Capítulo 7
El mes pasó rápido y las clases vuelven a comenzar.
Bruno se quedó con Ana y yo me encuentro viajando con Meli en su auto. La primera clase nos toca juntos, pero mi día termina temprano ya que ella debe concurrir a dos.
—¿Listo para empezar? —pregunta estacionando el auto.
—Siempre estoy listo aunque me falta el aliento de mis padres —confieso con la cabeza baja.
—Ellos te están alentando desde donde sea que estén, estoy segura.
Juntos entramos, está vez llegamos a tiempo y no había necesidad de correr.
Al entrar un grupo de alumnos ya se encuentra ubicados en sus lugares, algunos en grupos y otros solitarios. Nosotros tomamos asiento en los primeros lugares, debido a que muchas veces no escuchamos gracias a lo extensa que es el aula.
Un chico, de aproximadamente mi edad, entra saludando a mi amiga. Me parece extraño.
—Hola Mel ¿cómo estás? —dice abrazándola.
—Bien Fede ¿y tú?
—Bien, feliz de poder compartí clase contigo.
Por un momento, siento celos porque me están ignorando y en ningún momento Melanie nota mi presencia.
Aquel sujeto comienza a caerme mal.
—Oh perdón, Fede el es Sebas mi mejor amigo. —Nos presenta.
Estiro la mano para estrechársela.
—Un gusto —dice con firmeza.
Se sienta al lado de ella, quedando en el medio de ambos.
El profesor llega al aula y, luego de darnos la bienvenida a esta segunda mitad del año, comienza la clase.
Materialización de los Proyectos es una materia interesante o, por lo menos, eso se nos planteó el día de hoy. Mientras guardo todo, escucho a las dos personas a mi lado hablar como si ellos solos se encontraran en el lugar, observo a mi amiga para poder saludarla antes de irme pero, ni siquiera, se percato de que me había levanto de mi asiento. No me queda otra que irme sin saludar.
Al llegar a la parada del bus, veo como Meli viene corriendo hacia donde estoy.
—Te fuiste sin saludar —dice recuperando el aire.
—¿No deberías estar en la otra clase? —digo sin ánimos.
—¿Qué te pasa?
—¿Tu nuevo amigo también va contigo ahora? —pregunto con indiferencia.
—Oh vamos, ¿no estarás celoso de Fede? —voz burlona.
—Para nada, veo que se llevan bien.
—Sebas, es un amigo de la infancia. —Me cuenta. —Hace unos días nos pusimos en contacto por Facebook y describimos que estudiábamos lo mismo.
—Y que justo les toca la misma materia ¿no? —interrumpo.
—Sí, ¿no es muy loco? —dice entusiasmada.
—Pff si muy loco. —Elevo la mirada.
—Será mejor que me vaya. —Me da un beso en la mejilla. —Nos vemos más tarde.
Sale corriendo y se pierde entre las personas que ingresan al lugar.
Si me preguntaran si estoy celoso de aquel "Fede" diría que no, pero la sensación que me trasmite ese chico, hace que esté alerta.
Al entrar a mi casa, encuentro a Ana con mi hermano jugando en un castillo que armaron con almohadones.
Él, en el centro de todo, trata de tirar los peluches que se encuentran a su lado, al dragón que lo rodea, que vendría a ser mi compañera.
Cuando se percata de mi presencia, comienza a gatear hasta donde estoy. Me arrodillo para poder recibirlo.
—Veo que se están divirtiendo mucho. —Acaricio sus las mejillas.
—¡Sebas! ¿Qué hora? Se pasó muy rápido el tiempo. —Empieza a ordenar. —Perdón por el desorden, nunca creí que estaríamos bien rato jugando.
—No te preocupes, mientras sea un desorden por diversión, me parece perfecto. —Tomo en brazos a Bruno. —Voy a cambiarlo así puedes terminar de acomodar.
En nuestro cuarto, lo acomodo para cambiar su pañal pero, sin darme cuenta, le quite su pañal y comienza a orinar mojando toda mi sudadera.
—¡BRUNO! —Exclamo y él solo se ríe, como si se estuviera burlando. —¿Quesería de mi sin ti? —comienzo a reír, no me queda otra opción.
Lo termino de cambiar y elijo otra cosa que ponerme.
—¡Sebas! —Escucho gritar a Anna.
Voy hasta donde se encuentran, todos los almohadones se encuentran en su lugar y mi compañera lista para marcharse.
—Perdón por el desorden una vez más, debo irme mi madre me está esperando afuera.
—No hay problema, me gusta saber que mi hermano se estuvo divirtiendo. Ten —Le entrego el sobre con su correspondiente dinero.
—Gracias. —Me saludó. —Nos vemos mañana a la misma hora.
Las horas pasaron y mi amiga no dio ninguna señal de que estuviera bien.
Tuvimos un almuerzo solo de hermanos, uno que hace mucho no teníamos. Para decir verdad, es la primera vez en este tiempo que me sentí verdaderamente solo, no del todo porque está mi hermano, sino que la mesa es grande, sobran lugares y faltan personas. Me quedé pensando que hubiese sido de mí sin Bruno, lo solo que estaría en este momento ya que no tendría a alguien físico con el cual poder compartir momentos.
Ahora, aprovecho que está dormido, para poder acomodar algunas cosas del cuarto. Busco su ropa de invierno y la mía, para poder dejarlas en los muebles más cómodos, ya que es la ropa que más estás usando.
La ropa sucia, la pongo a lavar y tiendo en la terraza la que ya había lavado ayer.
Desde ahí, puedo observar a Meli llegar. Viene con una gran sonrisa, una que no había visto hace tiempo. Cuando la pierdo de vista, escucho que el timbre suena. Termino de colgar lo que me falta, y me voy hacia la entrada.
—Hola Sebas, perdón que vine tan tarde. —Me quedó observándola, lleva algo distinto pero no puedo distinguir qué es.
—No hay problema, ¿cómo estuvo la clase?
—Estuvo buena, la profesora habla un poco bajo así que, si te llega a tocar ella, te recomiendo que te sientes adelante. —Deja su mochila sobre el sillón y se sienta.
—¿Comiste? —pregunto sentándome a su lado.
—Sí, comimos en el bufet con Fede.
—Ah comiste con él. —Me acomodo y juego con mi celular. No quiero saber si paso algo entre ellos, la verdad no quiero saber nada de aquel sujeto.
—Amigo, ¿estás celoso?
—¿Por qué sentís estarlo? —Me defiendo.
—Desde que llegó Fede hoy te estás comportando de una forma extraña, como si fuera que lo estás.
—Para nada, somos amigo no veo motivos por el cual estarlo. —Continuó mirando el celular.
Sin previo aviso comienza a hacerme cosquillas. Ella sabe que ese es mi punto débil y, aunque quisiera, no puedo de reír.
—Ya... basta por favor —digo entre risa.
—Dejaré de hacerlo cuando admitas que te has puesto celoso.
—Pero no estoy celoso. —Y como dijo, no paro de hacerme cosquillas. —Okey, está bien, sí puede ser que esté un poco celoso.
—¿Por qué? —pregunta parando.
—No sé, pero no me agrado ese Fede —admito.
—Eso es porque no lo conociste bien, cuando lo hagas verás que te caerá mejor.
—Si tú lo dices. —Me pongo de pie.
—Hey. —Toma mi mano. —Nadie nunca te va a reemplazar.
Le sonrió, no me sale nada que decirle.
Ella es mi mejor amiga, estuve en sus peores momentos ayudándola, logre que saliera de su depresión y no me gustaría que nadie la vuelva a lastimar.
—¡Voy a cocinar yo! —grita mi amiga desde la cocina.
Por mi parte, estoy bañando a Bruno ya que hace le hace falta un buen baño luego de tanto jugar con Ana.
Esta vez, no hay olor a quemado, al contrario, un agradable aroma inunda nuestras fosas nasales.
—La cena está lista —anuncia Meli.
Coloco a mi hermano en su silla y yo me siento a su lado.
Melanie deja un plato frente mío que contiene papas al horno con carne.
—Está muy rico— comento.
—Gracias, trate de no quemar esta vez la comida —dice riendo.
Cenamos tranquilos, por fin en compañía. Hablamos sobre nuestro día y las materias que nos quedan por cursar.
Desde que ella se mudó con nosotros, hemos teñidos largas charlas sobre la vida. Muchas veces, nos han confundido con los padres de mi hermano, hasta llegaron a preguntarnos cuando le daríamos un hermano. Todo lo recuerdo con gracia, ya que nada es cierto.
Hoy le toca lavar los platos a ella, así que me queda dormir a Bruno y prepararme para dormir.
—Sebas, ¿estás despierto? —escucho decir atrás de la puerta.
—Sí, pasa —contesto poniendo mi sudadera para dormir. Mi amiga entra y, esta vez, su pijama era de Stich. —¿Cuándo será el día que tengas pijamas normales? —río.
—Nunca —contesta riendo. —Te quería decir si mañana vamos a comer los tres al mediodía. —dice algo nerviosa.
—Claro pero, ¿hay algún motivo especial?
—No, solo que me gustaría agradecerles de alguna forma.
—No tienes nada que agradecernos tonta. —La miro fijo a los ojos, aquellos color café que tantas veces he mirado pero nunca me llamaron tanto la atención.
Sin darme cuenta, la distancia se está acortando entre nosotros pero el llanto de mi hermano nos separó de golpe.
—Será mejor que me acueste con él o sino no se dormirá —digo acercándome a la cama.
—Buenas noches Sebas —dice con un suspiro.
—Buena noches Meli. —Se marcha.
La casa se encuentra silenciosa, Bruno se durmió hace unos minutos y me quedo solo con mis pensamientos. Recuerdo lo que sucedió hace hace rato, no creo que estuviera a punto de pasar algo con Meli, ella es mi amiga y siempre lo será ¿no?
Sacudo la cabeza para sacar cualquier idea errónea de mi mente. Es tarde y debo dormir, o mañana no podré levantarme.
Me acomodo al lado de mi hermano y cierro los ojos para caer en un profundo sueño.
---
Hola, ¿cómo están? Espero que hayan tenido una hermosa navidad junto a sus seres queridos.
Primero que nada quiero decirles que estoy de viaje, y que no quería dejarlos sin capítulos así que los estoy escribiendo en el celular, por ende no sé si se verá bien con el mismo formato que venían siendo, solo espero que si ❤️
Segundo, no poseo los encabezados de siempre así que eso se lo colocaré cuando vuelva a mi casa.
Espero que les guste lo que escribí en este capítulo, siento que cada vez Sebas y Meli están más cerca, ustedes que opinan ¿les gustaría que pase algo entre ellos?
Como siempre digo, no olviden comentar y/o votas si en verdad lo merece.
Nos vemos mañana si la inspiración y el wifi no me abandona.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top