Capítulo 3
Mi día comienza temprano.
Antes de desayunar, aprovecharé para hacer algunos ejercicios. Este mes, me he descuidado un poco, y de paso, activo mi cuerpo para el día largo que me espera.
Subo y bajo las escaleras, que conectan la casa con la terraza. Unos cuentos abdominales, flexiones de brazos y saltar con la cuerda. Nunca me di cuenta de lo ruidoso que puedo ser, hasta que Bruno me lo hace saber con un fuerte llanto.
Corro hasta su cuna y lo encuentro riendo al notar mi presencia.
—¿Acaso de estas burlando de mí pequeñín? —Me contesta con una sonrisa. —Tomare eso como un sí.
Lo tome entre mis brazos y lo llevo a la cocina. Lo coloco en su silla y comienzo a preparar su desayuno.
Si hay algo que mi hermano adora es la leche sabor vainilla, a diferencia de mí, que yo prefería la de sabor frutilla. Mi madre siempre trato de que descubriéramos nuevos sabores por medio de la leche, y efectivamente resultó.
Comienza a beber su biberón y me quedo a su lado cuidando que no se ahogue. Por fin termino, lo deje sentado para que haga la digestión mientras, me preparo el desayuno.
La radio está prendida, la locutora relata el clima de hoy. Estamos en julio, el frío se hizo presente con mayor intensidad. Durante la tarde, la temperatura descenderá unos cuantos grados, pero lo acompañará el sol.
Sentado a su lado, y escuchando la canción del momento, noto que empieza a moverse, a bailar. Está disfrutando de la canción, decido subir el volumen y bailar con él.
Ed Sheeran fue el artista que provoco que bailáramos al ritmo de "Shape of you"
Terminada la canción se quedó observándome, dando a entender que le sacaron su tema.
—Tenía que terminar en algún momento —dije mirando su expresión de enfado. —Ahora, vamos a cambiarte que tenemos un largo día.
Lo lleve a la habitación, lo vestí bien abrigado ya que no quiero que se enferme, pero antes le cambie su pañal, y vaya que lo necesitaba.
—Si te sigo dando de tomar leche de vainilla me mataras cuando te cambie los pañales. —Lo puse en su carrito de paseo.
Lo más rápido que pude, me cambio y me alisto con el abrigo necesario, tomo los papeles de los lugares que visitaremos y mi móvil.
Salimos y una frisa de aire frío nos da la bienvenida a nuestro recorrido.
Caminamos un par de cuadras, hasta llegar a nuestro primer destino.
"Jardín maternal Arco Iris"
Toque timbre y una amable mujer mayor nos abre.
—¿En qué puedo ayudarlo joven?
—Quisiera averiguar sobre el establecimiento para poder dejar unas horas a este pequeñín.
—Claro, pasa por favor.
Al entrar, nos quedamos en un salón de espera. De fondo de puede escuchar risas de niños, y voces de algunas mujeres proponiendo juegos, supongo que serán las maestras.
—¿Tú estás para saber sobre el jardín? —Me pregunta una mujer algo más joven que la anterior.
—Sí, a eso vine.
—Perfecto, pasen por aquí.
Entramos a una pequeña oficina, adornada con temática infantil y algunos juguetes tirados.
—Supongo que viene a averiguar para que se quede él. —Comienza a hablar refiriéndose a mi hermano.
—Sí, en unas semanas comienzo la universidad y no tengo con quien dejarlo por la mañana, así que me propuse a buscar un lugar para que se quede esas horas.
—Te cuento entonces, nuestro jardín posee una amplia franja horaria que comienza a las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde. —Me entrega un papel. —Aquí se detallan nuestras actividades, las distintas comidas que se les da a los chicos, en los casos de ser turno completo y el costo según los horarios.
—Perfecto, yo estaría necesitando que sea por la mañana nada más, y el horario es el ideal para poder dejarlo cuando salgo para ir a estudiar.
Una risa interrumpe nuestra conversación.
—Veo que le ha llamado la atención los dibujos de la pared —dice observando a mi hermano. —¿Cómo se llama?
—Bruno.
—Vaya Bruno, eres un bebé muy lindo y parecido a tu padre.
—Oh no, yo soy el hermano —interrumpí.
—Me disculpo entonces, en esta época los jóvenes también son padres, por eso los asocie. —Se acerca a él. —Ten. —Le entrega un peluche.
Continuamos hablando sobre las comodidades del lugar y, para terminar, dimos una vuelta por las instalaciones.
—Buena Sebastián tienes el número de aquí, cuando te decidas esperamos tu llamado. —Me saluda.
—Muchas gracias, estaré en contacto con ustedes.
Salimos y en la puerta, nos está esperando la misma mujer que nos abrió. Por esto, deduje que se trata de la portera del lugar.
La calle se volvió un poco más cálida que antes, aún no era el medio día, pero se puede notar en el ambiente, que el sol se está asomando lentamente.
Nuestro próximo destino, se encuentra un poco más lejos, pero lo suficiente como para llegar caminando.
Algunas personas se giran a observarme, supongo que deben pensar que Bruno es mi hijo, al igual que sucedió anteriormente. No comprendo el prejuicio que tiene la sociedad sobre tener un hijo joven. Muchos se sorprenden de jóvenes de apenas 17 años que están esperando su primer hijo, yo la felicitaría por tener la valentía suficiente para crían a una personita que dependerá cien por ciento de ella.
Seguí caminando sin prestar atención a los demás. No quiero fijarme en los prejuicios que deben estar pensando, simplemente me quiero enfocar en mi hermano.
Luego de caminar varias, cuadras llegamos.
"Maternidad Sonrisas"
En esta oportunidad, una de las maestras nos abre la puerta, y con algo de fastidio nos hace pasar.
—¿En que lo puedo ayudar?
—Me gustaría averiguar para dejar a su cuidado a él. —Haciendo énfasis en Bruno.
—Por favor toma asiento que ahora te atienden. —Se marchó.
Definitivamente esa chica tiene un mal día, no me deja una buena impresión.
Los minutos pasaron y nadie viene a mi encuentro. Cansado de esperar decido marcharme, camino por el largo pasillo que dirige a la entrada, abro la puerta y salgo.
Nadie se percató de mi presencia y mucho menos, de mi salida.
—Este será un lugar al que nunca vendrás. —Le dije.
Estos dos lugares eran los únicos cercanos, y creo que ya tomé una decisión.
Ahora me dispongo a volver, sin antes pasar por el supermercado.
Entre los pasillos, algunas señoras me detienen para saludar y alagar a mi hermano, él las recibe con una gran sonrisa. No me queda duda que mi hermano será un gran hablador.
Hace una hora que llegamos a casa, y ya no que hacer.
Me puse a revisar mi correo electrónico con la esperanza de encontrar alguna novedad sobre las entrevistas que tuve, pero nada.
Bruno está jugando en su cuna y no me queda hora que comenzar a preparar mi almuerzo.
Mis ganas no son muchas, así que solo me haré unas hamburguesas. Mi celular comienza a sonar con un tono distinto al que tengo seleccionado, y solo hay una persona que tiene un tono distinto.
—¿Tanto me extrañas que ya me llamas?
—Es que no puedo vivir sin ti —bromea la persona que se encuentra del otro lado. —¿Cómo estuvo la salida?
—Bien y mal, en uno de los dos lugares nos atendieron nada más.
—¿Cómo así?
Comienzo a relatarle lo sucedido hace unas horas.
—Vaya, sí que esa chica no tenía ganas de trabajar —comenta mi amiga.
—Por lo menos, ya tengo idea a donde no ira.
—Amigo debo colgar, pasaré por ti más tarde.
—¿Por qué?
—Te olvidaste ¿no? —Me quede en silencio pensando que debía hacer hoy. —Tu silencio te incrimina. —Se burla. —Debo comprar el regalo a mi padre, y te dije que veríamos ropa para ti.
—¡Oh sí! Ya lo recordé, nos vemos más tarde entonces.
Me había olvidado que ya tenía planes para el día de hoy.
Termine de cocinar mi comida, y me dispongo a preparar la de él. Mientras se calienta, lo voy a buscar y noto que no está en su cuna.
La desesperación me invade y comienzo a buscarlo por toda la habitación. No está. Corro a mi antiguo cuarto y tampoco está, hasta que lo escucho reír en su viejo cuarto.
Está sentado mirando por su ventana, riendo con los pájaros que pasan.
—Acaso me quieres matar, Bruno —grite.
Mi mira y comienza a llorar.
—No, no llores perdona. —Lo tome. —Perdón, no llores, simplemente me asuste porque no te encontraba.
Dejo de llorar y continúa mirando el afuera.
—¿Cómo será que habrás salido de tu cuna? —pregunto, pero no recibo respuesta. —Vamos que tu comida ya está.
Comimos, y mientras lo hacíamos, mi tía me llama para saber cómo estaba todo, por suerte, y por ahora, manejo muy bien la situación.
La hora paso y mi hermano se durmió.
Aprovecho esto para darme una ducha antes de irnos, y relajar un poco.
Vuelvo a vestirme, pero no tan abrigado como antes, ya que el sol está iluminando todo.
Sin darme cuenta, el tiempo paso y Meli nos está esperando afuera. Tome todo lo necesario para Bruno, su silla de viaje y baje a entregárselo a ella, y por último lo busque.
—Muy bien pequeñín, iremos a pasear con la tía Meli, ¿me prometes que te portaras bien?
Su risita me lo confirma.
—No sé qué sería de mí sin ti.
Cerré la puerta de entrada, y llegamos al auto.
—¿Listos para pasar una linda tarde juntos? —dice entusiasmada.
—Nos vimos ayer.
—¿Por qué eres tan aguafiestas?
—Porque sería aburrido sino —bromeo.
Entre risas, charlas y compras, la tarde continúa pasando, y nosotros seguimos sonriendo, demostrándole a la vida que podremos salir adelante.
---
¡MUCHAS GRACIAS POR TODO EL APOYO QUE ESTA RECIBIENDO LA HISTORIA! No se imaginan la felicidad felicidad que tengo ♥
Espero que este capítulo les guste tanto como los anteriores.
En la parte de las imágenes, les deje la canción que se nombre en el capitulo para que, si quieren, puedan bailar con Sebastián y Bruno.
Nos vemos en el próximo capítulo, un beso desde Argentina ♥
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top