Capítulo Catorce
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Al levantarme estiré mi brazo al otro lado de la cama, esperé encontrarme con Liam durmiendo, pero al contrario, abrí los ojos levantándome de un tirón. Observé el pequeño trozo de papel encima de la mesa a mi lado, sonreí negando con la cabeza.
Cada día esto era más cliché.
Buenos días enana, quería decirte, que llego tarde a mi curso gracias a ti, eso es mentira, bueno es verdad, pero no lo tomes tan literal no te estoy echando toda la culpa,en fin despierta dormilona también tienes clases, se que la nota no tiene sonido pero bueno.
No se como hacía para hacerme reír de unas letras.
Sentía que lo conocía de siempre y hasta apenas unas semanas nos habíamos visto por primera vez.
Estaba empezando a darme miedo, no quiero enamorarme de nuevo, no cuando sé que todo se puede derrumbar, debo de ser mas precavida, no quiero que me lastimen mas un cosa es darme una oportunidad para sanar y otra es enamorarme hasta el punto de que él sea mi debilidad, debo separar el amor con la estabilidad, porque yo quiero la segunda, no la primera.
Bajé a desayunar y mamá no estaba, supuse que todavía no había salido del turno, mi mamá trabajaba durante el día como secretaria de una editorial muy reconocida, aveces el turno le tocaba en la noche. Ya que si trabajaban jornada completa, eran mucho mejor los ingresos.
Como buena hermana que soy preparé el desayuno de Dayan también, esperé a que bajara mientras yo comía alegremente.
Pensé que estaría haciendo sus cosas de la universidad, pero durante una hora no apareció en la sala, ya había empezado a preocuparme así que subí con su desayuno y di tres golpes a la puerta.
Más sin embargo no abrió, yo decidí abrir sin permiso, empujé lentamente la puerta, la curiosidad me mataba y también la preocupación.
La pude ver sentada en el borde de la cama perdida en sus pensamientos, cuando notó que estaba ahí parada me miró con los labios entreabiertos, seco una lágrima que estaba apunto de caer de sus ojos.
—¿Qué sucede?. —Dejé el desayuno a un lado y me arrodillé enfrente de ella, la tomé de las manos y levanté la cabeza para mirarla.
—Liam... terminó conmigo. —Soltó detenidamente, no sabía si sentir alivio o culpa, pero en este momento me creía el ser más despreciable en la tierra.
Soy una traicionera, mientras el jugaba con Dayan, yo solo me acostaba con él. Que maldita perra que soy, soy tan hipócrita que deposité un beso en su mejilla y luego acaricie su cabello.
—De seguro tiene una buena razón para haberte terminado.
Si una buena razón eres tú, pues sí, es una buena razón.
Cheryl, no es el momento...
—¿Qué buena razón podría haber?. Le insistí en tener sexo y él fue el que se negó. —Soltó.
—¿Le ofreciste eso a…?,Dios mío Dayan, ¿Te das cuenta de que no lo conoces bien?.
¿Y quién fue la que se acostó con él a solo un minuto de hablar?.
Buen punto.
Ella me miró apenada, casualmente yo era la que la cagaba siempre, que Dayan me contara algo que la hiciera quedar como la “No tan perfecta” era raro.
—¿Sabes qué? , ya no lloraré por eso, ni que hubiéramos durado una eternidad juntos, solo fue unas cuantas semanas. —Se llevó las manos a la cara limpiando las lágrimas.
Mi hermana es loca. Pensé.
Es algo que se hereda.
Cada día más cruel conmigo, Cheryl.
—Cuando quieras comer, allí te dejo el desayuno. —Señalé la mesa donde estaba situada la bandeja.
—Gracias. —Susurró.
Me levanté del suelo y me dirigí a la puerta con la intención de salir de allí, hoy tenía que ir al instituto, así que me encaminé a mi habitación y abrí la puerta para ir al closet y sacar la ropa que me pondría hoy.
Constaba de un vestido corto rosa con mariposas de otro color mas rosa. Organicé un poco mi cama y me dirigí al baño para darme una ducha.
Cuando lo hice me vestí con lo que había puesto encima de la cama, sonreí mirándome en el espejo, me veía increíble, apliqué un poco de brillo labial y rímel, recogí mi cabello en una coleta alta dejando algunos mechones por fuera que caían por mi frente.
Al final la imagen que opté era de toda una modelo y estaba orgullosa de eso, mi cuerpo, mi cara, mis curvas, me salían con todo tipo de ropa, a pesar de N tener muchos senos, tenía los necesarios para enamorar a cualquiera. Además mis piernas y nalgas redondas era lo que más llamaba la atención.
Salí de la casa cerrando la puerta detrás de mí, el fuerte viento golpeó mi cara.
Menos mal había recogido mi cabello.
Rogué dos veces para que no fuera a llover, caminé rápidamente unas dos cuadras por la ruta de siempre.
Al llegar observé el montón de estudiantes que estaban afuera, me acerqué al portón y después de empujar y pasar de las personas logré llegar a el instituto.
Ya adentro caminé a mi casillero, saqué alguno de lo cuadernos que tenía allí miré el horario para luego empezar a caminar a mi primera clase.
—¡Hola!, ¡hola!. —Murmuró Karol de un momento a otro saltando para luego estar caminando a mi lado.
—Karol, deja de brincar como una cabra. —La reprendí.
—Vale lo siento.
—¿Qué clase te toca?.
—Tecnología. —Rodé los ojos. —¿Y a ti?.
—Artística.
—Te toca con Lila. —Murmuró a modo de burla, la miré mal sacándole el dedo del medio.
—Si, que horror.
—Entonces, me iré por este maldito pasillo. —Suspiró dándome un beso en la frente para luego irse brincando como llegó.
Debo admitir que al llegar al salón todos me miraron como siempre, unos con admiración, otros con asco, otros con envidia...
Lo típico.
Me senté en la fila al lado de Lila, odiaba que nos organizarán por orden de lista.
Y por supuesto en toda la clase la rubia teñida estuvo dispuesta a soltar algún comentario lleno de veneno.
Sonó el timbre de cambio de clase, suspiré levantándome de mi sitio y tomando mis cuadernos y libros, salí del salón con una sonrisa de satisfacción. Karol venía hacia a mi con Connor a su lado tomándola de la cintura.
—Por fin, estaba cansada de lidiar con Lila yo sola. —Suspiré cuando llegaron a mi.
—¿Te gana Lila Wendell?. —Preguntó mi mejor amiga burlándose con un puchero falso.
—No, no me gana, pero su maldita voz chillona me lastima los oídos. —Explico.
—Yo a la que le tengo rabia es a la otra. —Masculló Connor le dijo algo en el oído antes de despedirse con un beso.
Giré la cara incómoda, Connor dijo algo que la hizo reír antes de irse.
Te la están quitando.
Karol es mía por siempre y para siempre, así que no digas tonterías, Cheryl.
—Se fue, no le gusta que hablen mal de su “hermanita”. —Habló haciendo comillas aéreas.
—Pero si Kendra es tu cuñada. —Enfaticé a punto de reír.
—Ya lo sé, pero me enoja que mantiene diciendo “Karolina no valora a Connor” “Karolina no merece nada” Karolina esto, Karolina aquello. ¡Ya me tiene harta!. —Protestó.
—Si hubiera más comunicación entre tú y ella hasta podrían llevarse bien. —Llegamos a la puerta del salón y puse una mueca de asco al ver a Lila sentada en su lugar, otra clase con ella, traía una falda horrible mas corta que su cabello y eso que parecía estar calva.
—Entonces, mas comunicación con Lila para que se lleven bien. —Puse una mueca rara poniendo los cuadernos en mi mesa.
—Lila no es mi cuñada. —Expuse. —Además Kendra no parece ser una estúpida como ella. —Señalé a Lila, ella me fulminó cuando se dio cuenta que andábamos hablando de ella.
—Buenos días. —Murmuró la profesora entrando al salón, Karol y yo nos sentamos rápidamente.
Pasamos dos horas escribiendo, todo iba bien hasta que empecé a sentir que mi vejiga explotaría.
—Profe.. —Protesté, levanté la mano, ella me indicó con un ademán que fuera a su puesto, me levanté de mi asiento viendo como todas las miradas recaían en mí.
—¿Necesita algo Juliens?. —Golpeó el lapicero en la mesa, yo asentí con la cabeza.
—Es que quiero ir al baño. —Expliqué.
—Espere a la hora de descanso.
—Estoy que me hago pipí.
—Ya no es una niña, Juliens.
—Pero sufro del páncreas. —Mentí.
—¿Es que tiene que ver con la vejiga?. —Oh, cierto.
—Por favor. —Rogué. La observé suspirar pesadamente.
—Quince minutos Alanna. —Advirtió, le di un beso en la frente y corrí hacia la puerta, bajé las escaleras para ir a dar con la del baño.
Entré y vacíe mi vejiga, casi sentí un alivio, subí mis tangas de hilo y me dirigí a lavarme las manos.
Ni siquiera había visto a la persona que me tapó los ojos y solo con hablar supe quien era.
—¿Quién soy?. —Habló con una voz chillona, yo estallé en carcajadas, era bastante malo haciendo voz de mujer.
—Un estúpido, que ni siquiera sabe imitar voz de gay. —Murmuré, volví a estallar en carcajadas, sus manos aún cubrían mis ojos.
—Podría ser, o también podría ser, el amor de tu vida. —Me quitó las manos de la cara y las posicionó en mi cintura, me cargó y me subió a la encimera donde se encuentran los lavamanos.
—¿Y tu crees que eres el amor de mi vida? —Mascullé, puse mis manos alrededor de su cuello y me acerqué a sus labios coquetamente.
—Daría todo por ti, y por ser el amor de tu vida. —Me besó salvajemente tirando de mi cabello en un puñado hacía él.
Nos separamos por falta de aire y nos sonreímos mutuamente.
—¿Qué los cursos no son al otro lado del instituto?.
—Me salté el muro.
—Pero, tiene alambre de púas.
—Soy bueno escalando.
—¿No te hiciste daño?.
—No, y solo por verte me haría el que fuera.
Siento que quiero superar todo, pero aún tengo miedo, tengo miedo de que él me lastime, se que parece que no me lastimará, pero así se comportaba Dylan, desde ese momento aprendí que cualquiera puede actuar para hacer daño.
Y eso es lo que no quiero.
No quiero que él me lastime ni que me haga llorar, no quiero verme débil, no quiero que me destruyan, pero si eso consierne en no volver a verlo me enfrento a ello, quiero romper eso que me daña, quiero poder seguir adelante sin traumas ni recuerdos malos, quiero poder ser feliz y poder vivir con tranquilidad.
—¿Haz venido a más clases en la mañana?. —Pregunté lentamente frunciendo el ceño.
—Si, es la segunda que me ha tocado así. —Volvió a besar mis labios. Cuando nos separamos me dispuse a decirle…
—Liam. —Susurré con nerviosismo al notar que me miraba fijamente con esos ojos tan azules que radiaban felicidad.
—¿Que sucede?. —Su mano se dirigió a mí mejilla para poniendo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
—Quiero intentarlo. —Esquivé su mirada ya que estaba como un tomate, nunca me había confesado de una manera tan ridícula.
Vi de reojo como me sonreía y tal vez eso subió mis esperanzas.
—Gracias. —Lo miré, él solo me sonrió y observé como sus ojos estaban a punto de llorar.
Pero, ¿Por qué?.
Limpié la lagrima que se resbaló por su mejilla, mientras él seguía sonriéndome como un tonto.
—No sabes lo feliz que soy, enserio no te voy a decepcionar lo juro, no te haré daño. —Agarró mi mano entre la suya y besó mis nudillos.
—Hey, no te apresures, solo dije que lo quería intentar, no que íbamos a casarnos o ser novios. —Enrollé mi dedo en su cabello.
—Entonces, ¿qué quieres intentar?. —Frunció su ceño confundido.
Que miedo que pregunte eso.
—Quiero confiar en ti y creer que no me vas a fallar, después de eso, yo decidiré si quedarme contigo o no. —aclaré.
—Prometo que vas a ser la mujer mas feliz de este universo, no sabes cuanto te agradezco que estes dispuesta a confiar en mí después de todo lo que te ha pasado.
—Yo solo quiero seguir adelante y tienes razón, además, tienes pinta de ser buen chico. —Me sonrió una vez mas y nos besamos de nuevo.
—Hey, volveré a mi clase, ya han pasado 20 minutos y después no quiero que piensen que me trago el baño.
—O que estabas cagando. —Fruncí el ceño, que confianza más fuerte.
—Empiezo a sospechar que tienes un trauma con la mierda. —Luego de decir eso nos carcajeamos a mas no poder.
Él me bajó del muro me encaminé a la salida.
—Nos vemos luego. —Me dio un último beso y se fue corriendo, yo también corrí hacia mi clase.
Ni siquiera entré y ya estaba Lila caminando hacía mí, la profesora ya se había ido.
—Oye Alanna, vamos a hacer una actividad el fin de semana y podrás ir con tu juguete ya que todos los del instituto irán. —Habló al llegar a mi.
—¿Hablas de Liam?.—Puse cara de asco cuando la miré de arriba abajo.
—La profesora me dijo que te informara ya que te quedaste haciendo tus cosas de perra que acostumbras a hacer, puedes tenerlo a él de acompañante de camping ya que me imagino que nadie quiere hacerse contigo, además te han visto en varias fiestas con ese chico.
Esta siempre provocándome.
—Primero, no soy mas perra que tú, rubia oxigenada y plástica, y segundo Liam y yo estamos tratando de tener algo serio, así que puedes retirarte, gracias por la información.
—No se si sabes que el hermano de mi ex mejor amiga, es su mejor amigo ¿Ya te contó con quien pasó ayer la noche?. —Reí sonoramente buscando a Karol con la mirada.
—No me tuvo que contar por que la pasó conmigo. —Le dediqué una mirada maliciosa.
Karol llegó a mi lado y pasó los brazos por mis hombros.
—Deja de intentar enojarla, necesitarás mucho mas que eso y si me disculpas la necesito para no estar perdiendo el tiempo con inmaduras. —Karolina tiró de mi mano llevándome por mis cuadernos para ir a la siguiente clase.
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—Tampoco es que yo sea muy madura. —Me burlé de mi misma, ella me pegó en el brazo cuando estuvimos lejos de Lila.
—Estúpida, yo defendiéndote de esa teñida y tu lo arruinas.
—Perdón futura mamá.
—No digas eso, todos se enteraran.
—Pero si ya se te nota un poco. —Me encogí de hombros restándole importancia, ella por su lado sacó un metro costurero de su bolso y se lo puso al rededor de su panza, sin importarle que la estuviesen mirando raro.
—Joder, es cinco centímetros mas grande que hace una semana. —Chilló emocionada.
—Pensé que no querías que nadie supiera. —Murmuré entre dientes señalando las personas a nuestro alrededor.
—Si bueno, no es tan bueno que todos estén hablando de mi, pero, el lado bueno es que seré mas madura que todos cuando tenga el bebé.
—O la bebé, y eso no te hará más madura.
—Eso veremos... —Susurró empezando a caminar guardando el metro en su mochila.
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Advertencia ⚠ :
Este libro contiene escenas no aptas para todo público, como lenguaje explícito o escenas +18 , te sugiero que si no te gustan éste tipo de libros, no lo leas.
NO OLVIDES VOTAR SI TE HA GUSTADO, UNA ESTRELLITA ME AYUDA MUCHO.
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