Capítulo 6

La reunión debería haber comenzado hace media hora, pero por culpa del tránsito, el encargado de mi caso no llego.

Ana llegó temprano a mi casa como se lo había pedido, Bruno aun dormía, pero, hace unos minutos, me ha escrito para decirme que ya está despierto.

—¿Señor García? —Un hombre de bastante edad me llama.

—Sí, aquí estoy. —Me levanto de mi asiento.

—Perdón por la tardanza, el tráfico es un caos. —Se acomoda la corbata y observa a mi acompañante. —Supongo que ella es tu abogada, ¿no?

—Así es. —Estira su mano. —Abogada Norma Ramírez. —Estrechan manos. —Vine a supervisar que todo está en correctas condiciones y se hagan los procedimientos en orden y forma.

Interiormente, me causo gracia la forma en la que Norma se dirige a él, ya que ella es todo lo contrario. Es una mujer alegre y graciosa, todo lo contrario, a la forma que se acaba de mostrar.

—Por favor pasen y tomen asiento.

Tomamos asiento, frente a nosotros un escritorio de vidrio nos separa con el señor Hugo Morales, o por lo menos eso decía la placa apoyada en el mueble.

—Muy bien señor García, lamento mucho su perdida, se nota que es joven aún y perder a sus padres no habrá sido nada fácil.

—Sí, es un dolor que nadie puede entender —contesto con bastante frialdad, no quiero lastima de aquella gente, sinceramente.

—Los señores García abrieron una cuenta en el Banco de la Nación —comienza a hablar. —Posterior a que usted cumpla la mayoría de edad, estaba a nombre de ellos, pero, actualmente, está a su nombre. —Me entrega una serie de papeles donde se detallan los movimientos y depósitos que se han hecho en esa cuenta.

—Pero no entiendo, ¿Qué tiene que ver esto con su aseguradora?

—Nosotros les aconsejamos que lo hagan ya que, en el hipotético caso que ellos no estuvieran, sería mucho más fácil la transferencia del dinero del seguro.

—¿Esto quiere decir que se le trasferirá el dinero correspondiente a esta cuenta? —dice Norma revisando los papeles.

—Así es, lo único que deberán hacer es leer esta serie de condiciones y pautas es las cuales se detallan los términos que tomaron los señores García para llevar acabo todo esto. —Nos entrega más papeles. —Y aquí, se detalla la suma de dinero que le corresponde al joven.

Luego de leer por un rato, prestamos atención al número que figura en la hoja. Sinceramente, mis emociones se encontraron. Es una suma de dinero alta, por un lado, siento alivio ya que será de gran ayuda, pero por otro, enojo de saber que ese esa es la cifra que valen las vidas de mis padres.

Trate de disimular mi pelea interior que estoy sufriendo,

—Debe firmar estos papeles para poder terminar con todo esto y que se le trasfiera el dinero. —Observe a Norma esperando su aprobación, y eso recibo.

Finalizado el papeleo, nos despedimos y me confirman que dentro de los próximos tres días se estará llevando a cabo el deposito.

—¿Cómo les fue? —pregunta mi amiga poniendo en marcha el auto.

—Yo creo que bien —habla Norma. —Ahora solo queda esperar que hagan el depósito y no haya sido todo mentira.

—¿Sabías sobre la existencia de esa cuenta en el banco? —le pregunto.

—No Sebas, tus padres nunca comentaron nada.

—¿Tus padres tenían una cuenta en el banco? —añade Meli.

—Sí, no solo eso, sino que guardaban dinero allí.

Mi amiga se queda sorprendida pero no dice nada.

Yo estoy igual de sorprendido que ella, mis padres nunca me habían ocultado nada y menos algo tan importante como una cuenta en el banco. Ahora solo estoy tratando de convencer que tuvieron sus razones para hacerlo.

Llegamos a casa, y en la puerta me espera Ana con Bruno que, al verme, estira sus brazos para que lo tome.

—¿Cómo se comportó? —digo dándole un beso.

—Excelente, nunca conocí a un bebé que se comportará tan bien —comenta sonriendo. —Tuvo algunas quejas debido a sus dientes, pero después fue un ángel.

—Me alegro que no te haya causado problemas.

Norma ya no se encuentra con nosotros, la hemos dejado en su casa antes de venir a la mía. Ingresamos los tres, Meli se va al cuarto que ha dormido anoche, tiene cosas que buscar y yo, voy a buscar el dinero para Ana.

—De verdad muchas gracias por ayudarme. —Le entrego un sobre con el dinero.

—No es nada Sebas, además, esto me viene bien —dice moviendo el sobre, a lo cual yo río. —Será mejor que me marche mi madre ya debe estar preparando el almuerzo. —Se despide de mí y, con un grito, a Meli.

—Hoy cocino yo. —Entra mi amiga a la cocina. —Veamos que tenemos por aquí.

Me quedo a un costado observándola, su expresión al abrir la heladera es pensativa. Toma distintas verduras, un pollo y los distintos condimentos.

—¿Te quedarás ahí parado o me ayudarás?

—Dijiste que cocinarías tú, nunca me pediste ayuda. —Comienzo a caminar. —Así que yo me iré a bañar.

—Eres un...

No termine de escuchar lo que me dijo porque ya me encuentro en mi cuarto. En su cuna Bruno juega con los peluches que lo rodean.

Señor Tommo ha sido mi primer conejo de peluche que me regalaron y fue el primero que yo le di a él.

Antes de irme al baño, me aseguro que este seguro para que mi hermano no se escape como la última vez.

Una vez dentro, pongo música con el móvil, sin duda nada mejor que bañarte con distintas melodías. En este caso, opte por una de mis bandas favoritas The Script. Como si fuera coincidencia, empieza a sonar Hall of Fame, canción que me ha encantado desde el primer día, no solo por su ritmo sino por su letra y lo que trata de transmitir.

Luego de varias canciones, salgo, me cambio y desde el pasillo puedo percibir un olor raro. Siguiendo el aroma, llego a la cocina y descubro que mi amiga había quemado el pollo. No pude hacer otra cosa que comenzar a reír, y ella sale corriendo al cuarto.

Sin entender su actitud, trato de arreglar la cocina, abro un poco la ventana para que el aire entre y pueda desvanecerse el olor.

—Meli ábreme —digo detrás de la puerta.

—Vete no quiero verte. —Percibo que está llorando.

—Vamos amiga no fue para tanto, comeremos otra cosa, deja de llorar. —No recibo ninguna contestación. —Meli por favor, perdón por reírme no fue mi intención. —Al igual que antes, ningún sonido sale.

Comienzo a desesperarme, toco cada vez más fuerte la puerta, pero nunca se abre. En ese momento, recuerdo las llaves de repuesto. Corro al cajón de la mesa de noche de mi padre, siempre las tuvo en ese lugar por cualquier emergencia.

Bruno se pone de pie en su cuna tomado de las barandillas.

—Por favor hermanito necesito que te quedes quiero sin hacer nada ¿sí? —Lo vuelvo a sentar.

Trato de abrir la puerta con la esperanza de que alguna de las llaves que tomé sea la correcta. A la quinta llave, encuentro la correcta.

Por fin abro la puerta y mi amiga se encuentra desmayada en el piso. La levanto con cuidado y la coloco en la cama. Busco en el botiquín de primeros auxilios alcohol y algodón. Unto un poco del líquido en el alcohol. Lo acerco a su nariz para que inhale el olor. Poco a poco va recobrando el conocimiento.

—¿Qué paso? —pregunta con su voz debilitada.

—Te desmayaste, será mejor que de quedes aquí descansando. —Se toma la cabeza y trata de levantarse. —Te dije que te quedes acostada, iré a cocinar y comeremos aquí.

Sin dejar que me contestara me retiro y comienzo a ver qué puedo hacer.

El pollo está quemado, pero aún puedo hacer algo con las verduras.

Reviso que tengo y, para mi suerte, queda un poco de carne del otro día, la mejor opción es recalentarla y comerla.

La comida lista, no solo para nosotros, sino que para Bruno también, pongo todo en una bandeja y me voy al cuarto.

—Sebas esto no es necesario. —Comienza a decir.

—Estás débil, necesitas comer —contesto apoyando la bandeja en la cama. —Iré por mi hermano.

Busque a Bruno que por suerte seguía jugando.

—Gracias por entenderme. —Le hablo sabiendo que entendía que no tenía que comportarse mal.

Lleve muchas almohadas y le arme una especia de silla para que pudiera quedarse sentado, así puede comer.

Meli en la cama con la bandeja, mi hermano y yo sentados en el piso, así es como terminamos comiendo.

Lavar los platos nunca fue mi fuerte, pero ahora no me queda otra que hacerlo.

Mientras lo hago, siento una presencia a mi espalda, me giro y mi amiga se encuentra de pie en la entrada de la cocina.

—Te dije que descansaras.

—Necesito hablar contigo —dice tomando asiento.

Su actitud comienza a preocuparme, aunque me comporto algo frio con ella, sabe que quiero lo mejor, pero me molesta no poder saber que le sucede para ayudarla, y se da cuenta.

—¿Qué pasa? —Me siento frente a ella.

—Mis padres... yo... —Empieza a tartamudear y a llorar.

Salgo de mi asiento y la abrazo, no puedo seguir viendo como sufre y no poder ayudarla. Ella está siempre conmigo, cuando algo andaba mal nunca dude en contárselo, sin embargo, no entiendo porque aún conserva su actitud de no contar que le sucede cuando está mal.

—Mi madre me ha echado de mi casa, debo ir por mis cosas. —Logro decir luego de unos segundos de llorar.

—Tranquila chiquilla, sabes que aquí te puedes quedar el tiempo que necesites. —Tomo su rostro en mis manos. —Nunca permitiría que te quedarás en la calle, nunca escuchaste.

Me responde con una sonrisa y me abraza.

No quiero seguir indagando, me gustaría saber el motivo por el cual su madre tomó esa decisión, pero eso lo sabré en otro momento.

—¿Quieres que te acompañe?

—No para nada, debo ir sola —contesta secando las lágrimas que todavía quedan.

Me doy cuenta de que sus manos están temblando, por la época diría que es el frío, pero en estas circunstancias, pienso que son por los nervios.

—¿Podrás manejar? —pregunto agarrando sus manos.

—No te preocupes estaré bien. —Afirma acariciando mi rostro. —Me iré ahora, más tarde vuelvo.


Pasaron las horas y la noche llega.

Melanie acaba de llegar. Está llorando, pero no solo eso, con nuevos moretones en su brazo. Apenas abro la puerta se cuelga de mi cuello y llora.

—Toda estará bien, te lo prometo —digo acariciando su espalda.


La oscuridad ya llego a la casa, Bruno duerme en la cama abrazado a un almohadón. Mientras yo, pienso en todo lo que sucedió hoy.

Primero, descubro que mis padres poseían una cuenta en el banco, con suficiente dinero como para poder mantenernos por un largo tiempo. Segundo mi amiga tiene problemas con sus padres, pero no sé el motivo y no me gustaría presionarla para que me lo diga, sé que necesita tiempo y descansar.

Ahora, lo único que me tiene aliviado es que Bruno no me ha traído problemas, como si supiera por lo que estamos viviendo, está más tranquilo. No me puedo quejar de este chiquitín.

Acaricio su cabeza.

Espero que, cuando crezca, siga siendo igual de tierno, simpático y comprensivo como lo es ahora. Ojalá tenga una vida llena de felicidad y que nunca le falte nada. Deseo que valore todo lo que hago por él.

Me acomodo a su lado y me dispongo a descansar.

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El capítulo del día llego ♥

Hoy es 24 de diciembre eso quiere decir que es ¡NOCHE BUENA! Espero que tengan una velada hermosa junto a todos los que quieren. El mejor regalo que me pudieron dar es el constante apoyo que me dan ustedes, ya llegamos los 1K de lectura, sinceramente ustedes son INCREÍBLES ♥

Muchas gracias por todo el amor que están recibiendo los hermanos Garcías, están muy agradecidos, yo se que lo están jajaja

Les cuento que mañana me voy a ir 5 días de vacaciones, lo único que pido es tener wifi para poder subir los capítulos.

Si el señor wifi lo quiere, nos vemos mañana en un nuevo capítulo.

Como digo siempre, no olvides comentar y/o votar si en verdad lo merece.

FELIZ NOCHE BUENA Y UNA HERMOSA NAVIDAD PARA USTEDES.

Un beso desde Argentina ♥

PD: La parte de multimedia les dejo el link de la canción que nombro.

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