.

—Verás querida Ally, cuando era adolescente....

—No me digas, te drogabas y metias en muchas peleas. —Intenté adivinar, él enarcó.

—¿Qué? No, debes dejar de ver tanta ficción, cuando era adolescente practicaba box, pero te prometo que era sano, un día vino un oponente muy fuerte y digamos que me hizo mierda, entonces...

—¡Te hizo mierda!. —Luego de lo dicho me reí.

—Yo era un chico novato y el tipo con el que estaba peleando media más de 1.95, ¿qué querías que hiciera?.

—Pero te hizo mierda. —Volví a reír.

—Si hubieses estado presente, no te hubieses reído, me partió la costilla derecha y la pierna, tengo placas aún en esta parte... —Tocó la parte baja de su lado derecho. —Por qué...

Dejé de escuchar cuando bajé mis ojos a su entrepierna y la noté dura por encima de sus bóxer...

Hmm...

—No sabía que recordar como te partieron la madre te daba una erección. —Bromee.

—Es la erección de todas las mañanas. —Dijo pasándose la mano por el bóxer, intensificando su erección.

Joder, que calor hace de repente.

—Oh. —Musité.

—¿Qué esperas?, abre la llave. —Enunció, yo asentí y tome la perilla de ésta, el agua fría me hizo retroceder.

—¿A la bebé no le gusta el agua fría?.

—No es eso, ¿Por qué la pones en ese estado?.

—A mi me gusta, ¿A ti no?.

—Supongo que no...

—Ajá. —No esperó mi respuesta, solo entró en la ducha mojando su cabello, se lo peinó hacia atrás, yo simplemente me quedé mirándolo.

—Qué sexy. —Exclamé.

—¿Me ayudas?, no se enjabonarme. —Puso un puchero ofreciéndome el shampoo.

Recibí el Shampoo y lo regué en su cabello, él tuvo que inclinarse un poco para que pudiera alcanzarlo. Froté mis dedos en su piel, demonios, todo de él es muy lindo.

Delinee mis dedos por sus pectorales y lo miré coqueta.

—¿Te gusta lo que ves?.

—Recuerda ser más original. —Sugerí.

—A veces lo cliché está bien. —Se encogió de hombros y pasó una mano por mi cintura, pegándome a su cuerpo, pude sentir su pene en mi abdomen.

—¿Lo quieres dentro de ti?, por qué te aseguro que el si quiere. —Me movió suavemente contra la pared, yo me deshice de los molestos bóxer.

—Si, lo quiero. —Jadee cuando sentí su mano bajar por mi pezón.

—Eres tan sexy.

—Si, ya lo sé. —Enfaticé con una sonrisa.

—Te lo repito para que nunca se te olvide.—Levantó mi pierna sobre su hombro y la otra la puso casi en sus caderas.

Aquello le dio total accesibilidad para entrar en mi.

—¿Quieres qué sea rápido o lento?. —Preguntó metiendo la punta de su pene.

—Rápido y duro. —Pedí.

—Está bien enana. —Yo lo miré mal por el apodo y el sonrío, estaba apunto de arrepentirme y darle una cachetada cuando entró en mi de repente.

Me dejó sin aire, si.

—Demonios... —Susurré cuando empezó a moverse.

—Mírame. —Pidió tomando mi mentón. —¿Quién te está follando?.

—Tú. —Gemí.

—¿Quién soy yo?. —Demandó.

—L-Liam. —Tartamudee.

Empezó a moverse más duro dentro de mí, sentía que me iba a partir en dos, más sin embargo me encantaba, el voltaje era indescriptible, sus manos apretando mis caderas y mis dedos enterrados en su abdomen, podría quedarme así toda mi vida.

—¡Más!. —Supliqué.

Sentí qué entró un poco más en mi, cosa que me hizo chillar. Se movió rápido, lo único qué se escuchaba era el sonido encharcado de la humedad que nos acompañaba. La sensación de cómo se deslizaba fácilmente dentro de mí era exquisita, pasé mis manos por su cuello apretando mis dedos en sus hombros, su mano palmeteo mi pierna para luego presionar sus dedos en aquella.

—¡Así!. —Jadee acercándome para besarlo.

Me besó sin dejar de embestirme.

Joder, ¿como puede follar tan bien?.

Entró y salió de mi unas cuantas veces hasta que noté mi orgasmo venir, me desplomé en sus brazos pero el fue rápido a la hora de tomarme para que no me cayera, fuck, how rich...

Qué linda mañana.

Salimos para vestirnos, yo me puse lo que tenía en la fiesta y le devolví la camisa a Liam, le diría a mi madre que estaba en casa de Karol, sí ella le preguntaba algo Karolina siempre sabía cómo cubrirme.

—¿Entonces te llevo a tu casa?. —Cuestionó Liam tomando las llaves de encima de la mesa.

—Si, pero recuerda, solo unas casas antes, yo te digo donde. —Le recordé saliendo con él de la casa.

—¿Miedo?. —Bromeó.

—Cómo tú no irás a poner el culo por mi. —Me crucé de brazos divertida frente al auto.

—Podría ponerlo, con tal de salvar tu lindo culo. —Contestó, reí suavemente para luego abrir la puerta y entrar en el coche.


Brrrr Brrrr Brrrr

—Umm, cinco minutos mas. —Seguido de lo dicho le metí una patada voladora al que supongo y era el despertador.

—Alanna, deja de estar pateando cosas y despiértate que ya es hora. —La voz de Dayan molestó mis tímpanos.

—Amm, no quiero. —Susurré adormilada poniendo una almohada en mi cara.

—Despierta ya. —Y siento que me tumban de la cama, ya estaba tardando en despertarme tan amorosamente.

Típico de Dayan.

—¡¡Dayan!!. —Me levanté del suelo y le tiré la almohada con la que me había tapado la cara, ella solo se fue riendo ,mierda, instituto de nuevo, ¿Por qué no fue festivo?.

Igual algún día te iba a tocar ir, ya sea martes o miércoles, todos los días no pueden ser festivos.

¿Sabes qué, conciencia?, metete un palo por el culo y déjame en paz.

Soy tu conciencia, no tengo culo.

Dios de las bragas, dame paciencia.

Ya estoy loca peleando conmigo misma, solté una pequeña risita levantándome del suelo, claro, diciendo algunas palabras groseras y me metí al baño. Cuando terminé de bañarme salí para elegir mi ropa.

Opté por un conjunto sencillo, una falda de rayas corta y un crop top azul claro, cabello suelto un poco recogido atrás, solo apliqué un poco de brillo, rímel, rubor, y difuminador.

Mi mamá ya se había ido a trabajar, o eso suponía, me preparé el desayuno antes de partir a mi aburrida cárcel diaria.

Unas horas después estaba en la clase de matemáticas, si, esa que me hace dormir, aunque en realidad a mi, todas las clases me hacían dormir.

—La raíz cuadrada de dos equivale a... Bla Bla Bla Bla Bla Bla.

Poco a poco dejé de escuchar la voz del profesor mientras perdía el conocimiento.

—Dame un beso pequeña.

—No quiero. —Refutó aquella niña pequeña.

—¿Por qué no quieres darle beso a papi?.

—Porqué papi llegó tarde.

—Pero mi amor estoy trabajando para darte todo lo que quieras preciosa.

—Mami dice que estabas con otras mujeres. —Se cruzó de brazos.

—Mami está confundida.

—Entonces, ¿papi si me quiere?.

—Claro preciosa, papi te ama con todo su ser.

—¡La cena está lista!. —Gritó mamá desde adentro, la niña sonrió levantándose del césped.

Tomó la mano de su padre y se introdujeron en la casa, en sus ojitos podía verse el brillo resplandeciente de la felicidad.

Ella era feliz de esa forma.

—¿Y Dayan?.

—En su cuarto, ahora baja.

—Mami, ¿Tú nos amas?.

—¿Qué son esas preguntas mi amor?, claro que los amo, los amo a todos. —La joven mujer empezó a darle besos a su pequeña hija mientras la última solo reía por las cosquillas que le ocasionaba.

—Yo amo a todos. —Repitió la nena. —, amo a papi y amo a mami.

Una niña sonriente empezó a darle besos a sus padres por toda la cara.

Alanna.

Alanna.

—¡Alanna!. —Escuché que me gritaron, me levanté de un solo tirón, el profesor se encontraba frente de mi.

—Dígame papi. —Murmuré adormilada mientras todos los del salón se empezaban a carcajear.

Ese no es tu papá, estúpida.

—Si va a dormir le sugiero que lo haga en su casa de noche, en vez de irse a fiestas. —Me habló el profesor Ambrosio a regañadientes.

—Está bien profe, le juro que no vuelve a pasar. —Recité y todos de nuevo se echaron a reír.

—Ya dijiste eso diez veces antes. —Exclamó escribiendo en el tablero con su marcador.

—En realidad fueron veinte. —Afirmó Lila que estaba en el fondo del salón.

—¿Quién?. —Pregunté girando mi cabeza hacia ella, todos de nuevo rieron.

—¿Quién que?. —Cuestionó cruzándose de brazos en su asiento.

—Te preguntó, por qué no recuerdo haber pedido tu opinión de mierda.

—Alanna, preste atención a la clase y no sea mal educada, no quiere que llamemos a su mamá, ¿verdad?.

—Relájese.

—Espero que ya no vuelva a pasar.

—Ésta si va enserio. —Afirmé. —¿Emilia Me podrías prestar los apuntes después de clases? —Le digo a la chica que se sienta junto a mi en esta clase, no soy social, en realidad todas las del salón temen a que les quite el novio, ridículas.

—Claro. —Murmuró ella con una sonrisa.

A esta si no le voy a quitar el novio.

...

Ya habían pasado tres clases más y había sonado el timbre de salida, por fin y al fin.

Ya era hora o si no, me iba a dormir de nuevo.

Caminé hacia la puerta de salida y cuando noté que abrieron, salieron como ganado de vacas, se empujan como prisioneros saliendo de la cárcel, intenté salir por en medio de la gente y al final lo conseguí, ya caminando hacia a mi casa, un auto se acerca a velocidad lenta por mi lado.

Temía que me fueran a secuestrar pero...

Mírate, ¿Quién quisiera secuestrarte a ti?.

Nunca se sabe, querida Cheryl.

¿Cheryl?.

Toca ponerte nombre, ya tu sabes, para la convivencia.

Dejé de hablar cuando bajaron el vidrio de la ventana y divisé a Liam, él sólo me guiño el ojo.

—¿Quieres que te lleve?, Tranquila no voy a secuestrarte. —Aseguró cosa que me dio sospechas.

Reí levemente.

—Contigo nunca se sabe —Suspiré antes de abrir la puerta del copiloto.

Liam, es lindo, alto, la tiene grande...

Diablos Alanna ¿Por qué siempre te importa si la tiene grande o no?.

—Parece que siempre estas para salvarme, no quería seguir caminando. —Me acomodé el cinturón de seguridad y él encendió el motor para empezar a conducir.

Mire su perfil y por el Dios de las bragas, es demasiado guapo para estar soltero.

—¿Estudias ahí? —Murmuró tratando de iniciar una conversación.

—Pues si, se supone que "estudio" ahí. —Aseguré poniendo comillas aéreas, creo que duermo más que lo que estudio.

—Pensé que ya habías salido de la secundaria. —Debatió, me dio un poco de vergüenza que lo dijera de esa manera.

No es mi culpa no ser muy buena en el instituto.

—Pues, ya casi salgo de ahí, igual no solo es una secundaria, también tiene universidad. —Enuncié.

—¿Quieres estudiar algo?. —Preguntó.

—En realidad quiero estudiar veterinaria, me encantan los animales , ¿y tú?, ¿Qué quieres estudiar?.

—Aún no lo sé, me estoy dando un descanso para pensar con exactitud lo que quiero estudiar, estoy entre leyes y psicología, aunque mi padre quiere que estudie filología avanzada para ponerme al frente de su editorial, por ahora hago cursos aquí mismo en la noche, algunas veces son en la mañana.

—¿Y trabajas?. —Preguntó.

—Que curiosa eres Alanna. —Solté un bufido para luego mirar por la ventana, no me gustaba mucho preguntar sobre la vida personal de las personas, pero de él por alguna extraña razón quería saberlo todo. —Pero sí, trabajo en lugares de medio tiempo.

—¿No puedes de tiempo completo?,¡ah!, cierto, no te alcanzaría el tiempo para follar. —Ironicé.

El suelta una risa.

—¿Estás celosa?. —Preguntó gracioso mientras estacionaba el auto.

—Ya quisieras. —Mascullé sonriendo, salí del auto para dirigirme a mi casa.

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